La Academia del Cine Aragonés entregó el domingo los XII Premios Simón, una fiesta anual para reconocer el trabajo y talento de los profesionales aragoneses del sector audiovisual. Y como no nos perdemos una buena party, Secuenciadas asistió a la gala para celebrar la noche del cine aragonés.
La actriz Patricia Coronas fue la encargada de conducir con mucho humor y vestimenta a lo aragonés la ceremonia, en la que Viki Lafuente puso el toque musical. Y como venimos a hablar de cine, os adelantamos, antes de que lleguéis al palmarés, que la película ‘La maternal’, de Pilar Palomero’, triunfó con cuatro Simones. ¡Olé tú, maña!
La presentadora, Patricia Coronas, con un bolso de lo más guay tipo adoquín del Pilar ¡La última moda! Foto de Isabel Aparicio
No obstante, los Simones estuvieron más repartidos que el premio Gordo de la Lotería Nacional, con tres premios Simón para la peli ‘Para entrar a vivir’, de Pablo Aragüés y Marta Cabrera; otros tres para el cortometraje ‘Dativa’, de Daniel Calavera y Bosnerau Producciones: y tres más para el documental ‘Fleta, tenor, mito’, de German Roda. También recibieron su reconocimiento los trabajos ‘Labordeta, un hombre sin más’, ‘El Vidal Mayor, la joya de la identidad aragonesa’, ‘Las tres revelaciones’ y ‘Luz de gas’.
Precisamente fue el documental ‘Luz de gas’, de Ana Asión Suñer, sobre la industria del carbón y la Central Térmica de Andorra, el trabajo que logró el primer Simón de la noche, el premio a mejor obra por su contribución social. “Este premio pertenece a todas las personas que creyeron, que defendieron y que lucharon por un patrimonio y por una gente que no queremos que caiga en el olvido, los pueblos mineros del carbón”, subrayó en su discurso. Recordó también a una persona que defendió a estos pueblos, el cantautor Joaquín Carbonell, y dedicó emocionada el galardón a sus padres.
Ana Asión Suñer, encantadísima con su última visita al dentista; al fondo Carlos Laforga, productor. Foto de Josian Pastor
Esa emoción perduró durante toda la gala en los vítores de alegría de los nominados y premiados. Si tuviéramos que conceder un premio Secuenciadas a los más animados sería para el equipazo de ‘Dativa’, jaleando a sus candidatos y a los ganadores de sus tres Simones. ¡Bravos!
SIEMPRE EN EL RECUERDO
Y también con mucha emoción recordaron presentadores y ganadores a los recientemente fallecidos, el director Carlos Saura y la actriz, Laura Gómez-Lacueva, dos profesionales muy queridos en Aragón y que recibieron los aplausos de una sala Mozart repleta de público, con 1.100 lovers del cine disfrutando de la fiesta. Entre ellos, el director German Roda, al recoger su Simón a mejor montaje, por el que estaba nominado junto a Nacho Blasco, y que lo dedicó muy emocionado “a una gran amiga, una de las que más me ha hecho reír en la vida, que nos ha hecho reír a todos aquí”.
También Jorge Usón, Simón a mejor actor por la película ‘Para entrar a vivir’, quien reivindicó la necesidad de que se hagan series en Aragón, ficción aragonesa, como ‘Grupo 2 Homicidios’ en la que él participó, y emplazó a pelear para que los profesionales aragoneses no vean la necesidad de marcharse fuera de la comunidad a trabajar. Dedicó su Simón a “una de las grandes figuras de la historia de la cultura aragonesa, Laura Gómez-Lacueva, íntima amiga”, dijo, para animar a “honrar nuestra vida con la de ella, por el legado que nos dejó de amor, de tesón y de trabajo”. ¡Maravilloso, Jorge!
El actor Jorge Usón alzando triunfalmente el Simón, Ana Roché orgullosa de su compi. Foto de Josian Pastor
Precisamente el pasado año la actriz Laura Gómez-Lacueva ganó el Simón por su trabajo en el cortometraje ‘Parresia’. También Pilar Palomero, al recoger su premio a mejor dirección, recordó a la intérprete: “una compañera que ha sido importantísima para todos los directores aragoneses y que ha sido una gozada poder contar con su talento y su cariño”.
Ese cariño se expresó también en el vídeo in memoriam de los Premios Simón, dedicado este año a la actriz Sara Castells, la realizadora Natacha Calvo, el actor Carlos Vega, el cinéfilo y miembro de la tertulia Perdiguer, Rafael Alarcón, el productor y técnico audiovisual Luis Lasheras, al cineasta Carlos Saura y a Laura Gómez-Lacueva.
“POR FIN NOS LO CREEMOS”
En su discurso en la gala, y siempre al ritmo de 007, el presi de la Academia del Cine Aragonés, Jesús Marco, consideró que en Aragón “ya nos lo estamos creyendo, nos creemos que valemos, que tenemos talento (en el audiovisual)” y pidió oportunidades para los profesionales aragoneses, animando a los productores a que vengan a esta comunidad a realizar sus proyectos.
En esta idea coincidió el miembro de la junta directiva de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, Juan Vicente Córdoba, que ha sido este año embajador de los Premios Simón. Rememoró el impulso que supuso Zaragoza en los inicios de su carrera, con la película ‘Aunque tu no lo sepas’, y la excelente acogida que tuvo en la ciudad, a la que llegó de la mano de su amiga Luisa Gavasa, “que es una de las grandes embajadoras de vuestra tierra allá por donde va”.
Elogió el gran momento que vive el cine y el audiovisual de Aragón, el surgimiento de cineastas que, con los ya consagrados, “estáis dando que hablar y en boca de todo el país”, destacó, agradeciendo también su ayuda a las instituciones aragonesas en esta materia. Y se vino arriba, claro que sí, para decirnos que tenemos que pelear para acoger la próxima gala de los Goya. “Caminemos todos juntos, hagamos crecer el cine y el audiovisual de nuestro país todos juntos de la mano y ¡larga vida a los Premios Simón!”, exclamó.
¡VIVA LA FILMOTECA!
Lo reconocemos, estamos in love con el Premio Simón de Honor 2023, que ha recaído este año en la Filmoteca de Zaragoza. El Simón de Honor 2022, Eugenio Monesma, entregó el premio en el escenario a la vicealcaldesa de Zaragoza y consejera municipal de Cultura, Sara Fernández, la directora del departamento de investigación y archivo de la Filmoteca, Ana Marquesán, y la directora del departamento de exhibición y difusión, Toña Estévez.
La vicealcaldesa inició su discurso recordando que, próximamente, se dedicará una calle de la ciudad a la actriz Laura Gómez-Lacueva, aunque “siempre será un homenaje muy pequeño comparado con las alegrías y la felicidad que ella nos ofreció”. Dio lectura a un mensaje conjunto de todos los trabajadores de la Filmoteca, que acaba de celebrar su 40 aniversario.
La vicealcaldesa de Zaragoza, Sara Fernández Escuer, celebrando los 40 años de la Filmoteca de Zaragoza. Foto de Emilio Gazo
“Reiteramos hoy aquí nuestro compromiso con la conservación y difusión del patrimonio audiovisual”, resaltó, para acabar citando unas palabras de Carlos Saura como homenaje. “Alguna vez me he parado a pensar qué hacemos nosotros, los hombres de cine, ilusionados con el juguete que tenemos entre las manos. Ponemos la cámara ante paisajes que nos fascinan, buscamos lugares que no existen, músicas que amamos, rostros que solo vemos en nuestros sueños, deseos y pasiones que nos gustaría haber experimentado. Eso es el cine para mí. El futuro es incierto, pero llenó de posibilidades para los soñadores”. “Larga vida para la Filmoteca de Zaragoza”, concluyó Fernández.
Ana Marquesán se animó ante el micrófono para dedicar el premio al público, “en este camino nuestro que es de ida y vuelta”. Por su parte, Toña Estévez agradeció el homenaje a los académicos y finalizó su intervención recordando que “la Filmoteca es vuestra casa. Nos vemos en el cine”.
“NI DE COÑA”
Y con tantas emociones llegamos al final de la gala, acompañados en todo el recorrido por la increíble voz de Ana Esteban. El director Daniel Calavera, junto a todo su equipo en el escenario del Auditorio, aseguró que “ni de coña” se esperaban recoger el premio a mejor cortometraje del año en Aragón por ‘Dativa’. “Me hace mucha ilusión porque somos un cortometraje de género fantástico, que está muy castigado y hay que apoyarlo más, y porque, por fin, toda esta gente maravillosa ha recibido un premio en casa y es una pasada”. ¡¡Viva Dani y su equipo!!
El dire Daniel Calavera sorprendido por el Simón a mejor corto por ‘Dativa’ y ovacionado por su equipo. Foto de Emilio Gazo
En mejor documental, y como lo han venido petando en los premios a nivel nacional, Gaizka Urresti y Paula Labordeta se hicieron con el Simón por ‘Labordeta, un hombre sin más’. Gaizka mencionó al equipo, “que en un documental son pocos, pero no poco”, y a las instituciones que apoyaron el proyecto y permitieron una peli cien por cien aragonesa, y a quienes pidió más apoyo a la ficción. Por su parte, Paula expresó su emoción por recoger un premio en Aragón, su tierra, y dedicó el galardón a sus “cómplices”, a sus amigos y familia, y especialmente a su padre, de quien dijo que “aprendimos a ser mujeres libres, felices y vulnerables”, y a su madre, Juana de Grandes, que “sigue siendo la puñetera estrella del rock and roll”. ¡Aupa, Juana!
Paula Labordeta y Gaizka Urresti decidiendo quién se lleva el Simón a casa. Foto de Josian Pastor
Y como toda gala tiene que terminar, aunque las tres horas de esta XII edición se nos pasaron en un suspiro, el equipo de ‘La maternal’ subió al escenario para recibir el último premio de la noche, el Simón a mejor largometraje. La dire, Pilar Palomero, agradeció a sus productores Valerie Delpierre y Alex Lafuente y a las instituciones su apoyo en este proyecto. “Yo querría haber traído todo el rodaje a Aragón, y os agradezco el esfuerzo de traerlo, porque se lo difícil que era, y gracias por ayudarme a cumplir esa meta de rodar en mi tierra, que ojalá lo pueda seguir haciendo” y agradeció también el cariño que encontraron durante el rodaje en las localizaciones aragonesas (en Monegros, Sariñena, Monegrillo, Lastanosa y Poleñino). “Ojalá podamos seguir haciendo muchas películas en Aragón, sobre Aragón, y que se vean en todas partes”, deseó.
Pilar Palomero recogiendo el cuarto simón por ‘La maternal’ y prometiendo que seguirá rodando en su tierra, Aragón. Foto de Josian Pastor
Palmarés de la XII edición de la gala de los Premios Simón del Cine Aragonés
‘La Maternal’, de Pilar Palomero – Cuatro premios ⭐⭐⭐⭐
La décima edición de los Premios Simón del Cine Aragonés está a punto de celebrarse y en Secuenciadas estamos living pensando ya en la gala, que este año se traslada a Andorra, para convertirla en una localidad de cine. A la emoción del viaje hacia el corazón turolense, sumamos los nervios de los nominados y la felicidad del Premio Simón de Honor que este año es para el cineasta zaragozano Pedro Aguaviva (1942).
Proyeccionista en sus inicios, el realizador siempre ha estado vinculado al cine, un oficio del que, según reconoce, “no te retiras nunca, pues forma parte de tu propia vida”. Gracias a la concesión por parte de la Academia del Cine Aragonés de este reconocimiento, podremos disfrutar de su filmografía en la Filmoteca de Zaragoza el próximo 17 de junio, a partir de las 18.00 horas, en una sesión especial en la que se proyectarán ‘Las cuevas del flaco’, ‘Esencias de Nada’, ‘Me voy a Nueva York’, ‘Farsantes’ y ‘Reciclando basura’. Pero antes os invitamos a conocerlo a través de esta entrevista que ha concedido a Secuenciadas.
¿Dónde naciste y dónde has vivido?
Soy zaragozano, nacido en la plaza de la Magdalena, en aquel entonces un bello rincón enmarcado por la antigua universidad.
¿Cómo empezó tu amor por el cine?
Probablemente influyó el que mi padre, a los seis años, me comprara un pequeño proyector de cine de 35 mm a manivela con películas de Tom Mix y el gato Félix, y así me acostumbré a ver películas de celuloide por casa desde pequeño.
¿Recuerdas la primera vez que fuiste al cine?
Sí, era una película de dibujos animados: ‘Garbancito de la mancha’, que Arturo Moreno realizó en 1945. Después vendrían ‘El Capitán Blood’, ‘Robin de los Bosques’, y otras.
Pedro Aguaviva, cámara en trípode, en el rodaje de ‘Esencias de Nada’ (1995) (Fotos: Pedro Aguaviva)
Tu contacto profesional con el cine fue trabajando como proyeccionista ¿qué nos puedes contar de aquellos años y en qué cines proyectaste?
Comencé en La Salle donde me enseñó el oficio un operador de cinematógrafo ya retirado. Más tarde, y tras obtener el carnet necesario, estuve en los cines Dux, Pax y Mola, en este último ya como jefe de cabina.
En una época en la que era difícil acceder a cursos o talleres de cine, ¿cómo te formaste para realizar tus propias películas? ¿En qué directores te fijabas?
La única forma de aprender era viendo cine y tratar de emular a los grandes maestros. Tenía la ventaja de que si una secuencia me interesaba podía verla varias veces hasta descifrar las claves del lenguaje cinematográfico. Scorsese y Truffaut estaban entre mis directores preferidos.
El cineclub Gandaya, del que formé parte junto con Alberto Sánchez, fue otra fuente importante en la que beber, pues se programaban películas que no era fácil de ver en las salas comerciales.
Perteneciste al grupo Sefilma, de la Agrupación Artística Aragonesa. ¿De qué trataba este grupo y qué significó en tu carrera?
En los años 80 pertenecía a la Tertulia Aragonesa del Café Levante y allí aparecieron miembros de la Agrupación Artística Aragonesa con la idea de formar un grupo de cine en su sede, y poco a poco me integré en lo que se llamó SEFILMA (Sección Filmográfica Audiovisual de la Agrupación Artística).
El grupo Sefilma lo crearon en 1989 Enrique Susín, Patxi García, Chema Novoa, y otros jóvenes cinéfilos de la Agrupación Artística. Este colectivo, además de la producción de cortometrajes, organizaba cursos de formación en el lenguaje audiovisual y concursos de guiones. Más tarde comenzó a organizar las primeras muestras de cine independiente, que personalmente impulsé como coordinador y que fueron preámbulo de lo que hoy es el Festival Ciudad de Zaragoza (FCZ).
Tertulia cinematográfica en el Café Levante (1989)
También teníais un fanzine que se llamaba ‘Secuencias’, ¿en qué consistía?
‘Secuencias’ se inició en la tertulia del Levante y continuó en la Agrupación Artística donde siguió publicándose hasta su desaparición en 1995. Era reflejo de los rodajes que se realizaban y una forma de darnos a conocer en el ámbito cultural del cine independiente.
Tu primera realización fue ‘Este férreo mundo’ (1976). ¿Cómo surgió este proyecto?
En los años 70, el medio ambiente no preocupaba demasiado, solo algunas voces de alcance limitado se dejaban oír. El documental ‘Este férreo Mundo’, en 8 mm y 15 minutos de duración, plantea los problemas de la contaminación industrial. Le dieron el Gran Premio en el Festival Internacional de Zaragoza, que en 1976 organizó el cineclub Saracosta.
«Siempre me ha gustado crear desde el principio, desde el germen de la historia»
El 17 de Junio programan en la Filmoteca de Zaragoza varios de tus trabajos. A modo resumen, ¿qué nos puedes contar de estas obras?
Excepto ‘Las Cuevas del Flaco’, que el guión es de Javier Peña, en todas las demás el guión ha sido mío. Siempre me ha gustado crear desde el principio, desde la propia germinación de la historia y trabajar en aquellos temas que me interesaban, ha sido mi pequeña parcela de libertad donde he elegido lo que quería hacer hasta donde he podido. ‘Las cuevas del Flaco‘ (1988) está realizada en súper 8 mm. En ella, la labor de Javier Peña como actor y guionista es muy destacable y fue premiada en Pau (Francia) y en el VII Festival Internacional de Teruel, que se celebró en 1988.
‘Esencias de Nada’ (1995) supuso la transición del pase de la película analógica al vídeo. Es una obra muy divertida donde se enfrentan una desenfadada ama de llaves (Luz Gabás) y un estirado político (Alberto Sánchez). Se rodó en la torre de Santa Engracia, una señorial mansión que el Ayuntamiento de Zaragoza nos cedió en Movera.
Por su parte, ‘Me voy a Nueva York’ (1998) es la historia de un fracasado pintor de artes plásticas que decide ir a Nueva York en busca de nuevas oportunidades. En esta obra participaron un gran número de socios de la Agrupación Artística, marcando una interesante impronta del ambiente que entonces se vivía en esta entidad. ‘Farsantes’ (2000) es un trabajo del que estoy muy satisfecho, tanto en la realización como en el guión. El mundo del teatro siempre me ha atraído bastante, y aquí cuento en tono de comedia los apuros de un pequeño grupo de teatro para estrenar una obra. Se rodó en el salón de actos del Colegio Mayor Cerbuna y tuvo un interesante recorrido por varios festivales, incluido el de Huesca.
Por último, ‘Reciclando Basura’ (2002) es una comedia de humor negro, de producción y guión propios. Es la obra de ficción de la que estoy más satisfecho. Es la historia de dos mujeres que se confabulan para castigar a un maltratador. Pilar Aguirre, Jesús Pola y Teresa Lario forman un trío fuera de lo común. La labor de José Manuel Fandos como director de fotografía es muy destacable, como también el magnífico cartel de Oscar Sanmartín.
Una escena de ‘Las Cuevas del Flaco’ (1988)
¿Qué te parece que tus trabajos se vayan a volver a ver en una sala de cine? En tu época de proyeccionista ¿existía la Filmoteca de Zaragoza?
Es una gran satisfacción que se vuelvan a proyectar mis trabajos, siempre es agradable que se acuerden de uno de vez en cuando. Cuando se crea la Filmoteca en 1981, profesionalmente ya no trabajo en el medio de la exhibición, me muevo en el campo de la mecánica-electrónica. Es en mi tiempo libre cuando me dedico a la realización de cortometrajes.
«El humor es fundamental para entender la vida»
En tus trabajos utilizas bastante el humor negro
El humor me parece fundamental para entender un poco la vida. Siempre me ha gustado el humor sutil, un tanto sarcástico y rayano en el absurdo, no me gusta el humor de carcajada. Los humanos vivimos nuestras pequeñas tragedias, que muchas veces son ficticias, inventadas, creando nuestra propia película, y ahí es donde me gusta moverme, en ese filo cercano al ridículo donde no somos conscientes por donde nos movemos.
¿Cuál ha sido tu último trabajo audiovisual? ¿Vamos a poder ver algo tuyo próximamente o que esté relacionado con el mundo audiovisual?
En YouTube tengo una parte importante de mis trabajos, entrando como Pedro Aguaviva aparecen fácilmente, ficción, documentales, reportajes,. A señalar un documental de carácter ferroviario, ‘El Ferrocarril del Puerto de Pajares’, realizado en 2006, de 50 minutos de duración, y otro sobre las grullas, ‘Laguna de Gallocanta Paraíso de las Grullas’. Ahora estoy trabajando sobre un hecho muy significativo de la Guerra de la Independencia en Zaragoza, ‘La Batalla de las Eras’, sucedida el primer día del primer sitio, y que habría de significar mucho en todo lo que sucedió después.
¿Sigues el audiovisual aragonés? ¿Qué opinión te merece?
La creación de la Academia de Cineastas Aragoneses ha supuesto un paso muy importante en el resurgir del cine en Aragón. Han sido los propios cineastas quienes, agrupándose, han conseguido hacer saber a las instituciones de nuestra existencia, instituciones que no sabían muy bien qué hacer con el cine en Aragón. Los cineastas han puesto en valor sus trabajos sin necesidad de agradecérselo a nadie, demostrando de lo que somos capaces cuando nos proponemos algo. Solo hay que asistir a las galas de la Academia para ver la evolución que año tras año muestran las producciones, con unos niveles que están a la altura de cualquier otro lugar.
Una compañía de teatro en apuros en ‘Farsantes’ (2000)
En una época en la que, desgraciadamente, están desapareciendo los cines, ¿cómo consumes tú cine? ¿Te sigues desplazando a las salas o eres fan de alguna plataforma?
Vivimos una época donde las opciones son diversas e interesantes y hay que saber aprovecharlas, creo que no está reñido ir a una sala con los últimos adelantos técnicos, con visionar cine clásico en casa. En cuanto a las series, creo que hay tratarlas con medida y sin adicción.
¿Cómo recibiste la noticia de ser el Simón de Honor de este año?
Al principio con sorpresa e incredulidad, después te vas haciendo a la idea y al final aceptas. ¿Por qué no?
Fuiste uno de los socios fundadores de la Asamblea de Cineastas Aragoneses, actual Academia de Cine Aragonés. ¿Cómo recuerdas esa época? ¿En qué año fue y quiénes estabais? ¿Aún eres socio?
Desde aquella asamblea fundacional en 1999 ha pasado más de veinte años y, según su manifiesto, fue creada para reivindicar y difundir el audiovisual aragonés. Los nombres de sus fundadores siguen estando en la palestra: José Ángel Delgado, Jorge Nebra, Ana Esteban, Jorge Blas, Pablo Aragüés y muchos otros. Creo que en su pervivencia se mantiene la ilusión y el mismo espíritu apasionante e inspirador que teníamos cuando se fundó. Desde luego que sigo siendo socio y lo voy a seguir siendo. Siempre he pensado que en este oficio no te retiras nunca pues forma parte de tu propia vida, y hay que morir con las botas puestas, no queda otra.
Divertida, inteligente, fuerte, generosa, emotiva, paciente y libre. Estos, y otros muchos rasgos, transmite Luisa Gavasa a quien tiene la fortuna de pasar un rato junto a ella para conocer su historia y su trayectoria. Multipremiada, y bien merecidamente, lleva a Aragón y a su Zaragoza natal en el alma y expresa su amor hacia esta tierra siempre que puede.
Aunque estudió filología, siempre quiso ser actriz y desde muy joven comenzó a trabajar de manera profesional en un oficio que considera a veces “duro y cruel”, pero que es para ella el trabajo “más bello”, ya que le permite ser otras, sin dejar de ser ella misma.
Reivindica Aragón como tierra de cine y se felicita de que cada vez más mujeres lleven una cámara al hombro y pasen a realizar largos, cortos, series y documentales. “Ya era hora de que nos tomaran en serio”, recalca.
Vamos con el ‘Secuenciando a… Luisa Gavasa’.
Luisa, has recibido este año el Simón de Honor de la Academia del Cine Aragonés, ¿qué sientes al recibir este premio de tus compañeros?
Aunque parezca una redundancia, siento honor, que es una palabra muy bonita porque se usa poco, el honor, así que estoy muy agradecida. No es el primero que tengo, tengo dos, por actriz por las películas de Paula Ortiz, ‘De tu ventana a la mía’ y ‘La novia’, y siempre estoy recibiendo premios de mi ciudad y este es muy importante porque es el premio de la Academia aragonesa y es un honor.
No es el primer premio que recibes de la ACA ni la primera vez que te sientes reconocida en tu ciudad, también has sido pregonera y has podido sentir en otros momentos plenamente el cariño de los tuyos
Sí, yo creo que no hay una actriz aragonesa, y lo digo no desde la vanidad, sino desde la certeza, con más premios en Aragón, me han dado premios en todos los festivales de Aragón y yo creo que de las tres provincias, soy Hija Predilecta, que es otro honor, he sido pregonera y también he dado las campanadas, que ahora pienso que para darle la bienvenida a un año tan tremendo si lo se me quedo en mi casa, pero bueno en ese momento no podía prever la que se nos venía encima. Soy profeta en mi tierra, pero es verdad que ya no son los reconocimientos oficiales, que está muy bien, lo que me gusta es la calle y se cómo me tratan, cómo me quieren y cómo me regalan y me abrazan y eso no hay premio que lo equipare.
¿Cómo fue tu infancia y tu vida en Zaragoza?
La Luisa de la infancia era una niña profundamente feliz, vinculadísima a mi único hermano, vivíamos en una casa en el paseo de Echegaray, en una casa con entrada de carruajes, enorme, con un patio dentro donde jugábamos. Mi abuelo tenía un conserje que tenía un nieto y estábamos Joaquinito, mi hermano y yo, los tres que éramos como la pandilla. He sido una niña muy feliz, muy querida y muy deseada; primera hija, primera nieta, primera sobrina, en un entorno socioeconómico bueno, con lo cual afortunadamente no se lo que es privarme de no poder acceder a algo o no poder estudiar lo que quería.
La vida ha sido generosísima conmigo desde el minuto cero, desde que me da un lugar de nacimiento en el que hay una librería y una biblioteca donde puedo acceder a todo, nadie me dice este libro no se lee o tienes que hacer esto. Tuve un padre que venía de la República y que me enseñó a amar la paz y la justicia por encima de todas las cosas, una madre universitaria, culta y deportista que me enseñó a ser libre y a que una mujer era libre cuando se mantenía por ella misma, que me habló de amor y de sexo, de cuando un hijo se quiere tener y cuando no se quiere tener.
Todo ha sido una consecución, más la suerte añadida de vivir con unos abuelos, como mi hermano y yo éramos chico y chica, para mi abuela y mi madre mi hermano era el favorito y para mi padre y mi abuelo yo era el ojito derecho. Era una casa muy abierta, mis padres era gente que le gustaba que los amigos vinieran, en mi casa nunca se ha hecho distinción ni por sexualidad, ni por color, ni por nada. Todo el mundo era recibido y esos valores te marcan para toda la vida, te dan una seguridad y cuando dije que quería ser actriz y que la filología ahí la dejaba, ellos me dijeron que ahí estaban para apoyarme. Cuando tienes todo eso vas muy segura por la vida, yo lo he ido siempre, incluso en los momentos difíciles de no tener trabajo o de no tener dinero, que también me ha pasado, pero he ido siempre con esa seguridad de haber tenido esos padres-roca, siempre les doy las gracias.
¿Hasta qué edad viviste en Zaragoza y dónde fuiste luego?
Hasta los 23, me fui a Barcelona porque me salió trabajo como actriz profesional por primera vez en mi vida. Yo venía de la mano de Mariano Cariñena, que siempre lo nombraré porque me abrió la mano para el teatro, un ser maravilloso, que solamente los que hemos trabajado con él sabemos el honor de haberle conocido. Me fui a Barcelona a hacer teatro universitario, aprendí catalán, que es un idioma hermosísimo, y de ahí me fui a Madrid llorando porque yo no quería dejar el mar, pero tenía que ir a Castilla, aunque quería quedarme en esa Barcelona de los 70, que era Europa, mientras Madrid era un pueblo y Zaragoza entonces ya ni te digo, era provincia, la Academia General Militar y el Pilar, era entonces una ciudad muy reducida, con todos mis respetos a ambas cosas.
¿Estudiaste Filología?
La filología viene por mi amor a las letras, a las palabras y a los libros. De hecho, yo hubiera estudiado literatura pura, pero en ese momento mi hermano se iba a estudiar económicas a Valencia y podría haber preguntado, pero pensé que sería demasiado para mis padres los dos hijos que se van de golpe, y me quedé en Zaragoza. Trabajaba en radio, hacia teatro, y estudié filología inglesa, aunque empecé con hispánicas, pero era muy árida, y pasé a inglés. Solo doce acabamos la promoción y en el 74, que fue cuando terminé, me fui a vivir a Barcelona dos años, en el 76 ya estaba en Madrid.
Además, me matriculé en primero de Periodismo, pero en ese intervalo me fui a Barcelona, conocí a Ricard Salvat y a su familia, me ofreció trabajo como profesora de teatro y lo dejé. En todas partes pone que he estudiado periodismo y no es cierto; también se dice que fui a estudiar a Nueva York y tampoco es cierto, allí he ido de turista.
¿Cuáles fueron tus primeros trabajos?, ¿cómo empieza tu carrera?
Por la puerta grande, siempre he tenido mucha suerte. Con Miguel Narros en el Teatro María Guerrero, un montaje precioso, después Marsillach con ‘Las arrecogías’, de ahí viene mi amistad con María Luisa Ponte, con Pilar Bardem, somos amigas desde entonces. Era entrar en un mundo que seguro que desconocen los chicos ahora de veinte años que se creen muy actores porque salen en una serie de éxito, que encuentras cada tontería por ahí, pero la vida se encarga de espabilarnos a todos. Concha Velasco era la protagonista y ahora cuando nos encontramos le digo “Conchita” y ella me dice “ay cariño, eres de las pocas que me llaman Conchita”, pero yo la conocí así con 26 años. Hacíamos doce funciones por semana, allí conocí también a Carmen Linares, que entonces era una chica que cantaba.
Marsillach hizo un montaje espectacular y yo salía todos los días tarde y noche a ver a María Luisa Ponte. ‘Las arrecogías’ era un beaterio donde estaban metidas prostitutas, políticas, monjas, y María Luisa Ponte hacía de una puta que se llamaba ‘Chirrina la de la cuesta’ y Marsillach había hecho una escenografía maravillosa, había un pilón y ahí estaban las presas y María Luisa y de pronto sonaba un tiro y se hacía un silencio y María Luisa pasaba de la comedia al drama en un plis plas y en todo un teatro lleno que estaba a carcajada se hacía un silencio y yo pensaba que tenía que aprender a hacer eso. Ella me preguntaba que qué hacía y yo le decía que aprender, porque así se aprende. De ahí nació una amistad que duró hasta que se murió.
Te hemos visto en muy distintos papeles, en todos los géneros, teatro, televisión y cine, ¿te sientes especialmente cómoda en algún género o formato?, ¿qué te aporta cada uno?
Es un tema de personaje, si el personaje es bueno me da igual que sea en televisión que en cine. Teatro ahora hago menos porque me están llamando más para audiovisual, pero yo creo que la clave es el personaje, a veces hay un secundario que tiene muchísimo más peso que un protagonista, que tiene más carne, que te deja huella. Yo tengo un armario donde hay ciertos personajes puestos.
Háblanos de algunos de esos personajes
Siempre sale la madre de ‘La novia’, es el personaje más duro de mi vida, el más difícil el rodaje, en el que más puse y el que más me ha dado; pero hay más. La Loreto de ‘Amar en tiempos revueltos’; la dama del mar de Ibsen; el teatro con Mariano Cariñena, en el que había una obra en la que tenía que salir a cantar con La Bullonera, pero ellos tenían exámenes y no vinieron, lo grabaron en un casete y como entonces era una inconsciente de 22 años, ahora no lo haría ni loca, plantada en medio del escenario cantaba a pelo con la música que salía del hilo musical.
Cuando uno elige una profesión, cuando eres muy jovencito no eres consciente de que es tu vida o va a ser tu vida, creo que elegir lo que tu amas por encima de todo, aunque te arriesgues porque este oficio es duro, es cruel y no siempre sale bien, pero al menos hay que intentarlo, porque para mi es el oficio más bello, ser otras sin dejar de ser tú. Yo he sido reina, puta, loca, monja, buena, mala, asesina, qué suerte que encima me pagan, me aplauden, me paran y me piden autógrafos. Es muy gratificante.
Mencionas el personaje de la madre en ‘La novia’ con el que ganaste un Goya…
Un Goya, un Feroz, el premio de la Unión de Actores, dos Simones… Me lo dijo Luis Alegre, que yo no lo sabía, que era la primera actriz española que se había llevado los cuarto premios de cine en la misma temporada.
¿Qué supuso ese año para ti?
Que el mundo del cine me abría la puerta y eso se lo debo a Paula Ortiz. Yo era una actriz que trabajaba, pero la puerta grande me la abre Paula con ‘La novia’ y de ahí paso a trabajar con Medem, con Garci, con Fesser, con Villaronga que ya habíamos trabajado.
¿Hay algún rodaje que recuerdes especialmente?
Por risas ‘Miau’ porque con Manuel Manquiña, Álvaro de Luna y José Luis Gil me lo pasé… bueno, bueno… Era la única chica, me llevaban en palmitas y nos lo pasábamos los cuatro… Y Manquiña está como las maracas, es uno de los seres más maravillosos que yo me he encontrado.
En ese rodaje me lo pasé muy bien y el que peor lo he pasado en mi vida fue ‘La novia’ porque se nos iba todo: tenía que llover, hacía calor; tenía que hacer calor, llovía; tenía que llover, hacía un aire de la leche; se cortó el rodaje en mitad de la película; se mató Alex Angulo; tuve una secuencia tremenda, que era ver a mi hijo muerto y como hubo que cortar el rodaje una parte estoy con el hijo muerto y en la otra estoy mirando una piedra y volver a retomar una situación emocional tan alta, después de un mes, con una piedra… ¡Cómo no me van a dar un Goya! Me lo gané (ríe).
Cuando Paula me mandó el guión me pidió que no lo leyera hasta que ella me dijera y yo lo tenía en la mesilla y me preguntaba ¿y no lo leíste?, y no, yo soy muy disciplinada y Paula me dijo que no leyera y ahí estaba hasta el día que me dijo que empezara a memorizar y así lo hice, memorizaba todo menos el final, cuando llega la novia con mi hijo, que era como si me pasaran una goma de borrar, no podía y pasando el texto me puse a llorar como una loca y decía “¡mi hijo, mi hijo!”. Me di cuenta de que ese personaje me sacaba el temor atávico que tenemos todas las madres sobre nuestros hijos, no hay nada más horroroso para una madre que la muerte de su hijo y cuando me di cuenta me pude aprender el texto. Fue asumir que lo que me producía el espanto de que a mi hijo Pablo le pasara algo y a partir de ahí pude aprenderme el texto.
¿Qué esperabas de este segundo trabajo de Paula?
Ya sabía que iba a hacer la madre, pero esperaba conseguir un sueño, porque Lorca es universal y la madre, es la madre, estamos hablando de literatura universal, de un arquetipo que todo el mundo se ha hecho una idea; todos teníamos mucho miedo, un sentimiento de responsabilidad y al mismo tiempo un concepto de equipo de sacar el trabajo hacia adelante y se sacó contra viento y marea. Nos dejamos la piel todos, la primera Paula, fue un rodaje duro; también nos reímos mucho; fue el último rodaje de mi queridísimo amigo Carlos Álvarez Novoa, que no pudo ni ver la película. Me ha pasado con dos, con Álvaro de Luna que no pudo ver ‘Miau’ y con Carlos Álvarez Novoa que no pudo ver ‘La novia’. Fue un palo, eran actores maravillosos, gente maravillosa.
Te vemos trabajar mucho en Aragón, después de haberte tenido que marchar a trabajar fuera en tu juventud, ¿qué sientes al poder volver y rodar en Aragón y en tu ciudad?
Es una gratificación porque estaba un poco harta de que hubiera ETB, con todos mis respetos, TV3, las del Sur, Canal Nou y que en Aragón no tuviéramos nunca una televisión que hiciera ficción. Por fin, es volver a casa, a los padres, al río, a las jotas, a todo lo que antes no me importaba y ahora me doy cuenta del peso tan profundo que tienen en mi memoria y en mi alma.
¿Sueles volver muchas veces al año a Zaragoza, no solo por motivos de trabajo?
Ahora menos, porque solo me quedan unos primos y una gran amiga, pero como me llaman para tantas cosas. En octubre vuelvo porque se presentan unas películas mías en la Filmoteca y vengo a presentarlas. Mi representante, Alberto Bongiorno, siempre me decía: “ya has oído Aragón TV, ya has perdido el culo” y yo le decía: “pues chico, sí” (ríe). Falleció hace unos meses y fue un palo muy grande, ha sido un compañero de vida profesional maravilloso, llevábamos casi 25 años y era el tío de mis nietos, el hermano, el confidente, el cómplice, el amigo y un ser maravilloso, que amaba la vida por encima de todas las cosas. Y en 26 días falleció por un tumor cerebral, le pude acompañar y recuerdo que siempre me tomaba el pelo con que perdía el culo si me llamaban de Aragón.
“Un corto, que no te van a pagar, pero claro, como es de Aragón te da igual”, me decía, y es verdad. Me llamaron hace poco para hacer un vídeo de turismo de Teruel, les dije que no pensaba cobrar en estos momentos en que está pasando lo que está pasando, que me negaba a cobrar, es un tema de solidaridad con mi tierra. Luego la vida siempre te devuelve, además, y me llamaron también para que leyese el texto en el acto de homenaje a las víctimas del Covid y fue un orgullo que me eligieran para ello. Amor con amor se paga.
Esta semana vuelvo a Zaragoza porque se proyecta en la Filmoteca, tras el Simón de Honor’, ‘La novia’, ‘De tu ventana a la mía’ y ‘Miau’ está organizado por la Academia del Cine Aragonés y son los días 14, 15 y 16 de octubre. También así daré la “tetadica” y con mi hijo vemos que al cruzar la frontera en Aragón nos vienen palabras que en Madrid ni se nos ocurren: chipiada, espesa, palabras que en Madrid no me salen habitualmente y las salmueras que en Zaragoza me apetecen.
¿Has actuado alguna vez en inglés?
Hice una prueba para una serie no hace mucho, estando aquí trabajando en ‘El último show’, que no salió, pero al menos me llamaron desde Hollywood para hacer un casting en inglés, creo que para una serie de Bayona. He trabajado en francés y he hecho teatro en catalán.
¿Cómo ves el panorama audiovisual aragonés en la actualidad?
Mal, pero mal porque estamos en un momento en que no se puede ver nada bien. El Covid ha paralizado todo, todos los proyectos que tenía este año se han ido, se han caído, se han pospuesto. Yo ahora tengo dos cosas, de apoyo a la Casa de la Mujer en Zaragoza contra la violencia de género, que está pospuesta, ruedo una película en noviembre en Barcelona. Teóricamente el panorama está bien, lo que no está bien son las circunstancias que rodean al panorama, se están dando cambios de guión para que la gente mantenga las distancias, es muy complicado. La que ha organizado este virus es muy gorda, el dinero que está costando en todos los campos. Hay gente que se ha arruinado, si ya tienes una profesión que solamente vivimos de ella el 9 por ciento, el resto sobrevive, viene una cosa de estas y hay gente que se ha arruinado, que no tiene ni para pagar el alquiler.
El audiovisual aragonés sí estaba viviendo un buen momento, con muchos proyectos y calidad…
Yo puedo hablar de lo que he hecho, que fue ‘El último show’, una realización por parte de Alex (Rodrigo) y del equipo de plató extraordinaria, el tema de arte, maquillaje, peluquería, muy bien. Nada que envidiar a lo que se hace en Madrid. Aragón es tierra de cine y una cosa que me gusta mucho es que cada vez hay más mujeres con una cámara al hombro y realizando; ya no solamente las chicas son maquillaje y peluquería; ya era hora de que se nos tomara en serio.
Nos alegra infinito poder regresar al cine y aún nos alegra más si es para disfrutar del audiovisual aragonés en pantalla grande. Si a ello sumamos una proyección al aire libre en las noches de verano, el planazo nos parece perfecto.
Una de las proyecciones en la plaza del Centro de Historias de Zaragoza. Foto de Sergio Sánchez Casamayor.
Con esta idea diseñó la Filmoteca de Zaragoza el ciclo ‘Indiana Jones y talento aragonés’, que inició sus proyecciones el pasado 1 de julio con las aventuras de Indy y continúa este mismo miércoles, 29 de julio, con una sesión de luxe: la película ‘Ojos negros’, de Marta Lallana e Ivet Castelo, y las restauraciones de las cintas ‘Salida de misma de doce del Pilar de Zaragoza’, de Eduardo Jimeno Peromarta y Eduardo Jimeno Correas, y de los trabajos de Ignacio Coyne Lapetra.
Y vosotros os preguntaréis, ¿qué pinta Indiana con el talento aragonés? Pues todo, evidentemente. Como nuestro aventurero favorito, los creadores aragoneses son atrevidos, valientes, arriesgados y siempre están dispuestos a embarcarse en nuevas aventuras que nos sorprendan y nos emocionen ante la pantalla. El mismo espíritu que ha guiado a la Filmoteca en el desarrollo de esta propuesta que nos anima a volver a la cultura, nuestro santo grial.
“A principios de mayo, en el confinamiento, cuando aún no sabíamos muy bien cómo se iba a plantear la primavera ni el regreso a la sala en la Filmoteca, plantee la posibilidad de hacer un cine al aire libre”, recuerda la responsable de programación de la Filmoteca, Toña Estévez, nuestra Indy del cine aragonés.
La limitación de aforo vinculada al desarrollo de la pandemia suponía en el caso de la Filmoteca que la sala se quedara solo con 37 butacas disponibles, por lo que se pensó rápidamente en buscar una solución que ampliara la capacidad. Al principio se iban a programar todos los trabajos nominados a los premios Simón del cine aragonés de este año, “pero vimos que quizás ver los cortos al aire libre era una idea más difícil porque no se dan las condiciones ideales”, de modo que se pensó en proyectar trabajos de los Simón, obras aragonesas y cintas clásicas, como las del señor Jones, que mueven al público.
De este modo, el público zaragozano ha podido lanzarse ya ‘En busca del arca perdida’, adentrarse en ‘El templo maldito’ y vivir con Indiana ‘la última cruzada’, mientras que las primeras sesiones cien por cien aragonesas han llevado a los espectadores al‘Planeta 5000’, de Carlos Val, y a repasar los trabajos de Segundo de Chomón (1871-1929), con música en directo del creador oscense de bandas sonoras Juanjo Javierre.
Fotogramas del cineasta turolense Segundo de Chomón
UN LUJO
Este miércoles podremos descubrir el magnífico trabajo de restauración que lleva a cabo la Filmoteca, con el pase de la considerada primera película del cine español, ‘Salida de misa de doce del Pilar de Zaragoza’, del zaragozano Eduardo Jimeno Correas (1870-1947); y visitaremos escenas callejeras del cineasta aragonés Ignacio Coyne Lapetra (1872-1912), al que seguirá ‘Ojos negros’, de Marta Lallana e Ivet Castello, nominada a mejor largometraje en los premios Simón y que ganó la biznaga de plata en el Festival de Málaga del pasado año.
Fragmento de Gigantes y Cabezudos de Ignacio Coyne Lapetra
Concluirá el próximo viernes, 7 de agosto, con el preestreno de nuestro amigo ‘Marcelino, el mejor payaso del mundo’, de Germán Roda, que lo está petando fuertemente en los cines. Para cada sesión, mascarilla obligatoria mediante, hay 140 butacas y “se están agotando, el ciclo está funcionando muy bien”.
Cuando se cerró este ciclo con Zaragoza Cultural, ya en mayo, “tuvimos muy claro que la distancia de seguridad era fundamental” y, por ello, se eligió el patio del Centro de Historias, un espacio “inmenso” que da la posibilidad de colocar las sillas con la distancia necesaria para garantizar unas proyecciones seguras.
El objetivo, además de permitir un regreso a la cultura en condiciones de seguridad, ha sido dar a conocer estas películas aragonesas “a las que comercialmente se les da poca estima, no se estrenan en condiciones ideales y ‘Ojos negros’ y ‘Planeta 5000’ son dos grandísimas películas, muy diferentes, con una fotografía magnífica y un cine que está a la altura del cine español que se estrena”, considera la responsable de programación de la Filmoteca.
LA CASA DEL CINE ARAGONÉS
Toña abandera el audiovisual aragonés como los Jacksons lo hicieron con el pop y desea que la Filmoteca sea “más espacio de cine aragonés”. A pesar de que la sala “es pequeñita”, en Filmoteca quieren ser “la casa del audiovisual aragonés”, no solo con estrenos, sino que también puede albergar pruebas de equipo y otro tipo de actividades.
“El audiovisual aragonés goza de muy buena salud, pero adolece de falta de dinero, las instituciones tendrían que poner más recursos encima de la mesa y ayudar a la producción más en serio”, porque Aragón es “tierra de cineastas”, pero no cien por cien de cine, dado que muchos cineastas aragoneses aún tienen que emigrar a otros sitios para desarrollar sus proyectos.
Fotograma de ‘Marcelino, el mejor payaso del mundo’ en la piel de Pepe Viyuela y a su lado la actriz Salomé Jiménez.
Respecto a la labor de restauración que realiza la Filmoteca, Estévez elogia el trabajo de sus compañeros, una labor “magnífica, lenta, callada, pero espectacular con los medios de que se dispone”. Seguro que disfrutaremos mucho este miércoles de esta sesión de lujo.
Y las buenas noticias no terminan aquí, porque Filmoteca proyectará el resto de los nominados a los Simón en su sala, si las condiciones lo permiten, entre el 9 y el 19 de septiembre, cuya gala de premios será el 20 de septiembre en el Auditorio de Zaragoza. Apuntado queda en el calendario de los imperdibles de Secuenciadas.