Si Francisco de Goya pudiera conceder los premios Goya, ¿a quiénes se los entregaría? Nuestro pintor más universal seguro que estaría muy satisfecho con los aragoneses reconocidos con el ‘cabezón’ en la última gala de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, celebrada en Sevilla.
Habría flipado con ‘As bestas’ (¡como todos!), aunque él algo ya predijo hace dos siglos al pintar ‘Duelo a garrotazos’, que bien podría haber inspirado algunas escenas a la zaragozana Isabel Peña a la hora de escribir esta historia a cuatro manos junto a Rodrigo Sorogoyen, director de la peli. Y nos imaginamos a la oscense Yasmina Praderas, junto a sus compañeros, trabajando en la Quinta del Sordo, rodeada de las Pinturas Negras, para empaparse del ambiente de buen rollo necesario para trabajar en el sonido de esta misma cinta. A tope de tensión.
Goya habría hecho muy buenas migas con Labordeta, y con los creadores de su documental, Paula Labordeta y Gaizka Urresti, porque alguien que trabajó en la Corte seguro que tuvo tentaciones muchas veces de mandar a los nobles “a la mierda”. Y hubiera formado una dupla galáctica con Carlos Saura. ¡Imaginad qué peliculones podrían haber salido de unir tanto talento! Y de combinar a las dos estrellas errantes con el polifacético cantautor, escritor y político. Nos quedamos locas solo de pensar en las posibilidades…
Por eso pensamos que el maestro estaría más que feliz de ver su nombre unido al de estos creadores y orgulloso del talento aragonés que brilló de nuevo en los Goya, en una gala de tres horas y veinte minutos de duración dedicada a la memoria de Carlos Saura, fallecido el pasado viernes 10 de febrero.
Isabel Peña sujeta el Goya con firmeza tras ganar el premio por su guion de ‘As bestas’ (Foto: Ana Belén Fernández. Cortesía de la Academia de Cine)
‘As bestas’ fue la gran triunfadora de la noche, con nueve galardones, entre ellos los de dos aragonesas muy cracks, Isabel Peña y Yasmina Praderas. Isabel ha conseguido su segundo Goya por el guion original de este filme, escrito junto a Rodrigo Sorogoyen, y que ha recibido “con muchísima alegría, sobre todo por lo que significa para mi película”.
Aunque ganar premios siempre está muy bien, “la respuesta del público es el premio real, y si es una frase hecha no me importa, porque es totalmente cierto”, asegura a Secuenciadas. Este thriller rural a lo gallego reina en las salas desde su estreno en noviembre: “lo más importante es que la película haya llegado al público, que de alguna forma ‘As bestas’ pueda revitalizar un poco la taquilla española, que quizá gente que llevaba tiempo sin ir al cine haya ido a verla” y piense en seguir disfrutando del cine español. También ha conquistado a la crítica, que “nos ha tratado muy bien desde el principio”.
EL PROCESO
Isabel Peña conoció la historia real en la que se basa la película a través de una noticia de prensa en 2015. “Me fascinó todo lo que se contaba y lo que no se contaba en esa noticia”, recuerda. Y más allá de esos elementos de thriller rural “que estaban ahí como latiendo”, lo que impresionó a Isabel y, después, a Rodrigo fue la historia de Margo Pool, “que continuaba en esa aldea cada vez más vacía, conviviendo con los, quizá, asesinos de su marido, porque aún no estaba demostrado” en ese momento. “Supimos que ahí había un personajazo”, rememora.
¿Y cómo se escribe a cuatro manos? Pues con el nivel pro que ya tienen Rodrigo e Isabel después de tantos guiones juntos, el proceso funciona de maravilla. Es un trabajo “que nos gusta y nos divierte mucho, en el que compartimos todo desde el principio, hablamos mucho durante meses, nos documentamos, investigamos, viajamos a Galicia e intentamos conocer todo sobre los temas de los que queremos hablar y sobre los personajes de los que estamos hablando”. También hablan sobre la estructura, aunque con ‘As bestas’ “llegó muy rápido, supimos que queríamos contarla así, con los dos puntos de vista”.
Y después de esos meses “donde se habla mucho y se escribe poco”, llega la hora de escribir. Estructuran la película secuencia por secuencia en una pizarra y dividen el guion para que cada uno escriba el 50 por ciento. “Cuando hemos acabado de escribir nuestra mitad, nos las cambiamos, tomamos muchas notas y cada uno se queda con la mitad del otro para ejecutar esos cambios que hemos pactado y así versión tras versión hasta que llega la hora del rodaje y seguimos escribiendo durante el rodaje, seguimos buscando cómo mejorar, cómo simplificar y cómo conseguir que haya cada vez más verdad en nuestro guion”.
Pagaríamos por ver todo el proceso que los ha llevado a triunfar en los Goya, en cuya gala Isabel tuvo unas palabras de cariño para la familia de Saura, de quien dijo que “seguiremos viendo sus películas y aprendiendo de ellas una y otra vez”; así como agradeció a Margo Pool porque, “en momentos de tanta crispación e intolerancia, la lección que nos has enseñado es que hay que vivir y se debe vivir sin odio”.
Aitor Berenguer, Yasmina Praderas y Fabiola Ordoyo, felices con sus tres ‘cabezones’ (Foto: Ana Belén Fernández. Cortesía de la Academia de Cine)
MEJOR SONIDO
Aitor Berenguer, Fabiola Ordoyo y Yasmina Praderas se hicieron con el Goya a mejor sonido por ‘As bestas’, un premio que la oscense recibe “con mucha emoción e ilusión”. “Fue bonito porque por suerte ‘As bestas’ había sido nominada en muchas especialidades y nos pudimos juntar mucha gente del equipo para poder celebrar y compartir la ilusión por el hecho de estar nominados, que ya es mucho, y fue una noche inolvidable”.
Para Praderas era su segunda nominación a los Goya, ya que en 2020 compitió por la estatuilla a mejor sonido con la película ‘Quien a hierro mata’, de Paco Plaza. Al escuchar su nombre en Sevilla “no me lo creí, pensé que no era posible, porque el resto de los compañeros que estaban nominados tenían unos proyectos bastante potentes y la verdad es que, hasta que no se dijo el nombre, no sabía que podía pasar”, reconoce a Secuenciadas.
Dedicó su ‘cabezón” a su compañero de trabajo Marc Orts, dado que “empecé con él, fui ayudante de mezclas suya, es un hombre que tiene una trayectoria excelente y que es un gran profesional, y él me ha apoyado siempre, me ha dado alas para seguir”. También tuvo palabras de agradecimiento para su familia y amigas de Huesca. De momento, el Goya está en su puesto de trabajo y pronto viajará a la capital mundial (Huesqueta de nuestros amores) para que Yasmina celebre junto a su familia y amigos este reconocimiento.
Gaizka Urresti y Paula Labordeta pletóricos con su Goya. (Foto: Ana Belén Fernández. Cortesía de la Academia de Cine)
‘LABORDETA, UN HOMBRE SIN MÁS’
En la categoría de mejor documental nos llevamos una enorme alegría, dado que ganó ‘Labordeta, un hombre sin más’, de Paula Labordeta y Gaizka Urresti. El director, aragonés de adopción, explica a Secuenciadas que vivió la noche “con mucha ilusión”, porque desde el estreno de la peli su objetivo era llegar ahí, pero “es cierto que era muy difícil este año, con la presencia de cinco documentales y dos de ellos dirigidos por dos de los mejores directores de este país, Isabel Coixet y León de Aranoa, pero se había creado una corriente favorable a nuestra película, porque emociona y por el personaje que retrata”.
Aunque el empeño “era complicado”, porque “cualquiera de las cinco era digna vencedora”. Recibirlo fue “una explosión de alegría, porque es un proyecto que nos ha costado mucho tiempo levantarlo, se ha levantado al cien por cien con dinero aragonés, una parte pública y otra privada, de mi productora, y no ha sido un camino fácil” porque algunas instituciones dijeron que no, las televisiones nacionales no mostraron interés. “El proceso de financiación costó muchísimo, pero no dejamos de creer, pensamos que merecía la pena contar esta historia desde Aragón al mundo y ahí está el fruto, los premios Forqué y Goya que son los mejores premios del país, y la segunda película más taquillera, con 30.000 espectadores, y con el público que se emociona, que corea el ‘Canto a la libertad’ y que aplaude al final de las proyecciones”, algo que nos ocurrió a nosotras cuando pudimos disfrutar del documental en las salas.
Por su parte, Paula Labordeta aseguró en la gala que dirigir esta película “ha sido una delicia, un viaje increíble” y dedicó el premio a la gente que quiere, a su padre, y a la Academia “que esta noche ha hecho a mucha gente feliz, entre ellos a mi madre, Juana de Grandes que, aunque ella no lo sepa, es la puñetera estrella del rock and roll”.
Carmen Maura presenta el momento más importante de la noche. (Foto: Alberto Ortega. Cortesía de la Academia de Cine)
UNA ESTRELLA ERRANTE
Si hubo un protagonista de la gala, fue el cineasta oscense Carlos Saura. La ceremonia comenzó al ritmo de ‘Cantares’, con la voz de Manuel Carrasco, para dejar paso al emotivo homenaje al Goya de Honor 2023. La actriz Carmen Maura explicó emocionada que en la película ‘¡Ay, Carmela!’ encontró a un Saura “muy inesperado”, porque imaginaban a un hombre serio y “fue una sorpresa maravillosa encontrarse con una persona tierna, cariñosa, comprensiva, que nos dejó libres y que era gracioso. Él no tenía ni idea de la marca que me había dejado como actriz para siempre”, apuntó.
En el escenario, y tras dos minutos de aplausos, Ana Saura señaló que su padre se había ido “trabajando hasta el último minuto, enseñándonos que hay que vivir apasionadamente, que la imaginación no tiene límites, que hay que dedicarse a lo que a uno le gusta y que la cultura es lo más importante, que tenemos que potenciarla porque es nuestro legado y futuro”. Su hermano Antonio tuvo un bonito recuerdo para las cuatro mujeres que marcaron la vida de su padre: Adela Medrano, madre de Antonio; Geraldine Chaplin; Mercedes Pérez y, desde hace treinta años, Eulalia Ramón.
La actriz leyó una nota escrita por Saura, en la que el cineasta dio las gracias a su cuidadora, Elsa, al personal sanitario del Hospital General de Villalba, del centro de atención primaria y al equipo de paliativos domiciliarios de este municipio. “La sanidad pública se merece que la cuiden tal y como el personal público nos cuida a nosotros”, defendió Eulalia Ramón.
“A mis 91 años recién cumplidos no podría haber tenido mayor satisfacción que recibir por parte de la Academia el Goya de Honor”, dejó escrito el cineasta, para afirmar que, en su vida, había sido “muy afortunado, rodando más de 50 películas”. “He traspasado los límites que me proponía de joven, he tenido seis hijos y una hija, una docena de nietos y una bisnieta, me considero una persona afortunada”, expresó, dando las gracias también a quienes han colaborado en sus películas, especialmente a sus actores y actrices favoritos.
“Estaré feliz si el cine que he hecho ha sumado algo de inspiración a la brillante generación de directores de hoy. Me veo reflejado como una estrella errante en la inmensidad del cosmos; siempre dije que la imaginación es más rápida que la velocidad de la luz”. Te recordaremos mirando al cielo y aprendiendo con tus películas, maestro.
RECUERDO A VILLARONGA
Los Goya contaron también con otros ilustres aragoneses, como la directora Pilar Palomero, nominada por su película ‘La maternal’; los cracks de Entropy Studio, nominados a mejores efectos especiales por ‘13 exorcismos’; la también cineasta Paula Ortiz, que presentó el premio a mejor guion original que entregó a la zaragozana Isabel Peña; y el gran Fernando Esteso, que presentó a su vez a los nominados a mejor corto documental.
Esteso recordó, además de a Carlos Saura, al director Agustí Villaronga, fallecido el pasado mes de enero, “un gran director y amigo”. “He tenido la oportunidad de trabajar bajo sus órdenes, un gran director de actores y con un sentido del humor increíble”, aseguró. “Solo espero que tanto Carlos como Agustí, que estarán ya escribiendo el guion de su próxima película, tengan un recuerdo para mí, porque más temprano que tarde nos volveremos a encontrar”, dijo emocionado y emocionándonos a todos, aunque esperamos que ese reencuentro tarde en producirse, Fernando.
Después de su primera vez con el cortometraje ‘Os meninos do río‘ (2016), Javier Macipe repite nominación a los Goya con ‘Gastos incluidos’, en una gala que se celebrará de manera telemática el sábado 6 de marzo. ¡Hay que reinventarse!
Venga chavales, que este año me llevo el cabezón sí o sí. Javier Macipe en el medio, Roberto Cabrera (izq) y Ramón Barea (dcha).
CLAÚSULA UNO: EL HABITANTE SE COMPROMETE A IGNORAR LA EXISTENCIA DEL OTRO
¿Firmaríais un contrato con esta cláusula? Sí. Imaginad, alquilas un piso, por el precio de uno compartido, pero sin tener que interactuar con la otra persona ¡un chollo! ¿no? «Se plantea un mundo distópico, pero en realidad es un futuro muy cercano que podría ocurrir mañana», explica el optimista director a Secuenciadas. Javier Macipe da ideas a la inmobiliarias y nos cuenta una historia en la que una empresa ofrece viviendas multidimensionales, en las que la gente firma una cláusula que le impide interactuar con su cohabitante, como si viviera cada uno en una dimensión diferente de ese piso. No descartamos que Matthew McConaughey haga una aparición interstellar.
Los dos protagonistas del corto viendo Eurovisión.
Javier Macipe coescribió este original guion junto al escritor y guionista salmantino David Manjón, una historia con la que querían denunciar el problema de la vivienda. Una escritura que el dire nos confiesa caótica, pero que les ha valido numerosas nominaciones y premios. «Lo primero que hicimos fue recoger anécdotas, cada uno por su lado, del entorno cercano para documentarnos» y así confiesa una de las más graciosas.
«Tenemos un amigo que convivió con una persona durante meses sin saber su nombre porque se lo había dicho al principio pero lo olvidó». El problema vino después: «tuvo que hacer un cuadrante de limpieza y no sabía que nombre poner, así que se arriesgó y se equivocó». Al director no le ha pasado nada de esa dimensión, pero reconoce: «sí que he vivido con gente de la que no sabía absolutamente nada. Al final te ves obligado a convivir con personas con la que no tienes ningún tipo de vínculo«.
CLÁUSULA DOS: SI HACES UN CORTO, ELIGE BIEN A LOS ACTORES
El cortometraje está narrado desde el punto de vista de Joaquín, que busca desesperadamente piso y se encuentra con esta situación tan extraña. El actor canario Roberto Cabrera interpreta a este personaje que tiene que ignorar a su no compañero de piso Ramón Barea, el otro.
«Para la elección del personaje de Joaquín hicimos un casting abierto y acabó siendo él, que yo ya lo conocía porque habíamos coincidido en una residencia juntos y es un actor buenísimo», recuerda Macipe. No sabemos si tuvieron mucho contacto en esa convivencia o si fue como los protagonistas del corto que nos ocupa. La elección de Ramón Barea la tenía clara porque «es un actor con una vis cómica tremenda pero sin estar encasillado en la comedia, hace gracia desde la seriedad» y es que no todas las convivencias son como ‘Friends’ en los 90 y ver a este actor en pantalla emociona a la vez que te ríes, es así de tragicómico. «La verdad que fue muy generoso y es una bellísima persona», asegura el director.
Javier Macipe jugando con Ramón Barea a piedra papel o tijera en un momento de descanso del rodaje.
La tercera en discordia es la pérfida mujer de la inmobiliaria que interpreta Nata Moreno. Nata es más conocida como directora y ganadora de un Goya por el docu ‘Ara Malikian, una vida entre las cuerdas’, pero aquí Macipe la sitúa delante de las cámaras: «tengo mucha cercanía con ella por el mundo aragonés y Amelia Hernández, mi socia (El pez amarillo), trabajó con ella en el docu y me apeteció proponerle volver a la actuación y lo hizo muy bien».
Nata Moreno poniéndole a Roberto Cabrera una canción de Ara Malikian en el móvil por cuarta vez.
CLAÚSULA TRES: SI ESTAMOS NOMINADOS LO CELEBRAMOS A MODO ZOOM
Parte del equipo y amigos varios, conectaron en una videollamada múltiple para recibir la gran noticia de la sensual voz de Ana Belén que leyó en directo los nominados mejor corto de ficción, Gastos incluidos. «Fue una alegría enorme», recuerda Macipe, y no se refiere a volver a ver a Ana Belén en el mundo del cine sino «una buena noticia en este tiempo que nos empuja a seguir». Y es que Javier Macipe y su equipo comenzaron a rodar la peli ‘La estrella azul’ en la capital aragonesa, pero debido al confinamiento el rodaje fue paralizado. Esperan volver a rodar a finales de este año en Argentina, pero todo está sujeto a las restricciones.
Premio a mejor corto en el Festival de Almería en corto, premio Simón del cine aragonés, mejor corto de ficción en el Festival de Fuentes de Ebro, premio de la prensa en el Festival de cine de Guadalajara y muchos más, pero esto de ganar premios, de estar nominado a los Goya ¿sirve para algo? «Las productoras reciben tantas cosas, que al final necesitan algo que le des la seguridad de que ese tiempo que le van a dedicar les va a servir de algo». Y es que estar nominado a los Goya una vez puede ser suerte, pero estar dos ya es complicado y este realizador tiene estrella.
Javier Macipe operando la cámara él mismo para que no haya más gastos incluidos en el corto.
Este año los Goya se celebrarán en streaming, online o como queráis llamarlo, pero la verdad que va a ser una gala rara rara y nosotras no nos la queremos perder. Sobre todo este año que viene ¡muy aragonesa! con Pilar Palomero,Arantxa Ezquerro, Carlos Nayay el propio Javier Macipe.
Nuestro director, aún no sabe cómo ni con quién verá la gala, lo que sí que nos puede cotillear es que desde la Academia le han indicado que tiene que estar las tres horas que dura la gala o más frente a la pantalla del ordenador por si en algún momento quieren pincharle en plano. Aunque reconoce que a los cortometrajistas no es que les den mucho protagonismo, sería algo distópico Javier. Así que esperamos que Antonio Banderas y María Casado hagan una gala divertida que no duerma al personal en sus portátiles y que Antonio Resines no cante un rap.
Javier Macipe confiesa sus favoritas: la peli ‘Las niñas’ y el documental ‘El año del descubrimiento’. Nosotras ya tenemos cortometraje favorito, que Ramón Barea define como Black Mirror castizo, le copiamos la idea, así que os dejamos que queremos verlo otra vez en ‘Filmin’. Que sois más de Netflix y no tenéis suscripción a ‘Filmin’, no os preocupéis que Aragón TV emitirá el corto el viernes 5 de marzo a las 22:35 y le seguirá ‘La novia’ de Paula Ortiz ganadora de dos premios Goya. ¡A por el cabezón, Macipe y equipo!
¿Os habéis preguntado alguna vez qué sería del cine, la televisión o el teatro sin el vestuario que caracteriza a los personajes o las canciones que nos cuentan sus historias? Imaginemos la oscarizada Titanic sin ‘My heart will go on’, y dediquemos otro momento a pensar que Jack sí que cabía en esa tabla y que Rose igual se pasó un poco no dejándolo subir. O, en esta misma cinta, que los personajes no vistieran con trajes de la época y los hubiéramos visto en su viaje en el transatlántico con las mismas galas que utilizamos nosotros para bajar a la playa o la piscina en verano. No sería lo mismo, ¿verdad?
Seguramente sin el trabajo de los responsables de vestuario, con Deborah Lynn a la cabeza, y de los autores de la canción original, James Horner y Will Jennings, nuestro corazón no seguiría latiendo al ver el taquillazo de James Cameron. Porque los detalles importan y son elemento fundamental para captar nuestra atención y meternos en la piel de los personajes y en su historia.
Carlos Naya explicando a ‘Las Niñas’ que la canción original no será al ritmo de Chimo Bayo. Celia (Andrea Fandos) memoriza la letra enseguida, mientras el coach Rubén Martínez analiza cómo sumarse al coro en esa escena. (Foto: Carlos Naya)
Por ello, nos hemos conmovido al escuchar la canción‘Lunas de papel’, de Carlos Naya, en la película ‘Las Niñas’, de Pilar Palomero, y nos hemos metido de lleno en la historia y en nuestros recuerdos gracias al trabajo en vestuario de Arantxa Ezquerro. Ambos nos ayudan a viajar a los 90 y a sentir, de nuevo, cómo es el paso que todos hacemos de nuestra niñez a la juventud, un trabajo que les ha valido a ambos la nominación en sus respectivas categorías en la próxima edición de los premios Goya, que tendrá lugar el próximo 6 de marzo.
Una gala en la que ‘Las Niñas’ tendrá la oportunidad de arrasar en nueve categorías: mejor película; dirección novel y guión original, con la zaragozana Pilar Palomero; mejor actriz de reparto, con Natalia de Molina; dirección de fotografía, con Daniela Cajías; montaje, con Sonia Escudé; dirección artística, con Mónica Bernuy; y en canción original y diseño de vestuario, con los aragoneses Carlos Naya y Arantxa Ezquerro con quienes hemos hecho ‘match’ para conocer mejor sus trabajos.
UN CHISPAZO
Arantxa Ezquerro se incorporó a ‘Las Niñas’ gracias a la recomendación de uno de los productores de BTeam Pictures y por el boca oído que llevó su nombre hasta Pilar Palomero. “Nos pusieron en contacto, tomamos un primer café en Zaragoza y el chispazo fue al momento”, recuerda Arantxa. Amor a primera vista acompañado por las risas que ambas se echaron recordando cómo fueron sus (y nuestros) 90, ya sabéis: hombreras, cinturones con margaritas y corazones en la hebilla, todo bien de colorinchi… A esta primera cita tan prometedora le siguió la lectura del guión y “me atrapó, porque hay una parte de mí en ese proyecto, cuenta cosas que he vivido”, asegura a Secuenciadas.
Arantxa Ezquerro y Pilar Palomero en un momento del rodaje, comprobando cómo quedan en cámara los uniformes del cole de monjas. (Foto: Jorge Fuembuena)
De este modo quedó enganchada por la historia, pero había que ir a lo concreto, ver cómo era la gente en 1992 y tener en cuenta que la peli presentaba un colegio de monjas, con las alumnas con uniforme, lo que a priori podría parecer que simplificaba la labor de vestuario, pero no, amigos.
“Es un reto porque para demostrar la personalidad de cada niña solo tenía complementos o la peluquería y la paleta de colores”, aunque Pilar y la directora de fotografía “tenían muy claras algunas cosas” y fueron completando esas ideas investigando con fotografías de sus familias y amigos en aquella época y con documentales de TVE. “Fue divertido y escandaloso, porque te das cuenta de que te has hecho mayor y te acuerdas perfectamente de ese año, de las olimpiadas, de tus amigas, del verano y las fiestas”, relata, señalando que tiene recuerdos maravillosos, siendo “muy feliz”.
La forma de vestir no era la misma entonces en Zaragoza que en San Sebastián o en un pueblo de La Rioja, aunque ahora en este mundo globalizado no nos demos cuenta. Así que fueron seleccionando vestuarios y probando cosas, algunas funcionaron en cámara y otras no: “en pruebas de cámara vimos que el tamaño de las perlas que llevaban las niñas cogía mucho protagonismo y brillaban mucho”, afirma.
Ven conmigo, Mary, que te voy a dejar look 90 casual. Arantxa trabajando concentrada con los complementos. (Foto: Jorge Fuembuena)
FASCINACIÓN EN ESTAMPADOS Y A COLOR
Los 90 fueron una época de estampados y mezcla de colores, aunque Arantxa, con espíritu deportista, vestía mucha ropa deportiva y se quedaba alucinada cuando veía a su vecina ultragótica o a la ultrapija. Esa fascinación por el vestuario le llevó a querer estudiar moda, pero su madre se negó. De este modo, se decantó por el cine y el audiovisual y en cada proyecto de clase se dedicaba con pasión a la parte artística, dando paso a una carrera que le llevó a trabajar en producción, realización y, cuando le salió la oportunidad, a diseño de vestuario, una labor en la que trabaja con un equipo integrado por otras tres personas.
Oye, ¿pero en qué consiste este trabajo? Arantxa nos lo explica: “lo primero es conocer lo que quiere el director; lo segundo, la documentación es fundamental para saber qué vas a contar”. Ella trabaja con paneles de referencia, nos la imaginamos en plan Grissom con la pizarra investigando un asesinato, pero en realidad son fotografías de la época que tenga que recrear y, luego, crea los figurines, los dibujos concretos de los personajes vestidos. Después solo queda lograr lo que se ha propuesto y, para ello, pelearse con el presupuesto, que suele ser ajustado, y las tallas para materializarlo. En ‘Las Niñas’ hay vestuario de segunda mano, cedido por el proyecto Arropados de Cáritas, otra parte de alquiler y mucho de cosecha propia.
No penséis que una vez que se consigue todo eso es coser y cantar. “La última semana de preparación se hacen las pruebas de figuración y en cámara”. Arantxa es meticulosa e hizo desfilar a toda la figuración para probar sus trajes, pero ella y la responsable de peluquería, Carmen Arbués, crearon tan buen rollo que todos acabaron encantados. No obstante, todo el proceso es “como una yincana” con el tiempo y el presupuesto como principales obstáculos a sortear, pero no los únicos.
Figurines creados por Arantxa Ezquerro para ‘Las Niñas’. ¡Los queremos todos en formato postal!
Recordamos que las perlas quedaban demasiado vistosas en pantalla, pero a tres días de comenzar a rodar se dieron cuenta de que las camisas de los uniformes de las niñas hacían demasiado ruido con el movimiento y se notaba en el audio. “Tuvimos que buscar corriendo otras camisas para ver si sonaban o no, como locas por el Corte Inglés mirando camisas”, afirma entre risas, agregando que, además, como en la peli no hay blancos puros, sino colores rotos, después de comprarlas había que teñirlas y las horas escaseaban. Pero esto “no son dificultades, son cosas de la vida”.
Y cuando acaba el rodaje, ¿qué pasa con el vestuario? Pues la mayor parte de las veces se lo queda la productora o, si es alquilado, se devuelve; también algunas piezas se usan como recuerdo para los actores; otros protagonistas piden por contrato poder quedarse con algo; pueden destinarse a regalos o subastarlo en mercadillos para recuperar algún fondo.
LUNAS DE PAPEL
Como decíamos al principio al ritmo de Celine Dion, la canción original es otro elemento esencial para cualquier proyecto audiovisual. En ‘Las Niñas’ la firma el profesor de sonido Carlos Naya, quien acompaña a Celia, la protagonista, en su principal momento emocional con el tema ‘Lunas de papel’.
Este apasionado por la música, también realizador, mantiene amistad con Pilar Palomero desde sus años mozos, mucho antes de dedicarse al audiovisual. “Siempre compartimos proyectos que tenemos en mente, guiones, ideas, y ‘Las Niñas’ lo he seguido desde casi el comienzo, desde las primeras versiones de guión en 2017”, relata a Secuenciadas. El cambio del terreno de la amistad al profesional se produjo cuando una amiga en común le hizo llegar a Pilar Palomero una canción compuesta por Carlos. “La escuchó, algo le hizo click y me llamó para pedirme la canción de la peli. Como ya sabía a qué momento se refería, le dije que sí”, detalla.
Carlos Naya en el estudio, durante la grabación con el coro Amici Musicae, alucinando al escuchar ‘Lunas de papel’
En un primer encuentro acordaron cómo sería la canción o, más bien, cómo no sería: nada de un tema religioso, aunque el contexto fuera un colegio de monjas; ni nada naif; un piano, un coro, algo sencillo, que fuera hermoso y bonito, que transmitiera la carga emocional del personaje. ¡Pues no pides nada, Pilar! “Desde ese punto me puse a componer y fue bastante rápido, las ideas gustaron y fue fluida la cosa”, manifiesta.
Respecto al título y la letra de la canción, ‘Lunas de papel’, utiliza conceptos que se contraponen entre sí, porque la propia película está llena de esos contrastes, ya que el personaje de Celia se mueve entre la niñez y la adolescencia, vemos la vulnerabilidad y el empoderamiento en su madre, preocupación y esperanza en cómo Celia contempla su situación familiar. “Intenté evocar estos contrastes, la esperanza, el paraíso perdido de la infancia”, algunas veces desde el subconsciente y los recuerdos de su propia infancia, cuando era niño y pasaba a jugar con unas vecinas que cuidaban de Carlos y su hermano Ignacio.
“Una se llamaba Chelo y en su cuarto tenía pegatinas de lunas y estrellas en el techo, fosforescentes, y al apagar la luz se veía una noche estrellada”, algo de esa dulzura se transmite en el tema principal de la película, pero sin que la letra tenga que ser explícita, sino evocativa, ya que su objetivo era crear ese contexto para la imagen en la que vemos a Celia, su cara, su mirada y el cambio que se produce en ella. “Tenía que acompañar y emocionalmente potenciar ese momento”. Las voces corresponden al coro zaragozano Amici Musicae, dirigido por Isabel Soriano, y al piano está el propio Carlos Naya que con ‘Las Niñas’ está viviendo “un sueño por formar parte del equipo humano que ha hecho está película. Es un orgullo, un episodio de mi vida que voy a recordar con mucho cariño”.
Carlos le cuenta a Isabel Soriano aquella vez en la que subió al Moncayo y cantó ‘To the moon and back’ bajo las estrellas.
PACO, VEN A CASA
Por sus espléndidos trabajos ambos han sido nominados a los premios Goya. Arantxa se enteró de su nominación a través de un mensaje de WhatsApp de una compañera y asegura que le dio “vértigo”, pero sobre todo “una alegría brutal” y desde ese momento ha recibido innumerables muestras de cariño.
Las mismas que están llegando a Carlos Naya, quien también está nominado a los Gaudí y que el día en que se anunciaron los candidatos a los Goya tenía que trabajar cuatro horas seguidas dando clase y, cuando su móvil comenzó a vibrar como un loco decidió ponerlo en modo avión para verlo en su descanso. “Justo un poco antes un alumno que estaba metido en redes me dijo que me habían nominado y fue un momento muy bonito porque la clase se puso a aplaudir”, asegura. Solo de pensarlo nosotras ya nos emocionamos, Carlos. A este momento le siguió “un torbellino mediático, una locura que vives con mucha alegría, con felicidad, gratitud y con un sentimiento de deuda, de alguna forma”.
Ambos vivirán una edición de los Goya especial y pandémica, ya que la gala será online y conectarán con nominados y ganadores. Como queremos que vengan cuantos más Goyas mejor, deseamos que el equipo al completo tenga que pasar por la sede de la Academia a recoger sus cabezones. Antes, la noche del 6 de marzo, los nominados de la película podrían seguir la ceremonia reunidos en un hotel de Barcelona, si bien cumpliendo los aforos, las distancias y con la mascarilla incluida.
Tanto Carlos como Arantxa elogian el talento y la capacidad de trabajo de Pilar Palomero. “Siempre he tenido fe absoluta en ella, pero aún así esto ha sido una locura, porque es una película tan nominada, tan vista y tan valorada”, afirma Carlos Naya, haciendo suyas las palabras de la propia Pilar: “ni en mis mejores sueños pensaba que esto podría pasar”.
¡ENHORABUENA EQUIPO! Deseamos que los Goya se vengan con vosotros a Aragón. Carlos apoya esta idea.
CARLOS NAYA Y ARANTXA EZQUERRO
Carlos Naya lleva en la música toda su vida y actualmente trabaja de profesor de planificación de proyectos de sonido en CPA Salduie. En este sentido, cree que la nominación no cambiará su vida laboral, sino que le supone “una motivación para hacer muchas cosas que tengo en mente, proyectos creativos audiovisuales y musicales”.
Ahora, de hecho, se encuentra en fase de premontaje del documental ‘Isolée’, que dirige y promueve junto a su hermano Ignacio y que dedican a la figura de José María Javierre, francoespañol pero jacetano de nacimiento, el primer ciclista español que corrió el Tour de Francia, en 1909, cuando ese tipo de carreras era una aventura “casi épica”. En este trabajo reivindican su figura, desconocida, contactando con sus familiares y expertos en ciclismo.
Por su parte, Aranxta Ezquerro, también nominada a los Gaudí y que posee dos premios Simón del Cine Aragonés, ha trabajado con buena parte de los cineastas aragoneses más reconocidos, como Miguel Ángel Lamata, que “con 24 años me ofreció hacer el vestuario de su película, le dije que no estaba preparada y me dijo que o lo hacía o no hacía nada en su peli; me dio el gran empujón” en su carrera. Ha pasado también por ‘De tu ventana a la mía’ y ‘La novia’, ambas de Paula Ortiz, y en la que se tuvo que pelear en esta última con nuestro querido cierzo.
Ha participado también en los proyectos ‘Dantza’, de Telmo Esnal; ‘Tensión sexual no resuelta’ y ‘Nuestros amantes’, de Lamata; ha trabajado en teatro, montajes de óperas clásicas, y en televisión, en la serie para Movistar ‘Justo antes de Cristo’, una comedia ambientada en Roma y que dirige Pepón Montero, Borja Cobeaga y Nacho Vigalondo.
Divertida, inteligente, fuerte, generosa, emotiva, paciente y libre. Estos, y otros muchos rasgos, transmite Luisa Gavasa a quien tiene la fortuna de pasar un rato junto a ella para conocer su historia y su trayectoria. Multipremiada, y bien merecidamente, lleva a Aragón y a su Zaragoza natal en el alma y expresa su amor hacia esta tierra siempre que puede.
Aunque estudió filología, siempre quiso ser actriz y desde muy joven comenzó a trabajar de manera profesional en un oficio que considera a veces “duro y cruel”, pero que es para ella el trabajo “más bello”, ya que le permite ser otras, sin dejar de ser ella misma.
Reivindica Aragón como tierra de cine y se felicita de que cada vez más mujeres lleven una cámara al hombro y pasen a realizar largos, cortos, series y documentales. “Ya era hora de que nos tomaran en serio”, recalca.
Vamos con el ‘Secuenciando a… Luisa Gavasa’.
Luisa, has recibido este año el Simón de Honor de la Academia del Cine Aragonés, ¿qué sientes al recibir este premio de tus compañeros?
Aunque parezca una redundancia, siento honor, que es una palabra muy bonita porque se usa poco, el honor, así que estoy muy agradecida. No es el primero que tengo, tengo dos, por actriz por las películas de Paula Ortiz, ‘De tu ventana a la mía’ y ‘La novia’, y siempre estoy recibiendo premios de mi ciudad y este es muy importante porque es el premio de la Academia aragonesa y es un honor.
No es el primer premio que recibes de la ACA ni la primera vez que te sientes reconocida en tu ciudad, también has sido pregonera y has podido sentir en otros momentos plenamente el cariño de los tuyos
Sí, yo creo que no hay una actriz aragonesa, y lo digo no desde la vanidad, sino desde la certeza, con más premios en Aragón, me han dado premios en todos los festivales de Aragón y yo creo que de las tres provincias, soy Hija Predilecta, que es otro honor, he sido pregonera y también he dado las campanadas, que ahora pienso que para darle la bienvenida a un año tan tremendo si lo se me quedo en mi casa, pero bueno en ese momento no podía prever la que se nos venía encima. Soy profeta en mi tierra, pero es verdad que ya no son los reconocimientos oficiales, que está muy bien, lo que me gusta es la calle y se cómo me tratan, cómo me quieren y cómo me regalan y me abrazan y eso no hay premio que lo equipare.
¿Cómo fue tu infancia y tu vida en Zaragoza?
La Luisa de la infancia era una niña profundamente feliz, vinculadísima a mi único hermano, vivíamos en una casa en el paseo de Echegaray, en una casa con entrada de carruajes, enorme, con un patio dentro donde jugábamos. Mi abuelo tenía un conserje que tenía un nieto y estábamos Joaquinito, mi hermano y yo, los tres que éramos como la pandilla. He sido una niña muy feliz, muy querida y muy deseada; primera hija, primera nieta, primera sobrina, en un entorno socioeconómico bueno, con lo cual afortunadamente no se lo que es privarme de no poder acceder a algo o no poder estudiar lo que quería.
La vida ha sido generosísima conmigo desde el minuto cero, desde que me da un lugar de nacimiento en el que hay una librería y una biblioteca donde puedo acceder a todo, nadie me dice este libro no se lee o tienes que hacer esto. Tuve un padre que venía de la República y que me enseñó a amar la paz y la justicia por encima de todas las cosas, una madre universitaria, culta y deportista que me enseñó a ser libre y a que una mujer era libre cuando se mantenía por ella misma, que me habló de amor y de sexo, de cuando un hijo se quiere tener y cuando no se quiere tener.
Todo ha sido una consecución, más la suerte añadida de vivir con unos abuelos, como mi hermano y yo éramos chico y chica, para mi abuela y mi madre mi hermano era el favorito y para mi padre y mi abuelo yo era el ojito derecho. Era una casa muy abierta, mis padres era gente que le gustaba que los amigos vinieran, en mi casa nunca se ha hecho distinción ni por sexualidad, ni por color, ni por nada. Todo el mundo era recibido y esos valores te marcan para toda la vida, te dan una seguridad y cuando dije que quería ser actriz y que la filología ahí la dejaba, ellos me dijeron que ahí estaban para apoyarme. Cuando tienes todo eso vas muy segura por la vida, yo lo he ido siempre, incluso en los momentos difíciles de no tener trabajo o de no tener dinero, que también me ha pasado, pero he ido siempre con esa seguridad de haber tenido esos padres-roca, siempre les doy las gracias.
¿Hasta qué edad viviste en Zaragoza y dónde fuiste luego?
Hasta los 23, me fui a Barcelona porque me salió trabajo como actriz profesional por primera vez en mi vida. Yo venía de la mano de Mariano Cariñena, que siempre lo nombraré porque me abrió la mano para el teatro, un ser maravilloso, que solamente los que hemos trabajado con él sabemos el honor de haberle conocido. Me fui a Barcelona a hacer teatro universitario, aprendí catalán, que es un idioma hermosísimo, y de ahí me fui a Madrid llorando porque yo no quería dejar el mar, pero tenía que ir a Castilla, aunque quería quedarme en esa Barcelona de los 70, que era Europa, mientras Madrid era un pueblo y Zaragoza entonces ya ni te digo, era provincia, la Academia General Militar y el Pilar, era entonces una ciudad muy reducida, con todos mis respetos a ambas cosas.
¿Estudiaste Filología?
La filología viene por mi amor a las letras, a las palabras y a los libros. De hecho, yo hubiera estudiado literatura pura, pero en ese momento mi hermano se iba a estudiar económicas a Valencia y podría haber preguntado, pero pensé que sería demasiado para mis padres los dos hijos que se van de golpe, y me quedé en Zaragoza. Trabajaba en radio, hacia teatro, y estudié filología inglesa, aunque empecé con hispánicas, pero era muy árida, y pasé a inglés. Solo doce acabamos la promoción y en el 74, que fue cuando terminé, me fui a vivir a Barcelona dos años, en el 76 ya estaba en Madrid.
Además, me matriculé en primero de Periodismo, pero en ese intervalo me fui a Barcelona, conocí a Ricard Salvat y a su familia, me ofreció trabajo como profesora de teatro y lo dejé. En todas partes pone que he estudiado periodismo y no es cierto; también se dice que fui a estudiar a Nueva York y tampoco es cierto, allí he ido de turista.
¿Cuáles fueron tus primeros trabajos?, ¿cómo empieza tu carrera?
Por la puerta grande, siempre he tenido mucha suerte. Con Miguel Narros en el Teatro María Guerrero, un montaje precioso, después Marsillach con ‘Las arrecogías’, de ahí viene mi amistad con María Luisa Ponte, con Pilar Bardem, somos amigas desde entonces. Era entrar en un mundo que seguro que desconocen los chicos ahora de veinte años que se creen muy actores porque salen en una serie de éxito, que encuentras cada tontería por ahí, pero la vida se encarga de espabilarnos a todos. Concha Velasco era la protagonista y ahora cuando nos encontramos le digo “Conchita” y ella me dice “ay cariño, eres de las pocas que me llaman Conchita”, pero yo la conocí así con 26 años. Hacíamos doce funciones por semana, allí conocí también a Carmen Linares, que entonces era una chica que cantaba.
Marsillach hizo un montaje espectacular y yo salía todos los días tarde y noche a ver a María Luisa Ponte. ‘Las arrecogías’ era un beaterio donde estaban metidas prostitutas, políticas, monjas, y María Luisa Ponte hacía de una puta que se llamaba ‘Chirrina la de la cuesta’ y Marsillach había hecho una escenografía maravillosa, había un pilón y ahí estaban las presas y María Luisa y de pronto sonaba un tiro y se hacía un silencio y María Luisa pasaba de la comedia al drama en un plis plas y en todo un teatro lleno que estaba a carcajada se hacía un silencio y yo pensaba que tenía que aprender a hacer eso. Ella me preguntaba que qué hacía y yo le decía que aprender, porque así se aprende. De ahí nació una amistad que duró hasta que se murió.
Te hemos visto en muy distintos papeles, en todos los géneros, teatro, televisión y cine, ¿te sientes especialmente cómoda en algún género o formato?, ¿qué te aporta cada uno?
Es un tema de personaje, si el personaje es bueno me da igual que sea en televisión que en cine. Teatro ahora hago menos porque me están llamando más para audiovisual, pero yo creo que la clave es el personaje, a veces hay un secundario que tiene muchísimo más peso que un protagonista, que tiene más carne, que te deja huella. Yo tengo un armario donde hay ciertos personajes puestos.
Háblanos de algunos de esos personajes
Siempre sale la madre de ‘La novia’, es el personaje más duro de mi vida, el más difícil el rodaje, en el que más puse y el que más me ha dado; pero hay más. La Loreto de ‘Amar en tiempos revueltos’; la dama del mar de Ibsen; el teatro con Mariano Cariñena, en el que había una obra en la que tenía que salir a cantar con La Bullonera, pero ellos tenían exámenes y no vinieron, lo grabaron en un casete y como entonces era una inconsciente de 22 años, ahora no lo haría ni loca, plantada en medio del escenario cantaba a pelo con la música que salía del hilo musical.
Cuando uno elige una profesión, cuando eres muy jovencito no eres consciente de que es tu vida o va a ser tu vida, creo que elegir lo que tu amas por encima de todo, aunque te arriesgues porque este oficio es duro, es cruel y no siempre sale bien, pero al menos hay que intentarlo, porque para mi es el oficio más bello, ser otras sin dejar de ser tú. Yo he sido reina, puta, loca, monja, buena, mala, asesina, qué suerte que encima me pagan, me aplauden, me paran y me piden autógrafos. Es muy gratificante.
Mencionas el personaje de la madre en ‘La novia’ con el que ganaste un Goya…
Un Goya, un Feroz, el premio de la Unión de Actores, dos Simones… Me lo dijo Luis Alegre, que yo no lo sabía, que era la primera actriz española que se había llevado los cuarto premios de cine en la misma temporada.
¿Qué supuso ese año para ti?
Que el mundo del cine me abría la puerta y eso se lo debo a Paula Ortiz. Yo era una actriz que trabajaba, pero la puerta grande me la abre Paula con ‘La novia’ y de ahí paso a trabajar con Medem, con Garci, con Fesser, con Villaronga que ya habíamos trabajado.
¿Hay algún rodaje que recuerdes especialmente?
Por risas ‘Miau’ porque con Manuel Manquiña, Álvaro de Luna y José Luis Gil me lo pasé… bueno, bueno… Era la única chica, me llevaban en palmitas y nos lo pasábamos los cuatro… Y Manquiña está como las maracas, es uno de los seres más maravillosos que yo me he encontrado.
En ese rodaje me lo pasé muy bien y el que peor lo he pasado en mi vida fue ‘La novia’ porque se nos iba todo: tenía que llover, hacía calor; tenía que hacer calor, llovía; tenía que llover, hacía un aire de la leche; se cortó el rodaje en mitad de la película; se mató Alex Angulo; tuve una secuencia tremenda, que era ver a mi hijo muerto y como hubo que cortar el rodaje una parte estoy con el hijo muerto y en la otra estoy mirando una piedra y volver a retomar una situación emocional tan alta, después de un mes, con una piedra… ¡Cómo no me van a dar un Goya! Me lo gané (ríe).
Cuando Paula me mandó el guión me pidió que no lo leyera hasta que ella me dijera y yo lo tenía en la mesilla y me preguntaba ¿y no lo leíste?, y no, yo soy muy disciplinada y Paula me dijo que no leyera y ahí estaba hasta el día que me dijo que empezara a memorizar y así lo hice, memorizaba todo menos el final, cuando llega la novia con mi hijo, que era como si me pasaran una goma de borrar, no podía y pasando el texto me puse a llorar como una loca y decía “¡mi hijo, mi hijo!”. Me di cuenta de que ese personaje me sacaba el temor atávico que tenemos todas las madres sobre nuestros hijos, no hay nada más horroroso para una madre que la muerte de su hijo y cuando me di cuenta me pude aprender el texto. Fue asumir que lo que me producía el espanto de que a mi hijo Pablo le pasara algo y a partir de ahí pude aprenderme el texto.
¿Qué esperabas de este segundo trabajo de Paula?
Ya sabía que iba a hacer la madre, pero esperaba conseguir un sueño, porque Lorca es universal y la madre, es la madre, estamos hablando de literatura universal, de un arquetipo que todo el mundo se ha hecho una idea; todos teníamos mucho miedo, un sentimiento de responsabilidad y al mismo tiempo un concepto de equipo de sacar el trabajo hacia adelante y se sacó contra viento y marea. Nos dejamos la piel todos, la primera Paula, fue un rodaje duro; también nos reímos mucho; fue el último rodaje de mi queridísimo amigo Carlos Álvarez Novoa, que no pudo ni ver la película. Me ha pasado con dos, con Álvaro de Luna que no pudo ver ‘Miau’ y con Carlos Álvarez Novoa que no pudo ver ‘La novia’. Fue un palo, eran actores maravillosos, gente maravillosa.
Te vemos trabajar mucho en Aragón, después de haberte tenido que marchar a trabajar fuera en tu juventud, ¿qué sientes al poder volver y rodar en Aragón y en tu ciudad?
Es una gratificación porque estaba un poco harta de que hubiera ETB, con todos mis respetos, TV3, las del Sur, Canal Nou y que en Aragón no tuviéramos nunca una televisión que hiciera ficción. Por fin, es volver a casa, a los padres, al río, a las jotas, a todo lo que antes no me importaba y ahora me doy cuenta del peso tan profundo que tienen en mi memoria y en mi alma.
¿Sueles volver muchas veces al año a Zaragoza, no solo por motivos de trabajo?
Ahora menos, porque solo me quedan unos primos y una gran amiga, pero como me llaman para tantas cosas. En octubre vuelvo porque se presentan unas películas mías en la Filmoteca y vengo a presentarlas. Mi representante, Alberto Bongiorno, siempre me decía: “ya has oído Aragón TV, ya has perdido el culo” y yo le decía: “pues chico, sí” (ríe). Falleció hace unos meses y fue un palo muy grande, ha sido un compañero de vida profesional maravilloso, llevábamos casi 25 años y era el tío de mis nietos, el hermano, el confidente, el cómplice, el amigo y un ser maravilloso, que amaba la vida por encima de todas las cosas. Y en 26 días falleció por un tumor cerebral, le pude acompañar y recuerdo que siempre me tomaba el pelo con que perdía el culo si me llamaban de Aragón.
“Un corto, que no te van a pagar, pero claro, como es de Aragón te da igual”, me decía, y es verdad. Me llamaron hace poco para hacer un vídeo de turismo de Teruel, les dije que no pensaba cobrar en estos momentos en que está pasando lo que está pasando, que me negaba a cobrar, es un tema de solidaridad con mi tierra. Luego la vida siempre te devuelve, además, y me llamaron también para que leyese el texto en el acto de homenaje a las víctimas del Covid y fue un orgullo que me eligieran para ello. Amor con amor se paga.
Esta semana vuelvo a Zaragoza porque se proyecta en la Filmoteca, tras el Simón de Honor’, ‘La novia’, ‘De tu ventana a la mía’ y ‘Miau’ está organizado por la Academia del Cine Aragonés y son los días 14, 15 y 16 de octubre. También así daré la “tetadica” y con mi hijo vemos que al cruzar la frontera en Aragón nos vienen palabras que en Madrid ni se nos ocurren: chipiada, espesa, palabras que en Madrid no me salen habitualmente y las salmueras que en Zaragoza me apetecen.
¿Has actuado alguna vez en inglés?
Hice una prueba para una serie no hace mucho, estando aquí trabajando en ‘El último show’, que no salió, pero al menos me llamaron desde Hollywood para hacer un casting en inglés, creo que para una serie de Bayona. He trabajado en francés y he hecho teatro en catalán.
¿Cómo ves el panorama audiovisual aragonés en la actualidad?
Mal, pero mal porque estamos en un momento en que no se puede ver nada bien. El Covid ha paralizado todo, todos los proyectos que tenía este año se han ido, se han caído, se han pospuesto. Yo ahora tengo dos cosas, de apoyo a la Casa de la Mujer en Zaragoza contra la violencia de género, que está pospuesta, ruedo una película en noviembre en Barcelona. Teóricamente el panorama está bien, lo que no está bien son las circunstancias que rodean al panorama, se están dando cambios de guión para que la gente mantenga las distancias, es muy complicado. La que ha organizado este virus es muy gorda, el dinero que está costando en todos los campos. Hay gente que se ha arruinado, si ya tienes una profesión que solamente vivimos de ella el 9 por ciento, el resto sobrevive, viene una cosa de estas y hay gente que se ha arruinado, que no tiene ni para pagar el alquiler.
El audiovisual aragonés sí estaba viviendo un buen momento, con muchos proyectos y calidad…
Yo puedo hablar de lo que he hecho, que fue ‘El último show’, una realización por parte de Alex (Rodrigo) y del equipo de plató extraordinaria, el tema de arte, maquillaje, peluquería, muy bien. Nada que envidiar a lo que se hace en Madrid. Aragón es tierra de cine y una cosa que me gusta mucho es que cada vez hay más mujeres con una cámara al hombro y realizando; ya no solamente las chicas son maquillaje y peluquería; ya era hora de que se nos tomara en serio.
Desde hace nueve años, el audiovisual aragonés tiene una cita ineludible para reconocer los trabajos de los profesionales del sector: los Premios Simón que organiza la Academia del Cine Aragonés (ACA). Sabemos de sobra que nuestros creadores tienen talento a raudales y que son muy guerreros, así que este año el coronavirus no va a impedir que celebren su gran fiesta anual para distinguir la calidad de un arte con denominación de origen propia en Aragón.
El cine hay que vivirlo, sentirlo y celebrarlo como la parte esencial de nuestras vidas que es. “Esto del COVID ha demostrado la importancia de la cultura en nuestras vidas, sin ella no se vive igual y aunque ha sido el patito feo para los gobiernos, cuando pasan cosas como esta pandemia vemos lo importante que es ver una obra de teatro, una película, asistir al cine”, subraya el presidente de la ACA, Jesús Marco.
La gala del cine aragonés debía haberse celebrado el pasado 23 de mayo, en pleno confinamiento, y tuvo que suspenderse. “Pensamos en realizar una entrega virtual de premios, pero eso no era lo ideal, preferimos esperar”, detalla a Secuenciadas.
Como buenos aragoneses, cabezonería a tope y en el buen sentido, este próximo 20 de septiembre la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza acogerá a las 20:00 horas una ceremonia “totalmente condicionada por el protocolo para prevenir el COVID”, con un aforo reducido al 35 por ciento, la prohibición de realizar fotos de grupo, de instalar el photocall en el interior, la obligatoriedad de llevar mascarilla, de desinfectar y mantener las distancias. “Será una gala muy rara y atípica”, reconoce, pero lo importante es que se llevará a cabo.
La dirección artística correrá a cargo de la propia Academia, presentará el periodista Alejandro Aísa, quien también ha realizado el guión, y dirigirá la ceremonia Raúl Ortega. El equipo tendrá el reto de cumplir con el tiempo límite que se ha fijado en hora y media, por lo que ha sido necesario “recortar muchísimas cosas para que sea más ligera”. “No será una súper gala, pero la intención es que los nominados y los premiados reciban sus premios y se reconozca su trabajo y mérito”.
Como sorpresa, se han programado dos actuaciones musicales que serán top secret hasta ese mismo día. Y la ceremonia se emitirá en directo en Aragón Cultura desde las 20:00 horas y en diferido en Aragón Televisión.
ACTOS PREVIOS
Como actos previos, el pasado julio pudimos disfrutar de talento aragonés al aire libre con la proyección de los dos únicos largometrajes de ficción nominados este año ‘Planeta 5000’ y ‘Ojos negros’una re conversión de la Filmoteca de Zaragoza que abrió sus puertas para trasladarse a la plaza del Centro de Historias de la ciudad.
Este mismo miércoles ha continuado este ciclo, ya en la sede original de la Filmoteca de Zaragoza, con entrada libre, pero aforo limitado, con los documentales nominados a los premios este año, ‘Esta no soy yo. Autorretrato de una anoréxica’, de Mónica Callejo, y ‘Los cielos españoles’, de Isabel Soria y José Manuel Herraiz; mientras que el jueves 10 el público ha disfrutado de ‘Auterretrato’, el largometraje documental de Gaizka Urresti.
Las secuenciadas nos quedamos perplejas con las palabras de Mónica Callejo y su docu más personal ‘ ‘Esta no soy yo. Autorretrato de una anoréxica‘. Foto Comunicación ACA
Las sesiones continuarán el miércoles 16, con el largo ‘Zaragoza vil’, de Antonio Tausiet; el día 18, con los cortometrajes nominados a los Simón: ‘Cardelinas’, de Tomás Generelo, ‘Gastos incluidos’, de Javier Macipe, ‘Intimidad’, de Alfonso Desentre, ‘Leonardo muere’, de José Luis Galar, y ‘Ofra & Khalil’, de José Alberto Andrés Lacasta. Por último, el sábado 19 se proyectará el largo documental ‘The rise of the synths’, de Iván Castell. ¡No tenéis excusa para no disfrutar de todos ellos!
Además, este sábado, día 12, la Academia ha organizado un acto al aire libre para proceder a la entrega de diplomas acreditativos de las nominaciones a todos los nominados de esta novena edición de los premios. “Ha sido un acto más íntimo, para pasar un rato agradable con todos ellos como antesala de los Simón”, indica Marco. Este acto ha contado con Jorge Aparicio como presentador y se ha entregado también una estatuilla de la ACA a José Ángel Delgado, anterior presidente, Antonio Tausiet y Jesús Aparicio en reconocimiento a sus años de dedicación a la Academia y a su trabajo en anteriores ediciones de los premios Simón.
Foto de final de carrera de varios de los nominados a los Premios Simón 2020 que han asistido a la recogida de diplomas. Foto Comunicación ACA
LUISA, WE LOVE YOU
La Academia del Cine Aragonés rendirá homenaje en esta edición a la actriz Luisa Gavasa, a quien nosotras concederíamos más Simones, Goyas, la tira de Oscars… y, tras su aparición en la serie ‘El último show’, otra cita con Armando del Río a ver si solucionan lo suyo. “Luisa está encantandísima y muy emocionada”, asegura el dire de la ACA, porque ya se sabe que lo que más puede llenar a un profesional es sentir el reconocimiento y el cariño de su tierra.
“Desde que ganó el Goya (mejor interpretación femenina de reparto en 2016 por ‘La novia’, de la también aragonesa Paula Ortiz) no ha parado de recibir homenajes y de trabajar aún más” y en la ACA están “encantadísimos” de dedicarle esta distinción. “Queremos que su protagonismo en la gala sea absoluto”, subraya. La actriz acudirá a Zaragoza para recibir los aplausos de sus compañeros y abanderar esta cita con el audiovisual aragonés.
La actriz Luisa Gavasa cuando le comunicaron la noti de su Simón de Honor este año.
CALIDAD CON DENOMINACIÓN DE ORIGEN
De nuevo los Simón se proponen reivindicar que en Aragón “se hace cine de primera calidad”, algo que está quedando demostrado estas mismas semanas con la película ‘Las niñas’. La zaragozana Pilar Palomero triunfó en Málaga y ahora en los cines, recuerda Marco. “Tenemos una denominación de origen de calidad en el cine aragonés, los profesionales que se forman aquí no tienen nada que envidiar a otros y, además, en los últimos años las abanderadas del cine aragonés están siendo mujeres y eso nos llena de más orgullo todavía”, resalta, para mencionar los trabajos de Paula Ortiz, Pila Palomero, Luisa Gavasa, Nata Moreno, la labor de la guionista Isabel Peña o Carla Pérez de Albéniz que ganó un Goya este mismo año como directora de producción de la película ‘Mientras dure la guerra’, de Alejandro Amenábar y que también está nominada en nuestros premios este año.
En los propios nominados a los Simón se demuestra cada año “que los trabajos que se presentan son de mayor calidad y profesionales”, manifiesta, si bien advierte de que para la próxima edición sobrevuela la incógnita de cuántos largos, cortos y docus podrán competir si el COVID sigue afectando a los estrenos este año, dado que muchos proyectos se han tenido que suspender o retrasar.
CANTERA Y TALENTO INNATO
Mientras que hace algunos años para hablar del cine aragonés “siempre había que remontarse a Segundo de Chomón, Luis Buñuel o Carlos Saura, ahora ya tenemos una cantera de gente joven que es una realidad en el cine español y de la que estamos orgullosos”.
Este despertar y la época de oro que vive el audiovisual aragonés responde, en su opinión, a tres factores: el apoyo de las instituciones, la labor de los centros de formación públicos y privados y, especialmente, “al talento innato de nuestros profesionales” que han permitido que el nombre de Aragón en el cine nacional resuene cada día con más fuerza.
También esta comunidad tiene un gran potencial como escenario de rodajes. “Pocos sitios en España pueden presumir de que se puede hacer cualquier cosa en cualquier paisaje, tenemos montañas, desiertos, ciudades grandes, pequeños pueblos, se puede recrear cualquier ambiente y ese es un gran valor aún poco explotado”, considera, para agregar que a la labor de la Aragón Film Commission, “a la que la ACA siempre ha apoyado”, aún le queda “camino” para mejorar en este sentido.
Con música de banda sonora de película de fondo, porque para hablar del séptimo arte, como os decíamos, hay que vivirlo a tope, ya estamos living esperando que llegue el día 20 para celebrar la fiesta del cine aragonés.