Quedamos en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza con Miguel Ángel Lamata, un contador de historias que a veces escribe, dirige o produce o todo a la vez. Su historia de amor por este medio comenzó a través del teatro, los cortos, la televisión y el cine.
En 2003 cerró el Paseo Indepencia de Zaragoza, como si de Pilares se tratase, para rodar su primera peli ‘Una de zombis’; en 2006 escribió y dirigió ‘Isi/Disi: Alto voltaje’ con Segura y Flo como protas y luego se atrevió con ‘Tensión sexual no resuelta’ (2010), el título lo dice todo. En 2016 vivimos la bonita historia de amor entre Jenner y Noriega en la Zaragoza más cuqui en ‘Nuestros amantes’ y el cine familiar llegó a su vida con ‘Los futbolísimos’ (2018). En 2022 se pasó a la producción con el documental que todos los aragoneses estábamos esperando ‘Héroes: Silencio y rock & roll’. Estamos deseando conocer a este director aragonés que dejó Zaragoza para buscar fortuna en la capital de España. ¡Ya lo vemos abrir la puerta del teatro!
Miguel Ángel, ¿cómo empezaste a interesarte por el mundo audiovisual?
Desde muy pequeño me gustó mucho siempre ver películas, así de sencillo. Y, paralelamente, me interesaba mucho escribir historias y fantasear con convertirlas en algo más. Esta especie de pasión me acompaña desde los 7 años, entonces parecía bastante inevitable. Es verdad que el mundo del cine te da miles de razones para no dedicarte a él, pero las he ido desoyendo.
¿Cuando fuiste mayor te empezaste a formar en el audiovisual?
En mis tiempos era terriblemente caro, me hablaban de una escuela que había en Londres, la London International Film School que valía una pasta estudiar ahí y nosotros éramos una familia de clase media, así que me venía un poco a desmano irme a Londres. Pero no quería renunciar al sueño y lo que hice fue ponerme a hacer cortos, obras de teatro… He aprendido un poco a base de hostias (se ríe), autodidacta, por decirlo más finamente.
Y cuando comenzaste a trabajar en esto, ¿qué vino primero?
Primero de todo vino el teatro y los cortos. Una amiga me metió un empujón para dirigir un grupo de teatro, porque si no se iba a disgregar, fue una etapa en Zíngaras Teatro, una grupo universitario, de lo poquísimo que sé como director de actores lo aprendí haciendo teatro. Y después ya vino la televisión y enseguida Santiago Segura me propuso producir mi primera película.
¿En la televisión qué hiciste?
Empecé en Antena Aragón, después salté a Antena 3, luego estuve en Vía Digital con Pepe Navarro, después con Bertín Osborne, trabajé con Juan Ramón Lucas, trabajé en El Informal, y alguna cosa puntual de encargo. En televisión tampoco estuve tanto tiempo. A veces se cree que he estado más tiempo en televisión pero en realidad estuve desde 1997 y en 2002 lo dejé y me dediqué a poner todos mis esfuerzos en que mi primera película, ‘Una de zombis’, fuese una realidad.
«He aprendido un poco a base de hostias, autodidacta, por decirlo más finamente»
Vivías en Zaragoza, ¿por qué te fuiste a Madrid?
Yo trabajaba en Antena Aragón y hubo una oferta de trabajo muy buena de Antena 3, con una cantidad de dinero que me sigue pareciendo astronómica, 3.000 euros, y me apetecía probar un poco como era la supuesta liga mayor. Tenía la novia allí, muchos de mis amigos se habían ido para allá y la verdad es que pensé que en ese momento cambiar a Antena 3 podría enseñarme cosas. Yo siempre he funcionado así, donde veo que hay aprendizaje pues tengo una tendencia a acercarme a eso. Era un programa concurso muy ambicioso, aspiraba a ser el rey de su franja, se llamaba ‘Trato hecho’, y ahí que me fui. Fui solamente guionista, pero tuve la sensación de que aprendí mucho, porque la televisión te enseña mucho a no mirarte el ombligo, a pensar que hay un público al que tiene que gustarle lo que le presentas. Esto te lo enseña mucho la tele.
¿Cómo definirías en una frase el rodaje de cada una de tus películas?
‘Una de zombis’ fue una guerra en positivo para la que no estábamos preparados. Al final se puede decir que triunfó, fue un exitito. ‘Isi & Disi: Alto Voltaje’ me dio la confianza de saber que podía seguir siendo un director. ‘Tensión sexual no resuelta’ es la primera película abierta y totalmente personal que hice. Conjugaba las historias que a mí me interesaban contar, sobre todo en clave de relaciones, con lo que entiendo que puede ser un cine de entretenimiento para el gran público. ‘Nuestros amantes’ es una película quizá incluso demasiado personal, pero que también le tengo un cariño enorme porque fue la primera película que además de escribir y dirigir, produje. Es Lamata cien por cien, para bien o para mal.
Y ‘Los futbolísimos’ es una película totalmente de encargo que me dio un montón de cosas muy bonitas, sobre todo en mi relación con los chicos y las chicas. Además es una película extraordinariamente difícil de hacer y que todos disfrutamos muchísimo.
«La televisión te enseña mucho a no mirarte el ombligo, a pensar que hay un público al que tiene que gustarle lo que le presentas»
También has producido el documental ‘Héroes: Silencio y Rock & Roll’ que estuvo nominado a mejor documental en los Goya 2022.
Sentí una gran responsabilidad haciendo esa película y es quizá una de las cosas de las que más orgulloso me siento porque creo que ha hecho feliz a mucha gente. El alcance de esa película, en la que pusimos mucha ambición bien entendida y mucha ilusión, se ha visto más que recompensada.
¿Ese proyecto cómo nació?
Por Alexis Morante, que es un tipo que yo conocí en Los Ángeles cuando fui a hacer la música de ‘Nuestros amantes’. La hicimos allí porque Roque Baños, el compositor estaba allí, y él conocía a otros españoles afincados allí, entre ellos a Alexis que es un gran director. El caso es que Bunbury me escribió y me dijo “oye, este chico que conociste en Los Ángeles quiere hacer una película sobre nosotros, los Héroes, y queremos que se haga, ¿Qué te parecería producirla?”. Tuve una gran responsabilidad porque se la podían haber llevado a productores que tienen mucha más andadura que yo, que solo había producido ‘Nuestros amantes’. Pero me reuní con mis compañeros habituales de fatigas, Raúl García Medrano, Nacho Blasco, que fue guionista, editor de sonido y editor de imagen, y pensamos que merecía la pena arriesgarse.
La película estuvo nominada a varios premios.
La nominación al Forqué llegó porque sí, no hicimos campaña, y la del Goya lo mismo. Fue la constatación de que habíamos hecho algo un poquito a derechas, de que la cosa había hecho click, para empezar porque a los Héroes les había gustado la película, porque ellos eran un poco mi público principal. Se hace la película pensando en una audiencia lo más amplia posible, pero si al objeto del documental no les hubiera gustado, yo personalmente me hubiera llevado un disgusto.
Casi todas tus películas están orientadas hacia el humor, ¿Qué es lo que te atrae de este género?
Hay un escritor que me gusta mucho que dice que el humor no es tanto la capacidad de hacer reír a tus semejantes, que también, sino la herramienta de la que echamos mano diariamente para no volvernos locos. Y es verdad que el humor es algo que necesitamos y, de hecho, en obras de teatro extraordinariamente dramáticas, como ‘Un tranvía llamado deseo’ o en muchas de Chéjov, hay mucho humor. En Shakespeare, en sus tragedias, hay mucho humor. A mí me ayuda a sentirme vivo cada día.
¿Qué te gusta más: ver una buena serie o ver una buena película?
Una buena película, no tengo nada en contra de las series, me gustan mucho y veo muchas, pero realmente mi formato son historias que oscilan entre una hora y media, dos horas o dos horas y algo. El teatro también me apasiona mucho, aunque soy una persona más de cine.
¿Y te gustaría dirigir una serie?
Bueno, ha habido acercamientos, ideas, hemos movido proyectos, y es una cosa que me gustaría. Hay cosas que no quiero morir sin hacer. Por ejemplo, siempre quise hacer una película juvenil y ya la he hecho; siempre quise rodar una historia de amor pura y dura, la hice. Hacer una serie no estaría nada mal. Hay conceptos que tenemos en la cabeza que podrían cristalizar más como serie que como película, pero en general siento una irresistible atracción hacia las historias de aproximadamente dos horas.
Últimamente el cine dirigido por aragoneses está on fire, ¿cómo lo ves?
Para mí es maravilloso verlo y formar parte de ello, yo soy el abuelo de casi todos estos, tengo 56 años. Javier Macipe que acaba de hacer su película ‘La estrella azul’, que es buenísima, es un peliculón del primer al último fotograma, o ver las películas dePaula (Ortiz), de Pilar (Palomero), deNacho (García Velilla), de Gerald (B. Fillmore). Ahora Gerald está haciendo un largometraje que he leído el guion y es también formidable, super original. Las películas de Pablo Aragüés, Natalia (Moreno), Gala (Gracia), yo nunca he vivido un momento así del cine aragonés y hay que apoyarlo porque ya no es un sueño, es una realidad. Hay gente que está saltando de nuestras fronteras, no al resto de España, sino a Europa, el cine aragonés empieza a ser algo muy gordo y me hace muy feliz.
Siempre que puedes vuelves a Aragón, te vemos en festivales, en estrenos de películas, ¿te tira tu tierra?
Absolutamente. Mi familia está aquí, muchos amigos míos están aquí y me resulta siempre muy excitante rodar en Aragón. Además me gusta mucho la búsqueda de decir esta historia cómo aterriza en Aragón o ¿puede aterrizar en Aragón la historia? Y siempre es sí, entonces te pones a buscar los sitios y cuando la cosa empieza a cristalizar, eso me parece muy wonderful. Empiezas a ver que, verdaderamente, no es una cuestión de encabezonamiento tuyo, sino que Aragón es realmente muy buen plató y con muchas facilidades para rodar aquí.
«Aragón es realmente muy buen plató y con muchas facilidades para rodar aquí«
Ahora estás en Zaragoza porque recibes un homenaje en la Muestra de Cortometrajes Aragoneses de Delicias.
Completamente inmerecido, pero sí, lo recibo. Lo acepto.
¿Y qué tal?
Lo de los homenajes siempre da cierta congoja porque mientras haya por ahí un señor que se llama Steven Spielberg que sí que tiene una trayectoria… pero la verdad, que te reconozcan en tu tierra siempre mola muchísimo y sirve de espaldarazo para hacer más cosas. Hemos hecho seis peliculitas, se acuerdan de uno, eso está muy bien, y vamos a ver si hacemos otras seis a continuación.
Les quiero dar las gracias porque el corto es la base de todo. Los directores de cine existimos, hacemos películas, porque nos dio por hacer un cortito, con el cortito descubrimos que nos gustaba la experiencia, no nos quitó las horas de sueño suficientes ni nos dio los sinsabores suficientes para tirar la toalla y no se si habrá muchos directores que no hayan hecho cortos. Me parece bastante sensacional que exista esta Muestra porque le da la oportunidad a mucha gente de que podamos ver sus películas y eso es decisivo.
Si te jubilaras ahora, ¿dónde te irías a vivir?
Se me ocurren varios sitios, vivir en otra dimensión estaría bien, a ver qué se cuece ahí. Vivir una temporada en el cielo y otra en el infierno, para ver si el cielo es el sitio donde todos queremos estar, o el infierno es en realidad el sitio que mola, pero tiene peor agente de prensa. Pero me apetece jubilarme el día en que muera, ese es el día en que diré bueno pues me jubilo ya.
¿Cuál es el futuro laboral de Miguel Ángel Lamata?
Producir y dirigir la película ‘El árbol y el ruiseñor’, estamos produciendo aquí (Zaragoza) con Raúl García Medrano, que es una historia de amor en clave de cine de terror, después me espera ‘Los futbolísimos 2’, hay un proyecto de una película musical que tiene muy buena pinta y estamos trabajando para que ‘Mujeres que compran flores’, la adaptación al cine del best seller de Vanesa Montfort, se haga en 2025.
¿Empiezas a rodar próximamente alguna de ellas?
Sí, el año que viene, en el primer trimestre del 2024, atacaremos ‘El árbol y el ruiseñor’.
Antonio Martínez del Castillo (1894-1962), Florián Rey, marcó estilo propio y logró dejar su huella en la historia del cine. A pesar de ello, el director es una figura aún desconocida para muchos. La gestora cultural y documentalista, Vicky Calavia, recupera ahora su historia en el documental ‘Florián Rey. De luz y de sombra’. El trabajo se ha estrenado en la Semana Internacional de Cine de Valladolid (SEMINCI) y también se ha presentado en la localidad natal del cineasta, en La Almunia de Doña Godina (Zaragoza).
Directora y entrevistada disfrutan en el móvil de ‘Nobleza baturra’. ¡Cómo cantaba Imperio!
“Conozco a Florián Rey prácticamente desde siempre a través de la historia del cine, del libro de Agustín Sánchez Vidal (‘El cine de Florián Rey’), y de las películas que hizo, sobre todo de las musicales con Imperio Argentina que vi de pequeña”, explica Vicky Calavia a Secuenciadas. La dire comenzó a profundizar en su figura cuando el Ayuntamiento de La Almunia la llamó para iniciar un proyecto para impulsar el eslogan ‘La Almunia, de cine’, lo que llevó a poner en marcha una recreación y una ruta basada en el cine de Florián Rey.
En ese momento constató “su alcance como director, su valía, su puesta en escena, su trabajo como director de actores y cómo aplicó lo que había estudiado sobre el sonido y la planificación” y comenzó a tener este proyecto de documental “en mente”. Como buena aragonesa, ese empeño se convirtió en 2016 en los primeros pasos de este trabajo que le ha llevado a rodar desde entonces, aunque con un parón por la pandemia, en Zaragoza, Madrid y La Almunia. El docu recopila entrevistas con expertos y personas vinculadas a la figura de Florián Rey, como su sobrina; quien fuera su director de fotografía, Juan Mariné; el actor Antonio Resines; o José María Pemán, de la Asociación Cultural Florián Rey.
“Queríamos mostrar al Florián Rey director” y el título es tanto un guiño a la proyección de cine, a la luz en un lugar de sombras, como a la propia personalidad del director y a su carrera, en la que tuvo grandes éxitos, pero también fracasos. En lo personal, “era arrollador y enérgico, pero también autoritario y complicado para quien tenía cerca y en su trabajo”, señala Calavia. Su deseo era “mostrar a un personaje de carne y hueso” y al cineasta que logró con ‘La aldea maldita’ ser “uno de los mejores directores de comienzos del XX, que es evidente cuando lo ves, pero que ha sido olvidado y hay mucha gente, incluso del cine, que no sabe que existe”.
El docu recoge testimonios de expertos y personas vinculadas a la trayectoria de Florián Rey.
CANCELADO
Fue falangista, mantuvo una tormentosa relación con Imperio Argentina y fue a la Alemania de Hitler a grabar y dar a conocer su fórmula de éxito. “Después viene a España y se da por hecho que será el gran director del franquismo, pero es lo contrario, no le dan presupuestos, rueda cosas que no le gustan y, con 60 años, abandona el cine y se retira a regentar un restaurante en La Cala de Finestrat, donde sigue hablando de cine y en proyectos relacionados con el cine, pero nunca desarrollará esas iniciativas porque fallece pronto”.
Vicky centra sus esfuerzos en rescatar a personajes aragoneses y a Florián Rey “había que hacerle justicia”, porque películas como ‘La aldea maldita’ son “un hito, un cine adelantado, vanguardista, muy pegado a Europa”; porque Florián conocía lo que se hacía en otros países gracias a su pasión por el cine, a sus viajes y por haberlo estudiado.
Las siguientes cintas del director siguen el camino del cine musical, más comercial, pero siempre con los mismos temas del éxodo del campo a la ciudad, de las relaciones entre hombres y mujeres, de la pérdida de la honra de la mujer (ya sabéis, la preocupación absurda de algunos señoros en aquella época) o de las relaciones entre personas de diferentes razas, clases sociales, económicas y culturas.
Es un cine de integración que gustaba mucho en los tiempos de la II República y que tiene éxito en la Guerra Civil entre ambos bandos. Por ello, Hitler quiere imitar su estilo para difundir el cine hecho desde Alemania en el resto del mundo. “Florián Rey marca estilo y deja una huella importantísima en ese momento”, logrando un éxito internacional y de taquilla que consiguieron pocos cineastas de la época, gracias a un cine muy popular, pegado a las raíces de España. También en Iberoamérica triunfan sus cintas. Sin embargo, esos temas costumbristas lastran su cine en los años 50, cuando otros directores ya proponen una renovación, a pesar de la gran calidad de los trabajos de Rey.
Presentación del docu en La Almunia. Say cheese!
RELACIÓN CON IMPERIO
En una de sus visitas a Andalucía, Florián Rey conoce a una jovencísima Imperio Argentina “y se queda fascinado con ella” e inicia una relación laboral y personal muy cercana, en la que Imperio cuida del hijo de Florián, fruto de su primer matrimonio. Se establece una relación entre ellos y acaban casándose. Graban ‘Nobleza baturra’, que consigue un éxito sin precedentes, ‘Carmen, la de Triana’, que graban en la Alemania nazi, y ‘Morena clara’. Este será el “triunvirato de su cine, su máximo juntos”, unas películas que reflejan “la unión perfecta entre director y actriz” y que demuestran el don que Imperio tenía en su voz.
No obstante, como estamos hablando de cine y nos gustan las emociones fuertes, su relación fue “bastante tormentosa”. Florián era un director muy exigente y perfeccionista y esa exigencia provocaba conflictos con su equipo. Además, en la grabación de ‘Carmen, la de Triana’, Imperio se enamora de su compañero de reparto, Rafael Rivelles, y en este punto comienza la escisión del tándem Florián-Imperio. Su dramática historia “crea una brecha emocional tremenda”. Ninguno de los dos volverá a hacer cine de tanta calidad por separado, “ni a Imperio la dirigieron después tan bien y acertó tanto con sus papeles, ni Florián encontró a su musa”.
El docu, gracias a un profundo trabajo de documentación, relata esta historia a través de testimonios y del propio cine de Florián Rey, así como con alguna representación protagonizada por el actor, David Moreno, que ha participado en las recreaciones de La Almunia encarnando a Florián. Intervienen en este docu: Luis Alegre, Javier Barreiro, Antón Castro, Ángeles Castro Martínez del Castillo, Marta Gracia, Carlos Gurpegui, Javier Hernández, José Manuel Latorre, Juan Mariné, Amparo Martínez, Ángeles Martínez, Carmen Pemán, José María Pemán, Antonio Resines y Agustín Sánchez Vidal.
Nuestro particular Florián Rey tomando un café bien cargado antes de rodar con Imperio.
EL EQUIPO
Con guion y dirección de Vicky Calavia, la acompañan en esta aventura Carlos Navarro, como cámara y director de fotografía; Álvaro Mazarrasa, en la edición y postproducción de imagen; Carlos Estella y José Manuel Huerta, y el Laboratorio Audiovisual de Zaragoza en la producción de sonido; Virginia Maza, en maquillaje; Óscar Baiges, en el diseño gráfico; y como productor delegado de Aragón TV participó en el proyecto Jaime Fontán, fallecido el pasado año, a quien está dedicado el documental.
Con sus luces y sus sombras, Vicky Calavia admira al director “en cuanto a técnica y dirección, porque amo el cine y me parece muy interesante lo que he descubierto al hacer este trabajo, aunque en lo personal no es una figura cercana a mi sensibilidad”. Como en todos sus trabajos, trata al protagonista del documental con objetividad, contando lo mejor y lo peor, en el que es el docu más largo de su trayectoria, con 98 minutos.
Como Vicky no para nunca, ya está en fase de montaje del documental que dedicará a la cantante, cupletista y actriz turiasonense Raquel Meller; también se encuentra preparando la novena edición del festival ‘La mirada tabú’ y está en proceso de rodaje de un documental “muy distinto”, sobre la Zaragoza de los años 70 y su arquitectura. Son sus proyectos más cercanos, pero vendrán muchos más y ¡los seguiremos con atención!
Especializado en el documental etnográfico desde 1979, Eugenio Monesma continúa, cámara en mano, mostrando los oficios perdidos, fiestas, tradiciones, leyendas, la gastronomía tradicional y las costumbres y rituales de nuestra historia. Tiene un archivo de los más importantes de España, con más de tres mil documentales etnográficos y compite con ‘Cuéntame cómo paso’ con uno de los programas más longevos de la televisión ‘Fogones tradicionales’, de Canal Cocina, que lleva 22 temporadas. Lo suyo fue amor a primera vista, desde que se fue de trashumancia con un pastor con solo 18 años y comenzó a grabar con una Super 8 para el Instituto Aragonés de Antropología. Charlamos con Eugenio Monesma, para que nos haga una breve sinopsis de todas las temporadas de su vida profesional.
Eugenio Monesma, previusly…
¿Cómo recibes el premio Simón de honor de este año de los Premios Simón del Cine Aragonés?
Con una gran satisfacción, llevando más de 40 años en la producción audiovisual, es un honor para mí que los profesionales, entre los que también hay bastante joven, hayan pensado en mí para darme este premio. Lo recibiré con mucha alegría y muy contento.
¿Cómo empezaste en el mundo audiovisual?
Empecé en el año 79 realizando varios cortos vinculados a temas pacifistas, antibelicistas… Algunos de ellos eran cortos de animación como fue ‘Jaque de Reyes’ (1980) que era sobre un tablero de ajedrez. Daba a entender cómo se organizaban las guerras y sus consecuencias. Cómo morían todos los peones y los reyes celebraban la fiesta sobre la sangre de los peones. Ese documental a mí me dio bastantes premios y seguí haciendo algunos de esa temática y también con animación, con dibujos animados o muñecos de plastilina.
En el año 81 me vinculé al Instituto Aragonés de Antropología, con Ángel Gari y Manuel Benito, y ya surgió la necesidad de recoger todas aquellas tradiciones, viejos oficios, rituales, que se estaban perdiendo. Empecé a hacer documentales en Super 8, sobre herreros, carboneros, alfareros, aquellos oficios que en ese momento se estaban perdiendo. Hasta el año 83 que hice la peli de ‘Navateros’, que fue la que me abrió todo un mundo de posibilidades dentro de lo que era el cine etnográfico en España.
Monesma, temporada 31, grabando ‘Maderas en el Pirineo’ (2010), estrenado en Espiello, fuera de concurso
¿Por qué has centrado tu trabajo en el documental etnográfico?
Tenía bastante vocación por el tema de nuestros pueblos y las raíces populares. Ya con 18 años me fui con un pastor a la Sierra de Guara, justo en las fiestas de San Lorenzo de Huesca, a pasar una semana y a conocer el mundo pastoril. Cuando me meto en el Instituto veo que se estaban perdiendo muchos oficios y algunos rituales. Principalmente los oficios, me interesaban todos los oficios o que estaban a punto de desaparecer o que habían desaparecido ya. En el caso de que hubieran desaparecido, me ponía en contacto con la gente que había practicado ese oficio, por ejemplo en San Juan de Plan el cáñamo o Hilario Artigas con una carbonera o una calera etc. Les proponía conseguir la financiación para que ellos pudieran cultivar, por ejemplo, un campo de cáñamo y hacer todo el proceso, desde la siembra, hasta convertir esas fibras en unos tejidos. Eso era lo que en un principio me motivaba bastante, esto es como el que se colecciona cerámicas, monedas… este oficio me falta, pues hay que conseguirlo. Ahora creo que tengo más de mil oficios recogidos por toda España.
¿Alguna vez te ha tentado dirigir ficción?
No no, nunca. Bueno, hice un corto en el año 82 que lo titulé ‘Caputelos y Montescos’. Formaba parte del grupo de teatro la Tartana de aquí de Huesca y con los compañeros de la Tartana, los amigos del Instituto Ramón y Cajal y algunos otros amigos montamos ahí una parodia muy extraña, pero nunca me ha apetecido dirigir ficción.
Has realizado más de 3.200 documentales, que es una pasada. ¿Si tuvieras que nombrarnos tres trabajos cuáles serían y qué destacarías de ellos?
Una historia muy bonita es que estábamos grabando con el equipo en Quintanal de la Sierra en Burgos y una tarde que no teníamos nada que hacer nos dicen, pues aquí en el pueblo hay un taller de carretería que está idéntico, como si lo hubieran dejado de trabajar esta tarde. Fuimos a verlo y nos dijeron “si quieres os hacemos un carro” y les dije “con que me hagan una rueda vale, porque es un trabajo doble de carpintero y herrero y con mucha precisión”. Hicieron la rueda, le mandamos el vídeo para que lo vieran y se quedaron tan contentos que dijeron “venga, vamos a hacer el carro entero”.
Ahora recientemente he estado acabando el guion de un documental que estoy haciendo con el Gobierno de Navarra, ‘Contrabando y evasión en el Pirineo navarro’, en el que he recogido testimonios de contrabandistas de los valles de Salazar y Aezkoa . Contrabandistas que estuvieron hasta hace 18 años y también sobre la evasión de los judíos en Francia cuando la Segunda Guerra Mundial o los maquis después, en la lucha y la resistencia contra Franco. Eran los que pasaban a todas estas gentes mediante redes de paso que ya tenían formadas, clandestinas, para evadir tanto para un lado como para otro.
He hecho varias cabañeras, pero la última fue hace dos años, que bajé andando con los ganaderos desde el Pirineo navarro hasta las Bárdenas, durante 8 días. Fruto de esa convivencia con los pastores, hice un documental de 90 minutos bastante interesante y que lo tengo subido en el canal de YouTube.
Eugenio Monesma, con 18 años, cambia el Tubo de Huesca por una ruta pastoril
En 2020, creaste un canal de YouTube en el que empezaste a subir tus documentales y con él, has alcanzado más de 625.000 suscriptores y más de 165 millones de visualizaciones. ¿Por qué crees que ha tenido tanto éxito?
Lo manejan más mis hijos porque yo estas cosas tecnológicas me desbordan. Es curioso porque cuando lo pusimos, yo no pensaba que le fuera a interesar a tanta gente y pensaba que el público sería gente mayor, sin embargo lo que nos está sorprendiendo es que la franja de edad ronda entre los 25 y los 40 años, la mayoría es gente joven. Por la mañana contesto a todos los comentarios porque para mí es una satisfacción que todavía la gente aprecie estos valores de los campesinos.
Llevas más de 40 años haciendo cine. ¿Cómo has vivido la evolución tecnológica a la hora de grabar, editar, capturar sonido… ?
Es que estamos hablando del año 79 que empecé a grabar en Super 8, la calidad era bastante regular, mala. Luego grabé cinco documentales etnográficos en 16 mm que los vendí a Televisión Española y era la calidad mínima que exigían.
Luego ya pasé al Umatic, que había que ir dos personas, una llevaba la mochila con la grabadora y otra con la cámara al hombro, con eso hice mi primera trashumancia. Comparado con ahora que puedes ir perfectamente con una cámara pequeñísima y que no pesa, con muy pocas baterías y con unas memorias que te caben a lo mejor 4 o 5 horas. Antes una tarjeta te duraba 20 minutos, las baterías pesaban un montón y había que pensar en que había que cargar las baterías.
Luego ya la Betacam SP, que era ya más manejable y luego ya a lo digital, a la cámara digital, con memoria, sin cita y eso es una maravilla. Luego tengo una serie en canal cocina, que llevo 22 años con ella y la grabó yo toda, recorro los pueblos de España, está ya todo preparado, pero yo me ilumino, yo tomo el sonido, yo grabo, voy solo, no llevo a nadie.
Así que ¿también te pones detrás de la cámara?
Además es que disfruto. Hubo unos años entre finales de los 90 hasta el 2010 que prácticamente no tocaba la cámara para nada, porque estaba dirigiendo tres equipo de producción, grabando por toda España, tres mesas de edición, tres ayudantes elaborando los guiones y demás. Éramos un equipo de 20 personas y yo tenía que estar dedicándome a eso. Ahora estoy disfrutando porque me cojo la cámara y me voy a grabar.
Eugenio Monesma editando con Betacam ¡Viva lo analógico!
Del audiovisual aragonés, ¿a quién sigue Eugenio Monesma?
No veo la tele casi, porque mi mundo va sobre el tema de investigación de piedras rituales y piedras funcionales, hoy mismo he estado en el monte viendo piedras rituales que estoy estudiando. Ya prácticamente me desvinculo hace tiempo del mundo audiovisual, no he seguido a nadie en particular. Se que hay gente muy buena, pero no veo prácticamente televisión ni cine. Veo un poco el informativo y luego me pongo a leer porque normalmente llevo varios temas en marcha.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Ahora mismo estoy terminando el documental ‘Contrabando y evasión en el Pirineo Navarro’, que lo estrenarán en la Filmoteca de Pamplona en septiembre u octubre. He comenzado a grabar el del Bocal de Tudela, la casa de compuertas y todo el poblado que hubo allí en Torlo y el palacio que construyó Carlos V donde arranca el Canal Imperial de Aragón. Y por supuesto los ‘Fogones Tradicionales’ de Canal Cocina. Ahora he estado 15 días por toda la parte de Andalucía, Extremadura y Zamora grabando 18 capítulos y luego en septiembre tengo que ir a grabar a Elche y Galicia. Es el programa más longevo que hay de cocina en una misma cadena.
Eugenio Monema celebrando la navidad con uno de sus programas favoritos, ‘Fogones tradicionales’ de Canal Cocina
Para conocer algunos de sus trabajos podéis visitar su canal de YouTube. Si sois más exigentes y os gusta disfrutar del cine en pantalla grande, acercaros a la Filmoteca de Zaragoza el 17 y 23 de junio, donde se proyectarán a las 20:00 horas sus docus ‘Homenaje a Hilario Artigas y su familia’ y ‘La cañada de los Roncaleses’. El 25 de junio recogerá el Simón de Honor de los Premios Simón del Cine aragonés en su ciudad natal, Huesca, en el Palacio de Congresos.