A Javier Macipe le va el barro y nada ha podido con su empeño por rodar su ópera prima ‘La estrella azul’. Ni pandemias, ni crisis financieras, nada se ha interpuesto en su camino al éxito. Hace 10 años le dijo a la madre del músico zaragozano Mauricio Aznar que realizaría una película sobre su hijo, un sueño cumplido que le ha llevado hasta el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, donde se ha llevado dos galardones.
Mauricio Aznar esperando el próximo Vaporetto del Ebro.
El primer pase con público fue de unas 600 personas y una cuarta parte eran de Zaragoza. Amigos, familiares, equipo, todos a una para vivir ese momento tan exclusivo en el que la peli se veía por primera vez. «Estaba condensada toda esa emoción de tantos años para sacar la película adelante, de gente que son muy amigos míos o de Mauricio. Cuando terminó me eché a llorar delante de las 600 personas como un niño«, recuerda el director. La peli se ha podido disfrutar varias veces en el festival.
Entre tapa y tapa «me he infiltrado en alguno de los pases y ha sido una pasada ver cómo funciona tan bien la película tanto en el humor como en lo dramático. En todos ha habido un aplauso que nos han dicho que ha sido el más largo del festival», comenta Macipe. Además, el equipo no se ha vuelto de vacío, ya que se han llevado el premio de la Cooperación Española y el premio del jurado de la Juventud.
El de la Juventud estaba compuesto por 150 jóvenes. «A veces pensamos que la peli es para un público más adulto, para la gente que vivió la época de los 90 que es la época que se representa. Así que es algo que nos ha sorprendido y nos da mucho optimismo». El premio de Cooperación también tiene un simbolismo muy especial. «Mauricio en una entrevista cuenta que su mayor sueño es hacer un hermanamiento con Latinoamérica. Que hayan sabido ver en esta película toda esa cooperación de continentes nos da mucha alegría. Además va asociado a un premio económico, con lo cual más alegría aún».
La madre de Mauricio también celebra los premios. «Me llamó super contenta para decirme lo hemos conseguido. Ella tiene ya 92 años y creo que temía no ver la película terminada», confiesa el director.
El director, de gris, luciendo traje en el Festival de San Sebastián junto a los actores.
El primer fotograma de esta historia es la imagen del encuentro entre Javier Macipe y la madre del músico Mauricio Aznar (1964-2000). El dire, que tiene entonces 19 años, le pide si puede usar una canción de su hijo para su cortometraje ‘Cuídala Bien’ y la madre le cuenta una anécdota. En el pasado se reúne con el director Carlos Saura en el Gran Hotel y él le comenta la posibilidad de hacer una película sobre su hijo, pero por circunstancias no se hace. Javier Macipe no se ve capacitado en ese momento para hacer un largometraje, pero la idea se le queda en el subconsciente.
QUIÉN ES MAURICIO AZNAR
«Su historia es la de alguien que no le da ninguna importancia ni a los premios ni a la repercusión comercial que puede tener su música. Él sabía que el artista tiene que ser una persona que gusta en libertad, al margen de las consideraciones materiales», explica Macipe a Secuenciadas. Por eso quizá siete años más tarde de ese primer encuentro, Macipe le dice a la madre del cantante: “Creo que puedo empezar a pensar en mi primera peli y siempre he querido que esta fuera la historia». Ya había dirigido el cortometraje ‘Os meninos do río’ (2014), nominado al Goya, y más tarde conseguiría otra nominación con ‘Gastos incluidos’ (2020).
Pepe Lorente lo canta todo en ‘La estrella azul’
Para documentarse realizó varias entrevistas a su madre, amigos, exmujer, exnovias y a gente de su banda Más Birras. Con la música de fondo de ‘Apuesta por el rock’n roll’, quizá la canción más famosa del grupo, viaja a Argentina, a los lugares en que el propio Aznar había estado para reencontrarse con su vocación. «Hace 10 años repetí el viaje que él había hecho. Sabía en qué sitios había estado por una serie de cartas que había ido mandando a su novia. Con esas cartas fui recorriendo los lugares y conociendo la música».
En 2020 comienza el rodaje de este «rockabilly quijotesco», recrean un concierto de Mauricio en el Centro Cívico Delicias de Zaragoza y poco después se decreta el estado de alarma. La realidad supera a la ficción. La película se paraliza durante tres años. «Alguien dijo que creía era la película más accidentada del cine español porque empezamos en 2020 y el último día de rodaje fue en febrero del 2023», relata Macipe. «Por entrar en crisis económica al parar, fuimos yendo hacia un equipo más pequeño y a trabajar con medios más reducidos pero conseguí más tiempo. Creo que eso es lo mejor que le ha pasado a la peli». La película había encontrado el espíritu de Mauricio. «No se nota ninguna diferencia entre lo rodado en 2020 y 2023 a nivel técnico. Esta peli habla también de ir renunciado a todo lo que es accesorio de la industria para ir a lo esencial».
Pepe Lorente cuando se entera de que Pedro Sánchez ha decretado el estado de alarma. Se lo cuenta Marc Rodríguez.
CASTING A LO GRANDE
«Vimos miles de actores, y no exagero fueron unos 2.000«, madre mía casi más que OT y es que estos actores también tenían que cantar. El actor zaragozano Pepe Lorente es el elegido para encarnar al protagonista. «Él tocaba algo la guitarra y cantaba muy bien y para mí era importante porque toda la película se toca y se canta en directo». En la quincuagésima fase del casting, le pide a Lorente que cierre los ojos e intente hablar como Mauricio Aznar, un ejercicio que ya podemos llamar método Macipe. «Fue muy impresionante porque habló lo más parecido que nunca a Mauricio y no se había preparado aún el personaje apenas. Vi que tenía que ser él».
Tras ese milagro, completan el cast Bruna Cusí, ganadora del Goya por ‘Verano 1993’ (2017), Catalina Sopelana, Marc Rodríguez y personas que no son actores como Miguel Mata o Aitor Domingo que también tienen papeles muy importantes. Para la parte Argentina tiene la suerte de rodar con la familia Carabajal, referentes en la música folklórica argentina, como nuestros Flores aquí. También hay una aparición muy especial, la del hijo del cantautor Atahualpa Yupanqui. Personas con las que realmente se encontró Mauricio en su viaje en los 90.
Pepe Lorente habla con Bruna Cusí antes de irse a clase de Jota.
Antes de toda la movida de San Sebastián ‘La estrella azul’ tuvo un pase muy especial e irrepetible. Fue en la casa de la madre de Mauricio Aznar. Javier Macipe quería que ella la viera antes que nadie. «Fue híper emotivo y me dijo que a los pocos minutos, ya se había olvidado de que era un actor y estaba viendo a su hijo en la pantalla«. El actor Pepe Lorente ha sido uno de los grandes pilares. Tuvo que mantenerse desde 2019 siempre fiel al personaje, renunciando a otros trabajos, en un compromiso único. ¡Ole tú!
El montaje lo ha hecho el propio Javier Macipe y el zaragozano Nacho Blasco, la posproducción del color la ha realizado Luciérnaga Color Grading, la música se ha mezclado en el Laboratorio de Sonido del Centro de Historias de Zaragoza y el diseño de sonido lo ha realizado Menosdocedb.
Inminentemente la peli viajará al Festival de Varsovia y está seleccionada en festivales de Latinoamérica y Europa. En primavera de 2024 se estrenará en salas de cine y posteriormente se podrá ver en Movistar, Tve y Aragón TV. «Hemos contado la historia del hombre anónimo, los biopic suelen ser la historia de un cantante famoso y aquí hemos contado la historia del cantante que renuncia a la fama, resume el director Javier Macipe. Esperamos que esta estrella azul ilumine a todos los corazones del mundo.
Después de su primera vez con el cortometraje ‘Os meninos do río‘ (2016), Javier Macipe repite nominación a los Goya con ‘Gastos incluidos’, en una gala que se celebrará de manera telemática el sábado 6 de marzo. ¡Hay que reinventarse!
Venga chavales, que este año me llevo el cabezón sí o sí. Javier Macipe en el medio, Roberto Cabrera (izq) y Ramón Barea (dcha).
CLAÚSULA UNO: EL HABITANTE SE COMPROMETE A IGNORAR LA EXISTENCIA DEL OTRO
¿Firmaríais un contrato con esta cláusula? Sí. Imaginad, alquilas un piso, por el precio de uno compartido, pero sin tener que interactuar con la otra persona ¡un chollo! ¿no? «Se plantea un mundo distópico, pero en realidad es un futuro muy cercano que podría ocurrir mañana», explica el optimista director a Secuenciadas. Javier Macipe da ideas a la inmobiliarias y nos cuenta una historia en la que una empresa ofrece viviendas multidimensionales, en las que la gente firma una cláusula que le impide interactuar con su cohabitante, como si viviera cada uno en una dimensión diferente de ese piso. No descartamos que Matthew McConaughey haga una aparición interstellar.
Los dos protagonistas del corto viendo Eurovisión.
Javier Macipe coescribió este original guion junto al escritor y guionista salmantino David Manjón, una historia con la que querían denunciar el problema de la vivienda. Una escritura que el dire nos confiesa caótica, pero que les ha valido numerosas nominaciones y premios. «Lo primero que hicimos fue recoger anécdotas, cada uno por su lado, del entorno cercano para documentarnos» y así confiesa una de las más graciosas.
«Tenemos un amigo que convivió con una persona durante meses sin saber su nombre porque se lo había dicho al principio pero lo olvidó». El problema vino después: «tuvo que hacer un cuadrante de limpieza y no sabía que nombre poner, así que se arriesgó y se equivocó». Al director no le ha pasado nada de esa dimensión, pero reconoce: «sí que he vivido con gente de la que no sabía absolutamente nada. Al final te ves obligado a convivir con personas con la que no tienes ningún tipo de vínculo«.
CLÁUSULA DOS: SI HACES UN CORTO, ELIGE BIEN A LOS ACTORES
El cortometraje está narrado desde el punto de vista de Joaquín, que busca desesperadamente piso y se encuentra con esta situación tan extraña. El actor canario Roberto Cabrera interpreta a este personaje que tiene que ignorar a su no compañero de piso Ramón Barea, el otro.
«Para la elección del personaje de Joaquín hicimos un casting abierto y acabó siendo él, que yo ya lo conocía porque habíamos coincidido en una residencia juntos y es un actor buenísimo», recuerda Macipe. No sabemos si tuvieron mucho contacto en esa convivencia o si fue como los protagonistas del corto que nos ocupa. La elección de Ramón Barea la tenía clara porque «es un actor con una vis cómica tremenda pero sin estar encasillado en la comedia, hace gracia desde la seriedad» y es que no todas las convivencias son como ‘Friends’ en los 90 y ver a este actor en pantalla emociona a la vez que te ríes, es así de tragicómico. «La verdad que fue muy generoso y es una bellísima persona», asegura el director.
Javier Macipe jugando con Ramón Barea a piedra papel o tijera en un momento de descanso del rodaje.
La tercera en discordia es la pérfida mujer de la inmobiliaria que interpreta Nata Moreno. Nata es más conocida como directora y ganadora de un Goya por el docu ‘Ara Malikian, una vida entre las cuerdas’, pero aquí Macipe la sitúa delante de las cámaras: «tengo mucha cercanía con ella por el mundo aragonés y Amelia Hernández, mi socia (El pez amarillo), trabajó con ella en el docu y me apeteció proponerle volver a la actuación y lo hizo muy bien».
Nata Moreno poniéndole a Roberto Cabrera una canción de Ara Malikian en el móvil por cuarta vez.
CLAÚSULA TRES: SI ESTAMOS NOMINADOS LO CELEBRAMOS A MODO ZOOM
Parte del equipo y amigos varios, conectaron en una videollamada múltiple para recibir la gran noticia de la sensual voz de Ana Belén que leyó en directo los nominados mejor corto de ficción, Gastos incluidos. «Fue una alegría enorme», recuerda Macipe, y no se refiere a volver a ver a Ana Belén en el mundo del cine sino «una buena noticia en este tiempo que nos empuja a seguir». Y es que Javier Macipe y su equipo comenzaron a rodar la peli ‘La estrella azul’ en la capital aragonesa, pero debido al confinamiento el rodaje fue paralizado. Esperan volver a rodar a finales de este año en Argentina, pero todo está sujeto a las restricciones.
Premio a mejor corto en el Festival de Almería en corto, premio Simón del cine aragonés, mejor corto de ficción en el Festival de Fuentes de Ebro, premio de la prensa en el Festival de cine de Guadalajara y muchos más, pero esto de ganar premios, de estar nominado a los Goya ¿sirve para algo? «Las productoras reciben tantas cosas, que al final necesitan algo que le des la seguridad de que ese tiempo que le van a dedicar les va a servir de algo». Y es que estar nominado a los Goya una vez puede ser suerte, pero estar dos ya es complicado y este realizador tiene estrella.
Javier Macipe operando la cámara él mismo para que no haya más gastos incluidos en el corto.
Este año los Goya se celebrarán en streaming, online o como queráis llamarlo, pero la verdad que va a ser una gala rara rara y nosotras no nos la queremos perder. Sobre todo este año que viene ¡muy aragonesa! con Pilar Palomero,Arantxa Ezquerro, Carlos Nayay el propio Javier Macipe.
Nuestro director, aún no sabe cómo ni con quién verá la gala, lo que sí que nos puede cotillear es que desde la Academia le han indicado que tiene que estar las tres horas que dura la gala o más frente a la pantalla del ordenador por si en algún momento quieren pincharle en plano. Aunque reconoce que a los cortometrajistas no es que les den mucho protagonismo, sería algo distópico Javier. Así que esperamos que Antonio Banderas y María Casado hagan una gala divertida que no duerma al personal en sus portátiles y que Antonio Resines no cante un rap.
Javier Macipe confiesa sus favoritas: la peli ‘Las niñas’ y el documental ‘El año del descubrimiento’. Nosotras ya tenemos cortometraje favorito, que Ramón Barea define como Black Mirror castizo, le copiamos la idea, así que os dejamos que queremos verlo otra vez en ‘Filmin’. Que sois más de Netflix y no tenéis suscripción a ‘Filmin’, no os preocupéis que Aragón TV emitirá el corto el viernes 5 de marzo a las 22:35 y le seguirá ‘La novia’ de Paula Ortiz ganadora de dos premios Goya. ¡A por el cabezón, Macipe y equipo!
Siete cineastas aragoneses y una pandemia mundial. Podría ser el inicio de una película taquillera, ¿verdad? Aragón TV lo tuvo muy claro y encargó a la directora Vicky Calavia que coordinara un largometraje en el que siete realizadores, siete caras muy conocidas del audiovisual aragonés, contaran al público su visión personal sobre el confinamiento, la pandemia y la nueva normalidad.
Esta apuesta se ha convertido en la película ‘Reset’, en la que un hilo invisible une las historias de los muy grandes Pablo Aragüés, Alejandro Cortés, Ignacio Estaregui, Javier Macipe, Nata Moreno, Pilar Palomero y Gaizka Urresti. Un flechazo en los tiempos de la mascarilla y la distancia social; racismo en la época del covid; las andanzas de un titiritero que regresa a los escenarios; la importancia de vivir el presente; una compañía teatral que deberá decidir su futuro; cómo el distanciamiento ha afectado a las personas, especialmente a los mayores; y las vivencias de una familia saturada de compatibilizar teletrabajo y tele-estudiar. Os suena todo, ¿verdad?
Y muchas sorpresas, con algunos directores que se atreven delante de las cámaras, cortos en blanco y negro, falsos docus, ficción. Un planazo atractivo desde el minuto uno que podremos ver este domingo, 11 de octubre, a partir de las 21:20 horas en Aragón TV, tras su preestreno este martes en los Cines Palafox de la capital aragonesa.
Todo ello capitaneado por la directora Vicky Calavia que cuando recibió la llamada de Aragón TV se mostró “encantada” de coordinar este proyecto y de “poder ayudar de alguna manera” en esta peli. “Me ha gustado mucho hacer de agente cultural y que el público pueda ver todos los proyectos”, explica a Secuenciadas.
“Estamos viviendo algo histórico y una nueva normalidad tan apabullante”, observa Calavia, destacando que este largometraje recupera la fórmula de ‘París, je t’aime’, convirtiéndose en una especie de ‘Aragón, je t’aime’ para hablar de lo que estamos viviendo en un año que, cuando termine, no pasará a estar entre nuestros cinco favoritos. Eso os lo aseguramos desde ya.
Acompañándola en esta aventura encontramos también a Carlos Navarro, que se ha encargado del etalonaje final del largo, de darle un aspecto cinematográfico, pero manteniendo la esencia de cada corto, respetando la libertad que cada director tuvo a la hora de contar su historia.
Pero, ¿de qué van los cortos y cómo han trabajado los realizadores?
Pablo Aragüés – ‘Runners’
¿Qué te animó a sumarte a este proyecto?
Es algo que nos propuso la propia televisión, me contó el proyecto y me pareció que era una cosa que estaba muy bien, era una muy buena idea contar una visión de la pandemia con un punto de vista aragonés y, sobre todo con un punto positivo, optimista, porque estábamos saturados de drama cotidiano. Nos dieron libertad para elegir qué contar y cómo contarlo y yo llevaba un tiempo queriendo hacer algo sin diálogos, de dos personas que se cruzan, se miran, pero no hablan. Quería contar la historia solo con imágenes y tan apenas diálogos.
¿Ya habías pensado en hacer algo relacionado con la pandemia antes de esta propuesta?
No, la verdad es que no. Durante la pandemia sí que he ido pensando cosas, trabajando en una serie que a ver si se puede desarrollar, pero es una cosa que nos ha pillado a todos tan de sopetón que no sabes tampoco como enfocarlo porque el problema es que a toro pasado es muy fácil contar las cosas, pero cuando no sabes cómo va a acabar tienes que tener mucho cuidado con qué contar y cómo contarlo.
¿Cuál es la historia de tu cortometraje?
Son dos runners que se cruzan todos los días en el Parque Grande de Zaragoza, un chico y una chica que van corriendo en tiempos de mantener la distancia social y de mascarillas. Se cruzan, pero no hablan y tan apenas se ven los ojos y es un poco cómo se relacionan dos personas así y si lograrán relacionarse más allá de las miradas y la distancia social o no.
¿Quiénes aparecen en el corto?
Los actores son Irene Ferrándiz y Rubén Martínez, hay alguna figuración, pero los protagonistas son ellos y llevan toda la historia. Como Aragón TV está detrás del proyecto tuvimos acceso al archivo universal de música y me pareció interesante poder contarlo con música clásica y que la música fuese también un personaje más.
Rubén Martínez e Irene Ferrándiz viven encuentros fortuitos en el Parque Grande de Zaragoza. Love is in the air.
¿Dónde se ha rodado, en cuánto tiempo y qué localizaciones aparecen?
-En el Parque Grande de Zaragoza, principalmente en el paseo de los Bearneses, y se rodó durante dos días y un par de mañanas más que estuvimos en el parque rodando a la gente cuando iba pronto a trabajar y a correr.
¿Cómo fue el rodaje?
Fue muy bien, es una pena porque queríamos haber metido algún vehículo en el parque para poder hacer algunos planos, pero no pudimos, no nos dejaron, pero nos apañamos. Tuneamos un cochecito de bicicletas del parque, lo apañamos para poder poner la cámara y demás y fue una experiencia curiosa, la verdad. Yo ya había rodado otras veces en el parque y en general siempre ha salido muy bien.
Yo operaba la cámara, lo llevo haciendo desde hace tiempo porque me permite estar un poco cerca del actor. En este caso, me parecía que aportaba mucho la manera de trabajar y también como los equipos ahora con lo del Covid tienen que ser pequeños, pues facilitaba el tema de que fuéramos pocos.
Pablo Aragües improvisando un travelling out, graba al actor Rubén Martínez en su faceta de runner.
¿Qué recibimiento esperas por parte del espectador?
No lo he pensado, la verdad. Es una historia de comedia, con cierto punto de ironía. Es necesario normalizar estas cosas que hay en la nueva normalidad y verlas con un punto de humor, si ya es difícil relacionarnos de por sí de una manera normal, en un entorno normal, en esta nueva normalidad es más complicado, no te ves la cara, no te puedes acercar; creo que la clave está en eso, en darle un punto de comicidad.
Alejando Cortes – ‘La nueva normalidad’
¿Qué te animó a sumarte a este proyecto?
Me llamaron para participar en el proyecto, me preguntaron si me gustaría dirigir un texto escrito por otra persona, en este caso Alex Rodrigo y me gusta mucho escribir para que dirijan otros y dirigir lo que escriben otros.
Alex y yo comenzamos a trabajar juntos con el intercambio de ideas iniciales: de qué queríamos hablar, qué temas nos interesaban y enseguida nos pusimos de acuerdo.
Alex empezó primero a mandarme sinopsis, luego la escaleta del guión y, conforme avanzábamos y corregíamos las versiones, encontramos un punto en común en el que yo me sentía súper cómodo para dirigir la historia. Los dos teníamos en mente hablar sobre los rebrotes de odio y de racismo como algo casi tan peligroso como los rebrotes de la enfermedad, de ahí partió todo.
Teníamos la necesidad de contar también qué nos pasaba a nosotros que habíamos estado encerrados y sin poder trabajar en equipo y pensé que era el momento perfecto para este proyecto porque nos anima a hacer cine, que es un arte colectivo, y que es justamente lo que no habíamos podido hacer en casa.
¿Ya habías pensado en hacer algo relacionado con la pandemia antes de esta propuesta?
Tenía como ideas sueltas que no terminaban de tomar cuerpo porque la realidad evolucionaba tan rápido y cambiaba tanto, cada vez a peor, que muchas veces la realidad superaba las expectativas de la página en blanco. Lo que más me motivo a seguir adelante fue hablar sobre algo histórico como lo que nos está ocurriendo. Nos va a quedar algo chulo, diferente y cada punto de vista de las siete piezas será distinto e interesante, cada una en su estilo.
¿Cuál es la historia de tu cortometraje?
Habla de un ambiente rural en una población imaginaria donde tiene lugar una infección de coronavirus dentro de un centro de menores extranjeros y de una niña que intenta huir en un contexto hostil.
¿Quiénes aparecen en el corto?
Es un equipo casi todo aragonés, en el que hemos contado con tres personajes jóvenes, de los cuales los dos chicos son aragoneses (Luis Herbella y Hugo Grimalt), están Rubén Martínez, Laura Gómez-Lacueva, Salomé Jiménez y Habana Rubio, que interpreta a la niña extranjera. El resto son extras y figurantes también de la tierra. Además, Usha Jadhav, que fue premio nacional de cinematografía como mejor actriz en la India, colabora de manera especial.
La actriz Habana Rubio, en el corto, pasea por las calles de Fuentes de Ebro mientras se cruza con un perrete.
¿Dónde se ha rodado, en cuánto tiempo y qué localizaciones aparecen?
Se rodó en tres días en Zaragoza, Fuentes de Ebro y en otras localizaciones.
¿Cómo fue el rodaje?
Fue muy interesante porque aplicar los protocolos que se tienen que llevar a cabo en un rodaje por el Covid implica un 20 o 25 por ciento más de tiempo para cada toma y eso en una pieza como la nuestra que tiene tal cantidad de planos, llegamos a hacer 15 o 17 planos por día, es apurar muchísimo los tiempos. Intentamos hacer en las primeras tomas, con ensayos previos, el mejor resultado posible. Era como dirigir cuando hacía mis primeros cortos en 16 mm y en 35, como pensar que se te acababa la película, que tenías que hacerlo en las primeras tomas para poder llegar, como cuando el cine era analógico.
El equipo se redujo en lo posible, pero por la historia había un número de personas mínimo que tenía que estar, dirección, fotografía, sonido, producción, arte, vestuario, maquillaje y peluquería. Fue todo muy complejo y con el equipo indispensable para conseguir un resultado de calidad.
Alejandro Cortés todo motivado en la vuelta a la nueva normalidad de un rodaje.
¿Qué recibimiento esperas por parte del espectador?
Creo que se van a sentir identificados, nuestra historia no va de buenos y malos, de blanco y negro, hay que darse cuenta de que no hacer nada implica ponerse del lado del intolerante, eso sí, y los personajes que aparecen en el corto son gente con la que te puedes identificar que puede tomar buenas o malas decisiones. Me parece que eso va a generar empatía, que a la gente le va a gustar mucho y creo que el ritmo de cómo lo contamos a la gente le va a enganchar.
Ignacio Estaregui – ‘Astillas’
¿Qué te animó a sumarte a este proyecto?
A principios de mayo, durante el confinamiento, nos llamó la televisión y nos presentó la propuesta a diferentes autores: participar en esa mirada sobre lo que estaba pasando, sobre el confinamiento y la nueva normalidad que se avecinaba de manera inmediata. Querían dejar una especie de legado, sobre cómo se vivió ese momento. Fui uno de los autores elegido y yo encantado, era un honor que me llamasen.
Había que crear un corto de unos doce minutos, dando una visión, cada uno la suya personal, pero regida por un patrón de cierto optimismo y que reflejase la situación que se estaba viviendo.
Yo estaba en mi casa escribiendo, no tenía un rodaje inminente, estaba moviendo otro corto y que me llamaran es un honor y una responsabilidad también.
¿Ya habías pensado en hacer algo relacionado con la pandemia antes de esta propuesta?
No, estaba escribiendo un largometraje que no tiene nada que ver y no pensaba hacer nada en concreto. Al principio me costaba un poco más centrarme y seguir escribiendo ese guión en el que estaba involucrado y cuando vi que otros artistas a nivel musical y audiovisual tomaban iniciativa de hablar sobre el tema yo no sentí esa necesidad, aunque en el momento en el que te llaman se genera y no hay quien la pare.
El guión es mío, la historia es mía y viene un poco de la idea de contar que el momento en el que estábamos, recién terminado el confinamiento, era el de la incertidumbre de la vuelta de los espectáculos y de la cultura en general. Al mismo tiempo era conocedor del magnífico trabajo del actor y titiritero Javier Aranda, del que soy total fan, y vi la oportunidad de fusionarlo en esta historia que quería contar.
¿Cuál es la historia de tu cortometraje?
La historia sigue las andanzas de Javier, un titiritero que emprende una gira por pequeños pueblos durante la nueva normalidad. Él se enfrenta a los espectáculos de nuevo teniendo que llevar un gran vacío dentro que es el que le provoca la ausencia de un ser querido.
Fue curioso, porque preparando el personaje Javier tuvo como un ensayo general dado que actuó en la casa del circo justo antes de grabar el corto, el último fin de semana de junio.
¿Quiénes aparecen en el corto?
Javier Aranda es el protagonista principal, es su historia, y se va encontrando en el corto con diferentes personajes: un guardia civil, el alcalde de un pueblo, la concejal de cultura, una espectadora. Todos son gente de Bujaraloz e interpretan a personajes muy próximos a ellos en la vida real.
Uno de los protagonistas de cartón del espectáculo ‘Parias’ de Javier Aranda que también tiene su propio papel en el corto ‘Astillas’.
¿Dónde se ha rodado, en cuánto tiempo y qué localizaciones aparecen?
Hemos rodado los exteriores de la furgoneta en Pedrola, pero después el grueso de la historia se desarrolla en la Comarca de Los Monegros, que es donde el personaje de Javier realiza esa gira por diferentes pueblos. Se rodó íntegramente en Bujaraloz, aunque se mencionan pueblos como La Almolda y Castejón. La asociación de cine y el Ayuntamiento de Bujaraloz se volcaron totalmente y a nivel logístico nos facilitó mucho las cosas rodar en una sola localización. Aparece el ayuntamiento, las plazas y calles del pueblo, el restaurante El Español. Fueron tres días de rodaje, sábado y domingo en Bujaraloz y al día siguiente, en rodaje nocturno, en Pedrola las tomas en las que Javier está con la furgoneta.
¿Cómo fue el rodaje?
Fue un rodaje muy extraño, porque acabábamos de salir del confinamiento, la gente estaba como sin saber qué iba a pasar, con la incertidumbre de la propia situación en sí del rodaje, las mascarillas, el gel, mantener las distancias. Fue un buen rodaje porque fuimos un equipo muy pequeño, más de lo habitual, pero por pura precaución. En esos momentos una persona más en el equipo multiplicaba por cien las posibles conexiones y lo que hicimos es que fuera un equipo muy pequeñito, asumiendo a lo mejor más tareas de las que tocan. Tiene la parte positiva de que fue un rodaje muy llevadero, en el que estábamos muy compenetrados.
Equipazo del corto ‘Astillas’ con Javier Aranda en el centro e Ignacio Estaregui con calcetines azules de Zalando Moda.
¿Qué recibimiento esperas por parte del espectador?
Entiendo que la película se recibirá de una manera y a lo mejor los trabajos de los diferentes autores se pueden recibir de otra. Creo que el nuestro es un corto que al público le va a gustar mucho y tengo esa sensación por la propia historia y por la verdad que hay gracias al trabajo de Javier, él lleva el peso del corto en los hombros y creo que gustará mucho porque él está fantástico.
Javier Macipe – ‘La tierra’
¿Qué te animó a sumarte a este proyecto?
Es un orgullo que me lo propusieran y se dio la circunstancia de que la pandemia me dejó de repente sin trabajo, estaba rodando una película, La estrella azul y se tuvo que parar el tercer día de rodaje, con lo cual me vino genial porque pude trabajar en esta circunstancia en la que pensaba que iba a estar meses sin trabajar. También por el tema que nos toca a todos y me parece interesante mostrar mi visión particular del Covid.
¿Ya habías pensado en hacer algo relacionado con la pandemia antes de esta propuesta?
No, como estaba tan metido en otro proyecto, en mi película, toda la pandemia la pasé más bien con conversaciones para ver cuándo la podríamos retomar, adaptando todo, reorganizando. Me vino bien para sacarme de mi propio proyecto y poder tomar aire.
¿Cuál es la historia de tu cortometraje?
Mi cortometraje habla de que la pandemia lo que nos ha hecho es, a muchos, replantearnos las prioridades en la vida, sobre todo el tener focalizada mucho la felicidad en el futuro y esto nos ha enseñado que todos los planes, todo lo que damos por hecho que se va a cumplir pues puede ocurrir algo como esto y caerse todo. Nos ha enseñado a vivir más el presente y a centrarnos en las cosas esenciales.
Eso como concepto, en concreto lo que hicimos fue hacer un documental pasando varios días con Jaime González y Maribel Lardiés, que son dos músicos amigos míos que son un ejemplo de personas que antes de que llegara la pandemia ya tenían una vida centrada en lo esencial, una vida sabia, personas que viven mucho el presente.
¿Quiénes aparecen en el corto?
En el corto se incluye la metaficción y se nos ve a los técnicos, los que estamos detrás de las cámaras. Los protagonistas son Jaime González y Maribel Lardiés, aparecen Jaime Lapeña y Alicia Fernández y después los técnicos: Javier Macipe, el director de fotografía Álvaro Medina, Claudia Andrés y Amelia Hernández, de producción, y Adrián Barcelona.
Jaime González, a la guitarra, formó parte del grupo Almagato junto al poeta y músico aragonés Mauricio Aznar (1964-2000).
¿Dónde se ha rodado, en cuánto tiempo y qué localizaciones aparecen?
Se ha rodado durante cinco días en casa de Jaime y Maribel y un poco en su barrio, en San Gregorio (Zaragoza), pero casi todo se centra en su rutina en su casa, porque pretendía mostrar en el corto cómo había sido su vida en el confinamiento, que en realidad es muy parecida a como es su vida normalmente.
¿Cómo fue el rodaje?
El rodaje intentamos que fuera con el dispositivo mínimo e indispensable, por la situación del Covid, minimizamos el equipo, pero está justificado porque en el propio corto se habla de eso, decimos que preferimos rodar con más tiempo, en cinco días, disfrutarlo más.
Javier Macipe se atreve en ‘La Tierra’ con la guitarra y Jaime Lapeña le acompaña al violín, mientras esperan carne a la brasa.
¿Qué recibimiento esperas por parte del espectador?
Espero que de alguna manera pueda vivir con nosotros lo que fue pasar ese día con Jaime y Maribel. Lo que hemos intentado es un corto muy contemplativo, en el que hay escenas que respetan mucho el tiempo real, y que, de alguna forma, esa reflexión que hacemos de que vivir focalizados en el futuro nunca te lleva a ser feliz pueda calar en la gente.
Nata Moreno – ‘El espacio vacío’
¿Qué te animó a sumarte a este proyecto?
Cuando te llaman desde tu comunidad y te dicen que quieren apoyar a un sector al que uno pertenece, en el que cree y que además defiende para mi era prácticamente imposible decir no. Yo apoyo al sector y a Aragón, me siento muy aragonesa y de la tierra, me hacía especial ilusión y con Aragón TV tengo muy buena relación y me parecía que era preciosísimo generar un proyecto con muchos compañeros.
¿Ya habías pensado en hacer algo relacionado con la pandemia antes de esta propuesta?
La verdad que no. Obviamente cuando estuve confinada me vinieron temas a la cabeza que tenían que ver con esto, porque hay un antes y un después a nivel histórico y uno piensa cómo a través del audiovisual se puede mostrar esta realidad, pero no tenía una idea muy clara. Estaba releyendo el texto de ‘La gaviota’, de Anton Chejov, y pensé que ese texto era muy actual con nuestra realidad y cuando me llamaron me pareció que era inspirador el texto de Chejov, de una compañía que vuelve a verse las caras tras estar encerrados cuatro meses.
¿Cuál es la historia de tu cortometraje?
Es una compañía aragonesa que ha estado ensayando ‘La gaviota’ de Chejov, que no puede ahora estrenar porque ha habido una pandemia y nos han confinado a todos, han cerrado los teatros, lo que pasó a nivel real que ha pasado en muchas compañías de teatro, y después se juntan, cuando se puede volver a salir a la calle, para decidir si van a volver a actuar o van a matar el proyecto. Se cruza la realidad personal con la realidad de los personajes de ‘La gaviota’.
¿Quiénes aparecen en el corto?
Laura Gómez-Lacueva, Carmen Barrantes, Jorge Usón y José Luis Esteban. Son compañeros de muchos años y era un proyecto que era un reto muy grande porque yo vivo en Madrid, no nos habíamos visto hacía meses y tenía que llegar y en el día, en una jornada, rodar con los actores sin ensayar. Necesitaba que nos conociéramos y que supiéramos todos de lo que estábamos hablando para poder hacerlo fácil y ellos son cuatro bestias y me lo pusieron facilísimo. Yo aparezco como parte de la compañía.
José Luis Esteban alucinando cuando le comunicaron que Marianico el Corto no estaba en el reparto de la compañía.
¿Dónde se ha rodado, en cuánto tiempo y qué localizaciones aparecen?
Solamente tengo una localización, he rodado en la sala Oasis (en Zaragoza), en una jornada.
¿Cómo fue el rodaje?
Fue maravilloso, fue una experiencia muy nueva, que yo quería probar, basada en la improvisación, con textos diferentes para cada uno, entre ellos no conocían los unos los textos de los otros y era un gran misterio para todos. Los iba a buscar ya con las cámaras, los microfonaba y ya grababa. Está planteado como un falso documental, pero también entramos dentro de la ficción.
Nata Moreno explicando como sostuvo el Goya por ‘Ara Malikian: Una vida entre las cuerdas’, Laura Gómez-Lacueva, Jorge Usón y Carmen Barrantes ¡atentos!.
¿Qué recibimiento esperas por parte del espectador?
Nunca me lo planteo mucho, no me pongo una expectativa, yo quiero que lo disfruten, que les mueva algo en el corazón, que sientan algo bello, la parte que sea, la fotografía, la música, los textos; no tengo una expectativa muy clara, obviamente que todos queremos gustar. Lo hemos hecho con un equipo íntegramente aragonés, con unos actores fantásticos, hacemos un trabajo que nos chifla, con el que nos sentimos todos muy identificados y muy en la línea de lo que queremos contar, así que ahora dependerá del espectador.
Pilar Palomero – ‘A un metro y medio’
¿Qué te animó a sumarte a este proyecto?
Me pareció un proyecto súper interesante por el hecho de que es el primer largo conjunto hecho en Aragón, por poder hacer una pieza en la que colaboremos directores que nos conocemos desde hace mucho, que hemos coincidido en festivales, y por hacerlo tras los meses de confinamiento y de falta de actividad. Era una propuesta bonita por el apoyo a la industria audiovisual por parte de Aragón TV; por trabajar con cineastas aragoneses y por retomar la actividad después del confinamiento y la historia que he propuesto me tocaba de cerca y me parecía que podía aportar algo al proyecto.
¿Ya habías pensado en hacer algo relacionado con la pandemia antes de esta propuesta?
La verdad que lo empece a reflexionar a raíz de la propuesta de la tele, había aprovechado en el confinamiento para escribir todo lo posible, pero de cara a un rodaje no me había planteado nada por lo incierto del momento.
¿Cuál es la historia de tu cortometraje?
Sobre todo lo que quiero transmitir es la sensación que han vivido las familias de no poder reencontrarse durante este periodo de confinamiento y lo importante que es el contacto físico, sobre todo para las personas mayores. Abuelos y nietos no han podido verse y se necesitan mucho mutuamente, ese es el punto de partida.
¿Quiénes aparecen en el corto?
Son mi familia. Es un corto documental en el que mi madre es la protagonista, aparecen mis hermanos y sobrinos. He trabajado con ellos porque al ser un corto documental refleja la realidad que ha vivido mi madre y la necesidad que ha tenido de contacto físico de su familia. El confinamiento le ha producido ansiedad y depresión, lo ha pasado realmente mal y el corto es una manera de entenderla, de comprender algo que le ha pasado a mucha gente y de tratar de buscar la luz dentro de toda esa tristeza que ha producido el confinamiento a ella y a otras personas mayores.
La mama de Pilar Palomero prota total de ‘A un metro y medio’.
¿Dónde se ha rodado, en cuánto tiempo y qué localizaciones aparecen?
Se puede ver el Pilar desde el Puente de Hierro y varias calles de Zaragoza no tan reconocibles. Hemos grabado en casa de mi madre y varios días por el centro de Zaragoza. Estuvimos rodando una semana aproximadamente. Cuando grababa con mi madre, por protegerla y cuidarla, estábamos solamente la persona que me ha ayudado en todo y yo, manteniendo todos los protocolos de seguridad y grabamos menos horas al día, por lo que se extendió más en el tiempo.
Con mi familia habíamos hecho ya alguna cosa, en los cortos ‘Horta’ (2017) y ‘Niño balcón’ (2009) aparecen como figurantes; siempre que he rodado han estado próximos y han participado de alguna manera, pero es la primera vez que protagonizan uno de los cortos.
¿Cómo fue el rodaje?
Éramos un equipo reducido, tratando de cumplir las medidas de seguridad todo el tiempo porque trabajamos con niños, con mi sobrinos, y con una persona mayor, como mi madre. Fue muy familiar y con ilusión y ganas después de todo este tiempo de parón y a la vez difícil porque la situación es muy pesada y el shock de lo que todos hemos vivido estaba ahí, pero también muy bonito. Lo que ocurre en el corto ocurría de verdad, ese cariño entre mis familiares.
Pilar Palomero con vestido rayado dirigiendo a su propia familia y Carlos Naya en el sonido.
¿Qué recibimiento esperas por parte del espectador?
No lo he pensado mucho, me encantaría conseguir que la gente logre empatizar y producir alguna emoción en quien lo vea.
Gaizka Urresti – ‘Sitiados’
¿Qué te animó a sumarte a este proyecto?
Primero que llevábamos muchos meses sin poder rodar en la circunstancia de la pandemia y era una oportunidad de salir y de intentar recuperar cierta normalidad. Luego, me parece muy bonito que sea un trabajo colectivo, siempre me han gustado este tipo de películas colectivas que tienen como escenario un sitio, como puede ser ‘París je t’aime’, y de hecho yo he fantaseado alguna vez con hacer en Zaragoza, si hubiera una financiación pública, entre varios directores historias sobre la ciudad.
En este caso no es el tema, no era sobre la ciudad, pero sí que era un grupo de cineastas aragoneses sobre un tema y al final ahí está como obra colectiva y eso fue la máxima motivación, me parecía un proyecto bonito, una excusa para rodar e incluso para facturar también, para poder dar de comer a la máquina.
¿Ya habías pensado en hacer algo relacionado con la pandemia antes de esta propuesta?
No directamente, no tenía una idea muy clara, creo que estaba la idea germinando en la cabeza de lo que se podía contar, pero tampoco tenía yo mucho la cabeza para esto. Yo creo que ha sido el aliciente del encargo lo que me ha movido.
¿Cuál es la historia de tu cortometraje?
Con el telón de fondo del Covid, es la vivencia de una familia normal que tiene que convivir con el teletrabajo estando confinados y teniendo a un niño en casa que también está teleestudiando y los conflictos que ello genera. Aunque es dramático como lo hemos vivido muchos padres, lo he planteado como una comedia costumbrista, llevando las situaciones al exceso, estirándolas para llevarlas a la comicidad.
¿Quiénes aparecen en el corto?
Al ser una historia tan personal, que está ambientada en mi casa, con vivencias personales, pues me animé a poner a mi familia como protagonista.Mi mujer, mi hijo y yo somos los actores principales y luego se cuelan por internet otras historias, en algunas son personajes reales como mi madre y los problemas que tenía con la tecnología, y luego he cogido actores profesionales para hacer, por ejemplo, de una paciente de mi mujer, que es psicóloga, a Carmen Barrantes y como uno de los profesores de mi hijo, a Jorge Asín. Básicamente somos actores naturales, no somos profesionales, yo de hecho nunca había interpretado, además de dirigir. Es una autoficción.
Jorge Asín interpretando a un profe entendiéndose con las nuevas tecnologías.
¿Dónde se ha rodado, en cuánto tiempo y qué localizaciones aparecen?
Se rodó en tres días, básicamente en mi casa, unos exteriores en Zaragoza, de madrugada y al amanecer que no había gente, y la escena final en la Plaza de los Sitios. Hubo planos recursos que se hicieron un cuarto día, pero lo que es con los actores en tres días.
¿Cómo fue el rodaje?
Es complejo seguir la normativa de seguridad y la distancia social con un equipo de rodaje. Yo limité tanto por presupuesto como por seguridad el número de personas, fue un equipo reducido de un operador, un ayudante de cámara que se encargaba de las luces, un técnico de sonido, una directora de producción y un director de actores o coach, en total cinco personas, además de los actores.
Prescindimos de maquillaje, de peluquería, de dirección de arte, porque también la historia lo permitía, al ser nuestra propia casa ejercíamos también de maquillaje y vestuario, nos encargábamos de seguir el racord y de mover los muebles si era necesario.
No había interpretado y es muy difícil estar encargándote de todo, de que el equipo esté preparado, dar acción y de repente ser tú el que tienes que empezar a decir las frases. Fue una experiencia muy interesante, pero no se si la repetiré porque es agotadora, si antes respetaba a los directores-actores ahora ya me parece que es dificilísimo estar siendo consciente de lo que estás haciendo y mirando a los demás estando tú en escena.
En cuanto a las interpretaciones, la mía creo que es correcta, me sabía el texto, lo había escrito yo, pero me quedé muy contento con la interpretación de mi mujer y de mi hijo. Estamos en general bastante bien y naturales.
Mamá, ¿si un tren va a 180km por hora desde Bilbao…?, pregúntaselo a tu padre.
¿Qué recibimiento esperas por parte del espectador?
La comedia es un género puro, espero que la gente se ría con esta historia y que, de alguna forma, mucha gente se sienta identificada con esta vivencia que hemos tenido y que quedará como testimonio de lo que hemos vivido. Igual en diez o veinte años no nos acordamos y la gente que no lo vivió viendo el corto verá en parte esas situaciones emocionales, las noticias que había en la prensa, los balcones, la policía en la calle, las calles solitarias; eso quiero reflejar pensando en el futuro, en dejar un legado de todo eso.
Este año se han hecho esperar, debían celebrarse en mayo y el bicho lo impidió. Pero el coronavirus no sabe bien con quién se mete, porque al audiovisual aragonés no hay quien lo pare. Así, todos con ganas de fiesta y de reconocer el talento, este domingo 20 de septiembre se celebró la novena gala de los Premios Simón que concede la Academia del Cine Aragonés. Una ceremonia en la que brilló la actriz Luisa Gavasa, Simón de Honor por su trayectoria profesional. ¡¡Olé tú, maña!!
Luisa Gavasa, estrella aragonesa en la gala de los premios Simón 2020. Foto de Isabel Aparicio
A los mandos de la nave estuvo Alejandro Aísa, quien comenzó recordando a los profesionales sanitarios que combaten el COVID, a las administraciones que trabajan cada día para recuperar la normalidad y a todas las familias que lo están pasando mal. Desplegó durante la noche todo su buen hacer y talento, recordó las protestas del mundo del espectáculo y su Alerta Roja, citó los filmes de Luis Buñuel como si estuviera en la EGB hasta detenerse en Simón del Desierto y ofreció buenas dosis de humor en su guión. Alex, nosotras te contrataríamos para la próxima comedia de Nacho García Velilla, ¡ahí dejamos el poso!
Alejandro Aisa, con su chaqueta de alerta roja derrochando buen humor durante la entrega de premios. Foto de Lorenzo Izquierdo.
Otra sorpresa magnífica fue escuchar a Viky (Lafuente) and the wild, abriendo la gala con su potente voz y sus pies descalzos para iniciar una noche en la que hubo emoción, risas, y un momento Oscar: qué sería de una entrega de premios sin equivocación en los sobres de nominados. Ana Bruned supo con antelación que lograría su Simón en maquillaje y peluquería al mencionarse su nombre cuando era el turno de la tarjeta de vestuario, pero se lo tomó con humor y desparpajo. Fue un momentazo y nos alegramos millones por el premio a su trabajo en ‘Leonardo muere’.
Ana Bruned recogiendo entre risas el galardón por el maquillaje de ‘Leonardo Muere’. Foto de Lorenzo Izquierdo
“El cine es vida”, subrayó Luisa Gavasa en su discurso tras recibir el Simón de Honor 2020, para agradecer a la Academia del Cine Aragonés su esfuerzo por organizar este acto en tiempos difíciles para la cultura y el arte. Este premio, según dijo, “te obliga a mirar hacia atrás” aunque ella es más “de mirar hacia adelante”. «He llegado hasta aquí con una carrera profesional y nunca nadie me ha regalado nada, lo he hecho con trabajo y estoy muy orgullosa”, resaltó, indicando que, además, en ese trabajo no ha estado sola.
Recordó entonces al director de teatro aragonés Mariano Cariñena, quien inculcó en Luisa Gavasa el amor por el teatro, pero también a su manager Alberto Bongiorno, que le ha llevado “de la mano” durante 25 años, convirtiéndose en su “hermano, confidente, complice, amigo y amor” y que “se ha ido de manera rápida y cruel”, dijo muy emocionada, para dedicarle este premio a su amigo porque “seguro que desde algún lugar del universo me sigue apoyando”. La Sala Mozart en pie dio a la actriz una sonora y merecida ovación.
Luisa Gavasa alzando al aire su merecido premio Simón, el tercero, pero esta vez el de honor. Foto de Lorenzo Izquierdo
SELLO DE CALIDAD
Por su parte el presidente de la ACA, Jesús Marco, consideró que “algo estaremos haciendo bien cuando están aquí los cuatro pilares que hacen que el cine aragonés suene cada vez más” y se descubra que en esta comunidad “hacemos un cine que merece el sello de denominación de origen”.
Esos cuatro pilares, enumeró, son la cantera y el talento de los profesionales; las academias, institutos y escuelas que promueven la formación; las instituciones que “poco a poco se creen que en Aragón tenemos un gran talento y gente capaz de hacer lo que estamos haciendo”, como la directora Pilar Palomero que ha ganado la Biznaga en Málaga con su primera película; y, por último, las empresas que han comprobado que “invertir en cine es invertir en riqueza”. Apostó por trabajar todos unidos y finalizó su discurso citando a Calderón de la Barca. ¡Qué tiemblen en los Nobel!
PREMIADOS
Y una gala de entrega de premios no es nada sin sus premiados, así que vamos al lío. El mejor largometraje este año es ‘Planeta 5000’, del director Carlos Val y producido por José Ángel Delgado, película que también ganó el premio a mejor sonido para Vicente Bordonaba y Steve Miller. Ya sabéis lo que dice la peli: unos quieren entrar y otros salir, pero está claro que en los Simón todos nos quedamos a vivir en este planeta.
José Ángel Delgado, productor y Carlos Val, director, disfrutando del premio Simón a mejor largo por ‘Planeta 5000’. Foto de Lorenzo Izquierdo
Como mejor documental encontramos ‘Aute Retrato’, el trabajo de Gaizka Urresti sobre Luis Eduardo Aute; mientras que el mejor corto de los Simón 2020 es ‘Gastos incluidos’, de Javier Macipe. Como mejor directora, la reivindicativa Nata Moreno por su trabajo detrás de las cámaras en ‘Una vida entre las cuerdas’.
Nata Moreno, felicísima, con su premio SImón a mejor dirección. Foto de Lorenzo Izquierdo
Carla Pérez de Albéniz se llevó el Simón a mejor dirección de producción por la peli ‘Mientras dure la guerra’, de Alejandro Amenábar; Javier Macipe repitió en el escenario al recoger el galardón a mejor guión por ‘Gastos incluidos’; Carmen Barrantes ganó en la categoría de mejor actriz por ‘Cardelinas’ y Alfonso Desentre logró su estatuilla como mejor actor por ‘Intimidad’.
Alfonso Desentre saltó al escenario a agarrar su premio Simón a mejor actor. Foto de Lorenzo Izquierdo
La mejor fotografía fue para los dos cracks Beltrán García Valiente y Adrián Barcelona por el docu ‘The rise of de synths’, un trabajo que también consiguió el premio a mejor montaje, para Iván Castell, su director . ¡Arriba esos sintetizadores!
La mejor banda sonora original se la llevó La Ronda de Boltaña por el corto ‘Mermelada de moras’; el Simón a mejor dirección artística fue para el gran Pablo Lagartos por ‘Leonardo muere’, un corto que, como ya os hemos avanzado, también consiguió el reconocimiento a maquillaje y peluquería, para nuestra (la de todos) querida @Abrumada, y el galardón de vestuario, para Ana Sanasgustín.
Pablo Largatos con chaleco de Emidio Tuzzi sostiene su Simón a mejor dirección artística por ‘Leonardo muere’. Foto de Lorenzo Izquierdo
El Simón a mejores efectos especiales fue para Juan Remacha por su labor en ‘Ofra & Khalil’ y en la categoría de mejor obra por su contribución social arrasó ‘Esta no soy yo. Autorretrato de una anoréxica’, de Mónica Callejo, quien emocionó al público al recoger este premio y desear que esta dura experiencia personal pueda servir de ayuda a personas que están pasando por lo mismo. ¡Brava Mónica!
Una emocionada Mónica Callejo, directora de ‘Esta no soy yo’, sostiene su premio a mejor obra por su contribución social. Foto de Isabel Aparicio.
En un año complicado, los Simón han podido realizar de nuevo con éxito su travesía por el desierto. Enhorabuena a la organización de la gala por esta noche emocionante y de reencuentros para el audiovisual aragonés. Nosotras ya estamos esperando con ansia viva la próxima edición…
Desde hace nueve años, el audiovisual aragonés tiene una cita ineludible para reconocer los trabajos de los profesionales del sector: los Premios Simón que organiza la Academia del Cine Aragonés (ACA). Sabemos de sobra que nuestros creadores tienen talento a raudales y que son muy guerreros, así que este año el coronavirus no va a impedir que celebren su gran fiesta anual para distinguir la calidad de un arte con denominación de origen propia en Aragón.
El cine hay que vivirlo, sentirlo y celebrarlo como la parte esencial de nuestras vidas que es. “Esto del COVID ha demostrado la importancia de la cultura en nuestras vidas, sin ella no se vive igual y aunque ha sido el patito feo para los gobiernos, cuando pasan cosas como esta pandemia vemos lo importante que es ver una obra de teatro, una película, asistir al cine”, subraya el presidente de la ACA, Jesús Marco.
La gala del cine aragonés debía haberse celebrado el pasado 23 de mayo, en pleno confinamiento, y tuvo que suspenderse. “Pensamos en realizar una entrega virtual de premios, pero eso no era lo ideal, preferimos esperar”, detalla a Secuenciadas.
Como buenos aragoneses, cabezonería a tope y en el buen sentido, este próximo 20 de septiembre la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza acogerá a las 20:00 horas una ceremonia “totalmente condicionada por el protocolo para prevenir el COVID”, con un aforo reducido al 35 por ciento, la prohibición de realizar fotos de grupo, de instalar el photocall en el interior, la obligatoriedad de llevar mascarilla, de desinfectar y mantener las distancias. “Será una gala muy rara y atípica”, reconoce, pero lo importante es que se llevará a cabo.
La dirección artística correrá a cargo de la propia Academia, presentará el periodista Alejandro Aísa, quien también ha realizado el guión, y dirigirá la ceremonia Raúl Ortega. El equipo tendrá el reto de cumplir con el tiempo límite que se ha fijado en hora y media, por lo que ha sido necesario “recortar muchísimas cosas para que sea más ligera”. “No será una súper gala, pero la intención es que los nominados y los premiados reciban sus premios y se reconozca su trabajo y mérito”.
Como sorpresa, se han programado dos actuaciones musicales que serán top secret hasta ese mismo día. Y la ceremonia se emitirá en directo en Aragón Cultura desde las 20:00 horas y en diferido en Aragón Televisión.
ACTOS PREVIOS
Como actos previos, el pasado julio pudimos disfrutar de talento aragonés al aire libre con la proyección de los dos únicos largometrajes de ficción nominados este año ‘Planeta 5000’ y ‘Ojos negros’una re conversión de la Filmoteca de Zaragoza que abrió sus puertas para trasladarse a la plaza del Centro de Historias de la ciudad.
Este mismo miércoles ha continuado este ciclo, ya en la sede original de la Filmoteca de Zaragoza, con entrada libre, pero aforo limitado, con los documentales nominados a los premios este año, ‘Esta no soy yo. Autorretrato de una anoréxica’, de Mónica Callejo, y ‘Los cielos españoles’, de Isabel Soria y José Manuel Herraiz; mientras que el jueves 10 el público ha disfrutado de ‘Auterretrato’, el largometraje documental de Gaizka Urresti.
Las secuenciadas nos quedamos perplejas con las palabras de Mónica Callejo y su docu más personal ‘ ‘Esta no soy yo. Autorretrato de una anoréxica‘. Foto Comunicación ACA
Las sesiones continuarán el miércoles 16, con el largo ‘Zaragoza vil’, de Antonio Tausiet; el día 18, con los cortometrajes nominados a los Simón: ‘Cardelinas’, de Tomás Generelo, ‘Gastos incluidos’, de Javier Macipe, ‘Intimidad’, de Alfonso Desentre, ‘Leonardo muere’, de José Luis Galar, y ‘Ofra & Khalil’, de José Alberto Andrés Lacasta. Por último, el sábado 19 se proyectará el largo documental ‘The rise of the synths’, de Iván Castell. ¡No tenéis excusa para no disfrutar de todos ellos!
Además, este sábado, día 12, la Academia ha organizado un acto al aire libre para proceder a la entrega de diplomas acreditativos de las nominaciones a todos los nominados de esta novena edición de los premios. “Ha sido un acto más íntimo, para pasar un rato agradable con todos ellos como antesala de los Simón”, indica Marco. Este acto ha contado con Jorge Aparicio como presentador y se ha entregado también una estatuilla de la ACA a José Ángel Delgado, anterior presidente, Antonio Tausiet y Jesús Aparicio en reconocimiento a sus años de dedicación a la Academia y a su trabajo en anteriores ediciones de los premios Simón.
Foto de final de carrera de varios de los nominados a los Premios Simón 2020 que han asistido a la recogida de diplomas. Foto Comunicación ACA
LUISA, WE LOVE YOU
La Academia del Cine Aragonés rendirá homenaje en esta edición a la actriz Luisa Gavasa, a quien nosotras concederíamos más Simones, Goyas, la tira de Oscars… y, tras su aparición en la serie ‘El último show’, otra cita con Armando del Río a ver si solucionan lo suyo. “Luisa está encantandísima y muy emocionada”, asegura el dire de la ACA, porque ya se sabe que lo que más puede llenar a un profesional es sentir el reconocimiento y el cariño de su tierra.
“Desde que ganó el Goya (mejor interpretación femenina de reparto en 2016 por ‘La novia’, de la también aragonesa Paula Ortiz) no ha parado de recibir homenajes y de trabajar aún más” y en la ACA están “encantadísimos” de dedicarle esta distinción. “Queremos que su protagonismo en la gala sea absoluto”, subraya. La actriz acudirá a Zaragoza para recibir los aplausos de sus compañeros y abanderar esta cita con el audiovisual aragonés.
La actriz Luisa Gavasa cuando le comunicaron la noti de su Simón de Honor este año.
CALIDAD CON DENOMINACIÓN DE ORIGEN
De nuevo los Simón se proponen reivindicar que en Aragón “se hace cine de primera calidad”, algo que está quedando demostrado estas mismas semanas con la película ‘Las niñas’. La zaragozana Pilar Palomero triunfó en Málaga y ahora en los cines, recuerda Marco. “Tenemos una denominación de origen de calidad en el cine aragonés, los profesionales que se forman aquí no tienen nada que envidiar a otros y, además, en los últimos años las abanderadas del cine aragonés están siendo mujeres y eso nos llena de más orgullo todavía”, resalta, para mencionar los trabajos de Paula Ortiz, Pila Palomero, Luisa Gavasa, Nata Moreno, la labor de la guionista Isabel Peña o Carla Pérez de Albéniz que ganó un Goya este mismo año como directora de producción de la película ‘Mientras dure la guerra’, de Alejandro Amenábar y que también está nominada en nuestros premios este año.
En los propios nominados a los Simón se demuestra cada año “que los trabajos que se presentan son de mayor calidad y profesionales”, manifiesta, si bien advierte de que para la próxima edición sobrevuela la incógnita de cuántos largos, cortos y docus podrán competir si el COVID sigue afectando a los estrenos este año, dado que muchos proyectos se han tenido que suspender o retrasar.
CANTERA Y TALENTO INNATO
Mientras que hace algunos años para hablar del cine aragonés “siempre había que remontarse a Segundo de Chomón, Luis Buñuel o Carlos Saura, ahora ya tenemos una cantera de gente joven que es una realidad en el cine español y de la que estamos orgullosos”.
Este despertar y la época de oro que vive el audiovisual aragonés responde, en su opinión, a tres factores: el apoyo de las instituciones, la labor de los centros de formación públicos y privados y, especialmente, “al talento innato de nuestros profesionales” que han permitido que el nombre de Aragón en el cine nacional resuene cada día con más fuerza.
También esta comunidad tiene un gran potencial como escenario de rodajes. “Pocos sitios en España pueden presumir de que se puede hacer cualquier cosa en cualquier paisaje, tenemos montañas, desiertos, ciudades grandes, pequeños pueblos, se puede recrear cualquier ambiente y ese es un gran valor aún poco explotado”, considera, para agregar que a la labor de la Aragón Film Commission, “a la que la ACA siempre ha apoyado”, aún le queda “camino” para mejorar en este sentido.
Con música de banda sonora de película de fondo, porque para hablar del séptimo arte, como os decíamos, hay que vivirlo a tope, ya estamos living esperando que llegue el día 20 para celebrar la fiesta del cine aragonés.