Solo una aragonesa sería capaz de convencer a todo un equipo internacional de rodar una adaptación de una obra de Ernest Hemingway en blanco y negro, con algún toque de color, y hacerlo en Venecia, en plena pandemia y sin despeinarse. O casi. Y esa aragonesa no es otra que la directora Paula Ortiz, quien tras sorprender con ‘De tu ventana a la mía’ pasó a adaptar a Lorca en ‘La novia’ y, ojito, porque ha cogido carrerilla: tiene ya en cines su nueva peli, ‘Al otro lado del río y entre los árboles’ y pronto llegarán a la pantalla otros dos filmes con su firma, ‘Hildegart’ y ‘Teresa’.
Si Paula nos dice blanco y negro, nosotras nos apuntamos (Foto: Secuenciadas)
La cineasta ha participado esta semana en una nueva sesión del ciclo ‘La buena estrella’, que lidera el escritor y profesor Luis Alegre, para hablar a los espectadores zaragozanos de su adaptación de la obra de Hemingway, la cinta ‘Al otro lado del río y entre los árboles’, que ya podéis disfrutar en vuestras salas favoritas. “Celebramos un momento esplendoroso del cine en Aragón y ella fue una mujer fundamental en disparar ese momento extraordinario desde que debutó con su primer largo”, ha indicado Alegre.
Con este estreno, Ortiz cumple otro hito, dado que el mundo de Hemingway nada tiene que ver con el de Paula, y esta novela había pasado desapercibida hasta ahora en las adaptaciones de la obra del escritor. Sin embargo, su adaptación de Lorca llegó ‘más allá de Fraga’ y llamó la atención de los productores de esta historia. “Quien pensó en ti es un visionario y un genio, porque es una extraordinaria adaptación y una súper producción internacional”, ha subrayado el también cineasta, para elogiar una película “llena de belleza, de emoción, sugerente, bellísima”.
Paula Ortiz ha recordado que rodaron la cinta en Venecia a finales del año 2020 y principios de 2021, en plena pandemia. “También me pregunto por qué los productores pensaron en mí”, dado que hubo otros intentos de llevarla a la pantalla, pero no llegaron a buen puerto. “Buscaban un perfil de directora joven, una aproximación femenina, y se acercaron a mí por mi adaptación de Lorca, aunque les dije que no tenía nada que ver”, ha rememorado.
Mientras que Lorca tiene una sensibilidad con la que la directora se siente “muy representada, muy afín”, Hemingway es un autor “que me arrastraba fuertemente, pero que me provocaba muchas contradicciones, porque representa el arquetipo del macho del siglo XX”. No obstante, fue precisamente el hecho de que sus temas estaban “muy lejos” de ella y su generación la razón que motivó a Ortiz a aceptar el encargo, porque “a veces como narradores es importante acercarte a lo opuesto y ha sido un viaje fuerte y muy interesante para mí”.
De hecho, para la realizadora ha sido todo un reto llevar a la pantalla un relato “con una vocación tan clásica, que también es opuesta a mí, que te obliga a usar otras herramientas”, pero que le ha hecho crecer “muchísimo”. Tanto que ha asegurado que “creo que no hubiera dirigido, por ejemplo, ahora ‘Teresa’ o la película que estoy haciendo ahora, ‘Hildegart’, sin haber pasado por ‘Al otro lado del río y entre los árboles’”.
La increíble Venecia como escenario y protagonista de la historia entre Richard y Renata (Foto: Tribune Pictures)
EN PLENITUD
Gracias a su insistencia, la cinta se grabó en blanco y negro, porque para ella “esta película solo tiene sentido en blanco y negro”, una historia que introduce cambios con respecto a la novela, pero que mantiene los diálogos escritos por Hemingway y esa manera de hablar de sus personales, “de ir a cuchillo”. “En ‘Casablanca’ hablan así, y rodar en blanco y negro era honrar su memoria, intentar que la película huela a ’Casablanca’, pero no solo en el formato, sino en la forma de expresarse del cine clásico, para que Hemingway resonara en su plenitud”.
Paula Ortiz recibió un primer guion al que incorporó cambios tras leer la novela, con un protagonista que representa “al héroe masculino en el momento en que se desmorona, en que se apaga”, que en pantalla encarna Liev Schreiber, quien también aportó sus ideas. Al llegar al rodaje en Venecia, “tardamos mucho en empezar la película, porque la política de confinamientos en Italia era un infierno”. Lejos de ser un problema, aprovecharon el tiempo para ensayar y reescribir los matices del guion original de Peter Flannery.
También mantuvo un intenso trabajo con el director de fotografía, Javier Aguirresarobe, de quien ha destacado su buen hacer con el blanco y negro, consciente de la dificultad que supone trabajar con la escala de grises. “Disfruté mucho y aprendí mucho con él, ha asegurado. Entre el equipo técnico, además, encontramos una sorpresa, a la aragonesa Arantxa Ezquerro encargada desde Zaragoza de parte del vestuario.
Liev Schreiber interpreta al atormentado coronel Richard Cantwell (Foto: Tribune Pictures)
TREMENDO REPARTO
Acompañando a Liev Schreiber en pantalla, aparecen Matilda de Angelis, Josh Hutcherson, Danny Huston y Laura Morante. Ortiz ha subrayado la presencia, carácter y el impulso de Matilda de Angelis en escena, “es una súper dotada, hipnótica y bellísima, nadie podría haber hecho a Renata si no era ella”. De Danny Huston ha recordado la charla que mantuvieron por videoconferencia y el hecho de que su padre, John, quiso adaptar también esta novela y el actor le dijo a la dire que su padre «estaría aquí apoyándote para que la hagas».
Oye, pero ¿de qué va esta historia? Quienes os acerquéis al cine, y os lo recomendamos vivamente siempre, conoceréis a Richard Cantwell, un coronel del ejército estadounidense atormentado tras la II Guerra Mundial que se enfrenta en Italia a la noticia de que padece una enfermedad terminal. Allí se encuentra con una joven y si queréis saber lo que pasa tendréis que ir al cine y leer a Hemingway.
Tras la llegada a las salas de ‘Al otro lado del río y entre los árboles’, Paula Ortiz estrenará ‘Teresa’, con Blanca Portillo como protagonista, en la Semana Internacional del Cine (SEMINCI) en Valladolid. Después, la directora aterrizará en Amazon Prime Video proclamando la Segunda República española con su ‘Hildegart’, protagonizada por Najwa Nimri. ¡Estamos living por verlas todas!
El director y guionista Nacho García Velilla acaba de rodar en su ciudad natal, Zaragoza, su nueva película, que lleva por título ‘Menudas piezas’. Una historia de superación inspirada en la victoria de cinco alumnos del Colegio Marcos Frechín de la capital aragonesa en un torneo nacional de ajedrez y en la figura de su entrenador, Enrique Sánchez, el maestro que puso en marcha el club de ajedrez en este centro escolar del barrio de Las Fuentes.
Nacho, hemos de reconocer que esta historia nos tiene in love desde el primer minuto, así que juegas con ventaja. Como exalumna del Colegio Marcos Frechín, donde –obviamente– me enseñaron a jugar al ajedrez, no podría ser de otro modo. Por ello, nos hemos alegrado mucho de poder colarnos en el rodaje de algunas escenas en el edificio Paraninfo y conocer de primera mano, en una rueda de prensa, las impresiones del director y de la actriz protagonista, Alexandra Jiménez.
Nacho García Velilla pensando que esa escena está quedando justo como la había pensado en su cabeza. (Fotografía: Ñete)
El cineasta conoció la historia de estos alumnos y del club de ajedrez a través de la prensa. “Es una historia de superación de un grupo de chavales supuestamente perdedores y que dan la sorpresa ante unos supuestos ganadores, le dan la vuelta a la tortilla”. Al descubrir el potencial de la historia, enseguida contactó con sus coguionistas, David S. Olivas y Marta Sánchez, y se pusieron manos a la obra con un proyecto que tiene ingredientes dramáticos y cómicos y “un punto de emotividad bastante grande”.
Inspirados por la realidad, convirtieron al maestro en una profesora más joven, y a los alumnos de Primaria del Marcos Frechín en estudiantes de instituto. “Queríamos acentuar el peligro de unos chavales que están a punto de ser delincuentes y a quienes les cambia la vida” gracias al papel que juega su profesora, de modo que “pasan de ser unos perdedores a unos chavales que consiguen hitos y ganan una autoestima que no tenían”, explica Nacho García Velilla.
El rodaje de esta cinta les ha llevado a localizaciones de Zaragoza como el Instituto Pedro de Luna, lugar donde se sitúa la acción, el barrio de la Magdalena, la calle Alfonso, el paseo Independencia y María Agustín y el edificio Paraninfo, donde han terminado de rodar esta misma semana.
Alexandra Jiménez interpreta a Candela, una maestra que tendrá que pasar de pija a quinqui bien (Fotografía Ñete)
TREMENDO CASTING
Alexandra Jiménez protagoniza esta historia acompañada por cinco jóvenes, sin experiencia en el mundo audiovisual y elegidos entre más de 2.500 chicos que han participado en las audiciones en toda España. ¡Esto sí que es tremendo casting, y no los de OT! También encontramos en el reparto a Rubén Martínez, en un pequeño papel en el que interpreta a un abogado (y no decimos más porque ¡no nos gustan los spoilers!), Jorge Asín, Carmen Barrantes –como trío aragonés, además de la prota–, María Adánez, Alain Hernández, Francesc Orella y Miguel Rellán, entre otros actores. “Tienen papeles pequeños, porque la historia la completan la maestra y sus alumnos”, pero el casting se ha cuidado hasta el mínimo detalle para rodear a los cinco jóvenes de actores experimentados.
Para estos chicos es su primera película, así que entendemos que se pudieran sentir como pez fuera del agua en su primer día de rodaje. No obstante, Nacho García Velilla asegura que siempre ensaya “mucho” con todos sus actores, especialmente en las comedias, dado que todos tienen que acordar el mismo tono. “Mi enhorabuena al equipo de casting, con Jorge Galerón, porque tenemos cinco futuras estrellas, sin ninguna duda”, estima el dire. De hecho, uno de esos futuros ganadores de un Goya es de Zaragoza. “Es muy gracioso porque es el chino en la película y es el único que tiene acento maño”, bromeaba Velilla, para elogiar de nuevo al equipo de casting por su trabajo y a los cinco actores.
El dire, en un momento del rodaje en el edificio Paraninfo (Fotografía: Secuenciadas)
Sobre su regreso a un rodaje en Aragón, el director recuerda que se fue muy joven a estudiar comunicación, cine y guion y “toda mi carrera la he desarrollado fuera”, pero siempre ha intentado realizar sus proyectos en su tierra. “Hasta que un Sabina no hace una canción de Madrid, un Dylan de California o Woody Allen una película de Nueva York, parece que esas ciudades o esos paisajes no tienen relatos. Siempre he creído que en Aragón tenemos suficiente talento, pero nos falta la industria para que nuestras ciudades y paisajes tengan relatos; por eso, siempre que he podido he traído rodajes de envergadura a esta región”.
Ese talento aragonés lo ha incorporado también al equipo técnico con la presencia de la empresa Entropy, de efectos visuales, y con el músico Juanjo Javierre. Tras el rodaje, comenzará el proceso de postproducción, que durará entre ocho y doce meses, y después llegará el estreno, aunque el equipo aún no tiene una fecha decidida. Será “una peli muy bonita, estaréis orgullosos de la ciudad” gracias a esta historia que tiene “un punto de comedia emotiva”.
Además, Nacho García Velilla está terminando de escribir una miniserie y con otra película en mente. Al mismo tiempo, gracias a ‘Menudas piezas’, se ha puesto al día con el ajedrez, un deporte que jugaba de pequeño, pero que “hace años que no practicaba” y que esta peli le ha dado la oportunidad de retomar.
Nacho y Alexandra posan sonrientes para los medios (Fotografía: Secuenciadas)
ILUSIÓN
También cuando era una niña aprendió la actriz zaragozana Alexandra Jiménez a jugar al ajedrez. “Me enseñó mi padre, pero después no he avanzado, ni lo he desarrollado y ahora que estoy contando esta historia me dan ganas de retomarlo”, reconoce. A su padre le enseñó el abuelo de Alexandra y, por eso, “a mi padre le ha hecho especial ilusión que esté contando esta historia, porque a él el ajedrez le cambió sustancialmente en su trayectoria”, mejoró sus estudios y “le abrió un mundo de posibilidades”.
A la protagonista de ‘Menudas piezas’, a Candela, también le enseña a jugar su padre, con el que no tiene una de las mejores relaciones. Candela es profe piji en un colegio privado de Madrid, pero por circunstancias es despedida y regresa a Zaragoza, su ciudad natal, donde se reencuentra con su padre, con sus orígenes y con unos alumnos “muy complicados”. Deberá olvidarse de esa mujer de la alta sociedad “que se ha empeñado en inventar” y reconectar con la chica de barrio que es en realidad. Su prota “tiene un carácter tremendo, un pronto muy fuerte, es vanidosa y bastante inaguantable”. ¡¡Pues menuda pieza!!
No obstante, Candela no es nada soberbia y “eso la salva”, considera la actriz. Es una mujer que conecta con las necesidades de las personas y esa forma de ser le permitirá cambiar a lo largo de la película.
Rodar en Zaragoza le trae a Alexandra recuerdos de rincones e historias “muy significativas” en su vida. “Es la primera vez que tengo la oportunidad de rodar aquí”, indica, y el Paraninfo le acerca a vivencias personales, como las ocasiones en que iba con su hermana a disfrutar de las charlas sobre cine que modera el profesor y escritor Luis Alegre en este edificio. “Esa conexión con los orígenes me conecta directamente con el personaje, por muy opuestas que seamos, pero al final a todos nos suceden las mismas cosas, nunca dejas de ser la persona que eras”, afirma.
¡Menudas piezas en este rodaje! ¡Tremendo equipazo! (Fotografía: Ñete)
ALGO NUEVO CADA VEZ
De esta historia de superación destaca el papel “fundamental” que juega el ajedrez como elemento que motiva y enseña que “uno probablemente tiene más capacidades de las que piensa”. Y como este deporte ayuda a unos chicos que “no dan un duro por sí mismos” y comprueban que son más inteligentes y capaces de lo que ellos mismos pensaban, “se redescubren a sí mismos a través del ajedrez”.
Trabajar con estos cinco jóvenes ha sido “muy bonito” porque su plena disposición “ayuda a uno a recuperar ese tipo de disposición cuando llega al set de rodaje de ir con toda la humildad posible” y de darse cuenta de que “todo es nuevo cada vez y hay que estar atenta y absorber como una esponja si quieres avanzar”, concluye Alexandra Jiménez.
Como os decíamos al principio, en Secuenciadas ya somos fans absolutas de esta peli, que producen Telecinco Cinema, Felicitas Media y Menudas Piezas AIE, con el apoyo de Aragón Film Commission y Aragón TV.
Cinéfilo, profesor, escritor, presentador, director junto a David Trueba del documental ‘La silla de Fernando’, incluso extra en películas y cortometrajes, la carrera de Luis Alegre Saz quedó marcada desde su infancia por su padre, que le transmitió su pasión por la cultura y el cine, y su madre, de quien heredó su amor por las personas y la enseñanza.
Nacido en Lechago (Teruel, 1962), estudió empresariales, aunque siempre ha estado vinculado al séptimo arte. A los ocho años se enamoró por primera vez viendo una película, ‘Del rosa… al amarillo’, y a los once ya dirigía un cineclub y escribía reseñas de películas. Dice del cine, ese arte que nos hace soñar y vivir en otros mundos, que también le ha hecho mejor persona. Conocemos a Luis Alegre en este nuevo Secuenciando a.
¿Cómo surge tu idilio con el mundo del cine?
El origen de mi idilio con el mundo del cine está clarísimo porque tuve la suerte de que mi padre, que era un campesino de Lechago, de un pueblecito del Teruel profundo, tenía una enorme sensibilidad hacia la cultura, la literatura, el periodismo, el cine, y él me contagió todas sus pasiones. Recuerdo irme con él al huerto de la mano, recitándome poemas de Machado, hablándome de películas de Alfred Hitchcock, de Ingrid Bergman, de Buñuel, al que él había conocido en Francia porque iba de vez en cuando allí a trabajar a la vendimia. Allí nació, sin lugar a dudas, y desde muy pequeño, mi fascinación por el mundo del cine.
¿Qué te atraía especialmente de ese mundo?
Voy a decir un tópico, pero es que es verdad, el cine te permitía soñar, volar a otros mundos, y eso es una experiencia muy fascinante. Y te permitía enamorarte. La primera vez que me enamoré fue viendo una película, con 8 años, ‘Del rosa… al amarillo’, en la que me enamoré completamente de la niña protagonista. Y algo que es capaz de provocar esos sentimientos y esas sensaciones tan poderosas, inevitablemente te engancha y, de alguna manera, me convertí en un adicto a algo que me provocaba tanta emoción y sensaciones tan agradables e insólitas, tanta felicidad. Luego, con el paso del tiempo, además, es un arte que sirve también para abrirte los ojos a determinadas realidades colectivas, individuales, te enseña muchísimas cosas sobre ti mismo, sobre la condición humana, y por eso el cine es para mí algo tan hipnótico y tan grande, porque de alguna manera te vuelve mejor persona.
A pesar de esa temprana fascinación por el cine, luego estudiaste empresariales
Sí, mi padre también ahí fue fundamental. Con 18 años, las circunstancias económicas de mi familia no me permitían irme a estudiar cine o periodismo a Madrid o Barcelona. Mi padre me dijo: “hijo mío, tu puedes seguir amando el cine, puedes seguir escribiendo, puedes seguir haciendo todo sin necesidad de estudiar, y te recomiendo que estudies economía porque te va a ayudar a entender mejor el mundo, además se te dan muy bien las matemáticas y eso te puede facilitar el estudio”.
Le hice caso y, por otro lado, es que yo tenía desde niño otra vocación, relacionada con la enseñanza. Mi padre era cultísimo, pero completamente autodidacta, y mi madre dejó de estudiar a los once años porque estalló la Guerra Civil y dejó de ir a la escuela, pero en nuestra casa siempre se respiró un amor muy grande por la enseñanza. En nuestra casa de Lechago se alojaban las maestras que iban al pueblo y mi madre entabló una amistad especial con una de ellas, con Doña Elvirín, que nos marcó a todos. Crecí respirando amor por la enseñanza y con once o doce años ya daba clases particulares a mis compañeros y a chicos más jóvenes.
Al estudiar empresariales, más que para trabajar en una empresa, lo que me apetecía y conseguí era convertirme en profesor de universidad alrededor de las materias que estudié. Y mi padre tenía razón, porque he logrado combinar eso con mi dedicación al periodismo cultural y cinematográfico, mi activismo cultural, y mi dedicación también a hacer un documental como ‘La silla de Fernando’. En ese sentido, estoy muy satisfecho, vete a saber qué hubiera sido mi vida si aquí hubiera habido una escuela de cine o de periodismo y hubiera elegido una de las dos; nunca se sabe, igual hubiera sido menos feliz.
Te hemos visto haciendo de extra en películas, cortometrajes, también detrás de la cámara en el documental ‘La silla de Fernando’, ¿en algún momento pensaste en dedicarte de manera más exclusiva al mundo del cine, delante o detrás de las cámaras?
No, he dedicado más tiempo al cine del que yo pensaba que iba a poder dedicar y me siento afortunado por eso, porque en la universidad he dado clases durante muchísimos años, pero con un contrato de dedicación parcial, que me permitía tener margen para dedicarlo a mis actividades relacionadas con la cultura, el cine y el periodismo.
Has presentado tertulias, moderado debates, impulsado actividades culturales. ¿Hay alguna que recuerdes con más cariño o por la complejidad que supuso ponerla en marcha o desarrollarla?
Con once años empecé a dirigir un cineclub, en el colegio donde estudiaba, porque el tutor que teníamos se daba cuenta de que yo estaba hablando todo el rato de películas, de actores, de directores, y me propuso dirigir el cineclub, moderar los cinefórums después de las proyecciones, escribir reseñas de las películas, y lo pienso y digo: «pues tantos años después sigo haciendo un poco lo mismo» (ríe), y eso también me parece bonito. He hecho y hago muchísimas cosas, y al ciclo de La Buena Estrella, que dirijo en la Universidad de Zaragoza y que nació en 1996, que ha cumplido 27 años, le tengo mucho cariño porque me ha dado muchas alegrías y me ha permitido conocer y cultivar la amistad de gente a la que admiro y que, en muchas ocasiones, se han convertido en amigos.
Pero también los festivales de cine, como el de Tudela, que dirijo, me dan muchas satisfacciones; otros en los que colaboro, Málaga, La Almunia, Jaén, Almería, Huesca, Zaragoza en ciertas etapas. Porque otra de mis pasiones, también contagiada en mi casa, por mi madre, es mi gusto y mi amor por la gente, y los festivales y ciclos de coloquios me han permitido conocer y tratar y cultivar la amistad de mucha gente relacionada con el cine, y lo seguiré haciendo hasta que el cuerpo resista.
Otra actividad que me ha permitido disfrutar del cine más allá de ver las películas es el periodismo. Desde que empecé a escribir con once años, en los 80 en la universidad, luego lo hice en Andalán, en Heraldo de Aragón, en Radio Zaragoza Cadena SER, en multitud de radios y revistas, y eso también me ha permitido conocer la trastienda del mundo del cine y de sus protagonistas y me ha provocado muchas alegrías, satisfacciones y me ha enriquecido, me ha convertido en una persona mejor.
«Berlanga, Azcona y Fernán Gómez son para mí la Santísima Trinidad»
Conoces a muchísima profesionales del cine precisamente por estas actividades, ¿hay alguno que sorprendería al público si lo conociera en persona porque no se esperaría como es?
Es una pregunta compleja, porque no se qué imagen tiene para la inmensa mayoría del público Javier Bardem, por ejemplo, pero es un ser completamente cálido, entrañable, adorable, uno de mis grandes amigos y un tipo de lo más cariñoso y generoso, y a veces tengo la sensación de que la gente percibe de él una imagen que no se corresponde con esa realidad que yo vivo con él desde hace 32 años que lo conozco; por poner un caso muy señalado.
¿Qué género cinematográfico te apasiona?
Soy de gustos muy versátiles, porque lo que me gustan son las películas que me conmuevan, que me diviertan, que me exciten intelectualmente, que me hagan pensar que la vida merece la pena porque exista esa película que me ha despertado una sensibilidad, porque me ha despertado emociones sublimes o maravillosas o simplemente porque me ha entretenido, me ha hecho reír, me ha ayudado a comprender la condición humana, a ser más empático, más solidario, más sabio, cualquier película que consiga alguno de esos objetivos, aunque sea pequeño, me gusta. Entre mis películas favoritas hay muchos géneros, me gustan mucho las comedias románticas, las tragicomedias de Berlanga y Azcona, me gusta muchísimo el cine negro, el melodrama romántico, el cine cómico de Buster Keaton y Charles Chaplin, ‘El apartamento’ que es una tragicomedia, pero que en el fondo no tiene género. Me gustan también bastantes películas del oeste, westerns, John Ford. Y me gusta mucho Woody Allen o de los españoles, Berlanga, Azcona y Fernán Gómez son para mí la Santísima Trinidad.
Las plataformas han llegado para quedarse, ¿le han hecho un flaco favor al cine o están ayudando?
Las plataformas tienen, como todo en la vida, sus luces y sus sombras, pero compensan las luces con diferencia. En primer lugar, han revitalizado la industria, se hacen más películas y más series que nunca y eso significa que la industria es más potente y más rica que antes, y que los profesionales tienen más trabajo.
Las plataformas han aumentado la oferta de una manera abrumadora para los espectadores. Claro que tienen inconvenientes en el sentido de que esos espectadores que se quedan enganchados a las plataformas pues van al cine con menos frecuencia y eso también condiciona el tipo de cine mayoritario que se hace o que merece la pena hacerse desde un punto de vista económico. Y hay un tipo de cine que parece bastante condenado a la marginalidad en las salas, aunque internet también propicia nuevos circuitos para que esas películas se acaben viendo.
Es un asunto muy completo para resumir, pero diría que las plataformas han revitalizado la industria audiovisual, y desde ese punto de vista me parecen muy interesantes, que han aumentado la oferta de productos audiovisuales, películas, documentales, series, y eso creo que es muy bueno, que el espectador tiene más entre donde elegir, pero que al mismo tiempo han supuesto un golpe para las salas de cine tradicionales, que se ven obligadas a adaptarse a los nuevos tiempos y que también condena a la marginalidad, en esas salas de cine, a un cine más minoritario. En cualquier caso, creo que están revolucionando el mundo audiovisual y debemos adaptarnos a esa situación y tratar de potenciar sus luces y que las sombras no sean capaces de arruinar una cultura cinéfila que, a veces, parece que está condenada a la marginalidad,
«El audiovisual aragonés vive un momento completamente excepcional, muyalentador y muy brillante»
No, yo es que tengo tantas cosas en la cabeza, tantas cosas que hacer y tantas tareas, que veo las series con cuentagotas. Soy cinéfilo, pero no soy seriéfilo, pero de vez en cuando si hay una gran serie, como ‘The wire’ o ‘Los Soprano’, en series se pueden hacer también obras maestras, y las obras maestras no suelo perdérmelas. Pero también me pierdo, porque como hay tantas, a veces eso me produce una cierta ansiedad, saber que hay cosas que no me puedo perder y que me pierdo por fata de tiempo y por excesiva oferta. Esa es una pega que le veo a las plataformas, que me produce esa ansiedad, pero he de aprender a vivir con ella, a relajarme y saber que no puedes ver todo, ni siquiera lo mejor.
Películas que todo el mundo debería ver
He nombrado películas que son debilidad mía, pero yo diría que en el cine español hay cinco películas que yo recomendaría de una manera muy entusiasta que son ‘Viridiana’, de Luis Buñuel; ‘Plácido’ y ‘El verdugo’, de Luis García Berlanga; ‘El extraño viaje’, de Fernando Fernán Gómez; y ‘La caza’, de Carlos Saura. Por diferentes razones, me parecen películas fundamentales y que forman parte, además, de la edad de oro del cine español, que va de finales de los años 50 hasta mediados de los años 60. Ahí se provocó una coincidencia de los mejores, en su mejor momento, con Berlanga, Azcona, Fernán Gómez, Carlos Saura, que dieron origen a esas maravillas de películas.
En cine internacional es que hay cientos de películas que adoro, ‘El apartamento’, de Billy Wilder; ‘Luces de la ciudad’, de Charles Chaplin; ‘El maquinista de la general’, de Buster Keaton; o ‘Carta a una desconocida’, de Max Ophüls ‘Retorno al pasado’, de Jaques Tourneur; ‘El hombre que mató a Liberty Valance’, de John Ford, de los clásicos. Pero en los últimos cuarenta años hay películas de Woody Allen, de Tim Burton, de David Lynch, de Paul Thomas Anderson, que me encantan.
¿Cómo ves el panorama audiovisual aragonés?
Está viviendo un momento completamente excepcional, como nunca lo ha vivido en su historia. Aragón ha dado a ilustres como Segundo de Chomón, Florián Rey, Luis Buñuel, Saura, Forqué, y en los años 60 y 70 muchos de ellos coincidieron haciendo cine y fue muy brillante, porque también estaba Antón García Abril como músico, Paco Martínez Soria como uno de los actores más populares de España. Pero si nos ceñimos al siglo XXI, el momento que estamos viviendo ahora, desde hace unos años, es muy alentador, muy brillante, con talentos desde que Miguel Ángel Lamata en 2004 estrenó ‘Una de zombis’, hasta ‘La maternal’, de Pilar Palomero, y el documental sobre Labordeta, de Gaizka Urresti y Paula Labordeta. Ha habido una acumulación de gente nacida en Aragón, algunos de ellos siguen trabajando en Aragón, profesionales de todo tipo, directores, intérpretes, técnicos, que me parecen de primera categoría y esto solo es el comienzo, nos van a seguir dando muchas alegrías en los próximos años y solo podemos felicitarnos y tratar de incentivar y de alentar ese periodo de esplendor.
¿Cómo puede hacerse?
Ofreciendo infraestructuras y apoyos. Infraestructuras como platós, estudios, también educación, potenciar la formación audiovisual, ayudas del Gobierno de Aragón a través de la Corporación Aragonesa de Radio y Televisión, las Film Commission que también hacen una labor extraordinaria. Una combinación de estímulos públicos, privados, de infraestructura, de formación, potenciar el territorio como tierra de rodajes, que es algo que se está haciendo, Aragón es una tierra privilegiada para acoger rodajes de todo tipo porque tiene escenarios de todo tipo.
«Estoy escribiendo un libro sobre el director de cine Antonio del Amo. Su vida es como un espejo del cine español y de la España de su tiempo, desde la Guerra Civil a la Transición«
¿Qué es el cine para Luis Alegre?
Es un arte y una fábrica de emociones provocadas de una manera completamente original, a través de la imagen y del sonido, y que me ha dado algunas de las mayores satisfacciones de mi vida y me ha hecho mejor persona.
Se bromea muchas veces con la cantidad de amigos que tienes en el mundo del cine, pero ¿cuántos amigos tienes, los has contado alguna vez?
No, ¡ni pienso! (ríe) Pero cuando hablo de las satisfacciones del mundo del cine incluyo también la cantidad de gente a la que he conocido gracias al mundo del cine
¿En qué trabajo podremos encontrarte próximamente?
Ahora estoy escribiendo un libro sobre un director de cine muy desconocido, español, que se llama Antonio del Amo, que empezó a hacer cine nada más estallar la Guerra Civil, empezó a hacer documentales al servicio del bando republicano y su última película la estrenó el año que murió Franco. Su carrera coincide casi exactamente con el franquismo y tiene una vida de lo más apasionante. Es el abuelo de Rodrigo Sorogoyen, aunque apenas tuvo relación con él porque murió cuando Rodrigo tenía nueve años, lo conoció muy poco, pero su vida es muy apasionante porque en ella se cuela la España de la Guerra Civil, de la posguerra, de la dictadura, de la transición y es como un espejo del cine español y de la España de su tiempo, con detalles extraordinarios. Tardaré un par de años en publicarlo, porque ahora estoy en proceso de investigación.
Antonio Martínez del Castillo (1894-1962), Florián Rey, marcó estilo propio y logró dejar su huella en la historia del cine. A pesar de ello, el director es una figura aún desconocida para muchos. La gestora cultural y documentalista, Vicky Calavia, recupera ahora su historia en el documental ‘Florián Rey. De luz y de sombra’. El trabajo se ha estrenado en la Semana Internacional de Cine de Valladolid (SEMINCI) y también se ha presentado en la localidad natal del cineasta, en La Almunia de Doña Godina (Zaragoza).
Directora y entrevistada disfrutan en el móvil de ‘Nobleza baturra’. ¡Cómo cantaba Imperio!
“Conozco a Florián Rey prácticamente desde siempre a través de la historia del cine, del libro de Agustín Sánchez Vidal (‘El cine de Florián Rey’), y de las películas que hizo, sobre todo de las musicales con Imperio Argentina que vi de pequeña”, explica Vicky Calavia a Secuenciadas. La dire comenzó a profundizar en su figura cuando el Ayuntamiento de La Almunia la llamó para iniciar un proyecto para impulsar el eslogan ‘La Almunia, de cine’, lo que llevó a poner en marcha una recreación y una ruta basada en el cine de Florián Rey.
En ese momento constató “su alcance como director, su valía, su puesta en escena, su trabajo como director de actores y cómo aplicó lo que había estudiado sobre el sonido y la planificación” y comenzó a tener este proyecto de documental “en mente”. Como buena aragonesa, ese empeño se convirtió en 2016 en los primeros pasos de este trabajo que le ha llevado a rodar desde entonces, aunque con un parón por la pandemia, en Zaragoza, Madrid y La Almunia. El docu recopila entrevistas con expertos y personas vinculadas a la figura de Florián Rey, como su sobrina; quien fuera su director de fotografía, Juan Mariné; el actor Antonio Resines; o José María Pemán, de la Asociación Cultural Florián Rey.
“Queríamos mostrar al Florián Rey director” y el título es tanto un guiño a la proyección de cine, a la luz en un lugar de sombras, como a la propia personalidad del director y a su carrera, en la que tuvo grandes éxitos, pero también fracasos. En lo personal, “era arrollador y enérgico, pero también autoritario y complicado para quien tenía cerca y en su trabajo”, señala Calavia. Su deseo era “mostrar a un personaje de carne y hueso” y al cineasta que logró con ‘La aldea maldita’ ser “uno de los mejores directores de comienzos del XX, que es evidente cuando lo ves, pero que ha sido olvidado y hay mucha gente, incluso del cine, que no sabe que existe”.
El docu recoge testimonios de expertos y personas vinculadas a la trayectoria de Florián Rey.
CANCELADO
Fue falangista, mantuvo una tormentosa relación con Imperio Argentina y fue a la Alemania de Hitler a grabar y dar a conocer su fórmula de éxito. “Después viene a España y se da por hecho que será el gran director del franquismo, pero es lo contrario, no le dan presupuestos, rueda cosas que no le gustan y, con 60 años, abandona el cine y se retira a regentar un restaurante en La Cala de Finestrat, donde sigue hablando de cine y en proyectos relacionados con el cine, pero nunca desarrollará esas iniciativas porque fallece pronto”.
Vicky centra sus esfuerzos en rescatar a personajes aragoneses y a Florián Rey “había que hacerle justicia”, porque películas como ‘La aldea maldita’ son “un hito, un cine adelantado, vanguardista, muy pegado a Europa”; porque Florián conocía lo que se hacía en otros países gracias a su pasión por el cine, a sus viajes y por haberlo estudiado.
Las siguientes cintas del director siguen el camino del cine musical, más comercial, pero siempre con los mismos temas del éxodo del campo a la ciudad, de las relaciones entre hombres y mujeres, de la pérdida de la honra de la mujer (ya sabéis, la preocupación absurda de algunos señoros en aquella época) o de las relaciones entre personas de diferentes razas, clases sociales, económicas y culturas.
Es un cine de integración que gustaba mucho en los tiempos de la II República y que tiene éxito en la Guerra Civil entre ambos bandos. Por ello, Hitler quiere imitar su estilo para difundir el cine hecho desde Alemania en el resto del mundo. “Florián Rey marca estilo y deja una huella importantísima en ese momento”, logrando un éxito internacional y de taquilla que consiguieron pocos cineastas de la época, gracias a un cine muy popular, pegado a las raíces de España. También en Iberoamérica triunfan sus cintas. Sin embargo, esos temas costumbristas lastran su cine en los años 50, cuando otros directores ya proponen una renovación, a pesar de la gran calidad de los trabajos de Rey.
Presentación del docu en La Almunia. Say cheese!
RELACIÓN CON IMPERIO
En una de sus visitas a Andalucía, Florián Rey conoce a una jovencísima Imperio Argentina “y se queda fascinado con ella” e inicia una relación laboral y personal muy cercana, en la que Imperio cuida del hijo de Florián, fruto de su primer matrimonio. Se establece una relación entre ellos y acaban casándose. Graban ‘Nobleza baturra’, que consigue un éxito sin precedentes, ‘Carmen, la de Triana’, que graban en la Alemania nazi, y ‘Morena clara’. Este será el “triunvirato de su cine, su máximo juntos”, unas películas que reflejan “la unión perfecta entre director y actriz” y que demuestran el don que Imperio tenía en su voz.
No obstante, como estamos hablando de cine y nos gustan las emociones fuertes, su relación fue “bastante tormentosa”. Florián era un director muy exigente y perfeccionista y esa exigencia provocaba conflictos con su equipo. Además, en la grabación de ‘Carmen, la de Triana’, Imperio se enamora de su compañero de reparto, Rafael Rivelles, y en este punto comienza la escisión del tándem Florián-Imperio. Su dramática historia “crea una brecha emocional tremenda”. Ninguno de los dos volverá a hacer cine de tanta calidad por separado, “ni a Imperio la dirigieron después tan bien y acertó tanto con sus papeles, ni Florián encontró a su musa”.
El docu, gracias a un profundo trabajo de documentación, relata esta historia a través de testimonios y del propio cine de Florián Rey, así como con alguna representación protagonizada por el actor, David Moreno, que ha participado en las recreaciones de La Almunia encarnando a Florián. Intervienen en este docu: Luis Alegre, Javier Barreiro, Antón Castro, Ángeles Castro Martínez del Castillo, Marta Gracia, Carlos Gurpegui, Javier Hernández, José Manuel Latorre, Juan Mariné, Amparo Martínez, Ángeles Martínez, Carmen Pemán, José María Pemán, Antonio Resines y Agustín Sánchez Vidal.
Nuestro particular Florián Rey tomando un café bien cargado antes de rodar con Imperio.
EL EQUIPO
Con guion y dirección de Vicky Calavia, la acompañan en esta aventura Carlos Navarro, como cámara y director de fotografía; Álvaro Mazarrasa, en la edición y postproducción de imagen; Carlos Estella y José Manuel Huerta, y el Laboratorio Audiovisual de Zaragoza en la producción de sonido; Virginia Maza, en maquillaje; Óscar Baiges, en el diseño gráfico; y como productor delegado de Aragón TV participó en el proyecto Jaime Fontán, fallecido el pasado año, a quien está dedicado el documental.
Con sus luces y sus sombras, Vicky Calavia admira al director “en cuanto a técnica y dirección, porque amo el cine y me parece muy interesante lo que he descubierto al hacer este trabajo, aunque en lo personal no es una figura cercana a mi sensibilidad”. Como en todos sus trabajos, trata al protagonista del documental con objetividad, contando lo mejor y lo peor, en el que es el docu más largo de su trayectoria, con 98 minutos.
Como Vicky no para nunca, ya está en fase de montaje del documental que dedicará a la cantante, cupletista y actriz turiasonense Raquel Meller; también se encuentra preparando la novena edición del festival ‘La mirada tabú’ y está en proceso de rodaje de un documental “muy distinto”, sobre la Zaragoza de los años 70 y su arquitectura. Son sus proyectos más cercanos, pero vendrán muchos más y ¡los seguiremos con atención!