El municipio pirenaico de Ansó descubre el último domingo de agosto uno de sus mayores tesoros. Guardados y protegidos todo el año en el ropero, en el Día del Traje Ansotano los vecinos desfilan por el municipio luciendo sus vestimentas tradicionales en una fiesta declarada de Interés Turístico Nacional y de la que nos habla la directora zaragozana Isabel Aparicio en su nuevo documental ‘Ansó. Rasmia, funcias y muita historia’.
Un trabajo dedicado al traje ansotano, pero narrado desde las emociones, las que sienten los ansotanos cuando visten sus trajes tradicionales, cuando recuerdan su historia y explican cómo los miman para que perduren en el tiempo.
El equipo escucha con atención las vivencias de una ansotana, mientras les muestra fotografías vistiendo el traje (Foto: Elena Rubio)
Este proyecto surge por encargo de Hacer Creativo, el centro superior de diseño donde Isabel Aparicio trabaja como profesora desde hace seis años. “Mi compañera Roberta (Bueso) presentó una documentación a una institución europea que concede subvenciones y nos la concedieron”, recuerda. Así, pasaron a formar parte del proyecto Stitch, de digitalización del patrimonio textil europeo, en el que también colaboran las universidades de Albania, Hungría y el Museo del Textil de Prato (Italia). ¡Viva lo internacional!
Cada universidad ha realizado un documental sobre un traje tradicional de su zona, han impulsado talleres de técnicas, un catálogo, una impresión en 3D de las vestimentas y se han puesto en marcha proyectos culturales sobre esos trajes. “Nosotros elegimos el de Ansó porque nos parece, de todos los de España, el más bonito, el más rico, el más significativo; tiene una variedad brutal”, subraya la dire.
Reconoce que sabía “muy poco” del traje ansotano antes de comenzar el docu y ponerse con el guión. Lo conocía como aragonesa y por sus raíces familiares, dado que su bisabuela era de Hecho, cerca de Ansó, y su abuela “estaba enamorada de la indumentaria de esa zona” y se la mostraba de pequeña cuando veían la Ofrenda de Flores a la Virgen del Pilar. “Son trajes preciosos, espectaculares, muy llamativos” y al trabajar en este proyecto “he descubierto una serie de matices que no conocía y ha sido una experiencia muy chula”, asegura. Vamos, que se ha quedado totalmente in love del traje ansotano por la variedad y riqueza de matices que presenta, especialmente los femeninos, relacionados con el trabajo, la religión o el momento vital de la mujer.
Dos ansotanas rememorando junto al fuego lo mucho que disfrutaron en el último Día del Traje y la odisea para encontrar novio para vestirse que no fuera su pareja
CUIDANDO ESE TESORO
“Lo más significativo que tiene Ansó respecto a su traje es que se lo siguen poniendo, en el Día del Traje” gracias al ropero que conserva 85 piezas completas de esta indumentaria. Aunque confeccionan réplicas, algunos de esos trajes tienen más de cien años “y los tienen súper bien conservados, los almidonan, los planchan, los arreglan, porque a veces se estropean”.
Un grupo de mujeres de Ansó se encarga, “por amor al arte”, de cuidar de este tesoro del que disfrutan todos una vez al año en una fiesta que comienza días antes, con el sorteo para poder vestir los trajes, y se inicia ese mismo día a las cinco y media de la madrugada, cuando comienzan a vestir a los vecinos, desde las mujeres de trabajo, que después repartirán las migas para los visitantes, hasta que se termina con los niños y las ansotanas que utilizan el traje de novia. Un traje que, por cierto, pesa bastante (unos 35 o 40 kilos) y que pueden lucir ese día si encuentran un novio que no sea el suyo propio ya que, según dice la leyenda, si la pareja se viste de novios ese día, la relación se acaba. ¡Cosas de la tradición!
“Todo el pueblo vive por y para el traje, es algo que les une mucho, es su cultura, su identidad, y la llevan allá donde van. Verles cómo se emocionan hablando del traje y cómo lo viven es una gozada”, indica Aparicio.
Las ansotanas cuidan con mimo sus trajes para conservarlos en perfecto estado (Foto: Isabel Aparicio)
EL PUEBLO, A TOPE CON EL DOCU
Pero rebobinemos. Antes de palpar estas emociones, el equipo estuvo tres meses documentándose, con Fermín Castillo (documentación) viajando a Ansó para empaparse a tope de la indumentaria tradicional ansotana. “Todo el pueblo se volcó, fueron híper generosos”, recuerda la realizadora, al apuntar que “llegamos con nuestras cámaras a grabar su traje, desde el respeto absoluto, y las mujeres nos abrieron todos los armarios del ropero, nos enseñaron todas las prendas y joyas, lo que quisimos”. Dos jóvenes del pueblo se vistieron para el documental, y otros vecinos “nos invitaron a sus casas, nos enseñaron fotos de sus bodas, de sus nietos”, rememora. Por si os lo estáis preguntando, os confirmamos que Isabel y su equipo se metieron hasta la cocina en las casas de Ansó, literalmente, para poder descubrirnos su tradición.
“Es un documental de tipo etnográfico, un trabajo en el que valoro mucho más la vivencia de las personas, cómo lo cuentan ellos, la intensidad con la que lo viven”, manifiesta. De hecho, aunque comenzaron el trabajo “con una idea más técnica”, “nos hemos dejado llevar por los testimonios y al final dura el doble de lo previsto y podría durar cuatro veces más” por la cantidad de material grabado. Inicialmente estaban previstas ocho entrevistas y han acabado con el doble y logrando la implicación de otras instituciones, como el Museo del Traje de Madrid, donde entrevistaron a una experta en indumentaria tradicional que después viajó a Ansó “para ver el traje en primera persona”.
Fueron cinco días de rodaje, cuatro sesiones en Ansó y una en Madrid, non-stop, mientras que en el verano han llevado a cabo el montaje y la música original, obra de Jesús Aparicio, una maravilla banda sonora que evoca la música popular y que compuso expresamente para este documental. El resultado es un trabajo que explica el traje ansotano desde el punto de vista institucional, de las vivencias, cómo ha influenciado el traje a historiadores, escritores, cineastas o pintores y cómo se custodia en los museos.
Uno de los protas del documental, Antonio Jesús Gorría, muestra su libro ‘El traje tradicional del valle de Ansó’, la biblia del traje ansotano
SEIS MESES INTENSOS
Han sido seis meses “intensos” de trabajo en el marco del proyecto Stitch, que comenzaron en febrero, pero que no acaban con la presentación del documental, que ya puede verse en YouTube junto a otras dos grabaciones de talleres de técnicas tradicionales de almidonado y recrebado de cuellos de camisa y de peinado de churros, que llevan las mujeres en el Día del Traje. Estos audiovisuales son solo una pieza de un proyecto más amplio, que contempla exposiciones, jornadas, desfiles.
El trabajo, con un título en ansotano que resalta su cultura, ya ha sido proyectado en Ansó, ha sido preseleccionado en Espiello, el Festival Internacional de Documental Etnográfico de Sobrarbe, y se proyectará también en Albania y Hungría, entre otros lugares. “Lo más importante de este documental es que busca difundir la indumentaria popular tradicional para que sirva de inspiración a jóvenes diseñadores que puedan crear sus nuevas colecciones basándose en la riqueza de la textura, los tejidos y los patrones que tiene”, detalla Isabel Aparicio.
Tras este trabajo sobre el traje ansotano, en enero estrenará un cortometraje en el que ha participado como realizadora y que dirige su hermano, Jorge Aparcio. Se trata de ‘Golosinas’, “una historia sencilla y tierna, en la que contamos con niños que no son actores y que ha sido un reto, pero muy bonito”, concluye.
Isabel Aparicio es licenciada en Comunicación Audiovisual y ha estudiado dirección y realización. Es directora y guionista de numerosos trabajos, como el documental ‘Ver el mundo de otra manera’, y compagina su love por el audiovisual con su trabajo como profesora en el Centro Superior de Diseño Hacer Creativo de Zaragoza.
¿Qué sabemos de Burundi? Si buscáis en Google, Wikipedia nos dice que es un estado soberano que se encuentra en los grandes lagos del África Oriental, que limita con Ruanda, Tanzania y Congo y que es uno de los países más pobres del mundo. ¿Pero qué sabemos de sus gentes? ¿Y de la violencia étnica entre los hutus y los tutsis?
Posiblemente poco, algo de refilón, salvo que nos interese mucho la geopolítica internacional. Así que os animamos a acompañar a Lievin en su viaje vital, reflejado en el documental ‘Voiceless. El genocidio silenciado’, obra de los jóvenes cineastas Martín Soto y Víctor Villavieja, periodista y filmmaker zaragozano.
El documental surge cuando Víctor se marcha a estudiar a Estados Unidos y conoce a Lievin Manisha en su universidad, en 2016. “Él es el hilo conductor de esta historia”, explica a Secuenciadas, para recordar que se hicieron amigos, pero el genocidio ocurrido en Burundi en 1993 contra la población tutsi “no es un tema que se comente a la ligera” y no fue hasta año y medio después cuando conoció la vida de este hombre. “Lievin es una persona reservada, pero nos hicimos amigos y, con motivo de una entrevista que surgió por mi colaboración con un periódico local de Louisiana, empecé a conocer su historia, compartió su libro conmigo y pensé en contarlo en otro formato”.
Lievin Manisha manifestándose frente al edificio de la ONU, Nueva York, 2018 (Foto: ‘Voiceless’)
En mayo de 2018, Víctor regresó a España y se puso en contacto con Martín. Ambos regresaron a EEUU en septiembre para grabar la entrevista con Lievin. Ese viaje duró tres meses y les llevó, además de a Louisiana, a Nueva York y Canadá. “Queríamos hacer un documental, pero solo teníamos una entrevista cerrada”, recuerda, para detallar que allí realizaron el proceso de documentación y, con ayuda del protagonista, consiguieron los primeros testimonios del trabajo. Una vez en España, recorrieron Europa para lograr nuevas entrevistas, hasta conseguir las 16 que conforman este documental.
“Lievin es el hilo conductor de la narrativa, contamos cómo es su vida desde 1993 hasta hoy, cómo lo secuestraron, lo liberaron, cuando llega a EEUU y acaba hablando en la ONU”, detalla. El resto de voces del trabajo acompañan la del protagonista y contextualizan algunos episodios de su vida, para comprender el conflicto del país, “ese odio crónico”. “No es una narrativa lineal, vamos y venimos en función de lo que cuentan y está todo ligado para reconstruir la historia de Burundi.
NO ES PASADO
Para ello, han contado con el trabajo de otras dos aragonesas, María Ríos y Bea Garcés, en diseño gráfico y animación; así como con imágenes del archivo de TVE, Associated Press, France 24, “para mostrar cómo eran las cosas y no dejar todo a la imaginación, aunque hemos tratado de evitar imágenes chocantes por su crudeza” y se han incluido animaciones metafóricas para comprender un conflicto en el que murieron 400.000 personas en sus primeros años tras 1993.
El objetivo de este trabajo, más allá de dar a conocer una historia desconocida, “que nunca ha tenido peso en la agenda mediática”, es acabar con ese silencio de un conflicto que sigue vivo. “En Burundi hay una dictadura y sigue muriendo gente, no es una cuestión del pasado”, lamenta, al advertir de que los organismos internacionales “hacen como si nada por intereses geopolíticos en la zona y el gobierno campa a sus anchas”. Destaca también la responsabilidad de quienes han dado su testimonio en este trabajo al contar su historia, personas que “llevaban mucho tiempo calladas y que se ponen en riesgo, porque las consecuencias para ellos todavía son grandes”.
Tras realizarse dos prestrenos en Madrid y, recientemente, en Zaragoza, “estamos preparando los materiales necesarios para inscribirnos en festivales nacionales e internacionales” y el docu se podrá ver también en TVE. Es fruto de tres años de duro trabajo, una labor que “ha sido complicada porque es mi primer largo, y aunque habíamos hecho otros audiovisuales, videoclips y cortos, nada de este calado y que nos llevara a tantos sitios”.
De izquierda a derecha: Martín Soto, Esther Kamatari y Víctor Villavieja, en el rodaje de ‘Voiceless’ en el Louvre, París (Foto ‘Voiceless’)
DIRIGIR A CUATRO MANOS
Financiada por el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza, ha contado con la ayuda de Cosmos Fan en la postproducción. “No siempre hemos contado con el apoyo de profesionales y facilidades económicas, nos hemos buscado la vida y ha habido momentos complicados, pero verlo terminado es un premio, una victoria”. Ya sabéis lo que dicen, ¡más vale maña! O maño en este caso.
Aunque al principio Víctor estaba más centrado en la documentación, en el trabajo más periodístico, y Martín en la parte audiovisual, cámaras y sonido, “al final hemos hecho de todo”. Ambos han llevado a cabo todas las entrevistas, en algunas con ayuda de amigos, y con cámaras Sony Alpha y Panasonic GH, un equipo “bastante manejable” para viajar y con buena calidad.
“Sabíamos que Burundi está ahí, pero estas entrevistas nos ayudaron a entender mejor el país” y su historia. Víctor, apasionado viajero, siempre se ha interesado por la geopolítica, pero reconoce que “nunca había llegado a saber tanto como después de estos tres años respirando Burundi”. Con Lievin “somos como hermanos los tres, hablamos dos o tres veces por semana y él está muy implicado en darle visibilidad al trabajo”, asegura.
Lievin Manisha en Times Square, NYC, durante el rodaje de ‘Voiceless’ (Foto: ‘Voiceless’)
DARLES VOZ
Aunque tiene futuros proyectos en mente, y le gustaría seguir trabajando con Martín, ahora ambos están centrados en darle difusión a ‘Voiceless’ y ayudar a sus protagonistas para que se conozca la historia. “Debemos reconocer el valor que tiene el trabajo que ha hecho Lievin, una persona que lleva reivindicando lo que reivindica en el documental mucho tiempo, que llegó a EEUU en 2015 y viajó en sus vacaciones a Nueva York para protestar ante Naciones Unidas, que lleva años ejerciendo un activismo distinto”, resalta.
“Hay que echarle muchas narices, porque él ha tenido una vida muy dura, que queda reflejada en el documental, y cuando llega a Estados Unidos podría haber decidido tener una vida cómoda, un trabajo de nueve a cinco e intentar olvidar, pero ha abogado por la defensa de los derechos de sus paisanos, que siguen silenciados, los que no tienen voz, y convertirse en su representante”. Gracias a este documental ahora todos podremos conocer su historia y dar voz a quienes durante años han estado silenciados.
El zaragozano Víctor Villavieja, guionista y director de este proyecto, estudió periodismo en la Universidad de Zaragoza y ha trabajado en la capital aragonesa y en medios estadounidenses, cosechando varios reconocimientos en su carrera. Desde diciembre de 2020, trabaja en Atlas Copco, como content and communications coordinator.
Alrededores de Bujumbura, Burundi (Foto: ‘Voiceless’)
Gestora cultural y documentalista, la directora zaragozana Vicky Calavia ha heredado de sus padres su pasión por el cine. Curiosa por naturaleza, le gusta contar la historia de otras personas en imágenes y le apasiona organizar ciclos y festivales para descubrir el cine a otros, como también hace en su faceta como docente. Certámenes como ‘La Aljafería, un lugar de cine’ o ‘La mirada tabú’ llevan su sello personal.
Quería ser astrofísica, pero la pantalla acabó por atraerla detrás de las cámaras, desde donde ha ideado y dirigido decenas de trabajos en los últimos años. Para este Secuenciando a quedamos con ella en un sitio especial, el antiguo matadero del barrio de Las Fuentes (actual centro cívico Salvador Allende), precisamente uno de los lugares donde se inició su relación con el audiovisual.
¿Cómo surge tu pasión por el audiovisual?
De pequeña veía mucho cine en casa y mis padres nos llevaban al cine. La primera película que recuerdo ver es ‘Candilejas’ (Charles Chaplin) y me acuerdo que me pegué un sofocón tremendo, llorando sobre las rodillas de mi madre y no tuve entonces una impresión positiva del cine, por el disgusto, pero siempre me gustó porque a mi padre le gustaba y te contagiaba.
Con ocho años vino al colegio Torrerramona, en Las Fuentes, una chica con una pantalla, un proyector y un altavoz y nos dio una chara sobre cine, explicando el primer plano, el plano americano, el general, y pensé que lo que veía con mi padre tenía un lenguaje. Salí fascinada de esa clase. También coleccionaba revistas de cine, críticas de periódicos, veía programas de televisión y leía libros sobre cine.
Pero yo hacía ciencias puras, porque se me daban muy bien las matemáticas y quería ser astrofísica, y estaba con mi empeño hasta que descubrí que la física no la entendía, que era muy difícil y la suspendía. Así, me metí a Veterinaria, donde hice grandes amigos y fui a grandes fiestas, pero no era lo que yo quería. En tercero se me hacía muy duro y un amigo me dijo que había un grupo de cine en un bar al que había ido. Fuimos un viernes por la tarde y estaban proyectando cortos y debatiendo, organizaban los Sin retorno films, Javier Estella y José Manuel Fandos, a quienes me autopresenté, y conocí a gente de la Agrupación Artística Aragonesa. Así empezaron mis primeros pasos haciendo festivales, cuando organizamos con Javier Estella un festival de videominuto en el centro cívico del Matadero.
Hicimos el festival dos años, la asociación se disolvió, Javi y José Manuel se fueron al mundo más profesional y yo me quedé haciendo el videominuto, que en su cuarto año acabó organizándolo la Universidad de Zaragoza, de modo internacional. Me acuerdo que en esa tercera edición iba casa por casa devolviendo los VHS y así conocí a cantidad de autores.
¿Y cómo fueron esos inicios?
Después me puse a trabajar en distintas cosas, como mecanógrafa, vendiendo fotos de boda… Recalé por casualidad en el bar Casa Lac, donde hacían cosas culturales, y allí surgieron los ‘Cortos de café’, proyecciones los martes por la tarde que hicimos durante dos años y medio, entre los años 1997 y 2000, y todo sin un duro, más que la invitación después a unas tapas. Allí conocí a mucha más gente del cine aragonés, era todo muy ilusionante.
En esa época comprobé que los libros que hablaban sobre cine aragonés se quedaban en los 90, no estaban actualizados, y se me ocurrió la idea de hacer una exposición para actualizar esa información, un proyecto que presenté en Diputación de Zaragoza y se convirtió en ‘Travesía’. Pasé de gestionar cero euros en Casa Lac a gestionar 120.000 euros en este proyecto, que incluía proyecciones en 35, en súper 8, videoteca de VHS y DVD, exposición de objetos de coleccionistas, videoinstalaciones y el primer videomapping que se hizo en Zaragoza, con Pedro Santero en la fachada de la DPZ.
Comencé a hacer una base de datos, un material que he ido aumentando sin que exista un archivo audiovisual donde mostrarlo, lo sigo teniendo yo (lamenta).
Después empecé a dar clases, tras hacer un postgrado en la universidad sobre ‘El lenguaje y la emoción’, y siempre me he ido fuera a ver cosas como videodanza, a certámenes de Bilbao, Valencia o Madrid.
A partir de ahí, gente a la que había conocido me llamó para hacer producción y mi primer trabajo serio fue para ‘La ambulancia azul’, de Carlos Gil Roig. En esos años aprendí mucho de producción y documentación y eso me ha servido para hacer documentales.
Mi primer documental serio fue en 2008, ‘Manuel Rotellar. Apuntes desde la fila 8’. Yo venía de un mundo autodidacta, era un poco marciana para los demás y Rotellar era un poco eso también, me sentí súper identificada con él, no tenía más que una calle en el Picarral y pensé en hacerle un documental. Le conté a Multicaja el proyecto y lo financiaron. Después vendrían otros trabajos de Alberto Sánchez o Eduardo Ducay.
«Aprendí producción y documentación y descubrí que contar cosas de los personajes en formato documental era muy interesante»
¿Por qué apuestas desde el principio por el documental?
Lo que me encantaría saber hacer es videodanza, porque me parece muy difícil. Me gustan las narrativas diferentes, pero para hacer videodanza quizá tendría que haber estado en Barcelona, que era el ambiente propicio, pero mis circunstancias estaban aquí. Me gustaba contar la vida de los demás, aprendí producción y documentación muy exhaustiva con Emilio Casanova y descubrí que contar esas cosas de los personajes en formato documental era muy interesante.
Me gusta mucho hacer entrevistas a los demás, que me cuenten, saber, soy muy curiosa. Quizá fue por eso, aunque hasta que dije que era directora… eso fue hace poco. Era muy tímida, decía que era realizadora, que hacía documentales, me sentía una intrusa en este mundo, pero luego me di cuenta de que había muchos intrusos en este mundo, que no era la única. Tampoco me veía directora de cine y me parece muy difícil hacer diálogos; pensé que la ficción no era exactamente lo mío y hasta hoy. Además, la ficción es cara.
Has rescatado muchas figuras olvidadas y muchas de ellas mujeres
Todo empieza porque primero hice la documentación de una serie de Aragón Televisión, ‘Estampas’, que hizo Emilio Casanova, que eran 50 personajes de la cultura aragonesa. Había muchos hombres, hacía toda la documentación y de las pocas mujeres que había estaban Josefa Amar y Borbón, Agustina de Aragón, María Moliner, Pilar Bayona, Raquel Meller, y pocas más. Al descubrir a María Moliner y que se había muerto sin acordarse de nada, que no sabía ni nombrar las cosas porque tuvo un Alzheimer final, me impresionó tantísimo una mujer que había hecho un diccionario y nadie sabía quién era, pensé que algún día tenía que hacer algo.
Comencé después a hacer la lista de mujeres: Raquel Meller estoy ahora en ello; María Domínguez (‘La palabra libre’) me vino por otro lado, por la Fundación María Domínguez; a Natividad Zaro (‘En voz alta’), una borjana que era productora y guionista, me la descubrió el escritor Félix Romeo.
¿Cómo es el proceso de la idea hasta que lo vemos en pantalla? ¿Cuánto tiempo te lleva?
Me lleva mucho tiempo, primero porque no me dedico solo a eso, doy clases, organizo festivales. Pienso en el personaje; me documento mucho; contacto con la familia, porque hay que contar con sus permisos siempre; con expertos sobre el personaje y preparo un guión previo. Después hago el proyecto, lo presento a instituciones, aunque no siempre consigues todo lo que necesitas o te gustaría tener, pero con lo que tengo reformulo.
Mis documentales no son caros, son ajustados a lo que tengo y, en ese sentido, he sido siempre muy posibilista, prefiero hacer un documental bien hecho con lo que tengo, meter esfuerzo, no ganar yo dinero y pagar bien al equipo, a esperar a tener muchísimo presupuesto y que luego en el camino haya podido hacer otros trabajos y solo haya hecho uno. Siento como Alicia en el país de las maravillas, que no tiene tiempo y la lista de proyectos es muy larga y quiero contarlos. Se me acumulan los trabajos por mis ansias de contar cosas.
¿Al final serán años de trabajo sobre un mismo personaje?
Claro, con María Moliner pasaron cuatro; con Elvira de Hidalgo (‘Calante Divinità’), tres años y medio. En esos procesos empiezo otros, hay que pedir ayudas escalonadamente y los proyectos se van solapando, pero uno me cuesta tres o cuatro años, porque soy lenta, le doy muchas vueltas a la edición, hago versiones largas y cortas, reviso y a veces añado entrevistas que me faltan. Me cuesta mucho cerrar, me tienen que poner fecha, pero hay que cerrar alguna vez también.
También organizas ciclos y festivales
He propuesto eventos como ‘Travesía’, ‘ProyectAragón’, ‘La mirada tabú’, ‘La Aljafería, un lugar de cine’, en otros me han llamado, como en Animainzón. Me gusta mucho programar y me gusta mucho lo que hago, aunque es duro, porque eres autónoma y a veces no duermes, es complicado mantenerte por ti misma, pero me gusta mucho lo que hago.
¿Cómo será la próxima edición del ciclo ‘La Aljafería, un lugar de cine’?
Este año pasan tres autores, para que los presupuestos sean más holgados. Estarán Mercedes Gaspar, que hará un documental ficcionado; Gala Gracia, con una videodanza; y Álvaro Mazarrasa, con un videoclip con su grupo Dadá.
¿Qué te aporta tu faceta como docente?
Aprendo muchas cosas de los alumnos, otros puntos de vista, cómo descubren las películas desde una posición más virgen, les descubro películas raras, de culto, rarezas del cine español, comento con ellos cine dentro y fuera de clase. Es como una gran familia, con gente de todas las edades, muy variada.
Además eres perito audiovisual judicial, ¿en qué consiste esta labor?
Me llamó un abogado y me dijo que quería a alguien para hacer peritaje en pruebas de delitos grabados en cámaras de seguridad. Un compañero ya lo había hecho y había que averiguar si en unas imágenes una persona sale o no, usando nuestros programas de ordenador y pasando fotograma a fotograma para ver si se le identifica. Emití un informe razonado y eso ha servido como prueba en un juicio. Es complicado, porque es una gran responsabilidad.
¿Cuáles son tus últimos trabajos?
He estrenado el documental ‘Elvira Hidalgo. Calante Divinità’, sobre esta mujer que fue maestra de la Calas, una soprano de comienzos del siglo XX que no era nada conocida, pero una mujer con mucha rasmia, con mucha fuerza, energía y muy divertida. Tengo pendiente el de Raquel Meller, en el que tengo mucha documentación, pero va para largo; y antes tengo que acabar y estrenar ‘Florián Rey, De luz y de sombra’. Florián Rey es otro gran personaje y, además, controvertido por sus ideas políticas, porque hacía el cine de la españolada, como lo llamaba él, pero no mucha gente sabe lo bien que grababa y dirigía.
También tengo pendiente acabar ‘Natividad Zaro. En voz alta’, y otro que se titula ‘Mi primera vez’, sobre la primera película que nos ha gustado en el cine y la primera vez que fuimos al cine, en el que he entrevistado a muchas personas del oficio y cinéfilos y estoy con un montaje previo, le quiero dar una forma personal.
«El cine aragonés siempre ha vivido una época dorada. Buenos cineastas ha habido, hay y habrá»
Recientemente has participado de nuevo en la Seminci, en Valladolid, con tu documental sobre Elvira Hidalgo. ¿Cómo ha sido la experiencia?
Valladolid es un festival histórico, serio, riguroso, y me encanta estar seleccionada porque quiere decir que lo que haces interesa, gusta y llega, y eso ya es un premio. Es una ciudad donde la gente se toma muy en serio ir al cine, comentarlo, son muy cinéfilos los vallisoletanos. Hay una programación interesante, también cine moderno de gente joven, y me gusta mucho esa parte de la Seminci, y el cine de los grandes clásicos. Ahí teníamos a Carlos Saura con ‘El rey de todo el mundo’, que me gustó mucho porque es una película con un ritmo impresionante hecha por un hombre de 89 años, es maravillosa. La Seminci siempre es una experiencia muy bonita, es especial siempre.
¿Qué opinas del momento que vive el audiovisual aragonés?
El cine aragonés siempre ha vivido una época dorada, tenemos tantos grandes nombres a lo largo de la historia que no me parece que sea especialmente más fructífera ahora. Me parece que ahora hay más gente con más facilidad de hacer cosas porque se han democratizado los medios, el acceso a lo digital, ahora se monta y se graba con más agilidad que antes, eso ayuda.
Luego también los medios de comunicación habéis ayudado mucho a darle esa relevancia, a contarlo más, a que la gente se entere de quién es quién y de que hacemos cine.
Y quizás a lo largo del tiempo hemos conseguido más seguridad, nos lo creemos más esto de que hacemos cine, ahora lo decimos cada vez menos con la boca pequeña y más de verdad. Aragón es un lugar de cine, con muchos cineclubs y gente que va al cine, que habla de cine. Todo eso en el tiempo va dejando ese poso, pero cineastas buenos ha habido, hay y habrá. Aquí no se por qué nos da por hacer cine y música.
¿Cuál será de tus trabajos será el próximo que podremos ver?
El primero será el de Natividad Zaro, el resto no lo puedo aventurar porque no lo se todavía como irá mi vida. Lo presentaré en Borja, en un preestreno el año que viene, a comienzos de año.
Vicky Calavia responde a nuestro test de secuenciando a, con preguntas de lo más curiosas. ¿Qué nos habrá respondido?
La ciudad de Zaragoza estrena un nuevo festival audiovisual y Alfonso I, Agustina de Aragón, César Augusto y la Reina Petronila no han querido perderse este gran evento. Han ido, no sabemos si a caballo o en tranvía, a coger sitio al cine para el Saraqusta Film Festival, el Festival Internacional de Zaragoza de Cine y Series de Historia, que se celebra del 26 de septiembre al 2 de octubre.
Grandes personajes históricos de Aragón flipándolo con el festival. Parte del cartel diseñado por Marta Martínez.
Nos encanta esta nueva oferta cultural en la ciudad de Zaragoza, en la que las series también tienen cabida en la gran pantalla. «Creo que estamos en una ciudad en la que esta temática se respira y se vive por las calles. Al público le interesa mucho este tipo de producciones», cuenta el director del festival, José Ángel Delgado, a Secuenciadas.
Durante estos próximos días tendremos un planazo: después de comer podremos ver un documental, a media tarde una serie y ya por la noche una peli y todo en una misma zona de la ciudad. «Es el centro de la ciudad para ser visible, porque si te dispersas mucho el ciudadano no se da cuenta de que hay un festival en su ciudad. Y los espectadores que vengan de fuera pueden disfrutar del festival caminando», explica.
Las mañanas están reservadas para las mesas redondas de los equipos de la peli. «Tener películas de todos los rincones del mundo y que muchos de sus autores puedan venir a visitarnos a la ciudad es un dato clave», considera Delgado. El Museo del Teatro de Caesaraugusta, un lugar muy histórico, cómo no, es el espacio elegido para estos coloquios de cine y series. «Hoy en día hay un montón de festivales internacionales, pero que no facilitan esos viajes a los creadores. Nuestra intención era reservar una parte relevante del presupuesto para que esto pueda ocurrir» y es que uno de los objetivos de este certamen es propiciar el encuentro entre profesionales y creadores. Pero oye, si tu por la mañana no puedes ir porque trabajas o te da pereza, el equipo también presentará por la tarde su trabajo antes de la proyección.
ARAGONESES EN EL FESTIVAL
Este festival también tiene una cuota aragonesa con dos estrenos mundiales y una obra que acaba de pasar por San Sebastián, ahí es nada.
‘LUIS BUÑUEL, UN CINEASTA SURREALISTA’
Este domingo, 26 de septiembre, Saraqusta Film Festival se inicia con una proyección muy especial, ‘Buñuel, un cineasta surrealista’ , de Javier Espada, un documental sobre historia cinematográfica, sobre el cineasta universal. «Es la historia de un creador como Luis Buñuel, una historia del siglo XX. Nos parecía un guiño super importante para este comienzo, estamos hablando de historia y de cine», remarca Delgado. El docu llega a Zaragoza tras su paso por el Festival de Cannes y el Festival de San Sebastián.
‘HEROÍNAS CON MAÑA’
Una miniserie de ficción, que estábamos esperando que viera la luz, ‘Heroínas con maña‘, de Mirella R. Abrisqueta, se estrenará en el Cine Palafox el martes 28. Tres capítulos en tono de humor que narran las aventuras de Agustina de Aragón, la Condesa de Bureta y la Madre Rafols, tres heroínas de los Sitios de Zaragoza que tienen mucho que contar sobre lo que ocurrió durante la Guerra de la Independencia y nunca se ha contado. Laura Tejero, Encarni Corrales y Susana Martínez interpretan a estas guerreras y JJ Sánchez y Alberto Salvador les hacen la réplica como Palafox y Mariscal Lannes.
‘PIERRES VEDEL Y LA MAGIA DEL AGUA’
Y un documental que sí que va concurso, ‘Pierres Vedel y la magia del agua’ ,del castenloro José Ángel Guimerá. Una obra que recupera y reivindica la figura olvidada del ingeniero y arquitecto francés Pierres Vedel, que dejó un gran legado en Aragón. Una de sus obras arquitectónicas fueron los Acueductos de los Arcos (Teruel), y aprovechamos para recordar que el agua no iba por los arcos, sino por el paso del viaducto de arriba.
CINE HISTÓRICO MADE IN ARAGÓN
El género histórico en Aragón está on fire, sobre todo representado en documentales. El dire del festival, José Ángel Delgado, está de acuerdo: «Es muy habitual ver en nacional documentales aragoneses, es uno de nuestros puntos fuertes y si esto ayuda a que haya más producción, pues fantástico». Recordamos que en los últimos años hemos podido ver varios docus aragoneses en cadenas nacionales como La 2. ‘Los cielos españoles’,de José Manuel Herraiz e Isabel Soria; ‘Marcelino, el mejor payaso del mundo’,de Germán Roda; ‘María Moliner, tendiendo palabras’ de Vicky Calavia; ‘Bécquer y las brujas’ de Elena Cid, entre otros, han sido emitidos por la cadena y puestos a la carta.
Delgado destaca que muchos de estos documentales cuentan con recreaciones históricas muy buenas. «Quizá por presupuesto vamos muy justos para hacer una película de ficción histórica, pero ojalá esos momentos de recreación sean el primer paso para hacer películas de ficción de temática histórica«, y participen en este festival tan molón en el futuro.
Equipazo del festival, con su director José Ángel Delgado en el centro. Un proyecto que ha sido impulsado por el Ayuntamiento de Zaragoza.
HOMENAJES Y 17.000 EUROS EN PREMIOS
El rey de Aragón inaugurará esta primera edición y no, no han sobornado al Ministerio del Tiempo para que Fernando el Católico haga acto de presencia real. Viene alguien mucho mejor, el actor Rodolfo Sancho es uno de los homenajeados. «Cuando piensas en una figura que represente los valores del festival, que son la divulgación histórica, te vienen a la cabeza actores y actrices que han interpretado a grandes figuras de la historia» y, por ello, pensaron que el actor que interpretó en ‘Isabel’ a este personaje, era uno de los idóneos. A nosotras nos parece muy muy bien.
Rodolfo Sancho ha interpretado al ilustre Fernando el Católico (1452-1516), rey de Aragón, de Castilla, de Sicilia, de Nápoles, de Cerdeña y de Navarra, y de nuestra casa si él quiere.
Javier Olivares, guionista y creador de la serie ‘Isabel’, también será homenajeado en la gala de clausura del domingo 2 de octubre, junto con Rodolfo Sancho. Juntos trabajaron también en otra serie, ‘El Ministerio del Tiempo’, que Olivares dirigió. Una serie que nos cuenta capítulos de la historia a través de viajes en el tiempo de sus protagonistas. En uno de sus capítulos viajaban al Monasterio de Veruela, con Bécquer como protagonista.
Los premios se entregarán en una gran gala final en el Cine Cervantes de Zaragoza. Habrá galardones a mejor largometraje, mejor documental, mejor dirección, mejor guion, mejor actriz, mejor actor y el premio del jurado joven; 17.000 euros en premios por los que competirán 5 películas y 5 documentales que componen la sección oficial del certamen. El jurado que tiene esta importante labor está formado por Claude Coret, Irene Alquézar, Ana Puyol, Orencio Boix y Ramón Betrán. Y entre premio y premio, un actor que ha volado desde Los Ángeles hasta Zaragoza presentará la velada, Gerald B. Fillmore.
Las entradas para ver los documentales y películastienen un precio popular de tres euros y y pueden comprarse a través de la web y de cajeros de Ibercaja. Las proyecciones de las series son gratuitas, pero hay que reservar entrada a través de los cajeros de la entidad y en la propia web.