El caballo ‘Titán’ da nombre al último cortometraje de María Salgado. Natural de Jaca y afincada en Madrid, la directora dice que con esta historia nos va a pegar «un pelotazo en el estómago; yo cada vez que lo veo me echo a llorar», reconoce la aragonesa. Así de claro habla a Secuenciadas de esta historia tan personal y autobiográfica, que se ha decidido a contar, gracias a un concurso de CIMA, la asociación de mujeres cineastas. «Hacía tiempo que tenía esa idea en la cabeza y lo quería contar. CIMA fue un poquito el empujón para hacerlo». Ganaron el concurso y lo rodaron.
Las protagonistas cuando se enteraron de que no había smartphones en los 80.
Año 1986, la radio suena de fondo, «hoy sabremos qué ciudad será la nueva sede para los juegas olímpicos». Una furgoneta rollo Lost aparece en escena y todo es júbilo y alborozo. Unas niñas bajan de la furgoneta, han llegado a la hípica donde van a pasar un día emocionante. «Al principio todo parece una fiesta. Es una cosa que yo quería recalcar, que todo a tu alrededor es muy feliz y a ti, te está ocurriendo eso«, explica Salgado.
Para escribir la historia tan dura que es ‘Titan’, María Salgado buceó en su subconsciente para intentar recordar aquello que su cerebro le había obligado a olvidar. Una tarea bastante difícil para la coguionista, pero en la que contó con la ayuda de Mercedes Castro, con la que escribe desde hace tiempo. «Yo tenía una serie de elementos que me parecían imprescindibles. El nombre del caballo, porque el que yo montaba se llamaba Titán, y el hecho de hacer sentir a la protagonista alguien especial», desvela. Pasó ese guion a «brochazos» a Castro, quién le dio forma.
Y del divertimento pasamos a otra historia bien distinta que nos hace cambiar el chip. «En el cortometraje pongo a la gente en una situación donde no tienen más remedio que aguantarse y verlo» y es que, como reconoce, estamos acostumbrados a mirar a otro lado y aquí no podemos hacerlo. «Yo con esto solo quiero que se tome conciencia de que esto pasa«, añade Salgado.
Para esta historia potente, necesitaba que el corto estuviera protagonizado por un actor de categoría y que pudiera afrontar este rol. Así que llamó a Roberto Enríquez, que se maneja en este campo de la interpretación. Admira al intérprete desde hace tiempo y, además, ya se conocían porque la dire también ha estudiado la carrera de interpretación. Le respondió que le había encantado el guion y que no tenía ningún problema en hacer a ese personaje, porque «igual que he hecho de nazi, puedo hacer de esto perfectamente», le confesó.
Roberto Enríquez, el hombre que susurraba a los caballos
María Salgado cogió a los niños que aparecen patinando en su anterior corto ‘Loca’ y se los llevó a montar a caballo en esta historia. Entre ellos eligió a Paula Toribio como protagonista, la que monta a Titán. «Entre ellos elegí a Paula porque es una niña muy pura e inocente y sabía que iba a ser fácil con ella. Fue pura intuición», reconoce.
EL PASADO SIEMPRE VUELVE
Volviendo al pasado, como en el corto, la directora con 10 años salió de Jaca y se fue a vivir a Barcelona ¡Menudo cambio! Ahí viviría a tope los Juegos Olímpicos del 92, montaría a Titán cual jineta avanzada y llevaría jerséis de lana muy molones. «Yo quería un jersey verde para la protagonista y no me preguntes por qué, pero lo quería. Y jerséis de ese tipo para todos ellos». Bajo esa premisa, Irene Ortega, en vestuario, tuvo que buscar en wallapop o análogos suéteres de punto con rombos y pantalones de pana. «Van a la hípica, pero no son amazonas. Nosotros llevábamos pantalones de pana, así que pensamos que no era necesario que todos llevaran el traje de equitación».
Portada de Venca de 1986. Moda equitación casual y de regalo un bastón.
Santi García, en el departamento de arte, lo tuvo un poco más fácil gracias a la hípica. «Fue una de esas cosas que te toca la lotería, porque para mí la localización es super importante», cuenta María Salgado. El actor Roberto Enríquez iba bastante y se la recomendó a la directora. «Es una hípica que es moderna, pero todavía conserva una parte más antigua. Me recordó muchísimo a la hípica donde yo iba», recuerda. Por otro lado, sí que tuvieron que trabajar cómo eran las sillas de montar en esa época.
Luego está la furgoneta ochentera, que entra a todo trapo en la hípica y con la que Salgado quiso hacer un guiño. «Le pusimos la matrícula del coche de mis padres, me hacía ilusión y es un detalle que a mí me encanta». Lo único que la verdadera empezaba por HU (Huesca) y aquí, por el lugar en el que sucede, se cambió a B (Barcelona).
Sacando brillo a la furgoneta de un amigo de la directora.
EL RODAJE
En enero de este año se rodó el cortometraje. Todo el equipo se trasladó a Casavieja (Ávila), a una granja escuela en la que tuvieron que hacer noche y donde curiosamente las habitaciones tenían nombre de hadas. «Unrodaje precioso» el que recuerda María Salgado, y en el que se tuvo que sujetar emocionalmente. «La primera secuencia que se grabó fue la más difícil y lo hicimos adrede, para quitarle presión a ella (Paula) y a todos. Para luego ya pasar toda la parte bonita y lúdica».
Con las niñas prefirió no ensayar y que no se aprendieran el texto de memoria y no perder naturalidad. Con Paula Tobirio lo tuvo claro. «Teníamos un peso pesado que era Roberto Enríquez, que yo sabía que la iba a llevar. Le dije a ella que se dejara impregnar por la persona que tenía delante y que obedeciera».
Roberto Enríquez al fondo, María Salgado escuchando Mecano y Mercedes Castro hablando con Paula Toribio del último éxito de Quevedo.
El corto ‘Titán’ está seleccionado en el Festival de Cine de Zaragoza, calificador Goya, y en el Festival de Cine de Fuentes. «Con mi primer cortometraje ‘A Violeta’ (1998) gané en Fuentes y desde entonces tengo un vínculo muy grande» y lleva ya cinco selecciones a los Goya.
Uno de sus próximos proyectos es un largometraje, ‘Frío’, una historia que ha escrito junto a Mercedes Castro, con tintes biográficos de ambas y que «parte de nuestras vivencias familiares, pasando por Galicia, Jaca y Barcelona» nos cuenta. «Estoy un poco cansada de rodar cortos porque al final te arruina muchísimo. Así que estoy con muchas ganas de levantar el largo. Estamos buscando producción, también productora aragonesa y productora gallega». Le deseamos mucha suerte con este nuevo proyecto y aplaudimos su gran valentía al contar la historia de ‘Titán’.
Mucho antes del “había una vez un circo” que tanto recordamos de nuestra infancia, había una vez un payaso llamado Isidro Marcelino Orbés Casanova (Jaca, 1873 – Nueva York, 1927). Triunfó en los escenarios de Londres y Nueva York, haciendo reír a millones de personas, si bien era un desconocido en Aragón hasta que el periodista Mariano García (Heraldo de Aragón) se adentró en su figura, primero con un artículo y, al tiempo, en las páginas de un libro. Ahora, Germán Roda en la dirección y Patricia Roda en la producción, relatan su historia en la docuficción ‘Marcelino, el mejor payaso del mundo’, que protagoniza Pepe Viyuela.
La película inauguró el Festival de Cine de Huesca, se ha estrenado en Jaca, ciudad natal de Marcelino, y ha pasado esta misma semana por Zaragoza con motivo de su estreno en las salas de cine. Qué mejor manera de regresar a la gran pantalla que conociendo la vida de este aragonés que suscitó la admiración de otros dos grandes del humor como Charles Chaplin y Buster Keaton, quien afirmó que Marcelino era el mejor del mundo.
Los hermanos Roda, una pareja audiovisual de éxito.
Esta historia atrapó a los hermanos Roda, a quienes imaginamos con un cinexin entre las manos e ideando cómo serían las vacaciones de la infancia rodadas en super 8. Tras diez años trabajando juntos, han encontrado la fórmula del éxito y se entienden a la perfección. “Germán es un gran profesional, creo que tengo su confianza y no se puede pedir más”, afirma Patricia, mientras que su hermano confirma que juntos les da la sensación de poder con todo, ya que a pesar de las dificultades que puedan surgir “cuando vamos los dos nos sentimos con más fuerzas”.
Con esta pasión por el audiovisual en el ambiente, ambos quedaron fascinados al conocer la historia del payaso Marcelino a través de los textos de Mariano García. “La historia me atrapó tanto que creía que había que hacer algo”, explica Germán a Secuenciadas, al precisar que lo que más le atrajo del personaje fue que era el mejor payaso del mundo, pero “nadie sabía de su existencia”. También su vida, porque Marcelino vivió la típica y tópica historia del payaso feliz en los escenarios y triste fuera de ellos “y esas sombras son las que me atraen de cualquier personaje”.
Para escribir el guión se puso manos a la tecla junto al cineasta Miguel Ángel Lamata, con el objetivo de recrear a la perfección los números de Marcelino, la parte de ficción que debía mezclarse con el documental. “Al principio no tenía claro que iba a ser una docuficción, pero llegó un momento en que hacía falta algo porque era muy difícil que el espectador empatizara solo con fotografías o ilustraciones animadas”.
Germán Roda explica a Pepe Viyuela y Laura Gómez-Lacueva cómo poner boquita de piñón. (Foto: Estación Cinema)
LA HISTORIA PEDÍA FICCIÓN
La película necesitaba ese plus que le otorga la ficción de las escenas del payaso actuando en los grandes escenarios de Londres y Nueva York, pero también requería de un actor a la altura y, en este caso, Pepe Viyuela siempre fue la primera opción. “Tenía que ser un actor con una formación física como la de Marcelino, que fuera payaso, y Pepe tiene la edad de Marcelino cuando murió; había muchas cosas que nos llevaban a Pepe y necesitábamos a un actor muy bueno en la comedia, pero también en el drama y él lo encarna todo”, subraya.
Para Patricia Roda, como productora ejecutiva, la originalidad de este trabajo es precisamente esa mezcla de géneros para contar la historia, con parte documental y parte de ficción. “Lo pedía a voces la película para reconstruir la vida de este personaje” y la época les llevó también a pensar en la estética del cine mudo.
El docu se rodó en Jaca, Zaragoza, Barcelona, Madrid y Londres, mientras que las secuencias que ocurren en Nueva York se realizaron en plató. Pero la magia del cine y de los Roda os hará sentir como si estuvierais en ese inmenso escenario del Hippodrome neoyorquino. De hecho, para narrar la parte del circo se han recreado diferentes tipos de circo, no solo el de la época del protagonista ante 10.000 espectadores, sino también la parte en que Pepe Viyuela como actor investiga y busca fuentes sobre el trabajo de Orbés.
Pepe y Salomé, pareja en la ficción, posando en un photocall de principios de siglo como dos influencers de la época (Foto: Estación Cinema)
Esta no es una película al uso y ello ha obligado a producción a ser más creativos y, como ejemplo, Patricia recuerda que en un mismo plató aparecen seis o siete localizaciones. “Eso fue algo más complejo, pero el buen equipo de dirección artística capitaneado por Beatriz Almendros lo hizo súper bien y dan este look fantástico que se puede ver”.
Según Patricia, una de las mejores cosas de este proyecto es haber podido trabajar con actores de la talla de Pepe Viyuela, Laura Gómez-Lacueva, a quien su personaje digamos que no le hace tanta gracia Marcelino como al público; Alberto Castrillo Ferrer, Salomé Jiménez, Nacho Rubio, Cristina Gallego, Angelo Crotti o José Piris. En la parte técnica, Daniel Vergara es el director de fotografía y David Angulo el compositor de la música de esta producción de Estación Cinema coproducida con Aragón TV y el apoyo de instituciones como el Gobierno de Aragón, Diputación de Zaragoza, Ayuntamiento de Jaca y Comarca de Jacetania.
“Pepe Viyuela le ha aportado el alma y hace que nos llegue a través de la pantalla”, considera la productora, destacando también el trabajo del resto del reparto y el equipo. “Hemos elegido a los mejores y nos lo hemos pasado bomba”, reconoce.
Germán Roda y Pepe Viyuela en el estreno en Zaragoza junto al periodista Mariano García, quien rescató del olvido a Marcelino Orbés y unió, sin saberlo, los destinos del director y el actor.
INFLUIDO POR MARCELINO
Para darle vida al personaje, como ya sabemos, el director se decantó por el polifacético Pepe Viyuela. El actor también descubrió a Marcelino a través de la investigación periodística de Mariano García. De hecho, la historia de este payaso universal le sorprendió y gustó tanto que recortó el artículo de prensa y lo guardó. “Más tarde me encontré con el libro, con Germán, bucee en todo lo que Mariano había encontrado y ahora ya estoy influido para el resto de mi vida con Marcelino”, asegura.
De este modo, una llamada de teléfono y la casualidad de ese interés mutuo en el personaje llevaron a Pepe Viyuela a meterse en la piel del mejor payaso del mundo. “Fue como si el dedo del destino me hubiera señalado a mí, fue muy bonito”, recuerda de su llegada al proyecto. A la hora de resucitar al personaje, Pepe Viyuela ha echado mano de su gran experiencia personal. “No quedan testimonios o vestigios de lo que hacía, solo algún texto escrito en el que explican alguno de sus gags, hemos tenido que imaginarlo y recurrir a esa mochila de años de un payaso que se dedica al humor visual”.
En su opinión, todos los payasos se pueden sentir identificados con Marcelino, todo el que tenga relación con ese universo. “Creo que los payasos compartimos un código genético, llevamos recurriendo a los mismos trucos y fórmulas desde hace milenios: la del hombre que se equivoca, la del hombre que fracasa, la del ser humano que tropieza y no se puede levantar, que no es capaz de hacer algo, sobre todo si hablamos del humor visual que era el que Marcelino utilizaba” y quizás por ello fue tan admirado por Chaplin, que lo consideraba su maestro, o por Buster Keaton. “Todos los que nos dedicamos al humor visual tenemos un referente en Marcelino, que era capaz de convocar a miles de personas todos los días en un teatro, ya quisiéramos nosotros hoy en día”, subraya Viyuela. También a nosotras nos encantaría verlos siempre llenos de gente ávida de arte y cultura.
Hacer reír como Marcelino, con un humor aparentemente simple, que va “directamente al corazón o al intelecto, que te llega” sin reflexionar demasiado, que es puramente visual, es algo “muy difícil de hacer”, reconoce el actor, al incidir en la dificultad de reproducir un tropezón o un error haciendo que parezca siempre la primera vez, que parezca casual y no resulte recargado.
Marcelino y Chaplin se saludan ante la atenta mirada del técnico de sonido que ha viajado en el tiempo a presenciar la escena (Foto: Estación Cinema)
EL REGRESO A LOS ESCENARIOS
Del estreno de la película en Jaca, Viyuela resalta que supone como cerrar un ciclo, dado que simbolizó el regreso de Marcelino a su localidad natal. “Él se fue muy pequeñito de Jaca y todos teníamos la sensación de que esa noche él volvía a ocupar las calles, se volvía a ver a Marcelino en movimiento, a través de otro cuerpo, pero era una especie de invocación esotérica, en la noche, al aire libre, con los jacetanos entregados y con ganas de recibirle en el pueblo” porque es un personaje “que no debería nunca de haberse olvidado”. Estamos convencidas de que fue un reencuentro emocionante y de que ese punto de evocación esotérica haría las delicias del mismísimo Iker Jiménez y su milenio.
Marcelino regresa ahora a los escenarios, esta vez convertidos en salas de cine, curiosamente un arte que no le atrajo y que tuvo mucho que ver con el final de su carrera (no spoilers), pero igualmente dispuesto a arrancar sonrisas y aplausos de su querido público. El viaje ha comenzado en 18 salas de cine de toda España, pero “queremos que vaya mucho más allá”, indica Germán Roda.
De hecho, existen conversaciones para proyectar la película en el Hippodrome de Londres, donde tantas noches actuó Marcelino y que aún existe en la actualidad como casino. “Estar en el escenario donde se conocieron Marcelino y Chaplin, poder proyectar el documental para nosotros va a ser un sueño”, reconoce, para expresar su deseo de lanzar la película en toda Europa y Estados Unidos. Este mismo verano se proyectará en un festival en Grecia, un tour que permitirá recordar el legado del payaso en un documental que transmite pasión por el arte y que es un homenaje al periodismo y al mundo del circo.
Germán, Salomé y Pepe, partiéndose la caja al recordar uno de los gags de Marcelino (Foto: Estación Cinema)
NUEVOS PROYECTOS
El buen feeling del equipo creado por Germán, Patricia y Pepe Viyuela les llevó a querer seguir trabajando juntos. Cuando el actor finalizó su rodaje en ‘Marcelino’ se encontraba leyendo ‘Ordesa’, del aragonés Manuel Vilas. Si aún no lo habéis hecho, ya podéis ir corriendo a leerlo, que para luego es tarde.
“Me estaba gustando muchísimo, llamé a Germán, me dijo que había oído hablar mucho del libro, lo leyó y le encantó”, detalla Viyuela. Así surgió la idea de crear un trabajo sobre el autor y, para ello, Pepe Viyuela peregrinó hasta la Feria del Libro para conocer a Vilas y lo demás ya forma parte de una historia de literatura, audiovisual y amor.
En este trabajo participan también José Sacristán y varios actores aragoneses que nos llevarán a conocer a un artista de la tierra, como Marcelino, pero con la diferencia de que Vilas está triunfando en la actualidad. “Desde Estación Cinema hacemos productos desde Aragón, pero vendibles fuera”, recalca Germán.
Patricia avanza que este trabajo también será “un poco particular”. “Vilas es un tipo de lo más interesante se ha implicado en el proyecto y le ha apetecido que no sea un proyecto al uso, que juguemos con diferentes aspectos o prismas de su figura”. Ojalá lo podamos disfrutar pronto para añadirlos a nuestra colección de favoritos de Estación Cinema, la productora marca Roda en la que encontramos otros docus como ‘Juego de espías’, ‘Los años del humo’ o ‘El Papa Luna. 600 años sin descanso’. Y ahora, que se abra el telón y disfrutéis del espectáculo: Marcelino no os defraudará.
Germán Roda, meditando sobre la factura en maquillaje y vestuario que han gastado al recrear el mundo del circo de principios de siglo y pensando que… ¡todo sea por el arte!