“Con la caracterización se me caen las lágrimas de la emoción, es de lo que más me gusta”

“Con la caracterización se me caen las lágrimas de la emoción, es de lo que más me gusta”

Tiempo de lectura: 8 minutos

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“¿Tienes cara? Te maquillo”. Bien podría ser el lema vital de Ana Bruned, maquilladora, caracterizadora y profesora. Nacida en Jaca, esta oscense trabaja en el audiovisual (televisión, cine, cortometrajes, documentales, videoclips, publicidad); en teatro, ópera y ballet; fotografía y moda, espectáculos de calle; maquillaje de novias y eventos; para marcas comerciales y personajes del mundo de la política, la sociedad y la cultura española, como el rey Juan Carlos I, Penélope Cruz, José Coronado, Ainhoa Arteta, Raphael, Chenoa, Mecano, Los Secretos y un sinfín de caras conocidas y que quedaron bien guapas en sus manos. 

Ganadora de dos premios Simón por ‘Leonardo muere’ y ‘Las pesadillas de Cajal’, y de dos cigüeñas de Fuentes de Ebro por su trabajo en ‘La tierra muerta’ y ‘Ofra&Khalil’, la seguimos fielmente en redes como Abrumada y, durante la entrevista, no pudimos pasar más de medio minuto seguido sin que nos hiciera reír. Risueña, bromista y algo vergonzosa ante la cámara, conocemos la trayectoria de Ana Bruned en este nuevo Secuenciando a. 

¿Cómo comienzas en el mundo del maquillaje y la caracterización de forma profesional?

Vería alguna película (de niña) y diría: “papá, esto me encanta”. En principio lo que me gustaba eran las Bellas Artes, estuve en la Escuela de Artes Aplicadas y me fascinó, y estando allí fue cuando, de repente, no sé por qué, decidí que quería hacer maquillaje. Aquí en Zaragoza no había, me fui a Madrid y allí, como todavía no había conformado un grado de caracterización que ahora sí que lo hay, busqué a los mejores profesores de maquillaje en cine, en televisión, fotografía, teatro. Fui haciendo cursos y el de teatro, que impartía Juan Pedro Hernández, un caracterizador de TVE, maquillador de Isabel Pantoja y de Pedro Almodóvar, me recondujo al maquillaje de cine, tv y fotografía.  

Estando en su clase le llamaron para hacer una película, de Manuel Iborra y Verónica Forqué (‘Caín’), que se iba a rodar en Cádiz, para ver si podía él. Como él no podía, me preguntó si quería ir yo, y como yo no tenía ni una pizca de conocimiento, le dije que sí y fui sin tener ni idea de nada. No me había leído un guion en mi vida, estaba recién salida del curso, me planté allí y estaba todo el rato con la boca abierta, no me enteraba de nada. Todavía no sé cómo pude hacer aquella peli o cómo no me despidieron. 

¿Y cómo afrontas ese primer trabajo? ¿Qué recuerdos guardas?

Fue una pasada, porque fueron dos meses en Cádiz, fuera de todo el entorno que tenía habitualmente. Nos llevamos todos muy bien, fueron dos meses de despedirnos y llorar y, de hecho, ese año quedamos en Nochevieja allí. Aprendí mogollón porque la gente que estaba en mi entorno era muy buena trabajando, llevaban tiempo y me encanta como nadie me puso ninguna zancadilla, pensé “qué buena gente”. Porque con cuatro zancadillas me hubiera roto el cráneo, me lo iba rompiendo casi sola, pero muy bien, lo recuerdo fenomenal. 

Cuando acabas ese trabajo en Cádiz, ¿vuelves a Madrid o a Zaragoza?

Ya me quedo en Madrid porque ya me estaban saliendo cosas, y pensé en probar allí porque aquí en Zaragoza no tenía ningún contacto tampoco. Me fui de trabajar en bares a estudiar maquillaje en Madrid, por lo que no tenía ningún contacto del medio audiovisual en Zaragoza, los hice en la peli, mientras estaba aprendiendo, y ya me quedé en Madrid. Luego por circunstancias personales me vine a Zaragoza, empecé a tener un entorno laboral en proyectos de fotografía, de moda, a finales de los 80 y principios de los 90. Los últimos coletazos en Madrid fueron en videoclips y dos largos que fueron un horror, un sufrimiento horroroso por el que dije “no vuelvo a hacer cine”, pero no, he vuelto a trabajar en ello. 

Trabajas en cine, moda, novias, eventos…

Si es una cara maquillable, yo maquillo. ¿Tienes cara? Maquillo (ríe). 

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Lo primero que llegó fue una película y cine, pero después, cuando te empiezas a asentar en Zaragoza, ¿en qué te centras?

Me centro en teatro y en moda. Un profesor de la escuela de teatro, cuando se enteró de que había aprendido en Madrid, me ofreció hacer los maquillajes de fin de curso y, luego, dar cursillos. Y otra vez sin conocimiento le dije que claro. Ahora lo pienso, desde donde estoy, y digo: “cómo di clase, cómo pude dar esas clases de maquillaje”, porque impartir docencia es algo serio. Pero lo hice, me picó el gusanillo y ahora es una de las cosas que más me gusta, dar clase. Luego, de hecho, me formé un año completo como formador de formadores. Mi fantasía sería dar clase, y hacer algún cortometraje de vez en cuando.

«Hay algo muy satisfactorio, que jamás pensé que lo diría, que es el maquillaje a particulares; siempre hay satisfacción absoluta»

¿Qué te aporta cada faceta?

La moda está muerta, no aporta nada, porque se hace algún catálogo, pero incluso cuando la moda está viva, las editoriales no remuneran apenas. El teatro no aporta dinero, pero aporta una satisfacción, y dando clase cada año aprendo, porque aprendo de los alumnos y me parece de lo más fascinante que puedo hacer, porque yo les enseño y ellos también me enseñan y es maravilloso. 

La caracterización, se me caen las lágrimas de la emoción, es de lo que más me gusta. En el corto ‘Cardelinas’ (2020) hay muchísima caracterización y no se ve, pero es una pasada porque hay caracterización de época y efectos especiales, marcas de hematomas en la piel, en las muñecas, todo eso no era algo visible, no es sangre; lo difícil es hacer algo que no haya sangre y que quede creíble.  

Los eventos me gustan y proporcionan dinero. Y hay algo muy satisfactorio, que no pensé jamás que lo diría, que es el maquillaje a particulares. Es fascinante por un doble motivo: porque hay casi un documental a cada sitio que vas, por las interacciones de la gente, es maravilloso, y luego porque son momentos muy gratificantes, son personas que están por la labor, siempre hay satisfacción absoluta, no hay nada de malo. 

¿Cómo has vivido la evolución en los materiales con los que trabajas?

Ahora los materiales te permiten hacer unas capas finísimas, las siliconas que se utilizan, incluso los materiales para captar el molde, los tiempos de vulcanización de todo, es todo mucho mejor. Antes en el cine se maquillaba con “pan stick” que es el horror de todo, porque no había una definición total. Yo soy fan del cine, pero no entiendo para qué hace falta un 8k. Eso para los documentales de naturaleza, que hace falta ver bien todo, pero para una piel es matar a los actores; queremos ficción-ficción, no necesito verle el poro entero a esa persona. Los adhesivos de ahora ¡cómo son! Los de antes o brillaba o el látex te intoxicaba.

Un trabajo especial para ti

Uno especial fue el primer trabajo que hice, el primero de mi vida, remunerado y que aprendí mucho, el largometraje de ‘Caín’, de Manuel Iborra y con Verónica Forqué. ¡Qué mujer, qué memoria tenía! Vino a Zaragoza a hacer ‘¡Ay, Carmela!’ y me llamó por teléfono para darme invitaciones. Al paso de los años, en el 93 fuimos a hacerle una entrevista y conforme entramos en su casa me saludó por mi nombre. Y yo pensando: “ ¿te acuerdas de mí? ”. Me pareció increíble. Luego vino ella a una conferencia en el Instituto Aragonés de la Mujer y lo mismo, pero habían pasado 500 años más.

También fue especial el videoclip de Mecano, ‘La fuerza del destino’, porque conocí a bastante gente; otro con Los Secretos, que son cosas que te marcan por cómo son ellos. Porque luego he tenido trabajos con gente muy conocida, pero que no me ha dejado huella. Me da igual eso, es la impronta humana la que deja huella. 

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¿Cuáles son tus maquillajes y caracterizaciones favoritas? ¿Cuáles te han resultado más difíciles?

Mi favorita es la de ‘Cardelinas’ y una que me resultó difícil, que fue para un vídeo de una obra audiovisual, es ‘Picasso adora la Maar’, que eran los cuadros de Picasso maquillados como trampantojos. Fue chulo, pero la gente se pensó que eran animaciones de vídeo, cuando en realidad eran maquillajes que se fundían con el fondo. De ese trabajo estoy super contenta. Hace poco se recogió en una exposición en el Torreón Fortea y el cartel de esa muestra sobre el trampantojo, también lo hice, dibujando mariposas monarca en la cara (de la modelo), que me llevó un ratico. 

«Hay mucha gente con la que siempre trabajaría. Me dirían: «Estás condenada a trabajar con ellos» y sería una condena muy rica»

¿Hay algún director o actores con los que te gustaría especialmente trabajar? ¿O con el que dirías “repetiría toda mi vida”?

Con Alberto Andrés Lacasta repetiría toda mi vida, hay muchos con los que repetiría, con Luis Larrodera también. Me encantaría trabajar con los Coen; con Keanu Reeves, me encantaría maquillarlo, ser su asistente, que me dijera “Ana tráeme, por favor, un vaso de agua” y yo diciéndole que sí aunque no sea mi misión (bromea). 

Repetiría siempre con Gorka Otxoa y Barbara Goenaga, con quienes he trabajado en la película ‘Para entrar a vivir’. Trabajaría siempre con Jorge Usón y Carmen Barrantes, todo el rato. Me dirían: “Estás condenada a trabajar con ellos”, y sería una condena muy rica. 

Hay mucha gente con la que siempre trabajaría, no os podéis imaginar, más que con la que no trabajaría. Si eres el mejor artista del mundo y eres un capullo, no quiero trabajar contigo, esto me ocurrió en Madrid; la gente que grita al equipo no me gusta, no es necesario hacer eso. 

¿Cómo está tu sector en Aragón ahora?

Muy degradado, es terrible, realmente no hay trabajo. Cuando hay mucha oferta de trabajo, hay oferta de calidad, hay una selección de calidad y la gente se preocupa por seguir formándose fuera, por continuar perfeccionando para llegar a un nivel potable, pero se hacen muchas cosas a low cost y se tiene trabajo de low cost, pero esa referencia no es cierta. Estoy con pena porque ya en España hay poco, pero en Aragón peor. 

Hay que formarse bien, yo continúo formándome, hace poco he hecho el grado de producción audiovisual y no descarto hacer algo de iluminación, aunque no vaya a trabajar en ello, eso hay que hacerlo. 

Es un debate complicadísimo, porque ¿dónde establecemos el límite de quién es profesional? ¿Te ganas la vida con ello dignamente? Antes de la pandemia me ofrecieron una entrevista de trabajo y me dijeron que el pago era salir en los títulos de crédito, pero esto es mi trabajo, tengo que pagar autónomos, el material y vivir de esto; esas desfachateces las tendríamos que guardar. 

Si Ana Bruned no fuera maquilladora, ¿qué sería? 

Actriz…

Pero ya has hecho pinitos como actriz…

Me parto, ¡qué vergüenza! (ríe). Realmente lo que me gustaría sería ser escultora.

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¿Cuáles serán tus próximos trabajos?

Hay proyectos, porque ahora estamos con el tema de las subvenciones y en este último trimestre te piden cartas de compromiso, entonces tengo firmadas un montón. ¿Qué llegará a buen puerto? Ni idea, igual hay tres largometrajes, cortometrajes también tres o cuatro. 

Lo más próximo en estreno será el cortometraje de Luis Larrodera, ‘El peor oficio del mundo’, en enero o febrero, pero por decir algo y ser creativa en la fecha (se ríe). También trabajo en los programas de Aragón TV ‘La pera limonera’ y ‘Basura o tesoro’.

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Los Monegros, de película con ‘La Maternal’

Los Monegros, de película con ‘La Maternal’

Tiempo de lectura: 5 minutos

La directora zaragozana Pilar Palomero ha iniciado este mes de octubre el rodaje de su segundo largometraje, ‘La Maternal’. Tras el éxito de ‘Las niñas’, la cineasta rueda su nueva historia en los parajes de los Monegros y también en el entorno de Barcelona. 

La directora, Pilar Palomero, en el rodaje de ‘La Maternal’, su próximo exitazo en pantalla (Fotografía: Comarca de Los Monegros)

¿Y de qué va la peli? Cuenta la historia de Carla, una adolescente que vive en riesgo de exclusión y llega embarazada a un centro de acogida para madres adolescentes. Tiene una relación muy difícil, casi tóxica, con su madre. Podría parecer un dramón, pero en realidad el filme destacará la fortaleza, la valentía y la superación de los personajes, sin evitar temas peliagudos como la incomunicación, el miedo o el abandono. 

El guión de esta película surgió del programa de Residencias de la Academia de Cine y la cinta es una producción de Inicia Films y Bteam Prods, con los que Palomero ya trabajó en su primer largo, ¡un equipo que funciona!

La actriz Ángela Cervantes (‘Chavalas’) interpreta a esta madre tan complicada. Como también ocurrió en ‘Las niñas’, la directora ha apostado por trabajar con actrices no profesionales. Para la prota, esta historia es “un reto”, pero sobre todo “un regalo”. 

DOS CASTINGS 

Cervantes se ganó su papel en dos castings y se ha encontrado con el reto de acercarse a una realidad que “es un poco lejana a la mía”, explica a Secuenciadas. Para adentrarse en su personaje pasó dos semanas con Pilar Palomero trabajando la improvisación, junto al actor y coach Rubén Martínez, y “saqué mucho de esos ensayos”. Y es normal, porque Palomero y Martínez son muy cracks. Además, a la hora de conocer la experiencia que viven las adolescentes que pasan por esta situación, “hemos estado trabajando con chicas que han pasado por lo mismo” y que participan en el rodaje también

De este modo ha logrado meterse en la piel de una madre de 32 años, que quedó embarazada en su juventud, a la que “la vida no se lo ha puesto fácil, que se siente muy sola, muy juzgada por el pueblo” y que acaba a su vez con una hija embarazada, Carla, pensando cómo ha podido ocurrir. 

Ángela Cervantes subraya que el rodaje, que se inició a mediados de octubre, “está siendo intenso, en el sentido de que toca temas muy dramáticos, con mucho dolor, y tienes que llegar a sitios que son complicados”. Pero también es “muy enriquecedor como actriz, porque es un regalo ponerte a hacer este personaje, contar esta historia y estar rodeada de un equipo que es muy bueno”. 

De la directora, Pilar Palomero, destaca que trabaja “con mucha improvisación”, lo que aporta frescura al guión, y “te da la libertad de ser el personaje en esa situación y hacer lo que te saldría”. “Me parece muy inteligente, da mucho gusto estar cerca y aprender de ella”, asegura, agregando que le “flipó” su anterior peli, ‘Las niñas’, y participar en este proyecto como actriz es, por ello, “un regalo”. “Es mi segunda película y que me llegue en este momento es maravilloso”. 

Parte del equipo de la peli preparando el rodaje (Foto: Comarca de Los Monegros)

VESTIR LOS ESTADOS DE ÁNIMO 

Acompañando a la directora en este largo, después de participar también en ‘Las niñas’, se encuentran, además del zaragozano Rubén Martínez en su doble función como actor y coach, las aragonesas Arantxa Ezquerro, en vestuario, y Carmen Arbués, en maquillaje. 

Mientras que en ‘Las niñas’ se trataba de recrear los años 90, “en esta ocasión Pilar hace una película contemporánea, transcurre en la actualidad y vemos diferentes mundos de diferentes niñas, contando sus historias a través de los colores y las formas, de modo que el vestuario refleje quiénes son y sus estados de ánimo» observa Ezquerro.

Para conseguirlo, se ha llevado a cabo un trabajo previo con las actrices no profesionales y Arantxa ha recurrido a un método muy especial: “quería conocerlas y nos fuimos de compras con ellas para ver su personalidad y marcarla en el vestuario”, ya que cada una tiene su gama cromática y su estilo y “quería respetar todo eso”. Vamos, en la siguiente película nos apuntamos, ¡compras y aprender a actuar es un planazo!

LA MODA DE LA CALLE 

Asimismo, ha habido mucho trabajo previo con la directora y su compañera de maquillaje y para las actrices profesionales, como Ángela Cervantes, “le propusimos algunas referencias y a ella le encantó, para transmitir lo que queremos de esta madre”. En el caso del resto de adolescentes, el vestuario es un secreto que se desvela conforme avanza el rodaje, porque “no saben qué se van a poner” y se utilizan las prendas “para cambiar sus emociones y ayudarles” a transmitir. 

Ezquerro nos desvela alguno de sus trucos a la hora de pensar en el vestuario: “aquí no vale con consultar una revista de moda, lo que vale es la calle, ver cómo visten porque las adolescentes transforman la moda y me interesa ver esa transformación”, a través de fotografías que realiza en las calles, “robados” para confirmar qué gusta en un momento determinado, como ahora las zapatillas blancas. “En cámara quedan mal, pero hay que introducirlo porque es una historia de ahora y ahora se llevan”, comenta. 

La película transcurre “a lo largo de mucho tiempo” y presenta “mucho color” en el vestuario. “Hay un tono un poco empolvado en todo, no son colores muy subidos, pero está toda la gama de color”, aclara Ezquerro. En su caso, está feliz con este rodaje en los Monegros porque le permite estar cerca de casa y, además, “se ven los parajes aragoneses tan bonitos que tenemos”.

‘La Maternal’ descubrirá al público los paisajes monegrinos (Foto: Comarca de Los Monegros)

TRANSFORMACIONES

En el caso del maquillaje, la aragonesa Carmen Arbués lleva preparándolo desde el mes de agosto, para tener previstas las transformaciones que experimentan los personajes. “Hablando muchísimo con Pilar y con Arantxa, con quienes trabajo al unísono, mano a mano”. Su trabajo también se basa en la época actual, “pero no queríamos entrar en los clichés” y a cada personaje se le da un tono en función del carácter que desarrolle en la película. En el caso de las actrices no profesionales se ha tenido en cuenta su propia personalidad.

“Hemos hecho muchas pruebas a todos los personajes y cuando están actuando notas que con el maquillaje, el vestuario, la luz, se van transformando un poco y esos personajes que en las pruebas son un poco fríos, cambian”, relata, destacando que en el caso de las actrices no profesionales “ha sido muy divertido, hemos aprendido a conocer a estas chicas”.  

El objetivo de su labor es transmitir una historia “con mucha esperanza”. “Es una niña que es madre soltera a los 14, que no tiene la educación necesaria ni ha nacido en el sitio adecuado, pero queremos transmitir un mensaje de esperanza”, afirma. 

Arbués reside desde hace 31 años en París, pero procede de Murillo de Gállego (Zaragoza). Trabaja “muy poquito” en España, pero cuando le toca, lo hace “con gusto, sobre todo aquí en Aragón y con Pilar, que me encanta su cine y lo que transmite”. El rodaje está siendo “genial” para ella, porque participa en un proyecto que le apasiona, “con un equipo estupendo, con amigos, y estoy un poco con mi familia, ya que los fines de semana me voy a mi pueblo”.  “En los Monegros nos han recibido como reyes, nos lo pasamos muy bien, nos gusta como está quedando, y ese es el mayor premio”, concluye. 

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El arte de la belleza

El arte de la belleza

Tiempo de lectura: 5 minutos

Sombra aquí, brillo allá, peinado perfecto y… ¡oh! ¿qué es esa herida sangrienta que te ha salido en el pecho? No, no hemos cometido ningún delito, pero hemos estado hablando con unos profesionales que lo mismo os dejan más guapos que Brad Pitt en su mejor día, que os crean una caracterización con la que no os reconocería ni vuestro mejor amigo de la infancia. Os vamos a hablar del arte de la belleza y de cómo la crean y modelan a su antojo Kike Franco y Manuel Sin

Manuel Sin y Kike Franco, directores y profesores en Global Makeup Academy

Manuel Sin y Kike Franco, posando sonrientes en Global Makeup.

Global Makeup nace hace siete años por iniciativa del zaragozano Kike Franco, que comenzó su carrera en el mundo de la estética hace 30 años. “Tenía mi centro de peluquería y de belleza; luego me fui inclinando al mundo del maquillaje y comencé a trabajar con marcas de moda y de perfumería”, acabando en el departamento de formación de una multinacional de perfumerías en la que trabajó once años. 

Kike Fraco, maquillador profesional, director y profesor en Global Makeup Academy

Kike Franco, brocha en mano, pensando qué colores irán mejor para maquillar este otoño.

Con esa experiencia pensó: “por qué no crear una escuela en la que formar a personas interesadas en aprender maquillaje profesional” y unió fuerzas con el grausino Manuel Sin, que se decantó por la caracterización, para ponerla en marcha. Ambos habían detectado que en Aragón existía un “hueco” para impulsar un proyecto que combinara la estética profesional y la formación y que se adentrara en ámbitos como el audiovisual, la televisión o el teatro, además del maquillaje de tipo social para las BBC y las fiestas. 

Manuel Sin, director y profesor de Global Makeup Academy

Manuel Sin, muy concentrado retocando la nariz a este señor de blanca mirada.

Manuel recuerda que se sumó al proyecto, pero con la idea de dedicarse a algo que le divirtiera, como es la caracterización. Vinculado al mundo del arte, reconoce que se divierte más “haciendo una escultura para después hacer positivos y negativos hasta convertirlo en una prótesis”, trabajando con esa construcción y modelado, por lo que Global unió la pasión por las artes plásticas de Manuel y el mundo de la belleza de Kike.

No obstante, estos profesionales de los pinceles continúan “en constante formación”, porque las técnicas evolucionan y “es necesaria una especialización continua” y estar al tanto de las tendencias. Sí, sí quieres estar on ya puedes conocer lo que es trend. 

UNA CASUALIDAD 

En el caso de su relación con el audiovisual, fue fruto de la casualidad. “Fue estar en el sitio adecuado y escuchar a una persona que decía que tenía un rodaje, pero no tenían maquilladores”, señala Manuel. Aquí todos nos sentiremos representados, porque ¿quién no ha hecho oreja de conversación ajena mientras espera en una fila para algo? Pues ellos, sin cortarse ni un pelo, se ofrecieron a socorrer al que resultó ser un grupo de alumnos de audiovisuales del centro de formación CPA que tenía que preparar un trabajo algo especial. 

“Fue un reto porque querían caracterizarse como sus profesores para hacer un vídeo parodia que se proyectaría en una ceremonia y tenían que ser igual que ellos”, rememora Manuel. Unas fotos de Facebook después y algunas explicaciones de los jóvenes convirtieron a los alumnos en sus maestros y, de ahí, empezaron a surgir proyectos audiovisuales para Global Makeup.

Kike Franco y Manuel Sin, directores de Global Makeup

Kike Franco y Manuel Sin, el alma de Global Makeup, pensando en las muchísimas preguntas que les hemos hecho para esta entrevista.

“Hemos participado en cantidad de trabajos audiovisuales y en cosas muy chulas”, afirma Kike, al recordar que trabajaron con una empresa de formación para profesionales del sector de la seguridad en la que debían caracterizar a actores que representaban un accidente en unas prácticas para estos trabajadores. “Tuvimos que hacer heridas del cuello al abdomen, las causadas por explosiones, de todo, y ponerlo en escena preparando al actor para que lo curen” y reconstruyendo después todo para el siguiente grupo, por los que era un trabajo muy real y que precisaba de gran agilidad en la reconstrucción de las heridas. 

En este sentido, Kike apunta que el maquillaje entra en facetas a veces desconocidas, como puede ser este tipo de prácticas que necesitan de veracidad en las heridas. De hecho, ha sido uno de sus trabajos más complejos porque los alumnos cuando rescataban o curaban al herido “destrozaban todo el maquillaje y había que hacerlo de nuevo en un breve tiempo”. 

Otro reto complicado fue la prótesis que Manuel tuvo que crear para el documental ‘Sangre real. Los orígenes del Reino de Aragón’ de Aragón TV, que el actor debía llevar en el pecho, sin rasurarle, y tenía que sangrar en el momento en que le arrancaban una flecha, lo que llevó a Manuel a situarse agachado con un tubo y una jeringuilla para lanzar la sangre cuando le daban la señal. 

TODO TIENE SU MIGA 

Entre sus últimos trabajos se encuentra la película ‘Planeta 5000’, de Carlos Val, que ha sido para Global Makeup su primer largo y en la que trabajó el profesor de la academia Javi Maure. En cortos, han participado en ‘La marca’, de Natalia Gomara, y en el rodaje de ‘Las luces del amanecer’, de Sadie Duarte, así como han trabajado en teatro, galas, televisión, videoclips… 

Prótesis elaborada por Manuel Sin

Algunas de las creaciones de Manuel Sin.

“Cada experiencia es diferente y tiene su miga, por sencillo que pueda parecer, porque todo lleva un trabajo previo, una preparación”, detalla Kike. ¿Y peticiones raras? Pues también, claro: “me han encargado hasta unos testículos” para una web serie, asegura Manuel. También un pene y, en el capítulo de cosas menos subidas de tono, una barba de Papa Noel para un abuelo que quería sorprender a sus nietos; esculturas de recuerdo y peticiones de lo más variopintas, como la cabeza de un T-Rex. 

En su labor como academia de formación ofrecen cursos de todas las especializaciones, entre los últimos que imparten, cursos cortos de manicura de gel y porcelana y de peluquería de plató. “También estudiamos maquillaje y peinado de época, nuestro objetivo es dar muchas herramientas a los alumnos para que luego en su vida profesional puedan abordar todos los temas que se le presenten”. 

CALIDAD 

En uno de los últimos cortos en los que han participado, ‘Las luces del amanecer’, de Sadie Duarte, maquillaron a la actriz Ana Soro con un maquillaje clásico de los años 40-50, “muy ligero y pulcro”, así como al actor Cotton Filgaira le aplicaron un maquillaje perfeccionador, ambos con peinados basados en la misma época, con tupés y un estilo rockabilly.  

“Usamos un maquillaje perfeccionador para que la piel quede homogénea, pero natural, sin brillos ni sombras”, precisa Kike, agregando que en estos casos se aplica un maquillaje correctivo, que hace que la persona no se vea maquillada, pero que quede bien en cámara. 

“Si te pasas se ve y si no llegas queda mal”, reflexiona. Vamos, que delante de las cámaras siempre con maquillaje, amigos, y si es para televisión uno que sea mate y perfectamente sellado, para que los focos no distorsionen vuestra belleza. Si lo vuestro es la gran pantalla tiene que verse natural y si optáis por rodar algo en blanco y negro, tenerlo en cuenta también porque los tonos de los colores se transforman. 

“El maquillaje le da calidad visual a un trabajo”, concluye Kike Franco, y estamos plenamente de acuerdo, así que si vais a rodar algún proyecto audiovisual ya sabéis: ¡poned un maquillador profesional en vuestra vida!

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