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La décima edición de los Premios Simón del Cine Aragonés está a punto de celebrarse y en Secuenciadas estamos living pensando ya en la gala, que este año se traslada a Andorra, para convertirla en una localidad de cine. A la emoción del viaje hacia el corazón turolense, sumamos los nervios de los nominados y la felicidad del Premio Simón de Honor que este año es para el cineasta zaragozano Pedro Aguaviva (1942). 

Proyeccionista en sus inicios, el realizador siempre ha estado vinculado al cine, un oficio del que, según reconoce, “no te retiras nunca, pues forma parte de tu propia vida”. Gracias a la concesión por parte de la Academia del Cine Aragonés de este reconocimiento, podremos disfrutar de su filmografía en la Filmoteca de Zaragoza el próximo 17 de junio, a partir de las 18.00 horas, en una sesión especial en la que se proyectarán ‘Las cuevas del flaco’, ‘Esencias de Nada’, ‘Me voy a Nueva York’, ‘Farsantes’ y ‘Reciclando basura’. Pero antes os invitamos a conocerlo a través de esta entrevista que ha concedido a Secuenciadas. 

¿Dónde naciste y dónde has vivido?

Soy zaragozano, nacido en la plaza de la Magdalena, en aquel entonces un bello rincón enmarcado por la antigua universidad.

¿Cómo empezó tu amor por el cine?

Probablemente influyó el que mi padre, a los seis años, me comprara un pequeño proyector de cine de 35 mm a manivela con películas de Tom Mix y el gato Félix, y así me acostumbré a ver películas de celuloide por casa desde pequeño.

¿Recuerdas la primera vez que fuiste al cine?

Sí, era una película de dibujos animados: ‘Garbancito de la mancha’, que Arturo Moreno realizó en 1945. Después vendrían ‘El Capitán Blood’, ‘Robin de los Bosques’, y otras.

Pedro Aguaviva, cámara en trípode, en el rodaje de ‘Esencias de Nada’ (1995) (Fotos: Pedro Aguaviva)

Tu contacto profesional con el cine fue trabajando como proyeccionista ¿qué nos puedes contar de aquellos años y en qué cines proyectaste?

Comencé en La Salle donde me enseñó el oficio un operador de cinematógrafo ya retirado. Más tarde, y tras obtener el carnet necesario, estuve en los cines Dux, Pax y Mola, en este último ya como jefe de cabina.

En una época en la que era difícil acceder a cursos o talleres de cine, ¿cómo te formaste para realizar tus propias películas? ¿En qué directores te fijabas?

La única forma de aprender era viendo cine y tratar de emular a los grandes maestros. Tenía la ventaja de que si una secuencia me interesaba podía verla varias veces hasta descifrar las claves del lenguaje cinematográfico. Scorsese y Truffaut estaban entre mis directores preferidos.

El cineclub Gandaya, del que formé parte junto con Alberto Sánchez, fue otra fuente importante en la que beber, pues se programaban películas que no era fácil de ver en las salas comerciales.

Perteneciste al grupo Sefilma, de la Agrupación Artística Aragonesa. ¿De qué trataba este grupo y qué significó en tu carrera?

En los años 80 pertenecía a la Tertulia Aragonesa del Café Levante y allí aparecieron miembros de la Agrupación Artística Aragonesa con la idea de formar un grupo de cine en su sede, y poco a poco me integré en lo que se llamó SEFILMA (Sección Filmográfica Audiovisual de la Agrupación Artística).

El grupo Sefilma lo crearon en 1989 Enrique Susín, Patxi García, Chema Novoa, y otros jóvenes cinéfilos de la Agrupación Artística. Este colectivo, además de la producción de cortometrajes, organizaba cursos de formación en el lenguaje audiovisual y concursos de guiones. Más tarde comenzó a organizar las primeras muestras de cine independiente, que personalmente impulsé como coordinador y que fueron preámbulo de lo que hoy es el Festival Ciudad de Zaragoza (FCZ).

Tertulia cinematográfica en el Café Levante (1989)

También teníais un fanzine que se llamaba ‘Secuencias’, ¿en qué consistía?

‘Secuencias’ se inició en la tertulia del Levante y continuó en la Agrupación Artística donde siguió publicándose hasta su desaparición en 1995. Era reflejo de los rodajes que se realizaban y una forma de darnos a conocer en el ámbito cultural del cine independiente.

Tu primera realización fue ‘Este férreo mundo’ (1976). ¿Cómo surgió este proyecto?

En los años 70, el medio ambiente no preocupaba demasiado, solo algunas voces de alcance limitado se dejaban oír. El documental ‘Este férreo Mundo’, en 8 mm y 15 minutos de duración, plantea los problemas de la contaminación industrial. Le dieron el Gran Premio en el Festival Internacional de Zaragoza, que en 1976 organizó el cineclub Saracosta.

«Siempre me ha gustado crear desde el principio, desde el germen de la historia»

El 17 de Junio programan en la Filmoteca de Zaragoza varios de tus trabajos. A modo resumen, ¿qué nos puedes contar de estas obras?

Excepto ‘Las Cuevas del Flaco’, que el guión es de Javier Peña, en todas las demás el guión ha sido mío. Siempre me ha gustado crear desde el principio, desde la propia germinación de la historia y trabajar en aquellos temas que me interesaban, ha sido mi pequeña parcela de libertad donde he elegido lo que quería hacer hasta donde he podido. ‘Las cuevas del Flaco‘ (1988) está realizada en súper 8 mm. En ella, la labor de Javier Peña como actor y guionista es muy destacable y fue premiada en Pau (Francia) y en el VII Festival Internacional de Teruel, que se celebró en 1988.

‘Esencias de Nada’ (1995) supuso la transición del pase de la película analógica al vídeo. Es una obra muy divertida donde se enfrentan una desenfadada ama de llaves (Luz Gabás) y un estirado político (Alberto Sánchez). Se rodó en la torre de Santa Engracia, una señorial mansión que el Ayuntamiento de Zaragoza nos cedió en Movera. 

Por su parte, ‘Me voy a Nueva York’ (1998) es la historia de un fracasado pintor de artes plásticas que decide ir a Nueva York en busca de nuevas oportunidades. En esta obra participaron un gran número de socios de la Agrupación Artística, marcando una interesante impronta del ambiente que entonces se vivía en esta entidad. ‘Farsantes’ (2000) es un trabajo del que estoy muy satisfecho, tanto en la realización como en el guión. El mundo del teatro siempre me ha atraído bastante, y aquí cuento en tono de comedia los apuros de un pequeño grupo de teatro para estrenar una obra. Se rodó en el salón de actos del Colegio Mayor Cerbuna y tuvo un interesante recorrido por varios festivales, incluido el de Huesca.

Por último, ‘Reciclando Basura’ (2002) es una comedia de humor negro, de producción y guión propios. Es la obra de ficción de la que estoy más  satisfecho. Es la historia de dos mujeres que se confabulan para castigar a un maltratador. Pilar Aguirre, Jesús Pola y Teresa Lario forman un trío fuera de lo común. La labor de José Manuel Fandos como director de fotografía es muy destacable, como también el magnífico cartel de Oscar Sanmartín.

Una escena de ‘Las Cuevas del Flaco’ (1988)

¿Qué te parece que tus trabajos se vayan a volver a ver en una sala de cine? En tu época de proyeccionista ¿existía la Filmoteca de Zaragoza?

Es una gran satisfacción que se vuelvan a proyectar mis trabajos, siempre es agradable que se acuerden de uno de vez en cuando. Cuando se crea la Filmoteca en 1981, profesionalmente ya no trabajo en el medio de la exhibición, me muevo en el campo de la mecánica-electrónica. Es en mi tiempo libre cuando me dedico a la realización de cortometrajes.

«El humor es fundamental para entender la vida»

En tus trabajos utilizas bastante el humor negro

El humor me parece fundamental para entender un poco la vida. Siempre me ha gustado el humor sutil, un tanto sarcástico y rayano en el absurdo, no me gusta el humor de carcajada. Los humanos vivimos nuestras pequeñas tragedias, que muchas veces son ficticias, inventadas, creando nuestra propia película, y ahí es donde me gusta moverme, en ese filo cercano al ridículo donde no somos conscientes por donde nos movemos. 

¿Cuál ha sido tu último trabajo audiovisual? ¿Vamos a poder ver algo tuyo próximamente o que esté relacionado con el mundo audiovisual?

En YouTube tengo una parte importante de mis trabajos, entrando como Pedro Aguaviva aparecen fácilmente,  ficción, documentales, reportajes,. A señalar un documental de carácter ferroviario, ‘El Ferrocarril del Puerto de Pajares’, realizado en 2006, de 50 minutos de duración, y otro sobre las grullas, ‘Laguna de Gallocanta Paraíso de las Grullas’. Ahora estoy trabajando sobre un hecho muy significativo de la Guerra de la Independencia en Zaragoza, ‘La Batalla de las Eras’, sucedida el primer día del primer sitio, y que habría de significar mucho en todo lo que sucedió después.

¿Sigues el audiovisual aragonés? ¿Qué opinión te merece?

La creación de la Academia de Cineastas Aragoneses ha supuesto un paso muy importante en el resurgir del cine en Aragón. Han sido los propios cineastas quienes, agrupándose, han conseguido hacer saber a las instituciones de nuestra existencia, instituciones que no sabían muy bien qué hacer con el cine en Aragón. Los cineastas han puesto en valor sus trabajos sin necesidad de agradecérselo a nadie, demostrando de lo que somos capaces cuando nos proponemos algo. Solo hay que asistir a las galas de la Academia para ver la evolución que año tras año muestran las producciones, con unos niveles que están a la altura de cualquier otro lugar.


Una compañía de teatro en apuros en ‘Farsantes’ (2000)

En una época en la que, desgraciadamente, están desapareciendo los cines, ¿cómo consumes tú cine? ¿Te sigues desplazando a las salas o eres fan de alguna plataforma?

Vivimos una época donde las opciones son diversas e interesantes y hay que saber aprovecharlas, creo que no está reñido ir a una sala con los últimos adelantos técnicos, con visionar cine clásico en casa. En cuanto a las series, creo que hay tratarlas con medida y sin adicción.

¿Cómo recibiste la noticia de ser el Simón de Honor de este año?

Al principio con sorpresa e incredulidad, después te vas haciendo a la idea y al final aceptas. ¿Por qué no? 

Fuiste uno de los socios fundadores de la Asamblea de Cineastas Aragoneses, actual Academia de Cine Aragonés. ¿Cómo recuerdas esa época? ¿En qué año fue y quiénes estabais? ¿Aún eres socio?

Desde aquella asamblea fundacional en 1999 ha pasado más de veinte años y, según su manifiesto, fue creada para reivindicar y difundir el audiovisual aragonés. Los nombres de sus fundadores siguen estando en la palestra: José Ángel Delgado, Jorge Nebra, Ana Esteban, Jorge Blas, Pablo Aragüés y muchos otros. Creo que en su pervivencia se mantiene la ilusión y el mismo espíritu apasionante e inspirador que teníamos cuando se fundó. Desde luego que sigo siendo socio y lo voy a seguir siendo. Siempre he pensado que en este oficio no te retiras nunca pues forma parte de tu propia vida, y hay que morir con las botas puestas, no queda otra

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