Un viaje hacia la libertad

Un viaje hacia la libertad

Tiempo de lectura: 6 minutos

“Recuérdame

como un árbol batido

como un pájaro herido

como un hombre sin más.

Recuérdame

como un verano ido

como un lobo cansino

como un hombre sin más”

El estribillo de la canción ‘Ya ves’ da título a la película documental sobre un hombre que fue excepcional y que quería ser recordado como un “hombre sin más”. ‘Labordeta, un hombre sin más’, dirigida por Paula Labordeta y Gaizka Urresti, llega este viernes a la cartelera española. Doce años después de su pérdida, descubrimos al José Antonio más íntimo, en un largo de hora y media que logrará hacer reír y emocionar al público a partes iguales, mientras recorre la vida de Labordeta en un viaje hacia la libertad. 

Paula Labordeta y Gaizka Urresti, directores de la película documental 'Labordeta, un hombre sin más'
Paula Labordeta y Gaizka Urresti posan sonrientes con sus camisetas molonas de la peli

“En 2018, Paula Labordeta me dijo que hacía tiempo que quería hacer un largo documental sobre su padre, y que le gustaría que lo produjera y lo codirigiera con ella”, recuerda Gaizka Urresti, con quien conversamos momentos antes de la premiere de este trabajo en Zaragoza. 

Esta idea surgió “desde el momento en el que ponen el féretro de mi padre en La Aljafería y ves que pasan 50.000 personas con todo el amor, con todo el dolor, y piensas que no hay que dejar caer a esa persona, que no hay que dejar caer la lucha de Labordeta”, recuerda su hija Paula. No obstante, era necesaria “una distancia real de la enfermedad, porque fue muy dura, y cuando estuvimos dispuestas se lo comenté a mi familia”, con el deseo de crear una película “mucho más íntima de lo que se había hecho, más sincera por nuestra parte”, y que pasaba por “enseñar quién era Labordeta de verdad, la persona, no el personaje”. 

Así se embarcaron en este viaje que despertará el interés del público porque “más allá de si conoces a Labordeta o si te gusta, es una película familiar, que habla sobre la pérdida, la ausencia y el conocimiento del padre o el marido”. “Es una película universal”, apunta Urresti. Al director y productor, que conocía a Labordeta, le sorprende especialmente que el cantautor y político no dejara la enseñanza hasta mediados de los años 70, porque en el país, a pesar de su éxito, no se daban las condiciones económicas como para que pudiera vivir de su faceta creativa. 

Imagen del diario inédito en la película 'Labordeta, un hombre sin más'
Portada del diario que nos lleva a conocer al Labordeta más íntimo

EL DIARIO 

En el proceso de documentación de la película encontraron un nuevo diario de Labordeta que nos descubre a una persona “insegura, que desconfiaba de sí mismo y de si lo que hacía tenía sentido, y es curioso ver a alguien tan exitoso, tan grande y admirado, que duda y que tiene un poco el síndrome del impostor”, comenta Urresti. 

El diario apareció cuando Juana de Grandes, mujer de Labordeta, comenzó a revisar sus libros de memorias y papeles para iniciar la documentación del documental. “Entonces descubre este diario, un cuaderno muy humilde de anillas, lo lee en soledad, le choca, le toca, lo comparte con sus hijas” y proponen utilizar ese material para dar protagonismo a la voz de Labordeta en la cinta, un diario que se ha llevado a la pantalla gracias al trabajo gráfico de Pedro Santero, de modo que Labordeta se convierte, con su diario, entrevistas y material audiovisual, en un narrador más. 

“Lo bueno del diario es que es lo que pensaba y sentía José Antonio Labordeta en presente, cuando se casa, cuando le censuran el primer disco, cuando hace el concierto de 1973, cuando tiene un sentimiento de derrota con la unión del PSA con el PSOE”, relata el dire, subrayando que, de este modo, vemos cómo se sentía él, pero también “cómo estaba el mundo”

José Antonio Labordeta, como pregonero de las fiestas del Pilar, en una imagen de la película 'Labordeta, un hombre sin más'
Labordeta ejerciendo de pregonero en las fiestas del Pilar

LABORDETA ÍNTIMO 

Paula Labordeta incide en que esta visión del “Labordeta más íntimo”; nunca visto, nos muestra a la persona “más frágil, más dubitativa, más real” y hará que el espectador conozca qué le llevó a crear el Canto a la Libertad, por qué fundó el PSA, Andalán, o por qué mandó a la mierda a varios diputados del Congreso en una de sus intervenciones más conocidas por todos en el parlamento. 

El rodaje ha sido para todos “un viaje físico y emocional” que les ha llevado a lugares clave en la vida de José Antonio Labordeta, como Teruel, Canfranc o Zaragoza, y se ha prolongado en el tiempo, dado que el final de la película “lo rodamos en septiembre de 2021, fruto de haber encontrado unas imágenes de archivo que no conocíamos”, detalla Urresti. Codirigir con Paula ha sido “un trabajo mano a mano, montamos en mi productora, hemos llorado mucho, hemos reído mucho, es una película muy emocionante”; y damos fe de ello porque pasamos de la lágrima a la risa en varios momentos en su premiere zaragozana. 

Para Paula, codirigir este trabajo “ha sido una maravilla” y ha agradecido a Gaizka que se metiera “hasta el fondo” en el proyecto y que entendiera “perfectamente” la visión de Labordeta a través de las mujeres que marcaron su vida, su mujer, sus hijas y nietas. “Es bestial cuando consigues ver en pantalla lo que tenías en la mente desde el principio”, afirma la directora.

 

Juana de Grandes y sus hijas, Paula, Ana y Ángela Labordeta, en una imagen del documental 'Labordeta, un hombre sin más'
Juana de Grandes y sus hijas, Paula, Ana y Ángela. Las mujeres Labordeta reunidas en una escena del docu

Mostrar a ese Labordeta más íntimo “a lo mejor es un poco arriesgado por mi parte, pero es lo que quería, no hacer un documental diciendo qué bueno era y qué guapo era, no tenía interés en eso”, explica Juana de Grandes a Secuenciadas. En su caso, vivió el rodaje con tanta naturalidad que “no me enteraba ni de que había cámaras” y está muy emocionada con la llegada del docu a los cines, “con ansia de que guste y muy agradecida a todos los que han intervenido” en este trabajo. 

Ángela Labordeta, que ha ejercido también como guionista junto a Miguel Mena, coincide con su madre en que se ofrece “una visión de Labordeta nueva” y que la peli ha sido “un viaje francamente bonito, en el que nos hemos encontrado con gente muy entrañable y ha sido un placer volver a descubrir a José Antonio Labordeta y verlo en sus fragilidades, que es lo más humano y lo más bello”. “Espero que guste y que en Aragón se reivindique a Labordeta como debe ser”

Ana Labordeta señala que el rodaje fue “un viaje en el que hemos buceado en el pasado, en los recuerdos y las emociones” y ahora que el trabajo llega a los cines “siento mucha emoción”. “Espero que la gente lo vea, que lo disfrute, que se emocione y que se deje llevar por este viaje” que es, en su opinión, “un canto a la esperanza” que pone de manifiesto muchos valores, como el valor del compromiso, de la lucha, de la familia o de la amistad. “La vida no es fácil y hay muchos momentos de sombras, pero Labordeta te enseña que cuando uno se cae, hay que levantarse y seguir trabajando y luchando”.

Premiere de la peli en Zaragoza

UN LEGADO VIVO  

José Antonio Labordeta fue profesor, cantautor, comunicador, político y escritor, llevó el nombre de Aragón a todos los rincones de España y marcó a toda una generación, pero su legado no termina ahí. Citando al historiador Eloy Fernández Clemente, Gaizka Urresti cree que Labordeta es “el aragonés más conocido del siglo XX y, sin duda, el más querido”, incluso fuera de esta comunidad. “Es patrimonio de Aragón”, considera, recordando la lucha de Labordeta y de muchos otros por crear este Aragón moderno y contemporáneo. 

Paula destaca que “Aragón y Labordeta son inseparables, pero creo que darle todo el protagonismo a él también sería un poco falso. Él fue la punta de lanza en esa lucha por un Aragón moderno, pero detrás hay una serie de gente y esta película también es eso, un homenaje a una generación” de personas que luchó para que “esta tierra saliera de la oscuridad y estuviera a la altura de otras autonomías, como nos merecíamos”. “Fue una lucha colectiva”, recalca. 

Tras su presentación en varias ciudades españolas, esta película con equipo cien por cien aragonés llega a las salas este viernes, 23 de septiembre, en la semana en que se conmemora el 12º aniversario del fallecimiento de Labordeta (19 de septiembre de 2010). “Más de 30 copias para un documental es algo inusitado”, opina Gaizka Urresti, incidiendo en que “pocos documentales y pocas películas españolas independientes como la nuestra estarán con 30 copias en los cines”. 

El documental ha sido producido por Urresti Producciones junto con la AIE Un hombre sin más, con la colaboración de Aragón Televisión y la ayuda de la Diputación de Zaragoza, el Ayuntamiento de Zaragoza y el Gobierno de Aragón.

Ver trailer

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El Olvido del Mar

El Olvido del Mar

Tiempo de lectura: 7 minutos

Padre de la oceanografía y fundador del Instituto Español de Oceanografía, Odón de Buen nació en Zuera (Zaragoza) en 1863. De orígenes humildes, realizó su primer viaje en barco con 22 años y esa experiencia le cambió la vida para unirla para siempre al mar. A pesar de ser uno de los científicos más ilustres, es para muchos un gran desconocido.

La directora Mirella R. Abrisqueta ha decidido rescatar su figura en el documental ‘El Olvido del Mar’, una docuficción que protagoniza el actor Carmelo Gómez y que realiza la productora Sintregua Comunicación. Tras rodar en Mónaco, el sur de Francia (Banyuls-sur-Mer), Palma de Mallorca, Murcia (Cabo de Palos) y Madrid, el equipo ha rodado las últimas escenas de este trabajo en Zaragoza, en un plató con croma. Este azul eléctrico luego será cambiado en pospo por un mundo imaginado por la directora, en el que el actor irá contando al espectador pasajes de las memorias reales del protagonista.

Carmelo Gómez se mete en los pensamientos del erudito de Zuera.

“Odón de Buen es un personaje conocido para quienes hacemos divulgación científica”, indica la dire, Mirella R. Abrisqueta, a Secuenciadas. En su caso, había realizado un reportaje previo sobre su figura, pero “hasta que no profundizas no te das cuenta de lo importante que realmente era y lo internacionalmente conocido que fue en su época”, destaca. 

Odón era una superestrella del mar y se descubre cuando uno se empieza a documentar “y te sorprende positivamente, porque es más interesante de lo que pensabas”. No solo fue el padre de la oceanografía española, sino que además fue “un visionario”, por la concepción general del mar que tenía, de la importancia de las mareas y los seres vivos, en un momento en que en España “escasamente se hablaba de pesca o de la costa”, pero también porque tenía una visión ecologista, aunque esa denominación no existiera en su época, y le preocupaban cuestiones como la contaminación de las aguas o la escasez de la pesca, problemas actuales también. Por este motivo, el documental no solo recoge la figura del científico, sino también su legado que “llega hasta hoy en día”. 

La dire Mirella R. Abrisqueta revisa el plano junto al dire de foto Jorge de Bautista; ¡parece el anuncio de la lotería!

Para aproximarse al personaje fue necesario un proceso de documentación que se prolongó durante meses para encontrar información, imágenes y recursos. “Leímos su biografía, y son 80 años de vida y era un hombre muy meticuloso”, por lo que dejó una ingente cantidad de documentación para revisar. También recurrieron al libro escrito por su biógrafo, Antonio Calvo Roy. No obstante, “el hecho de tener sus memorias escritas por él ayuda mucho, porque es como si pudieras hablar con él, te cuenta un montón de acciones, pero también sus pensamientos”, que se reflejan en el documental como hilo conductor de la historia y nos permitirán conocerlo gracias a la interpretación de Carmelo Gómez.

La docuficción se ha dividido en tres partes: entrevistas a expertos; la recreación a través de animaciones del personaje y hechos ocurridos a finales del XIX y principios del XX; y una tercera, que es el hilo conductor de la narración, basada en las memorias de Odón de Buen, que “nos hacen viajar en el tiempo” y conocer acontecimientos como su primer viaje en barco o cuando lo meten en la cárcel 

UN EQUIPO A LA ALTURA DEL PERSONAJE 

A Mirella R. Abrisqueta, directora y guionista de ‘El Olvido del Mar’, le acompañan en este trabajo Ana Esteban, como directora de producción; Jorge de Bautista, como director de fotografía en plató; Juan Plaza y Jorge Claver, como directores de fotografía en las entrevistas; Raúl Navarro, en la dirección de arte e ilustrador; Marisa Fleta, en la edición y cámara; Javier Gracia, como cámara y Xreality Studios, en la postproducción y entornos visuales del plató.

Como actor principal, en la piel de Odón y ejerciendo de narrador, encontramos a Carmelo Gómez. “Desde un principio tuvimos claro que queríamos a un actor como Carmelo”, recuerda Mirella. Le propusieron participar en el docu y el actor pidió ver el guion, conocer a la directora y, tras todo ello, planteó un par de cambios para reforzar el papel de su personaje, de modo que ha pasado a tener más presencia y ser el hilo que une toda la historia. 

A punto de darle a la claqueta para rodar el siguiente plano. Dani Orta al fondo, Premio Simón a mejor sonido 2022

“Es un actor que conozco, he visto sus películas en el cine, tiene una voz muy potente y sus partes son, en la mayoría, monólogos”, explica Abrisqueta. Además, Carmelo comparte con Odón su pasión por el mar, practica el buceo y, precisamente, “nuestro documental empieza buceando en Murcia”. “Conoció el personaje y enseguida nos dijo que sí”, rememora la dire.

PASIÓN POR EL MAR

“Ella supo de mi afición al mar y al buceo por las redes, y el hecho de que ya tuviese una vinculación con el mar lo ganó todo”, considera el actor, que reconoce tener esa pasión en común con el protagonista de este documental, un amor por el mar que “a veces pensamos que es el cielo, y a veces el infierno”. 

Antes de iniciar este trabajo, el ganador de dos premios Goya, Carmelo Gómez, no conocía a Odón de Buen, un personaje que encuentra “fascinante”, si bien lamenta lo “doloroso y cruel” que es saber que se intentó borrar su trabajo tras el golpe de Estado del 36. “La investigación tiene una mirada hacia el futuro, hacia los demás, y me parece muy bien el esfuerzo que Mirella y todo su equipo están haciendo para sacar este trabajo adelante”, afirma. 

En las fotografías que ha visto de Odón de Buen se encontró a un hombre que parece “retraído, rígido, por ser más un intelectual que un hombre de acción”, pero al conocer “toda su épica, te das cuenta de que ha estado en todos los mares y en todos los barcos del mundo, con todos los investigadores, dando charlas, ha sido profesor de universidad, ha estado en la cárcel”. Era un hombre con una vida “realmente ajetreada”, que se va descubriendo en la pantalla a través de su diario. 

Mirella R. Abrisqueta llegando a Zuera caminando, allí se encuentra a Carmelo Gómez con el alcalde. Foto de Emilio Gazo.

El actor recuerda que, al conocer el proyecto, propuso a la directora: “seamos Odón y no seamos Odón” y así surgió la idea de una persona que encarna a Odón, pero que deja claro en todo momento que es el narrador. “Soy yo vestido para estar por casa o pasear por la calle y al leer su diario, vienen algunos retazos de su vida”, lo que da una referencia para ir colocando en el docu el resto de entrevistas y material. 

Carmelo reconoce que disfrutó especialmente del rodaje en Murcia, porque tuvo que bucear con una cámara “allá abajo conmigo, como pez en el agua” y aquel día “hasta los peces colaboraron”. Del trabajo destaca su faceta didáctica, pero también “ese placer de la visión del mar” que ofrece. “¿Hay algo más apasionante? Después de la luna, el mar, ¿no?”. Sí, Carmelo, a todo que sí, nos encantan la luna y el mar y juntos, mejor que mejor. 

Carmelo Gómez (o eso nos dicen), como pez en el agua en Cabo de Palos (Murcia).

CONOCER A ODÓN 

Gómez confía en que este trabajo permita “poner a Odón de Buen en el lugar que merece”, una opinión que comparte con la directora Mirella R. Abrisqueta. “Este es un primer paso maravilloso para conocer a este personaje de Zuera”, manifiesta el actor. A esta misma labor contribuye el Instituto Español de Oceanografía (IEO), que ha querido homenajear a su insigne fundador bautizando con su nombre al mayor y mejor buque oceanográfico de su flota, un barco que en estos momentos se está construyendo en Vigo y que en 2024 surcará todos los océanos del planeta, por lo que el legado de Odón está más vivo que nunca.

El documental se estrenará en marzo de 2023, cuando se cumplirán veinte años desde que se trajeron sus restos mortales a Zuera desde México, donde el oceanógrafo falleció en 1945, exiliado y sin ver entonces sus memorias publicadas. Como no podría ser de otra manera, la primera proyección tendrá lugar en su Zuera natal, para después comenzar a navegar de nuevo por el mundo. 

“Un proyecto como este es posible con las subvenciones y el apoyo público de instituciones como el Gobierno de Aragón, la Diputación Provincial de Zaragoza, Aragón TV, el Ayuntamiento de Zuera y el Instituto Español de Oceanografía, sin su apoyo no sería posible hacer el documental”, concluye Abrisqueta. 

Directora y actor posan relajados en sus últimos días de rodaje: ¡reto conseguido!

La directora Mirella R. Abrisqueta, socia fundadora de la productora Sintregua Comunicación, lleva más de 20 años trabajando en el sector audiovisual. Autora de media docena de documentales, su trabajo más reciente es la docuficción ‘La mujer que soñaba con números’, dedicada la matemática María Andresa Casamayor, autora del texto científico más antiguo que se conserva, escrito por una mujer. Combina su carrera de documentalista con la de creadora y directora de programas de televisión, como la miniserie ‘Heroínas con maña’, sobre Los Sitios de Zaragoza o el programa ‘En ruta con la ciencia’. 

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¿Tienen fecha de caducidad los glaciares?

¿Tienen fecha de caducidad los glaciares?

Tiempo de lectura: 5 minutos

Esta es una de las preguntas a las que da respuesta el documental ‘The melting point’, dirigido por Adrián San Román. El trabajo, que surge como proyecto de final de master del dire, ha ganado el premio Prisma a la divulgación científica y explica la evolución que están teniendo tres glaciares pirenaicos, Ossoue, Maladeta y Aneto. 

Imágenes espectaculares de los Pirineos. ¡Ojalá hacer CHAS y aparecer allí! (Fotograma ‘The melting point’)

“Cursé un master de reportaje documental transmedia en la Universidad Carlos III y el proyecto final era hacer un reportaje documental”, explica San Román a Secuenciadas. “Empezó siendo un proyecto muy austero”, reconoce, si bien después “se fueron apuntando amigos”, se vinieron arriba y acabaron formando un equipo de nueve personas para investigar qué está pasando a los glaciares del Pirineo.

Un exhaustivo trabajo de documentación, con libros de la colección Prames y otros aconsejados por el investigador Pierre René, y visitas a los lugares de grabación para conocer el entorno y “cuáles serían los glaciares más interesantes y más característicos para poder grabar”, llevó al realizador a elegir estos tres gigantes de la nieve y el hielo para su trabajo. Ossoue por ser uno de los que más se estudia cada año; Maladeta, por tener un amplio recorrido histórico en cifras; y Aneto, por ser el único que dispone de una estación meteorológica que mide su temperatura y, además, el más grande de los tres. 

Aunque no era la primera vez que Adrián San Román se calzaba las botas de montaña y visitaba un glaciar, “sí era la primera vez que iba a trabajar en ellos”. Y, obviamente, es algo muy diferente. Cuando uno sube a la alta montaña, normalmente llega a la parte más alta, disfruta del logro, y regresa, porque son zonas “muy hostiles, y no es agradable quedarse ahí”. Sin embargo, si uno sube a trabajar necesitará pasar tiempo allí, “cinco o seis horas en condiciones duras, de frío, ventisca, de sol que te puede quemar la cara y la cornea, como fue mi caso por no tomar las precauciones necesarias”, relata. 

Pero, ¿por qué elegir los glaciares para este trabajo? El director lo tenía claro: “siempre me ha gustado mucho la montaña, vengo de una familia muy montañera” y los glaciares reunían la espectacularidad de las imágenes de montaña con el interés que tienen como grandes indicadores de lo que el cambio climático está provocando en el planeta. “Queríamos que a nivel de divulgación científica tuviera mucho peso, además de imágenes espectaculares, y en esa conjunción encontramos los glaciares”, resume. 

El equipo, durante el rodaje, a vista de pájaro, o de dron.

MESES DE PREPRODUCCIÓN

El rodaje necesitó, por tanto, de mucho entrenamiento previo. El director y los cámaras, Diego López y David Puerta, dedicaron sus fines de semana a subir a la montaña cargando con el equipo, para comprobar cómo sería grabar allí y permanecer “en esas temperaturas”. “No hicimos todo el aclimatamiento que nos hubiese gustado y de ahí algunos sustitllos que nos llevamos”, recuerda San Román, para indicar que el documental se grabó en diez días, pero la preproducción les llevó “meses y meses”. Utilizaron cámaras sony A7SII y Canon 6D y un dron Mavic Pro 2 que han dado lugar a unas imágenes alucinantes. 

En media hora, ‘The melting point’ nos lleva a recorrer los tres glaciares acompañados por el presidente de la Asociación Morraine y guía de montaña, Pierre René, junto a su equipo; el co-director de Spesa Ingeniería, Eduardo Lastrada; y el investigador y divulgador científico, Javier del Valle. Y otra pregunta nos surge al verlo, ¿son los glaciares enfermos terminales? “Eduardo los llamaba así, decía que tenía la sensación de que, cuando los estudiaba, estaba estudiando enfermos terminales y eso quizás es porque Maladeta es uno de los glaciares que más rápidamente están despareciendo”, detalla, al apuntar que la inclinación y la exposición al sol están causando un retroceso “muy acelerado”. 

No obstante, hay otros glaciares donde ese retroceso se ha frenado, como Infiernos, que lleva “prácticamente diez años estancado y es porque se ha quedado en la zona de umbría de la cordillera y el sol ya no le da tanto, se ha quedado en una forma residual, en la que no puede considerarse tanto glaciar, sino helero”. En todo caso, “cada glaciar es un mundo, retroceden a distintas velocidades”. 

Todo esfuerzo tiene su recompensa. Javier del Valle en pleno ascenso pirenaico.

DESPEDIR A LOS GLACIARES

Este trabajo recibió el premio Prisma, “los galardones más importantes o prestigiosos de España a nivel de divulgación científica”. San Román reconoce que recibir este premio fue “un subidón” y fue entonces “la primera vez que pensamos que habíamos hecho algo que era bueno y útil, que serviría para la divulgación”. 

Como bonus track, y en este caso nunca mejor dicho, el documental finaliza con una canción cedida por Jorge Drexler, ‘Despedir a los glaciares’. “Soy muy fan de Jorge Drexler y cuando escuché su canción pensé que le iba como anillo al dedo al documental”, asegura el director. Por ello, contactó con el manager del cantante, le explicó el trabajo y le envió una primera versión. El artista se quedó in love del trabajo y cedió su tema. “Fue genial contar con su canción porque, aunque está dedicada a los glaciares de Bolivia, no de los Pirineos, se ajusta muy bien a la idea final que queremos contar con el documental y es que, a pesar de que sabemos que van a desaparecer tenemos que despedirnos de ellos y de la mejor manera, que es estudiándolos”.  

En los próximos meses esperamos poder ver este docu en Aragón TV y que siga su exitoso camino, una trayectoria en la que ha intentado llamar la atención sobre “el modo de relacionarnos con el medio ambiente”. El estado de los glaciares y su evolución nos debería llevar a una reflexión: “puede que a estos glaciares tengamos que darlos por perdidos, pero no podemos perder ni uno más. Tememos que empezar a frenar el calentamiento global, a estudiar cómo se comportan estos glaciares para, si vemos esos mismos síntomas en otras cordilleras, poder dar un toque de atención” y que no se pierda “ni uno más”.  

Una de las impactantes conclusiones del docu ‘The melting point’

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Manuel Vilas y sus doppelgängers

Manuel Vilas y sus doppelgängers

Tiempo de lectura: 6 minutos

Cuando el actor Pepe Viyuela recomienda un libro no hay más que decir, hay que hacerle caso y comenzar a leerlo. Eso le ocurrió al director German Roda, quien siguió el consejo del popular actor y se adentró en el mundo de recuerdos que teje las páginas de ‘Ordesa’, del escritor barbastrense Manuel Vilas. Y claro, se enamoró de esa historia creada de vivencias particulares, pero tan universales que ha atrapado a lectores de todo el mundo. 

Así surgió el documental ‘Vilas y sus dobles’, estrenado mundialmente en la 49 edición del Festival Internacional de Cine de Huesca y que, como el libro, llega dispuesto a deslumbrar a los espectadores con sus imágenes aéreas del valle de Ordesa. También cuenta con reflexiones sobre la vida que todos nos hacemos y recupera otros textos y poemas de la extensa trayectoria del escritor a quien, en pantalla, acompañan los actores Pepe Viyuela, José Sacristán, Itziar Miranda, Cristina Gállego y, con su voz en off, Carmelo Gómez. Un trabajo que os va a atrapar y que todo el equipo ha querido dedicar a la memoria del productor de Aragón TV, Jaime Fontán, recientemente fallecido. 

Patricia y Germán Roda, junto al escritor Manuel Vilas, emocionados antes del estreno del docu en Huesca

“La idea de hacer ‘Vilas y sus dobles’ nació de nuestro anterior documental, Marcelino, el mejor payaso del mundo, recuerda Germán Roda, y en el que el prota era Pepe Viyuela. El último día de rodaje estaban satisfechos con el trabajo realizado, pero “un poco tristes” porque lo habían terminado, y pensaron en llevar a cabo otro proyecto juntos. Pepe Viyuela, que bien podría convertirse en agente de Manuel Vilas por la de veces que ha recomendado y regalado su libro, le explicó a German que estaba fascinado con este escritor aragonés. El cineasta lo leyó y quedó conmovido: “pensé que ahí había algo, que me gustaría hacer algo con eso”, así que contactaron con Vilas que, a su vez, quedó fascinado con la idea de realizar un documental y, dos años y una pandemia después, lo han estrenado en Huesca

No os vamos a spoilear mucho si os avisamos de que si alguna vez hacéis una videollamada con Germán Roda es probable que la grabe, porque este hombre encuentra buen material de rodaje en las circunstancias más insospechadas. Con un zoom pandémico junto a Viyuela y Vilas comienza la historia de este documental que se basa en un 70 por ciento en el libro ‘Ordesa’, pero también en trabajos anteriores del autor. 

“Lo que me pasó y he querido transmitir es que Manuel, contando en primera persona su vida, parece que estaba hablando de la mía”, una sensación que ha querido llevar a la pantalla. Esto, que una vez visto el docu parece tan sencillo, es muy difícil de llevar al audiovisual y Roda, con su sello de calidad en todas sus obras, lo ha conseguido de varias maneras. 

El escritor Manuel Vilas bien rodeado de Pepes, los grandes Viyuela y Sacristán, hablando de sus vidas y recuerdos

HABLAR DE LA VIDA 

En primer lugar, con la colaboración de “grandísimos actores que estaban igual de apasionados que yo con la obra de Manuel”, matiza Roda, y que han interpretado ante la cámara algunos textos del escritor. En segundo lugar, creando un juego en el que ha transformado los textos en una voz en off y los ha unido a imágenes de Ordesa y a fotografías familiares del autor

Por último, con una conversación entre los dos actores Pepes, Viyuela y Sacristán, y el propio Vilas, en la que disertan de los más diversos temas, como el amor, la muerte o los recuerdos. Aunque inicialmente la conversación estaba marcada por los temas que trata ‘Ordesa’, “lo bonito es que no se habla solo de Manuel Vilas y su obra, sino que hablan de la vida”, de una forma a momentos divertida, en otros tierna o cruda. 

Pero, ¿por qué llamar a este trabajo ‘Vilas y sus dobles’ si el autor es único en su especie? El director detalla a Secuenciadas que el título viene del concepto del doppelgänger, un vocablo alemán que hace referencia al doble, al que camina a tu lado. “Manuel Vilas escribe en primera persona y le da la información a un narrador que cuenta la historia, como pasa en ‘Ordesa’, por lo que en el libro muchas cosas son del propio Vilas y otras son ficcionadas, pero quien lo lee no lo puede saber”, observa. Los actores “también hacen lo mismo, cuando interpretan un papel hacen de dobles, se transforman” y, de esta reflexión, surgió la idea del título y de la conversación entre autor y actores en este trabajo que se rodó en Madrid, Zaragoza, Huesca y su provincia, especialmente en el valle de Ordesa.  

El dire, Germán Roda, ofrece unas indicaciones de última hora a Vilas y sus dobles

RENDIDO A SUS PIES 

El escritor Manuel Vilas recuerda, por su parte, que cuando Germán Roda se puso en contacto con él para explicarle el proyecto: “me sedujo y me encantó la idea”. Le fascinó el entusiasmo y las ganas de hacer este trabajo que le transmitió el director y, además, “cuando vi lo que había hecho con ‘Marcelino, el mejor payaso del mundo’, me rendí a sus pies, me pareció un documental extraordinario”. De esta forma, le dio a Roda “absoluta libertad para hacer lo que quisiera a partir de mis textos” y asegura que “ha sido un lujo” verse acompañado en este trabajo por los grandes actores que dan vida a sus letras. 

Expectante ante el estreno, dado que no había visto la obra antes de su proyección en Huesca, el escritor destaca que estrenarlo en este festival es “una maravilla”. “Hay que ser profeta en tu tierra, eso es señal de que van bien las cosas y de que hay un buen entendimiento entre los creadores y el sitio donde nacen y esa idea de que nadie es profeta en su tierra hay que desterrarla porque es una idea antigua; lo moderno es que quien haga cosas interesantes las haga para sus conciudadanos y para mi, que soy nacido en Barbastro, estar en Huesca es como estar en mi casa”. 

‘Ordesa’, publicada en 2018, lo lleva petando fuertemente desde entonces y su éxito ha sido para el autor “una experiencia maravillosa” con la que ha vivido “un auténtico torbellino de emociones”. La novela sigue traduciéndose en otras lenguas y, según reconoce Vilas, “estoy encantado”. Autor conocido y reconocido, el próximo mes de septiembre publicará una nueva novela, ‘Los besos’. Y estamos convencidas de que Pepe Viyuela la leerá y recomendará con afán. 

Germán Roda y José Sacristán leyendo sus párrafos favoritos de la obra de Vilas, en un momento del rodaje

COMO UN REGALO 

Una de las actrices del docu, Itziar Miranda, se reconoce también seguidora de la poesía que escribe Vilas, así que si os cruzáis con ella y habláis de vuestra pasión lectora, es fácil que también os recomiende al autor. “He sido una amante de la obra de Vilas desde siempre, sus novelas me han estremecido, me han sacudido”, por lo que participar en este docu es “como si los Reyes Magos me hubieran invitado a subir a su cabalgata, aunque tengo una participación súper pequeña, pero estoy súper contenta”, resalta la actriz. 

El docu, con guión, dirección y montaje de Germán Roda, cuenta con Patricia Roda (Estación Cinema) en la producción ejecutiva; David Ramos en la dirección de fotografía; Natalia Ruiz en el diseño y postproducción; Asís Ayerbe en foto fija; Julio Domínguez como steadycam y a los mandos del dron que ofrece esas espectaculares imágenes aéreas del valle; Nacho Blasco en mezcla de sonido y Jaime Fontán como productor delegado de Aragón TV. Aquí podéis ver el trailer que comienza con toda una declaración de intenciones: “hay muchas formas de vivir, pero la vida solo permite ser contada si ves en ella un viaje”.

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«Descubrí que el escenario era un lugar en el que me sentía libre y no me bajé nunca más»

«Descubrí que el escenario era un lugar en el que me sentía libre y no me bajé nunca más»

Tiempo de lectura: 13 minutos

El actor zaragozano José Luis Esteban se define a sí mismo como un vehículo diésel, que ha ido cogiendo velocidad de crucero en su carrera profesional y está en continua reinvención, un “culo de mal asiento” que mantiene intacta su pasión por aprender. 

Nosotras lo vemos como un fórmula 1, en el que todas las piezas encajan como un reloj para cumplir con sus metas. Tenaz, persistente, apasionado. Actor, dramaturgo y poeta, pero por encima de todo actor, de larga trayectoria en teatro y, después, en televisión y cine. Entre sus últimos trabajos en el audiovisual, sus apariciones en las series ‘Servir y proteger’, de TVE, y ‘El último show’, de Aragón TV. 

Charlamos con él sobre los inicios de su carrera, sobre la necesidad de entender el mundo para explicarlo en los escenarios o en las letras de sus textos. Admirador de Berlanga y orgulloso vecino, en su juventud, del barrio de San José de Zaragoza, os invitamos a conocer a José Luis Esteban en este ‘Secuenciando a’.     

¿Qué te llevó a ser actor?

Surgió en el último curso de Bachillerato, en el instituto, convocaron un taller de teatro, un profesor de francés, para montar ‘La cantante calva’, una obra de Eugène Ionesco. Jamás había pensado en el teatro ni remotamente, me parecía una de esas cosas absurdas en el mundo, que existían no se sabía muy bien por qué. Pero entonces, haciendo el taller en el instituto, me subí al escenario y ahí hubo un click brutal, porque yo era un crío muy tímido, con muchos problemas para entablar una relación cordial con el mundo, con mis compañeros y conmigo mismo y, de repente, el escenario era un lugar en el que yo me sentía libre. Y encima sentía que con lo que hacía la gente se lo pasaba bien; el escenario contribuyó a mejorar mi autoestima y entonces ya no me bajé nunca más. 

A partir de ahí montamos un grupo aficionado de teatro, fuimos por los pueblos, en los años 80, íbamos en tren o en autobús, con la maleta al hombro, nos pagaban lo que nos pagasen, ni me acuerdo. Luego me puse a estudiar Filología enseguida, la literatura me salvó la vida, y me matriculé en la escuela de teatro y con 22 años me monté una compañía de teatro con colegas. Y pasamos directamente de que nos gustara mucho el teatro a deber un huevo de pasta, y allí empezó la cosa. 

¿En ese momento comienza tu carrera profesional? 

Sí, estando en la escuela de teatro, en primero, hay una compañía, el Teatro de la Ribera, que buscaba gente para un espectáculo y me hacen el primer casting de mi vida y, sorprendentemente, me cogen. Ese fue el verano del 85, mi primera gira cobrando dinero, 3.000 pesetas por función. Me quedaba afónico después de estar cantando en la furgoneta, después de seis horas seguidas de viaje, todas las canciones que sabíamos porque aquello era una fiesta. 

Si no fueras actor, ¿dónde te encontraríamos actualmente?

En la universidad, dando clase. Al acabar la carrera, acabé a la vez Filología y la escuela de teatro, enseguida montamos la compañía, pero simultáneamente hubo un concurso público en la Facultad de Educación, me presenté, me lo dieron y estuve trabajando tres años en la universidad, dando clase. Salí espantado, porque el escenario era una competencia muy dura, pero estuvo bien y me permitió ganar dinero en un momento raro de mi vida, en que era todavía muy jovencito. 

«El oficio ha sido muy generoso conmigo»

Empezaste en el teatro, pero ¿cómo diste el salto a la tele? 

La tele vino muchísimo, muchísimo después. De hecho, todos los días me levanto, abro los ojos y pienso “gracias azar, cosmos, Paulo Coelho”, porque he hecho muchas cosas que no imaginaba ni en mis mejores sueños. En ese sentido, el oficio ha sido muy guay, muy generoso conmigo.

Empecé a hacer televisión en serio en el año 2004, hace cuatro días en comparación con los años que llevo en el oficio y fue porque fui a Madrid a trabajar, con un montaje del Centro de Arte Dramático de Aragón, que se titulaba ‘Misiles melódicos’, estuvimos en el Teatro Español de Madrid y entonces yo dije: “esta es mi oportunidad”. Venía de hacer una serie de trabajos muy buenos con el Centro de Arte Dramático de Aragón, Ricardo III, que había tenido mucha repercusión, me habían dado un par de premios de interpretación y sentía algo que nunca había sentido, que estaba en una situación distinta y que necesitaba dar un paso más allá. Así encontré mi primera representante, empecé a hacer mis primeros episódicos, teniendo en cuenta que yo no había hecho nunca tele, lo que quiere decir que lo hacía muy mal, era muy distinto, sobre todo la manera de trabajar. 

Aunque los fundamentos son los mismos, cuando te has educado en un ecosistema donde lo único que existe es determinada manera de hacer el teatro, que no digo que sea buena, además, descubrí que tenía que desaprender todo lo que había aprendido y cuando llegué y me puse delante de una cámara me di cuenta de que tenía que volver a desaprender todo lo que había aprendido después de desaprender por primera vez. Veo, aunque no los veo nunca, mis primeros trabajos en ‘Siete vidas’, en ‘Matrimonio con hijos’ y pienso: “eras un pringadillo, chiquillo, no sabías de qué iba el oficio realmente”. En ese sentido creo que mi carrera es como yo, un poco diesel. Luego la aparición del cine fue ya el summum porque adoro el cine. Y todo nos lleva al ahora, un momento de una ilusión tremenda porque veo que tantos años de oficio me ponen en situación de aprender de verdad

¿Cómo fue el aterrizaje en el cine?   

En cine he hecho papeles secundarios, media docena de películas, he hecho muy poco cine en realidad. Con el primero que hice cine, aunque fue un mediometraje, fue con mi amigo José Miguel Iranzo, que falleció el verano pasado. Él rodó en 1996 un mediometraje en 16mm, titulado ‘Tempora y Violeta’, que fue un hito en el audiovisual aragonés porque era la primera vez que un realizador de aquí se metía en un pollo como aquel. A mi amigo Iranzo le debo que fue el primero que confió en mí para algo que no fuera teatro. Luego fue Paula (Ortiz), en ‘De tu ventana a la mía’ (2011) me hizo un pequeño regalo que luego por cosas de montaje quedó muy disminuido, pero yo siempre se lo he agradecido muchísimo a Paula. 

Luego vino la película que más me ha dado, no por el trabajo en sí mismo sino por lo que supuso, que fue ‘Altamira’ (2016), por el hecho de trabajar en inglés, con un grupo de actores ingleses a quienes admiro mogollón y allí había tres o cuatro de los que a mi me molan mogollón, Rupert Everett, Henry Goodman, Antonio Banderas que es un tipo genial, y eso me dio un plus de confianza, porque ya el casting lo hice en inglés con Hugh Hudson. Nunca pierdo de vista de dónde vengo, dónde empecé y yo empecé prácticamente en los carromatos, en las eras, en los campos, y este tipo de oportunidades me han dado un corpus, un bagaje que para mi es muy valioso y un empuje muy grande para seguir trabajando. 

Después hice ‘La higuera de los bastardos’ (2017), con Ana Murugarren, que fue también una cosa de estas extrañísimas porque a Ana, que es una de las personas más punkis que he conocido en mi vida, yo no la conocía de nada. Fui a trabajar a Bilbao, a una cosa de teatro a casa de Ramón Barea, que es mi maestro, y me llaman y me dicen que había una directora que me había visto en una foto en Facebook y que me quería para su próxima película porque necesitaba mi careto. Pues vamos para allá y allí fuimos a grabar ‘La higuera de los bastardos’ que fue otra escuela, con un rodaje durísimo, que nunca había hecho, de noche prácticamente entero, con el tiempo vasco, frío, lluvia, unas condiciones durísimas, haciendo un personaje que era un secundario, pero con presencia. Y trabajar con Karra Elejalde que es una escuela en sí mismo, un tipo fascinante. Fue muy grato, y ahí andamos. 

Has hecho cine, teatro, tele, eres poeta, dramaturgo, ¿qué te aporta cada una de esas facetas?

Entender el mundo, entender lo que pasa, intentar explicarlo, ese es mi oficio como actor. Yo siempre digo que soy un actor que escribe, que publica libros de vez en cuando, que de vez en cuando da una clase de hablar en público, pero siempre es el actor el que está detrás y un actor que necesita entender, aunque todo sea incomprensible, pero necesito entender algo para poderlo contar después en el escenario. Porque además pienso que estamos en un momento flipante a nivel cósmico, terrenal, cultural, artístico, teatral, es un momento flipante.

Hay una frase de Antonio Gramsci, que era un pensador marxista italiano, que decía: cuando lo viejo todavía no se ha muerto del todo y lo nuevo todavía no ha terminado de nacer del todo, en ese periodo incierto es donde surgen los monstruos y yo creo que estamos en un momento de esos. Los antiguos paradigmas, a todos los niveles, están en cuestión, hay una nueva realidad y explicación de la realidad, un nuevo humanismo, hay un cambio brutal y el cine, el teatro, la novela, la literatura, la moda, todo tiene que explicar eso que está pasando, contarlo.

«En estos últimos veinte años mi gran proyecto personal ha sido la poesía en el escenario»

Además de la pasión por el teatro, conocemos tu pasión por escribir

Esa pasión llegó más tarde, son cosas que han ido surgiendo con el tiempo. No pude escribir nada hasta que no me compré mi primer ordenador. Y se podrá pensar: “pues vaya pijada”, pues es que es verdad. En el año 2000 me compré mi primer ordenador y empecé a escribir. ¿Por qué? No lo se. Buñuel decía que somos básicamente un 80 por ciento de química y un 20 por ciento de misterio, pero lo que realmente detona las cosas es el misterio y eso me ha pasado, se han ido detonando pequeñas cosas ahí. 

¿Empezaste a escribir obras teatrales o poesía?

Empecé haciendo una obra de teatro, escribiendo teatro. Soy culo de mal asiento, me gusta trabajar, pero siempre me ha costado permanecer en un sitio mucho tiempo, periódicamente necesito conocer gente distinta, modos de trabajar distintos, visiones distintas, puntos de vista diferentes, necesito salir de mi zona de confort casi constantemente porque es lo que me mantiene vivo, en forma, alerta. 

¿Y cómo empezaste en la poesía?

El actor una vez hubo un momento en que descubrió la poesía, una cosa que no me interesaba nada en absoluto, como a otros jóvenes, pero en un momento de mi vida determinado cae en mis manos un libro de Allen Ginsberg, que se titula ‘Aullido’, y me pega una patada en la frente tan descomunal que me doy cuenta de que no puedo seguir viviendo si no hago eso en un escenario, no se cómo ni con quién, pero tenía que hacerlo ya. Entonces me junté con un músico amigo, José Javier Gracia, un maravilloso guitarrista de rock, él con su guitarra eléctrica y yo con el libreto de ‘Aullidos’. Nos emborrachamos juntos una noche pensando en lo que íbamos a hacer y a la mañana siguiente pasó algo mágico, y es que realmente nos juntamos, con una resaca del siete, pero los dos acudimos a la cita que teníamos y creamos ‘Territorio beat’.

Y la poesía empieza a formar parte de mi actividad de manera constante, porque funciona de puta madre en el escenario, porque la poesía tiene un poder escénico que es algo que fue para mí completamente inesperado, pero en lo que me volqué y en estos últimos veinte años mi gran proyecto personal ha sido la poesía en el escenario, que me ha permitido conocer a mogollón de músicos, trabajar con ellos, descubrir la relación maravillosa que hay entre la palabra, la música, el gesto, el movimiento, la cámara, porque hemos hecho experimentos con televisión y seguimos, me flipa. 

Empecé a leer la poesía que me gusta a mí, no con la que nos han torturado durante años en el colegio y nos han hecho que nos alejemos de la poesía, sino la poesía que se está haciendo ahora, la mayoría de mujeres, que escriben una poesía que es la rehostia. Pero hay versos que no he leído y esos modestos versos que no he leído los tengo que escribir yo y por eso publiqué ‘Big Bang’ hace año y medio. 

En ‘Don Quijote somos todos’, con Teatro del Temple, además de interpretar un papel en la obra, con la que estás nominado en el Teatro Rojas de Toledo, eres autor del texto. ¿Cómo te enfrentas a esa escritura? Pones a Don Quijote a solucionar la despoblación

Para empezar a escribir siempre me hago preguntas, en este caso una pregunta: en un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme. ¿Por qué, qué pasa en ese pueblo, por qué no te quieres acordar, dónde está, quiénes son, quiénes quedan hoy en día? Y de la respuesta a esa pregunta surge todo el texto. Yo estaba leyendo, además, ‘La España vacía’, de Sergio del Molino, que me había flipado, y eso sumado a la influencia de Berlanga, Azcona y Cuerda. No les conocí personalmente, pero es como si estuvieran muy cerquita de mí y no me explico por qué no han dejado más huella, por qué nadie sigue esa estela tan nuestra, ese humor cervantino. 

A raíz de todo eso surge y porque estoy muy interesado en cómo se funden cine y teatro, aunque a veces tienen problemas de relación. Pero yo no creo que deban tener problemas de relación, el cine es un hijo aventajado del teatro que en el siglo XX toma vida propia, aunque a veces se consideren que son dos fenómenos separados el uno del otro. Tanto en dramaturgias como en guiones hay esa sinergia en el tratamiento de diálogos, en el desarrollo de los personajes, en el uso de la elipsis y la economía expresiva. Fruto de todos estos movidones surge ‘Don Quijote somos todos’, una manera de dialogar, de replica contrarréplica que sea muy rápida, que trascienda el ritmo del teatro. 

Volvamos a tu faceta audiovisual, ¿cuál ha sido el último trabajo en el que has participado? 

‘Servir y proteger’, en TVE, como actor. Estoy muy ilusionado con la tele porque empecé mayor, mi carrera es incomparablemente más corta en la tele que en teatro, pero es que le pongo mucha ilusión y soy muy tozudo e insistente, persistente y cabezón, cuando quiero algo de veras no tengo prisa, y estoy acostumbrado a salirme con la mía. En este momento de mi carrera me gustaría mucho, y en ello estoy, espaciar un poco más el teatro y frecuentar un poco más los platós, que es una cosa que ahora, con 57 años, aunque me quedan muchos años buenos de carrera, siento que estoy en un momento muy bueno para reinventarme otra vez. Con esta pandemia esto nos está ocurriendo a todos, pero estoy muy  ilusionado con eso, y rodeado de gente estupenda, que me quiere mucho y me están apoyando mogollón y ahí vamos a estar. 

¿Cómo es trabajar en una serie diaria?

Encantador. He hecho dos series diarias, en ‘Servir y proteger’ he estado dos meses y en ‘Amar es para siempre’ estuve una temporada y estaba entonces haciendo teatro en Madrid. Yo descanso cuando trabajo, con ‘Servir y proteger’ estuve en diciembre y estaba haciendo ‘Don Quijote somos todos’, en Valencia y recuerdo el primer día de grabación en ‘Servir y proteger’, entraba en el primer turno de grabación del día, lo que significa que tenía que estar en maquillaje a las seis y media de la mañana. Me pasaban a buscar a las 5:45 horas del jueves. Pero yo estaba en Valencia haciendo teatro, la función empezaba a las ocho de la tarde y acababa a las nueve y media.

Me tuve que coger un coche de alquiler, algo de cena, y conducir pitando a Madrid; llegar, devolver el coche de alquiler, que parece una cosa sencillísima, pero que a las dos de la madrugada es una putada enorme; irme al hotel, dormir, pasar a buscarme, grabar hasta las dos y media de la tarde, ir a Atocha, coger un AVE y volver a Valencia para subir al escenario a las siete de la tarde. No digo esto como quien vive un vía crucis, no lo puedo decir, hubiera preferido que hubiera habido Aves por la noche, pero es que este oficio es así y me críe viendo como los grandes actores y actrices hacían un ‘Estudio 1’ que se pegaban diez horas grabando y luego se iban al teatro a dos funciones. Hay que currar. 

«El gran producto que Aragón exporta es cultura y lo que está pasando ahora en el audiovisual no es más que la cristalización de un talento oculto que ha estado ahí»

Has participado en otras series nacionales, ‘Los hombres de Paco’, ‘Cuéntame’, episódicos, ¿pero qué te han aportado esos papeles?

La necesidad de adaptarte enseguida a un equipo que funciona perfectamente, eso fue lo primero que aprendí en estos episódicos en que grabas un día y desapareces. Llegas a un ecosistema compuesto por ciento cincuenta millones de piezas que funcionan todas de puta madre y donde lo único que te exigen es hacer un ensayo con cámara y una toma. Siempre he pensado que una de las responsabilidades de los actores es, lo primero, no dar mal, lo segundo solucionar problemas y, lo tercero, adaptarse a los ritmos, a los estilos, a los modos de trabajar de cada equipo y ficción. 

Ese trabajo era la única manera de hacer tele porque ahora en casa, en Aragón, parece que empieza a moverse algo, pero hace diez años no podía pensar en hacer nada aquí en tele. La única manera que he sabido ha sido esta, empezar de muy abajo, que sigo estando ahí, e ir haciendo cosas y que me sirva para progresar. Luego pienso que de alguna manera las cosas cuadran, porque luego surge la oportunidad de ‘El último show’, con un personaje que no era para mí, que no estaba escrito para mí, que no era la primera opción, ni la segunda, seguramente tampoco la tercera, pero que al final hubo casting, convencí a Alex (el director) de que era yo. Y sin todo lo de antes, y el background del teatro… 

Te vimos en ‘El último show’ y en la película ‘Reset’, en la que participas en el corto de Nata Moreno, ¿qué piensas de esa apuesta de la tele por la ficción desde Aragón?

Qué os voy a decir, esto lo necesitábamos. Hay una cosa que me llena siempre de perplejidad y es que en Aragón, si echamos un vistazo a su historia y le decimos a cualquiera que nos diga cinco aragoneses ilustres, me juego el dinero que no tengo a que de los cinco nombres cuatro son de artistas. El gran producto que Aragón exporta es cultura, es arte, artistas, y lo que está pasando ahora en el audiovisual no es más que la cristalización de un talento oculto que ha estado ahí, como las lombrices de los terrarios que hacen el hueco en la tierra para que eso se oxigene, la tierra no se compacte y acabe aplastando la raíz; pues eso es lo que ha pasado. Lo que hace falta es que esa trayectoria continúe. 

Me hizo muchísima ilusión participar en ‘El último show’. La época dorada del audiovisual está por venir, todavía están los monstruos ahí, todavía lo nuevo no ha nacido del todo y todavía lo viejo no acaba de morir. Esta ciudad es un ecosistema muy complicado, pero tengo mucha ilusión por la gente joven, que algunos son los que nos están dando momentos de exaltación como ahora mismo Pilar Palomero, Javi Macipe, lo que está haciendo Paula Ortiz, no quiero reducirlo a ellos tres, pero es brutal, en una comunidad como esta. Yo trabajo mucho en Bilbao, que es una comunidad mucho más potente y con un concepto de lo propio mucho más desarrollado que el nuestro, un afán de intervenir y de proteger su fenómeno cultural que es indiscutible y que está plasmado en lo práctico, en la pasta, y mis colegas vascos me dicen: “pero por qué os queréis tan poco en Aragón si las cosas que vemos son de puta madre, pero no os queréis” y les digo que nos queremos mucho, pero que los que no nos quieren son los que podrían hacer esto más fácil, los políticos, los gestores, los funcionarios. 

Además de teatro con ‘Don Quijote’, ¿dónde te podremos ver ahora? 

Hay un proyecto muy bonito en el que llevo ya tres años con él, que es una versión de Macbeth de Shakespeare, he escrito una versión para cabaret y ese espectáculo debería haberse producido este año pasado en Madrid, pero por la pandemia no se pudo hacer, retrasamos el plan de producción y se va a hacer el año que viene. Estoy muerto de ilusión con ese trabajo porque llevo tres años peleando con él. 

En lo audiovisual, como soy un poco supersticioso, me vais a permitir que me calle. En cada una de las facetas en las que estoy intentando desarrollarme tengo proyectos estupendos, estoy ahora acabando mi segundo libro de poesía y estoy escribiendo un proyecto de serie de televisión a medias con Alberto Andrés Lacasta. 

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