¿Conoces a Gerald B. Fillmore?

¿Conoces a Gerald B. Fillmore?

Tiempo de lectura: 6 minutos

Regresamos a nuestra sección más internacional con el zaragozano Gerald B. Fillmore, un actor, guionista y director que con 14 años empezó en el mundo audiovisual y ahora vive en Los Ángeles.

Uno de sus últimos trabajos ha sido interpretar a Teodoro en la serie ‘Reyes de la noche’, de Movistar Plus. En esta serie ambientada en los 80, Fillmore interpreta a un cómico, fan de las imitaciones, que es fichado por el programa de radio de Jota, no el baile, interpretado por Miki Esparbé. La trama, un duelo de titanes de dos programas de radio de la época, a lo Sálvame y serie turca. ¿Quién ganará?

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Gerald B. Fillmore a la derecha, sobrevibiendo a los chalecos de los 80, con sus compis de serie en ‘Reyes de la noche’

Fue rodada el pasado año y estrenada este 2021. «Ha sido una gozada», reconoce el actor. «Estamos hablando de una serie que ha contado con un equipo creativo y artístico de un nivel muy alto, desde los creadores hasta la dirección, pero luego todo el equipo de foto, de vestuario, de maquillaje y el reparto. Era un paseo por las nubes». Solo faltaba Keanu Reeves por ahí. Seis capítulos que han tenido una gran acogida, pero de la que lamentablemente no habrá segunda temporada. ¡Ay, qué pena!

Y no abandonamos Movistar, porque también podéis ver a este actorazo en la peli, que nos encanta, ‘Historias Lamentables’, de Javier Fesser. Cuatro historias muy lamentables y una sucede casualmente en Zaragoza: «Me hizo especial ilusión no solo por trabajar en Zaragoza y con uno de los mejores directores actuales, también porque coincidía con aragoneses amigos, Laura Gómez-Lacueva, Jorge Asín… También compartir secuencias con Alberto Castrillo que fue profesor mío en la escuela de teatro, fue un honor, una gozada y sobre todo muy divertido», asegura. Como curiosidad os contaremos que, a pesar de suceder en la capital maña, en las escenas que aparece Fillmore, ni está en Zaragoza ni su personaje es de Zaragoza, pero nos gusta escuchar el acento real aragonés en el personaje de Alipio (Alberto Castrillo) y sus hermanas. Fesser no decepciona.

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Gerald B. Fillmore a lo botones Sacarino en una de las ‘Historias Lamentables’ de Javier Fesser. @geraldbfillmore

ESCRITOR Y ACTOR

Gerald B. Filmore además de actor, también le da a las teclas y es uno de los guionistas de la primera serie española original de Amazon Prime ‘Pequeñas coincidencias’ creada por el también actor y protagonista Javier Veiga. Hace años trabajaron juntos en la serie que sucedía en un gimnasio ‘Gym Tony’. (2014-2016) Allí Fillmore empezó como actor, pero le propuso a Veiga la posibilidad de escribir algún capítulo, ya que ya había trabajado como guionista y viendo el potencial de este chico se incorporó pronto al equipo de guionistas. Así estuvo durante varios años, incluso después de irse a vivir a Los Ánges.

Además de actuar, también le da a las teclas de ordenador y uno de sus trabajos más largos en el tiempo como escritor fue como guionista en la serie ‘Gym Tony’ (2014-2016), creada por Javier Veiga. Comenzó interpretando a uno de los personajes, pero viendo el potencial de este aragonés, Veiga le propuso formar parte de la plantilla de guionistas y allí siguió incluso después de irse a vivir a Los Ángeles.

Total que cuando Javier Veiga empezó con la comedia ‘Pequeñas coincidencias’, llamó a Fillmore para repetir la jugada como guionista y en la tercera temporada hizo aparición como actor. «Estábamos muy contentos los dos y ya en la tercera me dijo de actuar y yo encantado. Y no solo entré yo, sino que también entró mi hijo». Dylan aparecía por detrás de las videoreuniones haciendo de las suyas y el director lo fichó sin casting previo ni nada. «En la tercera temporada había un nuevo personaje que encajaba perfectamente con él. Nunca pensé que iba a escribir para mis hijos y menos para uno que no tenía ni un año de edad«. Para el pequeño Dylan fue como rodar un corto entre amigos.

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Gerald B. Fillmore viendo la final de Supervivientes junto a Angie Fernandez, Marta Hazas y Javier Veiga. Fotograma ‘Pequeñas coincidencias’

El humor de esta serie ha traspasado fronteras y actualmente se encuentra en preproducción para la NBC, así que habrá versión USA de los encuentros y desencuentros de Javier y Marta. Estamos deseando conocer quiénes serán los actores.

ESCRITOR, ACTOR Y DIRECTOR

A veces se triplican las ocupaciones de Gerald. Cuando Pedro declaró el estado de alarma, que coincidencia que el actor se encontraba trabajando en Madrid. Junto a su mujer y dos hijos tomaron la decisión de volver a sus raíces y pasar el confinamiento en Zaragoza y allí le surgió la posibilidad de este triplete. Una amigui suya de LA (Los Ángeles, no La Almozara, aunque también podría ser), conociendo las buenas dotes de este hombre, le pidió que le escribiera una escena para un casting: «escribí una secuencia, pero me gustó tanto que dije vamos a hacer un corto». Así que al volver a Los Ángeles rodaron el corto ellos dos, titulado ‘Hold for applause’.

Gerald B. Fillmore y Vanessa Benavente, protas de ‘Hold for applause’, cuando se enteraron de que Olga Moreno había ganado Supervivientes. Fotograma del corto

Os ponemos en situación; confinamiento, chico está en Madrid cuidando a su madre, chica está en Los Ángeles, videollamada, tenemos que hablar. «Es la historia de una separación de pareja, pero durante el confinamiento, a distancia y online, con todo lo que ello conlleva», explica su director a Secuenciadas. Una historia muy lamentable que perfectamente podría haber formado parte de Fesser. Y oye que nos les va nada mal con el corto, 50 selecciones y 14 premios. Los últimos, en el Festival de Cine de Comedia de Tarazona y Moncayo; el premio del público a mejor cortometraje, mejor guion y mejor actor al propio Fillmore. Gerald no pudo asistir, ya que se encuentra a miles de kilómetros, pero tuvo una representante muy querida, su hermana. Solo tuvo que cruzar varias calles y presentarse en el teatro, ya que casualmente vive allí.

BIO

Gerald B. Fillmore es una maño de madre zaragozana y papi britamericano, con esta capacidad para las lenguas reconoce que le gusta trabajar en los dos idiomas. «Cada idioma lleva consigo una cultura y una manera de entender el mundo y la comedia. Me gusta trabajar en los dos«. Así que tan pronto habla english que spanish.

Con 14 años realizó su primer corto como director y guionista, a los 15 le premiaron en el Festival de Cinema Jove de Valencia con otro, ‘Cometidos imprudentes’ (2001), y ya se dio cuenta de que quería dedicarse a este mundillo. Empezó a estudiar arte dramático en la Escuela de Teatro de Zaragoza y más tarde guion en Madrid y más premios y más premios. Con 18 años rodó su primera peli, ‘Fasces’ (2004).

Hace siete años puso rumbo a Los Ángeles a vivir su sueño «Como dijo una actriz una vez, yo no estoy en Los Angeles por el trabajo, sino por las oportunidades y la verdad que ha sido así». Eso le ha permitido trabajar allí y volar a España también a rodar.

COOMING SOON

En el 2022 estrenará la peli ‘La mirada de Lucía’, de Imanol Uribe, en la que interpreta a un agente del FBI. Pronto se va a rodar una comedia original que ha escrito junto a Judd Pillot para Sony Pictures, ‘Tequila Re-Pasado’ en la que un adicto al trabajo se bebe un tequila mágico y viaja en el tiempo una y otra vez encontrándose con sus clones que intentan solucionar sus problemas familiares. Una locura de guion.

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Gerald B. Fillmore, como si nunca hubiera roto un plato, con uno de sus premios por ‘Hold for applause’. @geraldbfillmore

Acaba de terminar de escribir y producir una serie ambientada en Los Angeles, ‘Latinx’. «Es una comedia de varios latinos viviendo juntos, españoles, portorriqueños, cubanos, mexicanos, argentinos y por eso da todo una riqueza distinta», considera.

A pesar de vivir a 9443 Km de su tierra viene a pasearse en cuanto puede por la plaza del Pilar, la zona universitaria y el parque José Antonio Labordeta que ahora recorre con sus hijos. Además, no pierde el contacto con los amigos aragoneses que luchan aquí en el audiovisual. «Estoy desarrollando una serie con Nacho Rubio (turolense), Con la muerte en los tacones, la serie transcurre la mitad en Aragón y bebe mucho de la idisioncrasia aragonesa». Te deseamos mucha suerte desde Secuenciadas con este proyecto y esperamos ver tus trabajos por tierras aragonesas.

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Un thriller aragonés rodado en la Magdalena

Un thriller aragonés rodado en la Magdalena

Tiempo de lectura: 5 minutos

En tiempos en los que echamos de menos salir de fiesta para bailar sin pudor y ligar con nocturnidad y alevosía, al guionista y director Miguel Casanova no se le ocurre otra idea que rodar en una bar su nuevo corto ‘No te verán correr’. Corriendo hubiéramos ido nosotras si nos llegamos a enterar de que el Crápula abría otra vez sus puertas, lástima que solo fuera para el rodaje.

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La policía antes de entrar al bar, a ver qué se cuece. Foto Víctor Izquierdo.

La historia del corto sucede en el barrio zaragozano de la Magdalena, pero como bien dice Casanova «podría suceder en cualquier ciudad con este tipo de barrio obrero». Contado a tiempo real, somos testigos de una redada policial, a través de una cámara pegada a los personajes. «Seguimos a un policía joven que ve algo que no debería haber visto», desvela a Secuenciadas el creador de este relato.

Para la escritura de un guion anterior «tuve que hacer mucha investigación sobre violencia policial, que al final no tuve que utilizar tanto, pero me quedé con la idea». Y tanto es así que en 2017 sucedió un hecho en Francia que le hizo recordar y abrir el cajón de esa investigación. «Vi que a lo mejor había una historia ahí que a mí me apetecía mucho contar, basándose en la búsqueda de poder«, un tema del que es fan.

Cuando tuvo una primera versión del guion lo leyó una policía nacional. «Me estuvo asesorando mucho sobre cómo se relacionaban entre ellos y procedían si consideraban que un compañero o compañera había utilizado una fuerza excesiva, que no se le estaba permitida usar».

POLICÍAS Y TODOS LOS DEMÁS

Para la elección de los actores empezaron por los secundarios. «Pensamos que lo mejor era conseguir a todo el reparto de policías porque no solamente queríamos buenos actores, sino a alguien que tu creas que te pueda parar por la calle y pedirte la documentación«. Empezaron por fichar durante el confinamiento a Laura Contreras y Fernando Rojo, dos aragoneses que ya se han visto las caras en más de un corto.

«Luego contactamos con Vicente Vergara, que a mí me lo habían presentado hacía tiempo, a raíz de que coincidíamos en muchos festivales, yo trabajando en ‘Mientras dure la guerra’ y él estaba nominado al Goya por ‘La trinchera infinita'(2019)», casi nada. Después se unió al proyecto Jon Plazaola, más conocido en el género de la comedia, y a quien le gustó mucho su personaje. «Creo que a un actor al que se le da muy bien la comedia te sabe hacer cualquier cosa y ha hecho una cosa super interesante», estima el dire, recordando que por último llegó Rafa Delacroix.

Una vez elegida esta brillante tropa decidieron ir a por el prota. «Ver quién era el protagonista que podía encajar con todas estas personas que le iban a hacer frente dramáticamente en el corto». Pepo Llopis, un actor lleno de verdad que Casanova había visto debutar en su primera peli. «Yo había trabajado con él en una película de Mod Producciones que se llama ‘La banda’ (2019), vi su prueba de casting y me pareció un tío que tenía muchísima, muchísima verdad a la hora de soltar el texto y de vivir la situaciones». Así que ya tenían al actor que iba a vivir su historia en primera persona.

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El director, Miguel Casanova, indicándole a Pepo Llopis a qué distancia va a estar la cámara de su cara. Foto Víctor Izquierdo.

Se nos olvidaba la aparición estelar de un aragonés, esta vez en su faceta actor, de uno de los directores más hippies y más pro y amigo del dire. Daba el perfil para el papel de un okupa que abre el corto: «un amigo me dijo medio en broma, medio en serio, que ese personaje debería interpretarlo Alex Rodrigo, un poco por apariencia. Le dijimos ¿oye Alex te apetece venir a hacer esto? y nos confirmó enseguida que sí». Este hombre vale para todo.

VOLVER AL CRÁPULA

Este mítico bar lamentablemente cerró sus puertas y no por la pandemia, sino meses antes. «Como escribir sin imaginarse un sitio físico es imposible, sin querer me imaginaba el Crápula» y es confiesa que lo ha frecuentado muchísimo.

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El equipo de rodaje viendo Charrín Charrán de Aragón TV. Foto Víctor Izquierdo.

También aparecen otros escenarios de la ciudad, «algunos interiores en el bar musical, en el barrio de la Romareda y al lado de la plaza San Francisco» y es que el cine es ficción y como el baño del Crápula se quedaba pequeño, tuvieron que buscar otro más amplio que simulara el aseo del bar.

El director maño, Miguel Casanova, vive en Madrid pero reconoce que rodar en Zaragoza le sienta bien. «Yo siempre digo que me siento mucho más seguro a la hora de escribir que a la de dirigir, porque tengo menos experiencia como director, entonces rodando en Zaragoza me siento más seguro. Es esa sensación de estar tranquilo, de volver a casa y sentirte bien rodeado de un equipo de profesionales increíbles». Pues claro que sí como en casa, en ningún sitio.

LA FOTOGRAFÍA

Cámara al hombro, la dirección de foto corre a cargo de Gemma Rogés. «Intentábamos huir de una cámara muy limpia”, detalla el director, al agregar que «queríamos algo quizá no necesariamente documental, pero que colocara al espectador a pie de calle, a la misma altura que los personajes, siguiéndolos con la cámara en movimiento, sin buscar el plano perfecto y bonito«. Vamos un Gloria Serra en ‘Equipo de Investigación’, pero sin ella dándole dramatismo al asunto.

Utilizaron la cámara Red Monstro que les daba el look duro y oscuro que necesitaban. «Buscábamos las expresiones de los actores con una cámara muy nerviosa, como es una redada en cualquier tipo de operación policial». Respecto a la luz, la DOP aprovechó muy bien el contraste de la luz de las farolas de la plaza y el azul de la policía que utilizaron en los interiores.

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Jon Plazaola con ganas de ir al baño y Pepo Llopis y Vicente Vergara que no callan. Foto Víctor Izquierdo.

GUIONISTA Y DIRECTOR

Aunque nos reconoce que le gustaría proyectarse más como guionista que como director, este es el tercer corto de Miguel Casanova como director, tras ‘Milkshake Express’ (2015) y ‘Vergüenza’ (2017).

Ha escrito el guion de cortos como ‘Moros en la costa’ (2018) y ‘En la azotea’ nominado al Goya en 2017. Este año ha ganado uno de los premios Santa Isabel de guion audiovisual por ‘La noche gira’. Actualmente compagina sus proyectos propios con su trabajo en Mod Producciones, en desarrollo, producción y marketing, trabajando en películas como ‘Mientras dure la guerra’ (2019) o ‘La hija’ (2021), esta última en posproducción.

El corto ‘No te verán correr’, producido por Ana Sanagustín, Aïda Gómez y Pablo Lagartos, con banda sonora del gran Sergio Jiménez Lacima, verá la luz a finales de verano y para abrir boca os dejamos con el pedazo de cartel que se han marcado, diseño de Jorge Simón y con el making of de Marina Selene y Raquel Ibáñez.

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«Cuando vi ‘Ciudad de Dios’ supe que quería hacer algo así, contar una historia que hiciese flipar a la gente»

«Cuando vi ‘Ciudad de Dios’ supe que quería hacer algo así, contar una historia que hiciese flipar a la gente»

Tiempo de lectura: 15 minutos

Alex Rodrigo, director, El Embarcadero, El último show, guionista, La casa de papel, series, televisión, Veneno, Vis a vis

Director y guionista, el zaragozano Alex Rodrigo (1988) desborda creatividad, buena intuición para los proyectos y talento. Asistimos en CaixaForum Zaragoza a una charla en la que desgranaba cómo ha evolucionado el panorama audiovisual nacional y aprovechamos la ocasión para repasar también su trayectoria. 

Os hacemos un spoiler nada más empezar: también le pedimos que posara en una foto como si fuera un vampiro (cosas nuestras) y accedió de buen grado y con una amplia sonrisa. Estamos seguras de que si le hubiéramos pedido atracar la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre también hubiera accedido de buen grado. Director de éxitos de series como ‘El partido’, ‘Vis a vis’, la archiconocida ‘La casa de papel’, ‘El embarcadero’ o ‘Veneno’, ha creado y combinado su labor de director con la de guionista en la primera ficción televisiva aragonesa, ‘El último show’. Pasen, lean y descubran a Alex en este nuevo Secuenciando a. 

¿Cómo eras de niño? 

Mi infancia se ha marcado mucho porque la persona que más me ha criado ha sido mi abuela. Mis padres se divorciaron teniendo yo cinco años y, por circunstancias de la vida, ha sido mi abuela la que se encargó un poco más de mi. En esa crianza con mis abuelos me han marcado mucho mis salidas al pueblo, a Broto, que está en el Pirineo. Íbamos todo lo que podíamos y había algo como muy de descubrimiento, fascinante, en ir al pueblo con mi abuelo. Un poco más mayor también mi pueblo ha sido el lugar del primer amor, de la primera pandilla de amigos, el primer beso que te das escondido en el río, esos momentos del crecimiento. 

Aprendí a hablar antes que a andar, me empezaba a inventar historietas y eso sí que me lo recuerdan mucho. También recuerdo mucho el nacimiento de mi hermana como un bofetón de volverme adulto sin transición, de tener responsabilidades. Me flipaba quedarme cuidándola. 

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Además de esta fascinación por crear tus propias historias, ¿cuándo se inicia tu vinculación con el audiovisual? ¿cuándo te das cuenta de que quieres ser director?  

Primero quería ser escritor, porque se me daba muy bien escribir. En quinto de Primaria un profesor me dijo que podía ser escritor y me voló la cabeza porque no tengo un referente en el mundo de las letras ni de las artes en mi familia como para entender que eso era un oficio. Eso me motivó muchísimo, me puse a escribir más y luego fue con 14 o 15 años que descubrí el lenguaje cinematográfico como una forma de narrar igual que el escrito. Me di cuenta de que las historias que tenía en mi cabeza eran más audiovisuales que de literatura. 

Descubrí que hay un oficio que es director de cine, de guionista, y flipé porque el universo audiovisual en ese sentido es mucho más amplio, en cuanto a los distintos departamentos, al equipo, cómo se trabaja. Vi la película ‘Ciudad de Dios’, y además de flipar con la historia, porque entonces se estaba gestando mi identidad política, a nivel de narrativa audiovisual también fue increíble ver cómo trabaja con las líneas temporales, el montaje, que era una locura en ese momento, te volaba la cabeza. Con esa dije: “yo quiero hacer algo así, no se cómo, ni el camino, ni los años que tardaré, pero quiero contar una historia que haga flipar a la gente como acabo de flipar yo”.

«La primera vez que me sentí director fue en unos campamentos en Villanúa. Éramos cincuenta chavales y rodamos tres cortos»

A los 18 años te fuiste a estudiar a Madrid, ¿cuál fue tu primer trabajo, en el que te sentiste director? 

Por una parte, me puse a grabar a una compañera que hacía danza del vientre sus vídeos de fin del curso y siempre le intentaba sacar jugo, quedarme con las miradas que tenían entre ellas, con sus historias. En esos pequeños curros alimenticios, porque era puramente para pagar el alquiler, puedes encontrar mucho brillo a nivel creativo si le pones el foco y lo quieres ver desde ahí. 

La primera vez que me sentí director fue en unos campamentos que hacía el Gobierno de Aragón, ‘Vacaciones de cine’, que te llevaban a Villanúa y tenías que hacer un corto. Recuerdo que éramos como cincuenta chavales aragoneses y gallegos y se rodaban tres cortos, todo el mundo que tenía una idea la tenía que contar en público y luego se elegían solo tres. Tenía 15 o 16 años y me marcó mucho ese campamento, convencer a la peña de que rodaran conmigo y todo el proceso de aprender por qué funciona un plano y por qué no. 

¿Qué parte de intuición hay en tu carrera, de saber qué funciona y qué no?

Para bien o para mal, el hecho de no ir a una escuela de cine, que era un sueño mío, hace que surjan soluciones creativas o una identidad más fuerte, a pesar de que tiene muchas carencias. Estaba en Madrid con una beca de renta baja, que me permitía casi el 80 por ciento de mis ingresos y el otro 20 por ciento venían de las danzas del vientre y bodas, bautizos y comuniones. Envidiaba un poco cuando los finalistas de festivales de cortos eran todos alumnos de grandes escuelas y pensaba que yo no estaba en esa liga. De ahí surgió que un grupo de chavales formáramos una pseudoproductora, que en realidad no lo era: éramos cuatro mataos de 18 años que no teníamos ni cámara propia y luego se la teníamos que pedir a alguien. Hay algo en el no haber tenido profesores académicos con reglas claras que igual te hace más ecléctico, aunque en las artes tener buenos formadores es enriquecedor, hay tutores que son padres artísticos y yo no lo tuve. 

Estaba en la Complutense (estudiando Comunicación Audiovisual) con gente que no había pisado un rodaje, no había prácticas, no tocamos una cámara prácticamente en toda la carrera, tuvimos que ponernos a rodar por nuestra cuenta, buscar un par de libros del tema e ir cruzando la información que tenías con lo que grababas y lo que veías que funcionaba o no funcionaba. De pronto un día te saltabas el eje y pensabas que molaba.

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¿La webserie ‘Libres’ te cambió la vida? 

Hay dos proyectos que me marcaron la vida. Uno es ‘Los ojos de Laia’ (2011), un cortometraje que hicimos en una maratón de 36 horas de supervivencia fílmica. Íbamos equipos de chavales de toda España a Donosti y hacías un corto en 24 horas y lo montabas en 12. Lo hicimos el grupo de la facultad y ganamos el primer premio y el de mejor actriz. El primer premio eran 5.000 pavos y éramos seis personas; de pronto veías que habíamos contado una historia de 6 minutos y volvíamos con 900 pavos, que es es un salario de puta madre. Vimos que se podía vivir del cine. 

Los jóvenes de mi generación nos comimos la crisis de 2008, hemos salido al mercado laboral ya de por sí con una carrera (Comunicación Audiovisual) que no tiene salidas y teníamos una sensación de que si a lo que nos dedicábamos para pagar el alquiler tenía que ver con cámaras o con escribir, ya nos dábamos con un canto en los dientes si no teníamos que acabar en otro sector o en el paro o fuera de España. El logro era dedicarte a algo que tuviera que ver con el audiovisual y conseguir un salario haciendo un corto fue como ¡hostia! 

Después, con ‘Libres’ (2012) la movida fue conseguir financiar la serie. Estábamos orgullosos del contenido final y técnico, la levantamos con un crowdfunding por internet y sentimos que había un público al que le interesaba mucho lo que le contabas, por eso me cambio la vida, porque más allá del circuito de festivales sentimos que con el teaser se había movido gente interesada en la serie, que la apoyaba con el crowdfunding y, encima, empezamos a ganar premios fuera de España y surgieron entrevistas en medios nacionales. La suma de ello, de estos dos trabajos, fue mi toma de consciencia de que se podía dedicar uno a esto y con un curro creativo. A nivel mental, con ‘Los ojos de Laia’ y ‘Libres’ rompí esas barreras. 

«El primer día de rodaje en Vis a Vis pregunté cuánto costaba el capítulo y entré temblando»

¿Cómo llegas a la televisión y a dirigir capítulos de ‘Vis a Vis’? ¿Esa fue tu gran oportunidad? 

Sin duda. Ha habido como un camino doble para llegar a ‘Vis a Vis’. Por un lado, estábamos haciendo ‘El partido’ (2005), que era una webserie que estaba ya dentro de Atresmedia, estábamos en Flooxer haciendo ficción online y de corta duración; y por otro lado, porque hice un cortometraje (Un millón) con Miguel Amoedo como director de fotografía. Había visto de Amoedo su trabajo en ‘De tu ventana a la mía’, de Paula Ortiz, me flipaba y pensé que igual tenía buen rollo con los maños y que le podría entrar. Me acerqué, le moló el guión y fuimos a rodarlo y fue una suerte que él, cuando ya estaba tan consolidado, aceptara hacer un corto con un chaval poco conocido. 

Después, en la segunda temporada de ‘Vis a Vis’ necesitaban un director más y ya surgió el debate de si llamar a alguien con más recorrido en la tele o abrir la puerta a sangre fresca y joven. Yo estaba bien posicionado porque ya conocía a Miguel, él me recomendaba, ‘El partido’ estaba funcionando muy bien en Flooxer y me colé. 

¿Qué sentiste el primer día de rodaje en ‘Vis a Vis: emoción, temor? 

El impacto más grande fue que pregunté cuánto costaba el capítulo y casi me caigo al suelo y entré con las piernas temblando, no lo debería de haber preguntado justo el día que empezaba a rodar, tuve bastante pánico. Lo bueno, que me empecé a comunicar con el equipo, dirigiendo a actores y hablando con el equipo técnico vi que era gente con la misma pasión y motivación, aunque me sacaran veinte años, que tenían esa chispa en las ganas de hacerlo bien y conecté con ellos. Fue primero pánico y, cuando vi que nos entendíamos, después me sentí a gusto. 

¿Cómo es dirigir una gran producción televisiva?  

Si destilas todo, te quedas con el grano y quitas la paja, es igual que hacer una webserie. Hay mil condicionantes, si tienes ochenta figurantes, un rappel por no se dónde y una explosión con un especialista que sale volando, pues lo que necesitas para este tipo de secuencias, que técnicamente son tan complejas, es exprimir muchísimo cada segundo de rodaje, porque cada segundo de rodaje es carísimo. Cuanto más caro y menos puedes perder el tiempo, más trabajo requiere en preproducción. 

En la quinta temporada de ‘La casa de papel’ ha habido un capítulo que era especialmente complejo por la acción y por primera vez he contratado a un dibujante de storyboards, por no hacerlos yo. Esto no lo haría en una serie más sencilla. Luego hay que hablar mucho con el equipo de cámara para saber si un plano es mejor con un tipo de grúa o con otra, si se hace con dron, o mil movidas que cuanto más caro es todo, más responsabilidad tienes en no perder ni un segundo de tiempo. Por lo demás, hay que intentar que toda esta carcasa de dimensión, presupuesto y técnica no te quite energía para dirigir actores, eso es algo que me intento autoimponer mucho en estos rodajes tan complejos, solucionar todo antes del set, de dar acción, y luego dedicarte a los actores

En ‘La casa de papel’ los guiones están vivos, se escriben conforme transcurre el rodaje. ¿Con qué margen disponéis de los guiones para trabajarlos? ¿Es un proyecto muy colaborativo entre directores y guionistas?

Los propios guionistas, más en la primera temporada, cuando los capítulos eran más sencillos, veían cómo se montaban las secuencias y hablábamos de qué trama era guapa y darle pie, por la química entre personajes, o al revés. Es cierto que conforme la serie se vuelve más compleja eso se puede hacer menos, porque el plan de rodaje es mucho más complejo, las secuencias son mucho más difíciles de montar, hay más planos, más técnica, hay que integrar más VFX. 

Tenemos los guiones con semanas de antelación en plural y, a veces, con una semana en singular y te tienes que pegar una semana encerrado. Yo planifico las secuencias con música, cada capítulo me hago mi selección en Spotify y cada secuencia la trabajo con mis cascos. Igual dos semanas me encierro en mi cuarto o en la oficina del plató de Vancouver, me pongo mis cascos y de ahí no salgo hasta que no tengo los dibujos de las plantas, me apunto las emociones de cada momento de la secuencia, la subrayo con colores, indico si lo quiero llevar más a tensión, a drama intimista o a comedia. Me hago una especie de mapa de tramas por capítulo, con una línea temporal del minuto 1 al 45, y veo qué tono le quiero dar tanto a nivel actoral como de cámara, de encuadres, de arte. Voy viendo si un capítulo queda demasiado intenso en cuanto a tensión o si tiene demasiada comedia y se pierde el espíritu adrenalínico de la serie y voy modificando en base a eso; aunque cuando salen los guiones más pegados a rodaje lo haces todo más rápido y te frustras más o te pegas una semana sin dormir. 

«Lo mejor de este oficio es estar rodeado de gente apasionada»

Tienes proyectos para dar el salto al cine. ¿Te gustaría que formara parte activa de tu futuro?

Sí, pero para ya forma parte, lo rodaría igual que ruedo una serie, trabajaría el guión igual que trabajo en una serie, ensayaría con los actores igual, preproduciría con el equipo técnico igual, montaría de la misma forma porque seguramente llamaría a los montadores con los que ya he currado y tengo una química increíble y trabajaría todo igual, excepto la emisión final, dado que el tipo de pantalla sería distinto. Me gustaría sacar la idea que tengo de largometraje como largometraje, pero en sí el cine ya forma parte de mi vida. 

Oye, ¿pero a qué se dedica un director exactamente? 

Separando el director del guionista: te llega guión, te reúnes después de la lectura para proponer las cosas que no te encajan o posibles cambios que se te ocurren a nivel estructura o diálogos. Luego pides ensayos con actores, las localizaciones técnicas con las características que crees que tienen que tener, hablas mucho con el departamento de arte y vestuario para ver cómo configuras visualmente y cómo hablas de los personajes a través de elementos externos. Con el director de fotografía también, y vas dando pasos y tomando decisiones, que esto es algo que al principio llevaba muy mal y que ahora ya he asimilado y es que cada paso que das tienes que tomártelo como que no hay marcha atrás, ser consciente del peso que tiene cada una de las decisiones, que es una de las cosas que más vértigo da de dirigir. Una vez que entra el chorro de desembolso presupuestario de por medio, ahí cada paso es un paso hacia adelante. 

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Una vez que tienes los ensayos, has trabajado bien el tono, sabes la puesta en escena, cómo vas a colocar a los actores dentro de la secuencia, o si has pedido materiales a arte, llegas al día de rodaje que es un día de curro en el que cada departamento sabe lo que tiene que hacer, lo habéis hablado en la preproducción y llegas y ejecutas los planos, la puesta en escena y todo lo que tenías en la cabeza. Previamente tu has dibujado una planta, que es, como a vista de pájaro, dónde están los personajes y las cámaras, los elementos de atrezzo que intervienen y demás y, según como sea el proyecto, también dibujas un storyboard para que cada plano vaya acompañado de una viñeta. En las secuencias complejas lo hago, en las sencillas, con un equipo congeniado, no es necesario.   

Y con eso te pones a rodar, toma a toma, todo lo que te falta tanto técnico como interpretativo lo vas matizando; para dirigir a actores tienes que conocerlos y saber cómo reconducir su interpretación para que acabe teniendo la secuencia el sentido que querías. 

Una vez que tienes esto te vas a montaje, primero el montador hace un premontaje suyo, que llamamos en broma un ‘premonster’, porque es un monstruo que asusta y generalmente en ese primer visionado piensas: “mierda, no valgo para esto, he engañado durante toda mi trayectoria a los productores para que pensaran que valgo, pero esto es una puta mierda”. Te pones a trabajar en el tempo, en la interpretación por tomas, en la música, en lo que se te ocurre viéndolo, hay muchísimo debate y diálogo con el montador y de ahí sacas el montaje del director y lo presentas a los productores ejecutivos, que mandan cambios, algunos más rígidos e incontestables y otros debatibles, y de ahí sale el corte que se lleva a la plataforma o a la cadena y ellos vuelven a dar sus notas de cambios, que generalmente son poquita cosa, matices. 

¿Qué es lo mejor y lo más complicado de tu trabajo?  

Lo más complicado, en algo práctico, es cuando crees que hay mucho potencial en lo que estás haciendo, pero no tienes el tiempo suficiente para exprimirlo. La falta de presupuesto es una condición dada y no hay nada que hacer, pero cuando no se ha organizado bien la producción y tienes menos tiempo del que deberías para hacerlo bien y sabes que no va a quedar todo lo bien que podría por falta de tiempo, es muy frustrante y gestionar eso puede que sea lo más complicado. Y el miedo a que tu futuro laboral siempre depende de lo bien que salga lo que estás haciendo ahora; depender de eso a veces es complicado a la hora de gestionar la autoestima.

Lo más bonito es estar en un trabajo en el que estás rodeado de gente muy apasionada, que está ahí porque desde una edad muy temprana han tenido una vocación y que disfrutan haciéndolo, a pesar de que con las tensiones hay broncas y con las diferencias de opiniones hay tensiones, pero es una industria en la que te rodeas de gente con mucha pasión. De las artes, junto con la música, es una de las más colectivas y me parece muy bonito la energía que desprende, el debate creativo que genera y como al final es algo como muy de comuna: parimos, criamos y cuidamos a una criatura, que es la serie, entre un grupo muy heterogéneo de personas, de distintos departamentos. Obviamente el director tiene la voz final y dirige como es su rol, pero somos como una comuna de gente que está dando vida a algo entre todos. 

En tu labor como guionista, ¿cómo te planteas la escritura de un guión?

Lo normal es que tengas una idea más o menos vaga, que evalúes si tiene salida o no con las necesidades actuales de plataformas y teles, y a la que ves que tiene potencial, aunque no sea comercial, te lo curras más y lo presentas. También verbalmente lo peloteo con la gente que conozco y me voy fijando en las caras de la gente que la recibe y, en base a eso, me motivo o me desmotivo, que puede ser algo infantil por mi parte, pero voy apostando más por unas ideas o menos por otras muchas veces porque las voy contando a mis colegas y me fijo en sus caras

Ahora estoy en desarrollo de una idea con una plataforma y la idea en sí misma surgió del confinamiento. Tenía unos insomnios brutales, habíamos parado de rodar ‘Veneno’ y no sabíamos cuándo íbamos a volver y en esos insomnios cogí cosas de mi infancia, una obsesión que tengo desde entonces, con referentes que había visto en pelis últimamente y fui cuajando una movida que luego le conté a mis representantes y ellos me dan feedback de si a eso en el mercado le ven salida o no. Era una locura personal, pero me dijeron: “dale caña que sueña muy bien”. La primera plataforma que recibió la idea me dijo que la quería y ahora estoy escribiendo con otro guionista, poniendo negro sobre blanco, porque el dossier era un tratamiento global y estamos haciendo el guión puro y duro. En cuanto acabe ‘La casa de papel’ nos pondremos a desarrollarla. 

Por otro lado ha ocurrido al revés, que una persona que ha tenido una idea se la ha comprado una tele y me ha llamado a mí. Sobre una idea de una chica de Valencia nos hemos puesto a escribir los dos. Coescribir es muy bonito, no tienes estrés de tiempo como en un rodaje, hay más ensayo error y es guay y tienes toda la libertad para soltar barbaridades y ya te dirá otro que no funciona. 

«Si había algún lugar en el que podía hacer ‘El último show’ era en Aragón»

Si no fueras director y guionista, ¿qué serías? 

Siempre me ha gustado mucho la música, he tocado el saxofón con varias bandas durante muchos años y en la carrera me salió más curro de músico que de realizador, hacía música para publicidad. Al final me reconduje, le metí más tiempo a dirigir que era lo que más me gustaba, pero el mundo de la música me fascina porque tiene algo que no tiene la escritura y es que utiliza un código que no tiene que ver con el lenguaje humano, el lenguaje musical genera emociones sin ser tan literal, me parece superior.

Has liderado la primera ficción de la televisión autonómica de Aragón, ‘El último show’, una idea fruto de tu encuentro cuando eras pequeño con el humorista Marianico el Corto. ¿Cómo fue ese momento de decirle a la tele quiero que Marianico sea Buñuel?

Lo primero fue hablar con Miguel Ángel Tirado para contarle la idea, que le fascinó porque a su personaje le vio enseguida la dimensión dramática. Conociéndole, vi la dimensión dramática que tenía él y la ternura que despertaba y con él a favor pensé en intentarlo. En la reunión (con la tele) se que no esperaban que les fuese a presentar algo así, creo que toda la gente de la tele a la que dije que quería hacer esta serie interpretó muy bien el papel de no decir “qué coño nos has traído” (ríe). Me escucharon, se leyeron el dossier y sentí que si había algún lugar en el que podía hacer esa serie era aquí y era también la oportunidad de darle la vuelta a una tele autonómica, que bajo el disfraz de tele regional había hecho algo muy moderno. Creo que ellos lo entendieron, cuando otra gente en lugares mucho más grandes no entienden algo así. 

¿Fue un orgullo llevar a cabo esta idea en tu tierra, sientes que tiene algo de reconocimiento? 

Es una forma poética del destino, justo cuando lo ha megapetado ‘La casa de papel’ a nivel internacional, el siguiente paso lógico es tocar Hollywood y precisamente lo bonito era que lo que me tocaba hacer era esta serie. 

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¿Has pensado en dar ese salto a Hollywood?

No puedo avanzar mucho, pero estoy escribiendo, en desarrollo, ahora dos series, una de ellas estamos negociando en EE.UU. porque la propia historia tiene que transcurrir allí. Apunta bien y esperemos que se llegue a materializar. Es una comedia, de 30 minutos. 

¿Sigues el panorama audiovisual aragonés?

Dentro de Aragón igual sigo más a la gente con la que he compartido experiencias y conozco más, o que han estado en ‘El último show’, a ellos sí que los sigo más de cerca. Estoy ahora con los dientes largos de que Miguel Casanova me enseñe el primer montaje del corto que va a hacer (‘No te verán correr’), porque el guión me pareció putoincreíble, y también estoy salivando con las pelis de Paula Ortiz y la que va a empezar Pilar Palomero

¿En qué estarán próximamente?

Ahora mismo me espera por delante un año de escribir, tengo apalabrados dos desarrollos con plataformas, son dos ideas en las que estoy como creador, que voy a estar desarrollando, pero que no quiere decir que se lleguen a rodar. Todo esto es un proceso de ir superando pantalla a pantalla, impredecible. Uno de ellos seguramente rodemos parte de la historia en Aragón, el otro es de época y transcurre en EE.UU., son súper distintos, uno es un thriller de 50 minutos con algo de comedia negra, y el otro es comedia pura, de época y al otro lado del charco. Iremos escribiendo, teniendo feedback de la plataforma y viendo cómo encaja luego si se llegan a rodar los dos o solo uno. Este año he dicho que no a muchos rodajes para poder concentrarme en esto, siempre me pide el cuerpo cuando estoy en una etapa muy larga rodando el escribir y viceversa, soy un culo inquieto. 

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