
Un documental donde lo tabú no está prohibido
Tiempo de lectura: 5 minutos¿Os acordáis del mítico anuncio del juego Tabú de los 90? Varias personas tienen que describir un término sin decir las palabras prohibidas. Este es el planteamiento del corto documental ‘Prohibido mirar’, de Alberto Monreal, que ha recuperado el espíritu de este juego y le ha dado una vuelta que nos ha dejado ‘to’ locas.

Alberto Monreal es un fan incondicional de ‘La mirada tabú’. Foto de Secuenciadas.
Pero este docu no ha nacido espontáneamente, ya que ha germinado dentro del festival ‘La mirada Tabú’, que lleva ocho años celebrándose en la capital maña y que nos muestra los trabajos audiovisuales más incómodos y que todos estamos deseando ver. Bajo este concepto, su directora Vicky Calavia pensó que era el momento de hacer, de propio, un vídeo para el festival.
«Vicky quería hacer una mirada grupal sobre el tabú y como sabía que yo había trabajado cosas parecidas previamente, me habló de la idea y empezamos a desarrollarla», recuerda Monreal. Pero la historia fue mutando, como una noche cualquiera en la que empiezas con un chupito y acabas haciendo algo tabú. «Es curioso porque al principio empezó siendo un vídeo promocional súper cortito y terminó en un corto de 20 minutos, varios vídeos de tres minutos y dos spots». Vamos, que se emocionaron con el proyecto y apostaron por algo más largo.
TABÚS EN EL RODAJE
Empecemos por el principio, el título. ‘Prohibido mirar’, nunca un título había sido tan premonitorio y es que los protagonistas que aparecen, tienen prohibido mirar al objetivo, primer tabú: ¡No mires a cámara! Algo que a priori puede parecer sencillo, pero solamente hay dos personas que consiguen esquivar al ojo indiscreto.
Segundo tabú, hay trece palabras que no pueden nombrar y que están relacionadas con el campo semántico de lo tabú. «Según la personalidad de cada cual esto coarta más o menos a la hora de hablar, de corregirse o de entrar en ese estado de autocensura al dar los testimonios», explica el dire a Secuenciadas. «Yo creía que todo el mundo se iba a preocupar y, sin embargo, hubo gente que se lo pasó por el forro totalmente y fue divertidísimo también encontrarse con eso». Y uno de esos momentos es cuando a una de las protas se le ocurre subirse a la pared, en modo escalar el Everest, y todo con ayuda del dire por supuesto, al que le costó mantener su posición de director serio en este momentazo.

Alberto Monreal, ojiplático, cuando una de sus protagonistas se dispone a escalar el Everest. Foto de Carlos Colás.
LOS PROTAGONISTAS Y LAS PROTAGONISTAS
Estas personas, ante la llamada del director pidiéndoles participar en el corto, lejos de negarse le dieron el sí quiero. Una confianza ciega la que muestran los portas en Alberto, y que se puede intuir al ver el corto.
Son trece los vídeos que conforman el cortometraje, con catorce personas hablando de lo tabú y de su profesión, la cuál está relacionada con el tema del corto. «Una de la participantes, que es vidente, me dijo: «uy trece personas no se yo…» y justo me falló una de ellas y dije pues mira, voy a jugar un poco. Voy a engañar a la suerte y en vez de llamar a una persona voy a llamar a dos. Entonces habrá trece videos, pero habrá catorce personas«. Los que sois de letras, como nosotras, no os preocupéis que lo entenderéis al ver el audiovisual.
Rodado en un estudio de fotografía, una a una, y otras que son dos, van apareciendo en pantalla y jugando al juego que les propone Monreal. No vemos sus nombres, no vemos sus profesiones, así que a través de sus testimonios vamos adivinando quiénes son estas personas. Un juego que el director propone al espectador y que se descubre al finalizar, cuando ya se ponen etiquetas con los créditos.

Alberto con las Pili y Mili de su obra, se tira por los suelos saltándose el protocolo. Foto de Carlos Colás.
Y para seguir jugando a este juego tan maravilloso, os vamos a nombrar a varios personajes, pero utilizando eufemismos, por seguir en el rollo de este trabajo tan guay. El elenco: un hombre que juega con animales con cuernos, una pretty woman, un hombre que pagó por sus pecados, una mujer que divide cuerpos a diario, un hombre muy oscuro (de piel), una mujer que se retuerce al ritmo de C. Tangana o lo que le echen y un hombre que conoce sus derechos.
Y a este último sí que le vamos a poner nombre y apellido y es que se trata del abogado experto en penal, Rafael Ariza, que también es actor y director de obras teatrales amateur. «La abogacía implica que determinadas personas nos cuenten algunos de sus secretos más inconfesables». Ariza revela a Secuenciadas el por qué de su participación en el docu. Y hablando de lo tabú, señala su punto de vista: «creo que es un poco ese elemento de lo que deseas, pero no te atreves a desear del todo». Ariza, que está encantado de participar en la obra, está seguro de su éxito. «Yo creo que va a despertar mucho interés en la gente».

A Alberto Monreal le puede la lujuria con una de sus protas, Hierbaluysa «ya van dos veces hoy que me toca la teta», afirma ella. Foto de Carlos Colás.
EL DIRECTOR, ALBERTO MONREAL
Este showman, showbussines, te monta un show allá donde se lo pidas. Además de realizar el documental, se mueve por los espacios escénicos, en danza butoh, performances, teatro… «Estoy más en las tablas», confiesa. Luego «a nivel de vídeo trato de fusionar performance con videoarte, porque es inevitable para que algo se quede registrado. Y sobre todo ahora, que con la pandemia nos ha surgido todo este campo de experimentación y de exploración de la performance retransmitida en directo». Entonces, Alberto, te estaremos mirando.

El elenco al completo, con Vicky Calavia a la derecha, se quedan ciegos con la luz del proyector, en el estreno del docu. Foto de secuenciadas.