Trabajando el sonido con Yasmina Praderas

Trabajando el sonido con Yasmina Praderas

Tiempo de lectura: 4 minutos

El sonido es uno de los departamentos más importantes de un proyecto audiovisual, grabarlo en el rodaje y darle mucho amor después en la edición. La triunfadora en los Goya de este año fue la película ‘As bestas’, una historia de mucha tensión donde el diseño de sonido, lleno de silencios, diálogos y ambientes, también se llevó un premio. Y ahí entra la aragonesa Yasmina Praderas, que abandonó Huesqueta con 21 años, para irse a Cataluña a estudiar. Ahora trabaja en la mezcla de sonido de películas muy top.

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Con su Goya por la peli ‘As bestas’ (Foto: Ana Belén Fernández. Cortesía de la Academia de Cine)

En 2019 ya vivió un nominación a mejor sonido en los Goya, con la peli ‘Quien a hierro mata’, otra historia gallega en la que también había mucha incertidumbre. Y este 2023 lo petaron con la cinta de Sorogoyen. “Fue bonito porque por suerte ‘As bestas’ había sido nominada en muchas especialidades y nos pudimos juntar mucha gente del equipo para poder celebrar. Fue una noche inolvidable”, recuerda la técnico. En Sevilla, Praderas rocogió el premio a mejor sonido junto a sus compis, Aitor Berenguer y Fabiola Ordoyo y recientemente han ganado también el Platino en los premios cine iberoamericano.

Volvemos a Huesca, cuándo la re-recorder mixer (visto en LinkedIn) aún estaba estudiando bachillerato y tenía que decidir qué estudiar. Ella era fan del cine y una amiga le habló de una escuela de cine de Barcelona (CECC). La mudanza de Huesca a la capital catalana no le dio pereza y se fue para allá a cumplir el sueño catalán. «Hay un primer año que es común y das de todo, fotografía, edición, guion, producción, arte… haces como una preparatoria de base. En el segundo año, cada alumno se especializa donde más le puede interesar. Cuando yo estudié era imagen y sonido, ahora está más especializado hacia el sonido», explica Praderas a Secuenciadas.

Una vez formada, empieza a trabajar en distintos departamentos y le interesa mucho el montaje. «Estuve trabajando dentro del audiovisual en diferentes campos, en sonido directo, en producción, en montaje, haciendo cortos, videoclips, todo lo que podía«. Hasta que comienza a decantarse más por el sonido y trabaja en un estudio de doblaje, primero grabando las voces de los actores y luego mezclando. En 2014, entra en la empresa para liderar un equipo Marc Orts, y empieza con él como ayudante de mezclas. Hasta que deja de ser ayudante. «Editando el sonido he estado desde siempre, pero he pasado por diferentes departamentos. Ahora ya llevo 6 años especializada en lo que son las mezclas de sonido«, recuerda Yasmina Praderas.

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Yasmina Praderas con su mesa de sonido de ochocientos botones

CÓMO SE HACE

Hacer el sonido de una peli nos parece una movida importante y por eso le hemos pedido a la mixer que nos de una pequeña masterclass de cómo es el proceso del diseño de sonido de un largometraje. «La postproducción de sonido la genera un equipo de muchas personas. Son muchos procesos a lo largo de una producción«; tomamos nota. El primero «sonido directo sería el que va a trabajar al rodaje. Se encarga de que las grabación de las voces sea lo mejor posible». El segundo, «hay una persona especialista para hacer las músicas, otra persona se dedica a hacer la edición de esos diálogos que se han grabado en el rodaje, otra pone los ambientes y los efectos y luego otra persona se dedica a hacer los foleys. Los sonidos más orgánicos de los personajes, los pasos, las ropas…».

Después, con todo este trabajo ya realizado, entra en acción la técnica oscense y hace lo que se llama la mezcla de sonido. «Recojo todo ese contenido de sonido y lo coloco en el espacio donde corresponde. Utilizo las herramientas técnicas necesarias para que el sonido conviva con la película, que tenga subidas y bajadas, que genere emoción. Estoy al final de todo el proceso», precisa Yasmina Praderas. ¿En que proceso os gustaría estar a vosotros? La verdad que hacer los foleys tiene que ser curioso.

Con la de pelis que ha mezclado tiene recuerdos bonitos de muchas. «Con todas pones esfuerzo y sentimiento. En los últimos años tengo ‘No matarás’, ‘Mediterráneo’, ‘As Bestas’ y, por supuesto, ‘Sentimental’, de Cesc Gay. Recuerdo ‘Malnazidos’ mucho y de ‘Malasaña 32’ tengo muy buenos recuerdos también. ¿Y Aragón pa’ cuándo? «Me encantaría, sería para mí un lujazo», reconoce.

Mientras tanto, vueve a Huesca para ver a familia y amigos y quedan en sus lugares favoritos. «La plaza de los toneles, el Coso, el parque, la plaza Zaragoza», no se olvida ni uno, pero echa mucho de menos una cosa. «El Pirineo aragonés. Voy a un pueblo muy pequeñito, que se llama Estallo, que son seis casitas. Bielsa me encanta y la zona de Panticosa también me flipa». Uno de los últimos trabajos de Yasmina Praderas es la peli ‘Els encantats’, de Elena Trapé, y está protagonizada por Laia Costa. Le deseamos todo lo mejor para esta trabajadora audiovisual que se encuentra más allá de Fraga.

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“El cine me ha dado algunas de las mayores satisfacciones de mi vida y me ha hecho mejor persona”

“El cine me ha dado algunas de las mayores satisfacciones de mi vida y me ha hecho mejor persona”

Tiempo de lectura: 10 minutos

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Cinéfilo, profesor, escritor, presentador, director junto a David Trueba del documental ‘La silla de Fernando’, incluso extra en películas y cortometrajes, la carrera de Luis Alegre Saz quedó marcada desde su infancia por su padre, que le transmitió su pasión por la cultura y el cine, y su madre, de quien heredó su amor por las personas y la enseñanza. 

Nacido en Lechago (Teruel, 1962), estudió empresariales, aunque siempre ha estado vinculado al séptimo arte. A los ocho años se enamoró por primera vez viendo una película, ‘Del rosa… al amarillo’, y a los once ya dirigía un cineclub y escribía reseñas de películas. Dice del cine, ese arte que nos hace soñar y vivir en otros mundos, que también le ha hecho mejor persona. Conocemos a Luis Alegre en este nuevo Secuenciando a. 

¿Cómo surge tu idilio con el mundo del cine?

El origen de mi idilio con el mundo del cine está clarísimo porque tuve la suerte de que mi padre, que era un campesino de Lechago, de un pueblecito del Teruel profundo, tenía una enorme sensibilidad hacia la cultura, la literatura, el periodismo, el cine, y él me contagió todas sus pasiones. Recuerdo irme con él al huerto de la mano, recitándome poemas de Machado, hablándome de películas de Alfred Hitchcock, de Ingrid Bergman, de Buñuel, al que él había conocido en Francia porque iba de vez en cuando allí a trabajar a la vendimia. Allí nació, sin lugar a dudas, y desde muy pequeño, mi fascinación por el mundo del cine. 

¿Qué te atraía especialmente de ese mundo?

Voy a decir un tópico, pero es que es verdad, el cine te permitía soñar, volar a otros mundos, y eso es una experiencia muy fascinante. Y te permitía enamorarte. La primera vez que me enamoré fue viendo una película, con 8 años, ‘Del rosa… al amarillo’, en la que me enamoré completamente de la niña protagonista. Y algo que es capaz de provocar esos sentimientos y esas sensaciones tan poderosas, inevitablemente te engancha y, de alguna manera, me convertí en un adicto a algo que me provocaba tanta emoción y sensaciones tan agradables e insólitas, tanta felicidad. Luego, con el paso del tiempo, además, es un arte que sirve también para abrirte los ojos a determinadas realidades colectivas, individuales, te enseña muchísimas cosas sobre ti mismo, sobre la condición humana, y por eso el cine es para mí algo tan hipnótico y tan grande, porque de alguna manera te vuelve mejor persona. 

A pesar de esa temprana fascinación por el cine, luego estudiaste empresariales

Sí, mi padre también ahí fue fundamental. Con 18 años, las circunstancias económicas de mi familia no me permitían irme a estudiar cine o periodismo a Madrid o Barcelona. Mi padre me dijo: “hijo mío, tu puedes seguir amando el cine, puedes seguir escribiendo, puedes seguir haciendo todo sin necesidad de estudiar, y te recomiendo que estudies economía porque te va a ayudar a entender mejor el mundo, además se te dan muy bien las matemáticas y eso te puede facilitar el estudio”.

Le hice caso y, por otro lado, es que yo tenía desde niño otra vocación, relacionada con la enseñanza. Mi padre era cultísimo, pero completamente autodidacta, y mi madre dejó de estudiar a los once años porque estalló la Guerra Civil y dejó de ir a la escuela, pero en nuestra casa siempre se respiró un amor muy grande por la enseñanza. En nuestra casa de Lechago se alojaban las maestras que iban al pueblo y mi madre entabló una amistad especial con una de ellas, con Doña Elvirín, que nos marcó a todos. Crecí respirando amor por la enseñanza y con once o doce años ya daba clases particulares a mis compañeros y a chicos más jóvenes.

Al estudiar empresariales, más que para trabajar en una empresa, lo que me apetecía y conseguí era convertirme en profesor de universidad alrededor de las materias que estudié. Y mi padre tenía razón, porque he logrado combinar eso con mi dedicación al periodismo cultural y cinematográfico, mi activismo cultural, y mi dedicación también a hacer un documental como ‘La silla de Fernando’. En ese sentido, estoy muy satisfecho, vete a saber qué hubiera sido mi vida si aquí hubiera habido una escuela de cine o de periodismo y hubiera elegido una de las dos; nunca se sabe, igual hubiera sido menos feliz. 

Te hemos visto haciendo de extra en películas, cortometrajes, también detrás de la cámara en el documental ‘La silla de Fernando’, ¿en algún momento pensaste en dedicarte de manera más exclusiva al mundo del cine, delante o detrás de las cámaras?

No, he dedicado más tiempo al cine del que yo pensaba que iba a poder dedicar y me siento afortunado por eso, porque en la universidad he dado clases durante muchísimos años, pero con un contrato de dedicación parcial, que me permitía tener margen para dedicarlo a mis actividades relacionadas con la cultura, el cine y el periodismo.  

Has presentado tertulias, moderado debates, impulsado actividades culturales. ¿Hay alguna que recuerdes con más cariño o por la complejidad que supuso ponerla en marcha o desarrollarla?

Con once años empecé a dirigir un cineclub, en el colegio donde estudiaba, porque el tutor que teníamos se daba cuenta de que yo estaba hablando todo el rato de películas, de actores, de directores, y me propuso dirigir el cineclub, moderar los cinefórums después de las proyecciones, escribir reseñas de las películas, y lo pienso y digo: «pues tantos años después sigo haciendo un poco lo mismo» (ríe), y eso también me parece bonito. He hecho y hago muchísimas cosas, y al ciclo de La Buena Estrella, que dirijo en la Universidad de Zaragoza y que nació en 1996, que ha cumplido 27 años, le tengo mucho cariño porque me ha dado muchas alegrías y me ha permitido conocer y cultivar la amistad de gente a la que admiro y que, en muchas ocasiones, se han convertido en amigos. 

Pero también los festivales de cine, como el de Tudela, que dirijo, me dan muchas satisfacciones; otros en los que colaboro, Málaga, La Almunia, Jaén, Almería, Huesca, Zaragoza en ciertas etapas. Porque otra de mis pasiones, también contagiada en mi casa, por mi madre, es mi gusto y mi amor por la gente, y los festivales y ciclos de coloquios me han permitido conocer y tratar y cultivar la amistad de mucha gente relacionada con el cine, y lo seguiré haciendo hasta que el cuerpo resista. 

Otra actividad que me ha permitido disfrutar del cine más allá de ver las películas es el periodismo. Desde que empecé a escribir con once años, en los 80 en la universidad, luego lo hice en Andalán, en Heraldo de Aragón, en Radio Zaragoza Cadena SER, en multitud de radios y revistas, y eso también me ha permitido conocer la trastienda del mundo del cine y de sus protagonistas y me ha provocado muchas alegrías, satisfacciones y me ha enriquecido, me ha convertido en una persona mejor.

«Berlanga, Azcona y Fernán Gómez son para mí la Santísima Trinidad»

Conoces a muchísima profesionales del cine precisamente por estas actividades, ¿hay alguno que sorprendería al público si lo conociera en persona porque no se esperaría como es?

Es una pregunta compleja, porque no se qué imagen tiene para la inmensa mayoría del público Javier Bardem, por ejemplo, pero es un ser completamente cálido, entrañable, adorable, uno de mis grandes amigos y un tipo de lo más cariñoso y generoso, y a veces tengo la sensación de que la gente percibe de él una imagen que no se corresponde con esa realidad que yo vivo con él desde hace 32 años que lo conozco; por poner un caso muy señalado. 

¿Qué género cinematográfico te apasiona?

Soy de gustos muy versátiles, porque lo que me gustan son las películas que me conmuevan, que me diviertan, que me exciten intelectualmente, que me hagan pensar que la vida merece la pena porque exista esa película que me ha despertado una sensibilidad, porque me ha despertado emociones sublimes o maravillosas o simplemente porque me ha entretenido, me ha hecho reír, me ha ayudado a comprender la condición humana, a ser más empático, más solidario, más sabio, cualquier película que consiga alguno de esos objetivos, aunque sea pequeño, me gusta. Entre mis películas favoritas hay muchos géneros, me gustan mucho las comedias románticas, las tragicomedias de Berlanga y Azcona, me gusta muchísimo el cine negro, el melodrama romántico, el cine cómico de Buster Keaton y Charles Chaplin, ‘El apartamento’ que es una tragicomedia, pero que en el fondo no tiene género. Me gustan también bastantes películas del oeste, westerns, John Ford. Y me gusta mucho Woody Allen o de los españoles, Berlanga, Azcona y Fernán Gómez son para mí la Santísima Trinidad

Las plataformas han llegado para quedarse, ¿le han hecho un flaco favor al cine o están ayudando?

Las plataformas tienen, como todo en la vida, sus luces y sus sombras, pero compensan las luces con diferencia. En primer lugar, han revitalizado la industria, se hacen más películas y más series que nunca y eso significa que la industria es más potente y más rica que antes, y que los profesionales tienen más trabajo. 

Las plataformas han aumentado la oferta de una manera abrumadora para los espectadores. Claro que tienen inconvenientes en el sentido de que esos espectadores que se quedan enganchados a las plataformas pues van al cine con menos frecuencia y eso también condiciona el tipo de cine mayoritario que se hace o que merece la pena hacerse desde un punto de vista económico. Y hay un tipo de cine que parece bastante condenado a la marginalidad en las salas, aunque internet también propicia nuevos circuitos para que esas películas se acaben viendo. 

Es un asunto muy completo para resumir, pero diría que las plataformas han revitalizado la industria audiovisual, y desde ese punto de vista me parecen muy interesantes, que han aumentado la oferta de productos audiovisuales, películas, documentales, series, y eso creo que es muy bueno, que el espectador tiene más entre donde elegir, pero que al mismo tiempo han supuesto un golpe para las salas de cine tradicionales, que se ven obligadas a adaptarse a los nuevos tiempos y que también condena a la marginalidad, en esas salas de cine, a un cine más minoritario. En cualquier caso, creo que están revolucionando el mundo audiovisual y debemos adaptarnos a esa situación y tratar de potenciar sus luces y que las sombras no sean capaces de arruinar una cultura cinéfila que, a veces, parece que está condenada a la marginalidad, 

«El audiovisual aragonés vive un momento completamente excepcional, muy alentador y muy brillante»

¿Te gusta maratonear series? ¿Alguna recomendación?

No, yo es que tengo tantas cosas en la cabeza, tantas cosas que hacer y tantas tareas, que veo las series con cuentagotas. Soy cinéfilo, pero no soy seriéfilo, pero de vez en cuando si hay una gran serie, como ‘The wire’ o ‘Los Soprano’, en series se pueden hacer también obras maestras, y las obras maestras no suelo perdérmelas. Pero también me pierdo, porque como hay tantas, a veces eso me produce una cierta ansiedad, saber que hay cosas que no me puedo perder y que me pierdo por fata de tiempo y por excesiva oferta. Esa es una pega que le veo a las plataformas, que me produce esa ansiedad, pero he de aprender a vivir con ella, a relajarme y saber que no puedes ver todo, ni siquiera lo mejor.

Películas que todo el mundo debería ver 

He nombrado películas que son debilidad mía, pero yo diría que en el cine español hay cinco películas que yo recomendaría de una manera muy entusiasta que son ‘Viridiana’, de Luis Buñuel; ‘Plácido’ y ‘El verdugo’, de Luis García Berlanga; ‘El extraño viaje’, de Fernando Fernán Gómez; y ‘La caza’, de Carlos Saura. Por diferentes razones, me parecen películas fundamentales y que forman parte, además, de la edad de oro del cine español, que va de finales de los años 50 hasta mediados de los años 60. Ahí se provocó una coincidencia de los mejores, en su mejor momento, con Berlanga, Azcona, Fernán Gómez, Carlos Saura, que dieron origen a esas maravillas de películas. 

En cine internacional es que hay cientos de películas que adoro, ‘El apartamento’, de Billy Wilder; ‘Luces de la ciudad’, de Charles Chaplin; ‘El maquinista de la general’, de Buster Keaton; o ‘Carta a una desconocida’, de Max Ophüls ‘Retorno al pasado’, de Jaques Tourneur; ‘El hombre que mató a Liberty Valance’, de John Ford, de los clásicos. Pero en los últimos cuarenta años hay películas de Woody Allen, de Tim Burton, de David Lynch, de Paul Thomas Anderson, que me encantan. 

¿Cómo ves el panorama audiovisual aragonés?

Está viviendo un momento completamente excepcional, como nunca lo ha vivido en su historia. Aragón ha dado a ilustres como Segundo de Chomón, Florián Rey, Luis Buñuel, Saura, Forqué, y en los años 60 y 70 muchos de ellos coincidieron haciendo cine y fue muy brillante, porque también estaba Antón García Abril como músico, Paco Martínez Soria como uno de los actores más populares de España. Pero si nos ceñimos al siglo XXI, el momento que estamos viviendo ahora, desde hace unos años, es muy alentador, muy brillante, con talentos desde que Miguel Ángel Lamata en 2004 estrenó ‘Una de zombis’, hasta ‘La maternal’, de Pilar Palomero, y el documental sobre Labordeta, de Gaizka Urresti y Paula Labordeta. Ha habido una acumulación de gente nacida en Aragón, algunos de ellos siguen trabajando en Aragón, profesionales de todo tipo, directores, intérpretes, técnicos, que me parecen de primera categoría y esto solo es el comienzo, nos van a seguir dando muchas alegrías en los próximos años y solo podemos felicitarnos y tratar de incentivar y de alentar ese periodo de esplendor.

¿Cómo puede hacerse?

Ofreciendo infraestructuras y apoyos. Infraestructuras como platós, estudios, también educación, potenciar la formación audiovisual, ayudas del Gobierno de Aragón a través de la Corporación Aragonesa de Radio y Televisión, las Film Commission que también hacen una labor extraordinaria. Una combinación de estímulos públicos, privados, de infraestructura, de formación, potenciar el territorio como tierra de rodajes, que es algo que se está haciendo, Aragón es una tierra privilegiada para acoger rodajes de todo tipo porque tiene escenarios de todo tipo.

«Estoy escribiendo un libro sobre el director de cine Antonio del Amo. Su vida es como un espejo del cine español y de la España de su tiempo, desde la Guerra Civil a la Transición«

¿Qué es el cine para Luis Alegre?

Es un arte y una fábrica de emociones provocadas de una manera completamente original, a través de la imagen y del sonido, y que me ha dado algunas de las mayores satisfacciones de mi vida y me ha hecho mejor persona.

Se bromea muchas veces con la cantidad de amigos que tienes en el mundo del cine, pero ¿cuántos amigos tienes, los has contado alguna vez?

No, ¡ni pienso! (ríe) Pero cuando hablo de las satisfacciones del mundo del cine incluyo también la cantidad de gente a la que he conocido gracias al mundo del cine

¿En qué trabajo podremos encontrarte próximamente?

Ahora estoy escribiendo un libro sobre un director de cine muy desconocido, español, que se llama Antonio del Amo, que empezó a hacer cine nada más estallar la Guerra Civil, empezó a hacer documentales al servicio del bando republicano y su última película la estrenó el año que murió Franco. Su carrera coincide casi exactamente con el franquismo y tiene una vida de lo más apasionante. Es el abuelo de Rodrigo Sorogoyen, aunque apenas tuvo relación con él porque murió cuando Rodrigo tenía nueve años, lo conoció muy poco, pero su vida es muy apasionante porque en ella se cuela la España de la Guerra Civil, de la posguerra, de la dictadura, de la transición y es como un espejo del cine español y de la España de su tiempo, con detalles extraordinarios. Tardaré un par de años en publicarlo, porque ahora estoy en proceso de investigación.

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Aragoneses de Goya

Aragoneses de Goya

Tiempo de lectura: 8 minutos

Si Francisco de Goya pudiera conceder los premios Goya, ¿a quiénes se los entregaría? Nuestro pintor más universal seguro que estaría muy satisfecho con los aragoneses reconocidos con el ‘cabezón’ en la última gala de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, celebrada en Sevilla. 

Habría flipado con ‘As bestas’ (¡como todos!), aunque él algo ya predijo hace dos siglos al pintar ‘Duelo a garrotazos’, que bien podría haber inspirado algunas escenas a la zaragozana Isabel Peña a la hora de escribir esta historia a cuatro manos junto a Rodrigo Sorogoyen, director de la peli. Y nos imaginamos a la oscense Yasmina Praderas, junto a sus compañeros, trabajando en la Quinta del Sordo, rodeada de las Pinturas Negras, para empaparse del ambiente de buen rollo necesario para trabajar en el sonido de esta misma cinta. A tope de tensión. 

Goya habría hecho muy buenas migas con Labordeta, y con los creadores de su documental, Paula Labordeta y Gaizka Urresti, porque alguien que trabajó en la Corte seguro que tuvo tentaciones muchas veces de mandar a los nobles “a la mierda”. Y hubiera formado una dupla galáctica con Carlos Saura. ¡Imaginad qué peliculones podrían haber salido de unir tanto talento! Y de combinar a las dos estrellas errantes con el polifacético cantautor, escritor y político. Nos quedamos locas solo de pensar en las posibilidades…

Por eso pensamos que el maestro estaría más que feliz de ver su nombre unido al de estos creadores y orgulloso del talento aragonés que brilló de nuevo en los Goya, en una gala de tres horas y veinte minutos de duración dedicada a la memoria de Carlos Saura, fallecido el pasado viernes 10 de febrero.

Isabel Peña sujeta el Goya con firmeza tras ganar el premio por su guion de ‘As bestas’ (Foto: Ana Belén Fernández. Cortesía de la Academia de Cine)

‘As bestas’ fue la gran triunfadora de la noche, con nueve galardones, entre ellos los de dos aragonesas muy cracks, Isabel Peña y Yasmina Praderas. Isabel ha conseguido su segundo Goya por el guion original de este filme, escrito junto a Rodrigo Sorogoyen, y que ha recibido “con muchísima alegría, sobre todo por lo que significa para mi película”. 

Aunque ganar premios siempre está muy bien, “la respuesta del público es el premio real, y si es una frase hecha no me importa, porque es totalmente cierto”, asegura a Secuenciadas. Este thriller rural a lo gallego reina en las salas desde su estreno en noviembre: “lo más importante es que la película haya llegado al público, que de alguna forma ‘As bestas’ pueda revitalizar un poco la taquilla española, que quizá gente que llevaba tiempo sin ir al cine haya ido a verla” y piense en seguir disfrutando del cine español. También ha conquistado a la crítica, que “nos ha tratado muy bien desde el principio”.  

EL PROCESO

Isabel Peña conoció la historia real en la que se basa la película a través de una noticia de prensa en 2015. “Me fascinó todo lo que se contaba y lo que no se contaba en esa noticia”, recuerda. Y más allá de esos elementos de thriller rural “que estaban ahí como latiendo”, lo que impresionó a Isabel y, después, a Rodrigo fue la historia de Margo Pool, “que continuaba en esa aldea cada vez más vacía, conviviendo con los, quizá, asesinos de su marido, porque aún no estaba demostrado” en ese momento. “Supimos que ahí había un personajazo”, rememora. 

¿Y cómo se escribe a cuatro manos? Pues con el nivel pro que ya tienen Rodrigo e Isabel después de tantos guiones juntos, el proceso funciona de maravilla. Es un trabajo “que nos gusta y nos divierte mucho, en el que compartimos todo desde el principio, hablamos mucho durante meses, nos documentamos, investigamos, viajamos a Galicia e intentamos conocer todo sobre los temas de los que queremos hablar y sobre los personajes de los que estamos hablando”. También hablan sobre la estructura, aunque con ‘As bestas’ “llegó muy rápido, supimos que queríamos contarla así, con los dos puntos de vista”. 

Y después de esos meses “donde se habla mucho y se escribe poco”, llega la hora de escribir. Estructuran la película secuencia por secuencia en una pizarra y dividen el guion para que cada uno escriba el 50 por ciento. “Cuando hemos acabado de escribir nuestra mitad, nos las cambiamos, tomamos muchas notas y cada uno se queda con la mitad del otro para ejecutar esos cambios que hemos pactado y así versión tras versión hasta que llega la hora del rodaje y seguimos escribiendo durante el rodaje, seguimos buscando cómo mejorar, cómo simplificar y cómo conseguir que haya cada vez más verdad en nuestro guion”. 

Pagaríamos por ver todo el proceso que los ha llevado a triunfar en los Goya, en cuya gala Isabel tuvo unas palabras de cariño para la familia de Saura, de quien dijo que “seguiremos viendo sus películas y aprendiendo de ellas una y otra vez”; así como agradeció a Margo Pool porque, “en momentos de tanta crispación e intolerancia, la lección que nos has enseñado es que hay que vivir y se debe vivir sin odio”. 

Aitor Berenguer, Yasmina Praderas y Fabiola Ordoyo, felices con sus tres ‘cabezones’ (Foto: Ana Belén Fernández. Cortesía de la Academia de Cine)

MEJOR SONIDO

Aitor Berenguer, Fabiola Ordoyo y Yasmina Praderas se hicieron con el Goya a mejor sonido por ‘As bestas’, un premio que la oscense recibe “con mucha emoción e ilusión”. “Fue bonito porque por suerte ‘As bestas’ había sido nominada en muchas especialidades y nos pudimos juntar mucha gente del equipo para poder celebrar y compartir la ilusión por el hecho de estar nominados, que ya es mucho, y fue una noche inolvidable”. 

Para Praderas era su segunda nominación a los Goya, ya que en 2020 compitió por la estatuilla a mejor sonido con la película ‘Quien a hierro mata’, de Paco Plaza.  Al escuchar su nombre en Sevilla “no me lo creí, pensé que no era posible, porque el resto de los compañeros que estaban nominados tenían unos proyectos bastante potentes y la verdad es que, hasta que no se dijo el nombre, no sabía que podía pasar”, reconoce a Secuenciadas. 

Dedicó su ‘cabezón” a su compañero de trabajo Marc Orts, dado que “empecé con él, fui ayudante de mezclas suya, es un hombre que tiene una trayectoria excelente y que es un gran profesional, y él me ha apoyado siempre, me ha dado alas para seguir”. También tuvo palabras de agradecimiento para su familia y amigas de Huesca. De momento, el Goya está en su puesto de trabajo y pronto viajará a la capital mundial (Huesqueta de nuestros amores) para que Yasmina celebre junto a su familia y amigos este reconocimiento.

Gaizka Urresti y Paula Labordeta pletóricos con su Goya. (Foto: Ana Belén Fernández. Cortesía de la Academia de Cine)

‘LABORDETA, UN HOMBRE SIN MÁS’

En la categoría de mejor documental nos llevamos una enorme alegría, dado que ganó ‘Labordeta, un hombre sin más’, de Paula Labordeta y Gaizka Urresti. El director, aragonés de adopción, explica a Secuenciadas que vivió la noche “con mucha ilusión”, porque desde el estreno de la peli su objetivo era llegar ahí, pero “es cierto que era muy difícil este año, con la presencia de cinco documentales y dos de ellos dirigidos por dos de los mejores directores de este país, Isabel Coixet y León de Aranoa, pero se había creado una corriente favorable a nuestra película, porque emociona y por el personaje que retrata”. 

Aunque el empeño “era complicado”, porque “cualquiera de las cinco era digna vencedora”. Recibirlo fue “una explosión de alegría, porque es un proyecto que nos ha costado mucho tiempo levantarlo, se ha levantado al cien por cien con dinero aragonés, una parte pública y otra privada, de mi productora, y no ha sido un camino fácil” porque algunas instituciones dijeron que no, las televisiones nacionales no mostraron interés. “El proceso de financiación costó muchísimo, pero no dejamos de creer, pensamos que merecía la pena contar esta historia desde Aragón al mundo y ahí está el fruto, los premios Forqué y Goya que son los mejores premios del país, y la segunda película más taquillera, con 30.000 espectadores, y con el público que se emociona, que corea el ‘Canto a la libertad’ y que aplaude al final de las proyecciones”, algo que nos ocurrió a nosotras cuando pudimos disfrutar del documental en las salas.  

Por su parte, Paula Labordeta aseguró en la gala que dirigir esta película “ha sido una delicia, un viaje increíble” y dedicó el premio a la gente que quiere, a su padre, y a la Academia “que esta noche ha hecho a mucha gente feliz, entre ellos a mi madre, Juana de Grandes que, aunque ella no lo sepa, es la puñetera estrella del rock and roll”.

Carmen Maura presenta el momento más importante de la noche. (Foto: Alberto Ortega. Cortesía de la Academia de Cine)

UNA ESTRELLA ERRANTE  

Si hubo un protagonista de la gala, fue el cineasta oscense Carlos Saura. La ceremonia comenzó al ritmo de ‘Cantares’, con la voz de Manuel Carrasco, para dejar paso al emotivo homenaje al Goya de Honor 2023. La actriz Carmen Maura explicó emocionada que en la película ‘¡Ay, Carmela!’ encontró a un Saura “muy inesperado”, porque imaginaban a un hombre serio y “fue una sorpresa maravillosa encontrarse con una persona tierna, cariñosa, comprensiva, que nos dejó libres y que era gracioso. Él no tenía ni idea de la marca que me había dejado como actriz para siempre”, apuntó. 

En el escenario, y tras dos minutos de aplausos, Ana Saura señaló que su padre se había ido “trabajando hasta el último minuto, enseñándonos que hay que vivir apasionadamente, que la imaginación no tiene límites, que hay que dedicarse a lo que a uno le gusta y que la cultura es lo más importante, que tenemos que potenciarla porque es nuestro legado y futuro”. Su hermano Antonio tuvo un bonito recuerdo para las cuatro mujeres que marcaron la vida de su padre: Adela Medrano, madre de Antonio; Geraldine Chaplin; Mercedes Pérez y, desde hace treinta años, Eulalia Ramón. 

La actriz leyó una nota escrita por Saura, en la que el cineasta dio las gracias a su cuidadora, Elsa, al personal sanitario del Hospital General de Villalba, del centro de atención primaria y al equipo de paliativos domiciliarios de este municipio. “La sanidad pública se merece que la cuiden tal y como el personal público nos cuida a nosotros”, defendió Eulalia Ramón. 

“A mis 91 años recién cumplidos no podría haber tenido mayor satisfacción que recibir por parte de la Academia el Goya de Honor”, dejó escrito el cineasta, para afirmar que, en su vida, había sido “muy afortunado, rodando más de 50 películas”. “He traspasado los límites que me proponía de joven, he tenido seis hijos y una hija, una docena de nietos y una bisnieta, me considero una persona afortunada”, expresó, dando las gracias también a quienes han colaborado en sus películas, especialmente a sus actores y actrices favoritos.  

“Estaré feliz si el cine que he hecho ha sumado algo de inspiración a la brillante generación de directores de hoy. Me veo reflejado como una estrella errante en la inmensidad del cosmos; siempre dije que la imaginación es más rápida que la velocidad de la luz”. Te recordaremos mirando al cielo y aprendiendo con tus películas, maestro. 

RECUERDO A VILLARONGA 

Los Goya contaron también con otros ilustres aragoneses, como la directora Pilar Palomero, nominada por su película ‘La maternal’; los cracks de Entropy Studio, nominados a mejores efectos especiales por ‘13 exorcismos’; la también cineasta Paula Ortiz, que presentó el premio a mejor guion original que entregó a la zaragozana Isabel Peña; y el gran Fernando Esteso, que presentó a su vez a los nominados a mejor corto documental. 

Esteso recordó, además de a Carlos Saura, al director Agustí Villaronga, fallecido el pasado mes de enero, “un gran director y amigo”. “He tenido la oportunidad de trabajar bajo sus órdenes, un gran director de actores y con un sentido del humor increíble”, aseguró. “Solo espero que tanto Carlos como Agustí, que estarán ya escribiendo el guion de su próxima película, tengan un recuerdo para mí, porque más temprano que tarde nos volveremos a encontrar”, dijo emocionado y emocionándonos a todos, aunque esperamos que ese reencuentro tarde en producirse, Fernando.   

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Zaragoza, una ciudad Almodóvar y Feroz

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Zaragoza se vistió anoche de gala para celebrar, por segundo año consecutivo, la ceremonia de entrega de los Premios Feroz. Unos reconocimientos que concede desde hace diez años la Asociación de Informadores Cinematográficos de España, que ha caído in love de nuestra ciudad, algo que entendemos y compartimos, y que festejó por todo lo alto este sábado, en el Auditorio de la capital aragonesa, lo mejor del cine español. Y entre lo mejor de lo mejor, el gran Pedro Almodóvar como Feroz de Honor 2023 y una aragonesa que brilló con luz propia, Marta Longás, que se alzó con el premio a mejor tráiler por el tráiler final de la película ‘Cerdita’. ¡Qué emoción! 

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¡Olé esa maña! Marta Longás alza el Feroz y se anima a bailar una jota

Con una puntualidad británica, y después de dos horas largas de alfombra roja, a las diez de la noche la cómica Paula Púa inició la gala, y Zaragoza le debe traer suerte porque también el año pasado ofició de maestra de ceremonias en este mismo lugar. Con mucho humor observó que últimamente está de moda lo rural en el mundo del cine. “La España vaciada ya no existe, ahora es la España petada de rodajes y hay una cabra que tiene repre”, bromeó. 

Púa dio paso a los primeros premiados de la noche, los actores de reparto de una película, dos feroces que fueron para Luis Zahera (te amamos desde el Pertur de ‘Sin tetas no hay paraíso’ y más allá) por su papel en ‘As bestas’ y para Susi Sánchez por ‘Cinco lobitos’. Zahera observó que su personaje en esta película es “bastante feroz”, así que el reconocimiento estaba bien justificado, y agradeció al director de la cinta, Rodrigo Sorogoyen, participar en este proyecto: ”siempre quise grabar un western y finalmente lo conseguí”. 

Por su parte, Susi Sánchez agradeció el premio a los informadores y también a su directora Alauda Ruiz de Azúa por escribir a su personaje y darles “todas las herramientas y la confianza suficiente para entregarnos en el rodaje”. También elogió al equipo de lobitos de la peli y tuvo unas palabras de recuerdo para su maestro y director, “un hombre muy creativo que ha dejado un legado a toda una generación, Agustí Villaronga”, recientemente fallecido. 

Susi Sánchez se parte la caja con su Feroz en mano

CINE CON NOMBRE DE MUJER 

Con la emoción en todo lo alto, la actriz Bárbara Santa-Cruz recordó que es un año histórico, porque en los Premios Feroz “por primera vez hay cuatro mujeres nominadas a mejor dirección”, Pilar Palomero (‘La maternal’), Carlota Pereda (‘Cerdita’), Alauda Ruiz de Azúa (‘Cinco lobitos’) y Carla Simón (‘Alcarrás’), algo que “no ha pasado ni en los Oscars”, todas ellas acompañadas por Rodrigo Sorogoyen en la nominación. 

En una entrega de premios algunos los ansían, otros los esperan, y hay quienes se dan un sorpresón al recibirlos. Este fue el caso de Eduardo Casanova, Feroz Arrebato de Ficción por ‘La Piedad’ y de Juan Diego Botto, Feroz a mejor actor protagonista de una serie por ‘No me gusta conducir’. Casanova, visiblemente nervioso y emocionado, dedicó un beso “a toda la humanidad”; mientras que Botto consideró que el jurado se había equivocado en esta ocasión, elogiando así el trabajo de sus compañeros nominados en su categoría. El actor destacó que ha sido un año espectacular para el audiovisual español y deseó que esta tendencia se consolide con el apoyo de las instituciones, para que “tengamos una industria cinematográfica a la altura del talento que tenemos”. 

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Juan Diego Botto da el aprobado a esta gala celebrada la ciudad de Zaragoza

Bob Pop se atrevió a hablar de la precariedad laboral del sector de la prensa cinematográfica, “los riders del audiovisual”, mientras que Silvia Abril se adentró entre las mesas de invitados para regalarnos momentos delirantes en estos Premios Feroz. A Luis Zahera lo elogió por hacer de “chungo” en sus pelis e ironizó con que la Xunta de Galicia “está súper contenta con la imagen que estás dando de la hospitalidad gallega en ‘As bestas’”. Para que se conozca su lado tierno, le instó a hacer un corazón con las manos y a decir frases de Mr. Wonderful. 

En su “putivuelta” acabó hablando con Pedrooooooo y la pudimos ver haciendo contactos para ser chica Almodóvar, antes de entregarle el premio a Mejor tráiler a la aragonesa Marta Longás, que agradeció el reconocimiento a los Feroz, al equipo de ‘Cerdita’, a sus amigas y familiares. 

En su discurso en la gala, la presidenta de la Asociación de Informadores Cinematográficos de España (AICE), María Guerra, pidió a la “Pilarica” que la iluminara en sus palabras. Y recordó que los Premios Feroz nacieron hace diez años por iniciativa de esta asociación, que integra a 250 periodistas, para aportar una mirada crítica y “quinqui”. Agradeció a los creadores, especialmente a las mujeres, que están rodando historias “de personas y de mujeres de edades y cuerpos no normativos, con todas las consecuencias” y resaltó el poder transformador de las películas y series, antes de dar las gracias a los patrocinadores del evento, entre ellos el Ayuntamiento de Zaragoza. “Los maños son unos cinéfilos brutales”, dijo, para terminar brindando por el Feroz de Honor, Pedro Almodóvar, por Zaragoza y la Virgen del Pilar. 

QUEREMOS SER CHICAS ALMODÓVAR

Seguro que no sorprendemos a nadie si decimos que nos encantaría formar parte del universo Almodóvar, un genio del cine del que contaron anécdotas y vivencias las actrices Rossy de Palma, Bibiana Fernández, Julieta Serrano, Leonor Watling, Aitana Sánchez-Gijón y Milena Smit. Junto a ellas subió al escenario el cineasta, roto de emoción después de haber visto a su madre en el vídeo de homenaje de los premios. 

Almodóvar agradeció a Zaragoza cómo se ha volcado con los Feroz y con la masterclass que ofreció el pasado viernes en el Auditorio. “No recuerdo una audiencia tan cálida como la de anoche (por el viernes), dos mil almas pendientes de cada palabra que decía”, afirmó impresionado. Aseguró que su vida y su filmografía han estado marcadas por acontecimientos como tener una madre manchega, que ha inspirado e impregnado todas las películas que ha hecho; el hecho de ser forastero en Madrid, que desde 1969, cuando llegó, considera su casa; sus relaciones personales o el inevitable paso del tiempo. 

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Pedro Almodóvar nos brinda su premio Feroz con su traje en color croma key

“El cine ha fagocitado mi vida por entero, como espectador y director; los rodajes me quitan todos los dolores y me he hecho adicto a la adrenalina que me provocan”, subrayó, reconociendo que sus sueños de juventud “eran mucho más modestos que todo lo que he tenido la suerte de vivir en estos 50 años”. Dedicó el premio a la sanidad pública y a los sanitarios, a las personas que “lucharon por proteger nuestras vidas en la pandemia exponiendo la suya propia” y cuya situación de precariedad “pone al sistema de salud al borde del colapso”. 

ENAMORADO DE LA ESTACIÓN

“¿De qué podemos hablar que no se haya hablado hasta ahora”, se preguntó el director Nacho Vigalondo después de escuchar a Almodóvar. Él lo tenía claro porque es un gran fan de la estación de tren de Delicias de Zaragoza, de la que dijo que “creo que aún es más grande que el año pasado”. “Es tan grande que si estás en ella y cuentas un cotilleo y pasa de boca en boca, para cuando alcanza el exterior ya no es un cotilleo, es folclore”, afirmó provocando las risas de todos los presentes. 

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Juan Aguirre y Eva Amaral leyendo la lista de invitados a la gala

Y el dúo zaragozano Amaral dio paso a los últimos Premios Feroz de la noche, a mejor dirección (para Carla Simón por ‘Alcarrás’), mejor película de comedia (‘Competencia oficial’) y mejor película dramática (‘As bestas’). Carla Simón compartió con el público el “increíble” viaje que fue rodar ‘Alcarrás’, aunque admitió que también “fue muy difícil escribirla y dirigirla, pero valió mucho la pena”. Rodrigo Sorogoyen, que subió al escenario junto a los productores de ‘As bestas’, dedicó el galardón a Isabel Peña, con quien escribe guiones increíbles como si fuera lo más sencillo del universo, a Marina Foïs, “que es una gran actriz”, y a Margó Pool “que nos ha enseñado a vivir sin odio”.

Sin odio y con todo el buen rollo, deseamos una larga vida a los Premios Feroz y que regresen siempre a Zaragoza. Aunque, como Vigalondo sabe bien, de Zaragoza nunca se sale, ¡porque os quedaréis atrapados en su estación de tren!

PALMARÉS

‘As bestas’, de Rodrigo Sorogoyen – Tres premios ⭐⭐⭐

Mejor película dramática

Mejor actor de reparto en una película a Luis Zahera

Mejor música original a Olivier Arson

‘Cinco lobitos’, de Alauda Ruiz de Azúa – Tres premios ⭐⭐⭐

Mejor guion de una película a Alauda Ruiz de Azúa

Mejor actriz protagonista de una película a Laia Costa

Mejor actriz de reparto de una película a Susi Sánchez

‘La ruta’, de Borja Soler, Carlos Marqués-Marcet y Belén Funtes – Tres premios ⭐⭐⭐

Mejor serie dramática

Mejor guion de una serie

Mejor actriz protagonista de una serie a Claudia Salas

‘No me gusta conducir’, de Borja Cobeaga – Tres premios ⭐⭐⭐

Mejor serie de comedia

Mejor actor protagonista de una serie a Juan Diego Botto

Mejor actor de reparto de una serie a David Lorente

‘Mantícora’, de Carlos Vermut – Dos premios ⭐⭐

Mejor actor protagonista en una película a Nacho Sánchez

Mejor cartel a Carlos Vermut

‘Alcarrás’, de Carla Simón – Un premio ⭐

Mejor dirección a Carla Simón

‘Competencia oficial’, de Gastón Duprat y Mariano Cohn – Un premio ⭐

Mejor película de comedia 

‘Cerdita’, de Carlota Pereda – Un premio ⭐

Mejor tráiler a Marta Longás 

‘Intimidad’, de Laura Sarmiento y Verónica Fernández – Un premio ⭐

Mejor actriz de reparto en una serie a Patricia López Arnaiz 

‘La piedad’, de Eduardo Casanova – Un premio ⭐

Arrebato de Ficción 

‘La visita y un jardín secreto‘, de Irene M. Borrego – Un premio ⭐

Arrebato de no ficción 

Feroz de Honor 

Pedro Almodóvar 

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“Cuando hay proyectos en Aragón vengo con el doble de ganas porque es hacer lo que me gusta y en casa”

“Cuando hay proyectos en Aragón vengo con el doble de ganas porque es hacer lo que me gusta y en casa”

Tiempo de lectura: 13 minutos
Rubén Martinéz, actor guapo, actor aragonés, cine aragonés, cine español, personajes élite, élite, padre esther expósito élite

El actor zaragozano Rubén Martínez estaba destinado a ser una estrella, aunque de pequeño se resistiera a interpretar ese papel en una función navideña de la escuela (sííí, luego os explicamos). El interprete dejó su trabajo como profesor para apostar por la actuación y afirma que, en este tiempo, ha sido como una hormiguita, un incansable trabajador que ha logrado crecer en su carrera

‘Élite’, ‘Antidisturbios’, ‘El último show’, ‘Planeta 5000’, ‘Nosotros’, ‘Grupo 2: Homicidios’. Su nombre forma parte de un sinfín de obras en televisión, teatro y cine. Firme defensor de sus personajes y de dar lo mejor de sí mismo en cada papel, es también coach de actores. Amable, paciente y divertido (es un amor, eso es así), nos transmite su pasión por la profesión mientras paseamos junto a la ribera del Ebro, y convertimos nuestra charla en esta entrevista sobre su vocación como actor y su trayectoria profesional. 

¿Cómo surgió tu vocación, ya de pequeño querías ser actor?

Surge de cuando iba al cine, cuando hacía teatro en el colegio, el típico festival de Navidad, y veía que era algo que me gustaba, me lo pasaba bien, me despertaba curiosidad, y de alguna manera siempre que había oportunidad me apuntaba. 

Recuerdo en el colegio que, en el festival de Navidad, me tocó hacer de pastorcillo 3. Mi madre me preguntó si en la función hablaría y cuando fui al reparto de personajes, como era rubito, me dijeron que iba a ser la estrella. Yo me imaginaba que iba a estar toda la función de medio lado encima del portal y decía: “¿pero la estrella habla?” y me decían “no, la estrella no habla, pero es la protagonista”. Entonces les dije que no quería ser la estrella y las monitoras flipaban porque la estrella de Belén es a quien todos buscaban, pero yo pensaba “si no habla, no quiero” y pensaba en la bronca que me echaría mi madre si venía a verme y se quedaba en los ensayos y luego no abría la boca en la función. 

Me ofrecieron ser pastorcillo y me acuerdo que me dieron un papelito mecanografiado y mi texto era: ‘queremos que nos ayudes a buscar la estrella’. Nos dijeron que teníamos que hablar claro y alto para que nos entendiera el público en el salón de actos. 

Llegó el día de la función, me tocaba salir y, milagrosamente, había un micrófono aquel día; yo me quedé con que había que hablar alto y claro y dije: “¡¡QUEREMOS QUE NOS AYUDES A BUSCAR LA ESTRELLA!!” (gritando). Creo que mi madre debió de pensar: “para qué le diría yo que hablara”. Reventé el tímpano de todos los asistentes y me quedé a gusto pensando que se me había oído. Y vaya si se me oyó (ríe). 

Eras profesor, pero ¿cuándo decides dar ese cambio, irte a Madrid y apostar por la actuación?

Me había dedicado a nadar, una actividad que requiere mucho tiempo y dedicación, y cuando me retiro de nadar tengo tiempo y digo, ahora voy a ser actor. Empecé en un grupo de teatro universitario que se llamaba ACME Teatro, que lo dirigía María Ángeles Pueo, actual directora de Teatro Che y Moche. 

Acabé magisterio de educación física, era también entrenador de natación y durante un momento compaginaba el trabajo de educación física con el teatro, de una manera amateur, pero veía que me servía para jugar, para divertirme, para evadirme y seguir aprendiendo. 

En clase tenía que poner yo las actividades, corregir, pero en el teatro era abandonarte y decir qué hay que hacer. Me lo pasaba bien, disfrutaba y llegó un momento que sentía que quería profundizar más en la interpretación y me dije “date la oportunidad” porque veía que pasaba el último tren y era “o coge y súbete o lo pierdes”. Decidí correr y hasta el día de hoy; me fui para un año a Madrid y van a ser ya veinte años. 

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«He sido una hormiguita que ha ido subiendo escalones; sentía que iba siempre en camino ascendente, que cada trabajo sumaba y aportaba»

En Madrid seguiste formándote 

Allí estuve en la escuela de interpretación de Antonio Malonda, en Bululu2120, y luego he complementado mi formación con cursos, con canto, con danza, y también aprendes mucho trabajando. 

¿Cuándo comienzas a trabajar como profesional?

En teatro empecé haciendo alguna cosa aquí en Zaragoza y como de alguna manera en ese momento yo me estaba ganando la vida con otro trabajo, no era mi prioridad. Para mí, la mayor de las recompensas era actuar, aunque luego llega un momento en que dices “esta es mi apuesta profesional”, pero al principio no lo consideraba ni trabajo, era un placer pagado, una maravilla. 

¿Qué recuerdas de aquella etapa?

La historia era que era llegar a Madrid y comenzar a construir desde un solar enorme, porque no conoces a nadie, nadie te conoce, no sabes por dónde empezar. Y ahora echo la vista atrás y pienso en todo lo que he conseguido, sin pegar un petardazo, ni hacer una carrera explosiva, pero en veinte años he sido una hormiguita que ha ido subiendo escalones, que ha ido consiguiendo logros pequeños, pero firmes; sentía que iba siempre en camino ascendente, que cada trabajo sumaba y aportaba y que de un trabajo salía otro. 

Y ahora soy consciente y me pregunto: “¿a día de hoy tendrías fuerza para empezar algo así como en aquel momento?” y piensas “no lo se”. Pero no me ha parecido que haya sido costoso ni duro, echo la vista atrás y me fui con nada, sin conocer a nadie ni tener ningún contacto y no me puedo quejar porque no he parado de trabajar en teatro, cine, televisión, ahora también como coach. Qué suerte, qué afortunado soy que sigo aprendiendo y sigo creciendo y estoy muy contento. 

Si no fueras actor, ¿qué serías ahora? 

Seguramente seguiría siendo profesor. 

¿Te lo has planteado alguna vez?

Estaba en un colegio dando clases y en una piscina, y si tuviera que volver a la enseñanza creo que lo llevaría bien porque me gusta. Pero después de haber estado veinte años como actor y dedicado también a la enseñanza, pero más enfocada en el tema de la interpretación, después de probarlo sería como más duro. Pero no me importaría volver, me encanta, prefiero ser actor, pero si tuviera que volver no sería una tortura. 

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«‘Grupo 2: Homicidios’ fue un master en el audiovisual, aprendimos mucho y tengo un buen recuerdo»

¿Cuál crees que fue el proyecto que te dio esa oportunidad en el mundo del audiovisual? 

He ido sumando pequeños trabajos, cortometrajes, en televisión, pero ‘Grupo 2: Homicidios’ fue como el master que hice de audiovisual, porque poder estar siete capítulos coprotagonizando con Jorge Usón, y aprendiendo mucho de Jorge, haciéndote con la parte externa de la interpretación en el audiovisual, que hay que tener en cuenta cámaras, focos, marcas, y fue tan intensivo y tan gratificante. 

Aprendimos mucho y fue de una manera divertida, relajada y tengo un buen recuerdo. Ese fue un máster y siento que en los trabajos que he hecho después esa experiencia está ahí. Me pesa a favor, es una mochila cargada de buenas herramientas. 

Te hemos visto en cine, en televisión y en teatro, ¿qué te aporta cada uno? 

Me encantan los tres medios, tienen sus matices. El teatro es la magia del directo, el riesgo, la adrenalina del pase lo que pase hay que seguir y esto ni se tiene que notar ni se puede parar y es maravilloso, además del contacto con el público, porque hay un diálogo evidente, aunque no hables directamente con el público, lo sientes, lo percibes y compartes la función con ellos. 

Eso en audiovisual no lo puedes sentir, en el teatro sí, y es mágico y precioso. En audiovisual, la tele requiere de una inmediatez y un tiempo y eso también te permite ser ágil y tienes el reto de hacer creíble algo que no es nada creíble.

El cine te permite construir de una manera más profunda, que los personajes tengan capas, darle más tiempo al proceso de creación del personaje, al trabajo con el director. Es el que menos tengo trabajado como actor a día de hoy, pero cuando me ha tocado hacer algo me ha gustado mucho. 

¿Cómo construyes tus personajes? 

Me gusta mucho investigar los entornos. En ‘Grupo 2’ tuve la suerte de poder tomar un café cada capítulo con el personaje real que interpretaba, y eso era maravilloso. Otras veces desde lo corporal, ves personajes que tienen una actitud, o el vestuario ayuda mucho y te coloca. Aprovechar los elementos de caracterización, vestuario, peluquería, maquillaje, arte. Porque de repente arte te pone un vestidor lleno de relojes y de trajes y ya no tienes que apretar en la interpretación porque lo cuenta el entorno. 

Observando mucho, en la calle hay unos personajes maravillosos. Me encanta observar porque sacas cosas y matices de personajes y te los quedas. A veces también me gusta hacer un homenaje a personas de mi entorno a través de un personaje. Por ejemplo, mi trabajo de fin de carrera en la escuela, que era ‘El enfermo imaginario’ y yo interpretaba a Argan, era un homenaje a mi abuela Emiliana, que era la mejor enferma imaginaria que te podías encontrar, porque siempre estaba mala y se iba a morir, y se murió a los cien años. 

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«Construyo a los personajes para que no haya un juicio desde el actor, que sea el espectador el que los etiquete o valore»

¿Recuerdas algún personaje especialmente? 

Cuando me confirmaron el personaje de ‘Élite’ le dije a mi madre: “mamá, voy a tener una vida que nunca he tenido y nunca tendré”. De repente era decir qué guay jugar a ser rico, que es algo que yo no busco porque no creo que la riqueza me vaya a dar la felicidad, pero jugar a ser rico, a tener poder y ser malo, poderte permitir tener licencia para hacer maldad. Además, me encanta no juzgar a los personajes, sino defenderlos a tope, y para mí Teo en ‘Élite’ no es malo. Se por qué hace las cosas, y construyo para que no haya un juicio desde el actor, que sea el espectador el que le de una etiqueta o lo valore, pero personaje que haga siempre lo voy a defender a muerte y le voy a dar dignidad. 

Me gustó mucho ponerme en el lugar de Teo porque era divertido. Y también me está ayudando en mi carrera, para posicionarte en la profesión, como una referencia, que no eres ni mejor ni peor actor, pero de cara al escaparate estar en una serie que ha sido de las más vistas a nivel mundial en su estreno, un productor que no te conoce ya te coloca en un sitio que le das confianza. Sin ser ni mejor ni peor actor que antes, pero te ayuda de cara a la profesión. 

¿Cómo es el trabajo en una serie como ‘Élite’?

Pues está muy cuidado en todos los aspectos, a nivel de foto, vestuario, arte, peluquería, maquillaje, guion, y sientes que estás muy protegido, trabajas de manera muy relajada, trabajas con varios directores, entre todos vas sumando cosas y construyendo el personaje y ha sido una experiencia muy agradable. 

Tuve la suerte en la primera temporada de trabajar con Ramón Salazar, que es un excelente director de actores, y el primer día en el set de rodaje estábamos la familia y dijo una frase que me ayudó a colocar al personaje: “me encanta esta familia porque sois perfectos por fuera y estáis podridos por dentro”, y con eso ya sabía que es todo fachada, apariencia y aunque por dentro sienta que hay cosas que huelen mal, no tienen que salir, no se tienen que notar. Los buenos directores con poquitas palabras te abren un mundo como actor y te dirigen. Ha sido un gustazo poder trabajar con muchos directores en ‘Élite’ y con Ramón empezar a construir a Teo. 

Es muy importante la dirección de actores

Muy importante. Un buen director puede salvar a un mal actor y un buen actor puede salvar una mala dirección. Cuando esas dos cosas son buenas, la magia se da y el resultado es evidente. Cuando a un director le encanta trabajar con actores, le encanta escucharlos y crea un clima de confianza en el proyecto. 

En eso recuerdo a Rodrigo Sorogoyen. Yo tenía una secuencia pequeñita en ‘Antidisturbios’, tuvimos un día de ensayo con él y con los compañeros y allí miraba a mi alrededor y pensaba “aquí hay más Goyas que en el Prado”. Rodrigo escucha a los actores, no le importa cambiar el guion, tachar, corregir, poner notas nuevas, cambiar las líneas de orden cuando ve que suma a la historia, a lo que quiere contar. Si el actor le vende la propuesta y él la entiende y cree que aporta, no tiene ningún problema en ajustarla, no va a considerar que es una debilidad del director. Eso sí, una vez trabajado, hablado, dado forma y todos de acuerdo, el día del rodaje no nos ponemos creativos. Y el día del rodaje ya teníamos todos los deberes muy bien hechos, sabíamos lo que quería transmitir y contar, sabíamos cómo teníamos que intervenir, él operaba cámara en mano. Todo el mundo tiene claro lo que tiene que hacer y por qué lo hace y es genial. 

«No entiendo el trabajo del actor como un sufrimiento, tiene que ser siempre como un juego»

Deseas hacer un papel dramático, algo que todavía no hayas hecho, ¿qué te gustaría? 

Me gustaría un personaje que tuviera una referencia en un momento histórico concreto por hacer el trabajo también de documentarme; Edad Media, Guerra Civil, Guerra Mundial. Estos regalos como actor que tienes que hacer tus deberes, documentarte, leer, y que haya una carga emocional interesante, que al personaje le pasen cosas, que haya conflicto, sufrimiento, aunque me encanta la comedia. 

María Ángeles Pueo me dijo que con esta cara no iba a hacer drama en mi vida y ahora lo que no hago es comedia, ¡será posible! (ríe). 

Me apetece hacer como comedia en teatro y en audiovisual algo muy potente, un poco lo que hice en el corto ‘Nosotros’ (dirigido por Silvia Pradas), pero poder disfrutar ese trabajo más tiempo, porque lo rodamos en un fin de semana a tope y fue como muy duro. 

Me gustaría hacer un trabajo con profundidad, con peso, porque además creo que bajaría a los infiernos y lo trataría de hacer de una manera saludable. No entiendo el trabajo del actor como un sufrimiento, tiene que ser siempre como un juego porque si no puede ser muy peligroso, se te puede ir la pinza. 

¿Cuál ha sido tu último trabajo?

El último fue en julio, en ‘Desaparecidos’. Era un personaje pequeño, hacía de sospechoso y tenía dos escenas. Fui dos días, tenía una secuencia cada día y eran dos interrogatorios, pero tuve la suerte de trabajar con una directora maravillosa, Begoña Álvarez Rojas. A veces es muy difícil que en tele se dedique tiempo al actor y ella lo hacía, siempre apoyando, te decía anotaciones para ir afinando la interpretación. Un poco como yo hacía con Miguel Ángel Tirado (Marianico el Corto) en ‘El último show’, donde yo era coach. Cuando ya lo teníamos me acercaba, le decía que ya lo teníamos y que íbamos a por el doble tirabuzón. 

Cuando ves que el actor ya está tranquilo porque está a lo que el director quiere, se puede seguir arriesgando, jugando y por eso disfruté mucho también. El trabajo con el actor Chani Martín (en ‘Desaparecidos’) también fue muy guay y lo rodamos en una hora, pero fue una sensación muy bonita. 

No hay personaje pequeño, a veces vas a una serie y haces dos secuencias, pero las disfrutas y luego luce el trabajo en pantalla. 

¿En qué momento de tu carrera surge tu trabajo como coach de actores?

De una manera natural, en Madrid ayudaba a compañeros a preparar pruebas de casting y me decían que se me daba muy bien, pero no le daba valor. 

Pilar (Palomero) empieza ‘Las Niñas’ y aunque siempre se dice “no trabajes con animales, ni con niños”, pues ella en su primera película como directora novel se mete con un reparto de niñas. Se acordó de mí y me dijo si me gustaría ayudarla con la interpretación de las niñas. Por varios factores: porque yo era profe, había conocido la Zaragoza del año 92, había estudiado en un colegio de curas, donde éramos todo niños, y ella y yo nos conocíamos de hace tiempo. 

Me lo dijo y me pareció fascinante. Estuve de coach y mientras hacía el rodaje de la película hice casting para la serie ‘El último show’, con Alex Rodrigo, que fue muy divertido, me cogieron y vieron que haría falta un coach también y me ofrecieron esa doble función

De una manera natural he ido enlazando lo que mis amigos decían y yo de alguna manera no les creía, parece que era una posibilidad que se está dando. 

¿Cuál es tu método para trabajar como coach? 

Como coach me gusta trabajar siempre con el director, porque mi labor es ser el canal de comunicación entre director y actor. Primero tengo que saber qué quiere el director y después ayudar al actor a conseguir lo que el director necesita. Si como coach trabajo solo con el actor, vamos al set y el director dice que eso no es lo que quiere habría mareado al actor y hecho una propuesta de dirección cuando no es mi película. 

Me gusta trabajar bien con el director y cuando me transmite qué quiere de los personajes, del tono de la interpretación, voy a ayudar al actor a conseguir eso. Es como un acompañamiento del actor, pero teniendo muy claro que no es lo que yo considero como director, sino lo que el director necesita y qué herramientas te doy para conseguir llegar a lo que pide.

Si es naturalidad, si es energía, el estado emocional que necesite el personaje, si tienes problemas para memorizar el texto qué consejos te puedo dar, si tienes problemas porque el texto te canta cómo lo podemos matar de ritmo y darle naturalidad. Darles herramientas que les ayuden.

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¿Cómo ves el panorama audiovisual aragonés? 

Afortunadamente en los últimos años hay un antes y un después aquí en Aragón, creo que se están haciendo las cosas muy bien. Vamos a echar mucho de menos a Jaime Fontán (jefe de producción de Aragón TV), que ha hecho mucho por el audiovisual aragonés, y cada trabajo y éxito de estos años estaba esa firma discreta de Jaime, porque era un hombre de una discreción maravillosa y que siempre estaba dispuesto a escuchar a todo el mundo.

Espero que se siga en esa línea, en apostar por darle cabida a todo el mundo, por apoyar los trabajos y hacer que el talento que hay en la tierra sea mejor, más visible y que sigamos creyendo en lo que tenemos en casa porque es muy grande, tanto a nivel técnico como artístico. 

Los últimos años han sido muy buenos y hay que seguir apostando. Y esto también lo dice la industria, tenemos directoras como Paula Ortiz, Nata Moreno, Pilar Palomero, Elena Cid o Silvia Pradas que están teniendo repercusión con sus trabajos a nivel nacional. En Aragón hay unas directoras estupendas. 

Eres un actor de trayectoria nacional, pero cuando puedes vienes a trabajar a Aragón. ¿Te sientes profeta en tu tierra y sientes ese cariño de los aragoneses? 

Me siento muy querido y es una suerte, me siento privilegiado porque podría haber gente que piensa que reniegas de tu tierra porque te vas, pero no, no es eso. Es seguir aprendiendo, creciendo como actor, pero se de dónde vengo y tengo claro a dónde quiero volver siempre que me necesiten. Cuando la agenda lo permite, cuando hay proyectos interesantes que se hacen aquí en casa yo vengo con el doble de satisfacción y de ganas, porque es hacer algo que te gusta y, encima, en casa.

 

¿Dónde te podremos ver próximamente? 

El mes que viene se estrena ‘Historias para no dormir’ (Amazon Prime Video) y tengo una pequeña participación en el capítulo ‘El asfalto’, que ha dirigido Paula Ortiz. También la segunda temporada de ‘Desaparecidos’ (Amazon Prime Video) irá en breve y en ‘Fuerzas de paz’ (TVE), que es lo último que he hecho en julio. Y hay un proyecto dentro de poco, después de la pandemia vamos retomando el ritmo, y este proyecto para los próximos meses me apetece mucho. 

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