Estudió Empresariales, trabajó en la Base Americana y, después, se convirtió en fotógrafo antes de llegar a su actual empleo como técnico en marketing internacional. Pero desde pequeño amó el cine y esa pasión le ha llevado a ser cineasta, ayudante de dirección, actor, locutor, guionista, productor y director de teatro. Es, además, presidente de la Academia del Cine Aragonés (ACA) desde el año 2016.
Quedamos con Jesús Marco Murillo en un espacio muy apropiado para celebrar este fin de semana el Día de Aragón, el Parque Tío Jorge en Zaragoza. En este nuevo Secuenciando a, hablamos con el director de su carrera profesional, del audiovisual aragonés y del presente y futuro de la ACA.
¿Cómo surgió tu amor por el cine?
Le debo mucho a mi madre, que es una gran cinéfila. Ella coleccionaba los panfletos que daban en los cines y, desde muy pequeño, me decía si había visto tal película, que era muy buena; ahí empezó. Además, iba al colegio Maristas y había un cine abierto al público todos los sábados y domingos por la mañana y yo iba a ver lo que fuera, daba igual lo que pusieran, que iba a verlo. Así, cada vez me gustaba más el cine y era una forma de evadirme.
¿Qué significaba poder ir al cine todos los fines de semana?
Siempre buscaba los entresijos de ver cómo se había hecho esa película, esos efectos, aunque a esas edades disfrutaba de la misma historia que estaba viendo. Recuerdo que salíamos al acabar la película, nos escapábamos al patio del colegio y nos poníamos a emular lo que habíamos visto. Si era una de mosqueteros, una de mosqueteros, o de espías, vivía las historias.
¿Las vivías desde el punto de vista del protagonista o también te ponías detrás de la cámara con tus compañeros?
También. Jugábamos a representar lo que habíamos visto, siempre llevaba la voz cantante y, de pequeño, reunía a mis amigos para poner las películas que tenía en un Cinexin. Después, animado por un profesor de Maristas que vio que valía para eso, hice teatro. El profesor hizo un concurso, había premios, nuestro grupo ganó y yo me llevé el premio a mejor actor. A raíz de eso, el profesor me regaló un libro de teatro contemporáneo, empecé a escribir mis propias obras y logré que se representaran en el colegio, pagando entrada el público. Representamos tres obras de teatro que me inventé, con los compañeros de clase como actores.
¿Qué temas te interesaban entonces?
La comedia. Las tres obras que hice fueron comedia pura y dura. Una fue ‘El pequeño Draculín’, me inspiré en una película de Mortadelo y Filemón que vi en el cine y el protagonista era yo. Para las otras dos busqué en la Librería General alguna obra o novela que pudiera adaptar y adapté ‘Tom Sawyer, detective’. Además, con 13 o 14 años, Alejandro Dumas y los tres mosqueteros eran para mí un referente e hice otra obra de teatro titulada ‘Los tres mosqueteros y medio’. Esos fueron mis inicios en el mundo de la farándula; me hubiera gustado hacerlo en cine, pero no tenía dinero, ni medios, ni nada y en aquella época te autoconvencías de que no ibas a poder hacer nada nunca de eso porque eso, era para otra gente con más medios o suerte, o lo que fuera.
«Mi primer cortometraje fue ‘El pañuelo’, una historia sobre un amor que nunca muere»
¿Cómo llegó ese momento de empezar a hacer cine?
A la vejez, viruelas. Tenía esa espinita clavada de que no me había podido dedicar profesionalmente a algo audiovisual. Trabajaba entonces en la Base Americana, pero los americanos se fueron y nos echaron a todos a la calle y pensé en qué hacer. Había estudiado Empresariales, pero no me gustaba, era algo impuesto por exigencias familiares, y a la vez en el primer año estuve en la Escuela de Arte Dramático, pero hice caso a mis padres y me decanté por lo que no me gustaba.
Al quedarme en el paro, al cerrar la Base Americana (1992), pensé que era una oportunidad, aunque en esa época no había el movimiento que hay ahora de cortometrajes, no se hacían apenas. Pensé que, ya que no podía contar historias en cine, las contaría en fotografías, y monté un estudio de fotografía del que viví durante más de diez años. En esa etapa tuve acceso a los medios, conocí gente que hacía vídeos y me lancé a hacer el primer cortometraje, que me costó 10.000 pesetas y lo hicimos con la colaboración de amigos y familia. Se llama ‘El pañuelo’ (estrenado en el año 2000).
¿Y de qué va?
Mezcla la fantasía, jugando un poco con el tiempo. Trata de un soldado que estaba en los Balcanes y que, de repente, se encuentra con un soldado de la Guerra Civil española. Es sobre el amor eterno, el amor que nunca muere, porque este soldado español es un fantasma que se había quedado vagando y se aprovecha del otro soldado para darle el último mensaje a su amada, un pañuelo que ella le da cuando se va a la guerra y, como él muere, no regresa. Y el soldado aprovecha esa ocasión para que vuelva a ella, ya anciana, antes de que también fallezca.
Pasaste de la comedia en teatro a una fantasía dramática en audiovisual.
Totalmente. No he sido capaz de hacer comedia en cine. Tengo un trabajo, ‘Tacones de Stanislavsky’, que es una comedia. Pero con lo costoso que es sacar adelante un proyecto, y lo mal visto que estaba llevar comedia a los festivales y es difícil, pues pensé en hacer cosas serias, temas que me interesaran, denuncia social. Quitado ‘Tacones de Stanislavsky’, que el guion en principio no era mío y luego lo adapté, lo demás son todo dramones.
¿Cuáles eran tus referentes en el audiovisual a la hora de empezar a trabajar?
A veces lo he pensado, pero tengo tal mezcla, me pasa igual con la música, me gusta toda clase de música siempre que sea buena, que me llegue, y en el cine me pasa igual. Puedo ser un gran admirador de Akira Kurosawa, que es un gran contador de historias, pero también me gusta el cine más comercial, como el de Spielberg, el cine de acción, bélico, los musicales. Tener un referente al que querer copiar, no, aunque sí que tomas cosas de uno y de otro.
Scorsese me gusta mucho, por ejemplo, sobre todo el estilo visual, de los planos, igual que Spielberg, es otro maestro. O el cine clásico de Chaplin, el cine negro de los 40 y 50. A veces he intentado simular la estética visual del impresionismo, y de enfocar la cámara de Orson Welles, en ‘Ciudadano Kane’ o ‘El tercer hombre’. Me gusta mucho jugar alguna vez con grandes planos secuencia, que son un reto para un director, porque bien hechos me encantan y siempre que puedo intento meter alguno.
¿Qué trabajo destacarías de tu carrera y por qué?
Quizás el que más cariño puede que le tenga, porque fue el primero y fue un reto, sin dinero, con condiciones climatológicas adversas, es ‘El pañuelo’. Si ahora lo tuviera que volver a dirigir no lo haría como entonces, cambiaría muchas cosas porque era mi primer trabajo y cada vez que lo veo, veo los fallos que cometí, pero le tengo un cariño especial al guion, creo que es el más redondo que he hecho. Y también lo gocé dirigiendo ‘Al, uno de tantos’, con Jesús Guzmán como actor, por lo que pude aprender de un actorazo como es Jesús Guzmán, y por la historia. Quise adentrarme en el mundo del Alzheimer, de cómo se puede sentir una persona con esa enfermedad. Esos dos son de los que más orgulloso me puedo sentir, aunque de los demás también.
Es inevitable querer corregir o ver errores en los trabajos realizados…
Siempre, a veces pasa mucho tiempo sin ver nada y un día te pones a revisar y piensas “por qué he hecho esto así, por qué puse la cámara allí y no en otro lado”. Siempre pensando “si ahora lo volviera a hacer, lo haría de otra forma”, pero ahí queda, es un proceso y cada vez vas aprendiendo más, nunca acabamos de aprender. Y otra de las cosas que me ha valido y que he hecho bastante es de ayudante de dirección con gente muy distinta entre sí, desde Fernando Usón, Sadie Duarte, Raúl Guíu, y son muy distintos a la hora de dirigir, pero eso te aporta mucho porque ves cómo dirigen otras personas. Es una de las facetas, además de como realizador, en la que más disfruto.
Eres director, ayudante de dirección, director de teatro, productor, guionista, locutor, actor, ¿qué destacas de cada faceta?
Lo más cómodo quizás es ayudante de dirección, porque tienes una gran responsabilidad como mano derecha del director y te tienes que saber la película igual o mejor a la hora de afrontar un rodaje, pero la carga es menor, porque la responsabilidad la tiene otro. Otra faceta muy cómoda es poner voz, hacer locuciones, porque lanzas el texto y ya está.
Del resto, lo primero que hice fue ser actor, con 14 años, y es una de las cosas que me encanta y me gusta muchísimo, aunque quizás es una de las facetas que menos estoy haciendo porque me tienen asociado como realizador y no se acuerdan nunca de que como actor llevo una larga trayectoria. He sido profesor de teatro y ahora dirijo un grupo de teatro amateur, en el que nos lo pasamos muy bien.
¿Qué se necesita para vivir del audiovisual?
Estar en el momento adecuado, en el sitio adecuado y tener mucha suerte. Además de si vales o no vales, si no vales por mucho que estés…, aunque es discutible porque hay gente que no vale y ahí está. Con la edad que tengo se me pasó el tren hace mucho tiempo; si ahora me pillara con veinte años no haría lo que hice, porque quería estudiar cine en Madrid, pero no me dejaron mis padres e hice caso. Si ahora volviera atrás no haría caso, me iría a ver qué sale.
Ahora hay más facilidad y formación.
Es que antes no había nada en Zaragoza, existían los cineclubs, pero profesionalmente no te lo planteabas, la única manera era irse a Madrid o Barcelona a la escuela de cine, que costaba mucho dinero. Y al final te convences tu mismo pensando en que te conformarás con ir al cine, pero ahora es una gozada, en las escuelas públicas puedes estudiar realización, producción, aquí mismo en Zaragoza, si no tienes la privada.
Aquí estaba la Escuela de Arte Dramático, pero el título no era oficial, no te garantizaba una salida profesional y más en Zaragoza. Podías hacer tu compañía de teatro amateur, pero me autoconvencí, estuve muchos años no queriendo saber nada, pero al tener la posibilidad de coger una cámara y un foco, lo hice y hasta ahora.
«Estar en la Academia del Cine Aragonés es una manera de vivir el cine y es una ventana para que la sociedad aragonesa conozca lo que se hace en Aragón»
¿Cómo ves el panorama audiovisual aragonés?
Está muy bien y a las pruebas me remito. Raro es el año que no tengamos algún aragonés nominado a los Goya y es por eso mismo, ha habido mucho acceso a la formación, gente con talento y que se forma ya tiene las herramientas adecuadas para sobresalir. Y llevamos muchos años en que las ayudas al audiovisual han hecho mucho bien. Antes no existían, no había nada, ni un duro de ninguna institución, pero se han ido concienciando de que merece la pena aportar y ayudar a la gente joven, lo que ha hecho que gente bien preparada se haya lanzado a hacer cortos, que han ganado festivales, han llegado ayudas a largometrajes. Y eso ha hecho que tengamos a Paula Ortiz, a Pilar Palomero, a Javier Macipe, que son el futuro del cine no ya aragonés, sino del cine español, porque el cine es global.
¿Se podría hacer algo más para darle otro empujón al sector?
Sí, dedicar más presupuesto. Tener en cuenta que a veces las ayudas salen muy tarde, lo que hace que gente que está en el proceso al final no puede hacer su proyecto por no poder adelantar el dinero; aunque poco a poco se ha dado cuenta la administración e intentan que las ayudas salgan cuanto antes.
Con Aragón TV lo mismo, tenemos una televisión autonómica que gracias a Jaime Fontán (jefe de producción de Aragón TV, fallecido en 2021) apostó por el cine aragonés. Y falta otro pilar que es la privada, que se den cuenta de que si invierten en cine aumentarán las posibilidades de hacer más largometrajes en Aragón.
Eres el presidente de la Academia del Cine Aragonés y próximamente se celebrará una nueva edición de los Premios Simón, ¿nos puedes hacer algún spoiler de cómo será la gala?
Se va a hacer en Huesca, por fin, que era una de las reivindicaciones que teníamos como Academia, que no se hicieran solo en Zaragoza. El año pasado lo hicimos en Andorra (Teruel), con grandes problemas climatológicos, y este año la iniciativa no partió de nosotros, porque tras la experiencia del año pasado no nos apetecía mucho movernos, pero ha habido mucho interés por parte de Huesca, porque este año es el 50 aniversario de su Festival de Cine y querían dedicar el año 2022 al cine en Huesca. Tuvimos reuniones, nos convencieron y lo haremos en el Palacio de Congresos el 25 de junio, a las 20.00 horas.
Este año se han recibido 43 trabajos audiovisuales, que votan los miembros de la Academia para completar la lista de nominados en cada categoría ¿En qué fase están los trabajos presentados a concurso?
En este momento estamos en la fase de que se tienen que estar viendo ya los trabajos presentados y votando para que a mediados de mayo se conozcan los nominados. Cuanto más vote la gente ahora, más justo es el resultado. Como se tienen que votar a tres trabajos se evitan favoritismos, se vota porque ha gustado el trabajo y eso es fundamental. Lo que suele pasar es que la gente vota poco en la primera fase y luego se vota en la segunda, cuando tendría que ser al revés casi. Votar más en la primera fase y también en la segunda, cuanto más mejor.
Se ha notado este año la pandemia en el número de cortometrajes, ha habido un bajón porque la pandemia frenó los rodajes. En cambio, tenemos tres largometrajes a concurso y muchísimos documentales. Es lógico, porque en cuanto a la vida comercial de un proyecto, para un realizador o un productor es más fácil recuperar el dinero invertido con un documental y la gente se ha volcado más. Además, son de gran calidad, puede que seamos la comunidad que más documentales hace.
Llevas desde 2016 como presidente de la ACA. ¿Qué significa para ti la Academia?
Desde el año 98, cuando nació la Asamblea de Cineastas Aragoneses e hice mi primer corto, busqué de alguna forma relacionarme con gente que hiciera lo mismo que yo y ahí fue cuando conocí esta Asamblea. Desde el principio me involucré mucho, sin tener ningún cargo ni aspirar a tenerlo, porque es una manera también de vivir el cine, ya que no puedes estar rodando todos los años, es una manera de estar vinculado al mundillo del cine en Aragón y en Zaragoza, viviéndolo de otra forma. ¿Qué significa? Todo mi tiempo libre lo dedico a esto, a veces con los sinsabores de un cargo de responsabilidad que ejerces por amor al arte, pero acompañado de un equipo que curra mucho. Cuando deje de ser presidente seguiré vinculado y trabajando.
La razón de ser de la Academia es promocionar y dar a conocer el audiovisual de la zona. Si no existiera la gala de los Simón, la gran mayoría de los aragoneses no conoceríamos el audiovisual que se está haciendo en Aragón más que los tres o cuatro poquitos que cada año están nominados a los Goya. De esta forma, es una especie de ventana para la sociedad aragonesa que tiene la oportunidad de conocer de primera mano qué se hace dentro del mundo audiovisual. Pero la ACA no solo son los premios, a lo largo del año intentamos aportar nuestro granito de arena en formación audiovisual, divulgación y actos como proyecciones, cursos, talleres, exposiciones.
¿Hacia dónde dirige su futuro Jesús Marco?
(Ríe) A estar como estoy. La pasión que siento por el cine no se me va a pasar nunca, aunque me jubile o deje de ser presidente de la ACA, porque tienen que venir generaciones jóvenes a tomar el relevo, pero seguiré colaborando como uno más, aportando lo que haga falta y haciendo lo que se me pida, como ayudante de dirección, como actor, lo que sea. Y apoyando a la Academia en lo que me pida.
También tengo proyectos propios, tres o cuatro, que se han quedado por el camino porque veo complicada la financiación. Prefiero colaborar con proyectos de otros, egoístamente sufro menos, y dedicarme más a fondo a la Academia. Aunque si conocéis a algún productor que ponga la “pasta”, le presento tres o cuatro (ríe).
“El cine tiene que ser dos cosas: primero, que no sea aburrido y segundo, que sea divertido”. Esta frase del Simón de Honor 2021, el cineasta Pedro Aguaviva, encarna a la perfección al mundo del audiovisual y la décima gala de los premios Simón, que la Academia del Cine Aragonés celebró el sábado, 26 de junio, en la localidad turolense de Andorra.
El premio Simón en manos de uno de los premiados de la noche. ¿Quién será?… Foto: Josian Pastor
Pero, ¿cómo podríamos describir mejor lo que ocurrió antes y durante la ceremonia? El encargado de hacerlo, en su intervención en la gala, fue el propio alcalde de Andorra, Antonio Amador, quien poco antes de entregar el galardón a la mejor película aragonesa del año aseguró que el cine había hecho todo un homenaje al pueblo ese día al ofrecerle una muestra “de todos los géneros posibles”.
Sábado 26 de junio. Lugar previsto de celebración de la gala: exteriores de la Ermita de San Macario. Comienza a llover, y con ganas además. La previsión es que pare, pero aquello arrecia y convierte “la típica película de ilusión, familiar, de qué chulo ha quedado” todo el escenario de la gala montado, en un “thriller, pero de los chungos”. Seguía lloviendo y la cosa adquiría tintes de drama, pero la Academia no iba a dejar que cuatro gotas, rayos, truenos y algo de barro arruinaran la fiesta del cine aragonés.
Así que lo que habían preparado durante meses para su desarrollo en la ermita, se organizó de nuevo en unas horas en la Casa de Cultura, un espacio de dimensiones mucho más reducidas, pero que permitió ese final feliz que tanto nos gusta en las pelis. “No ha sido en el sitio que se pensaba, pero ha quedado apañadico”, subrayó el alcalde, y tenemos que darle la razón, porque en un tiempo récord se levantó una gala igualmente emotiva y espectacular.
Al ritmo del agente 007 salió al escenario el presidente de la ACA, Jesús Marco, quien aseguró que jamás olvidará a San Macario y la animada tarde que les había dado. Reivindicó la labor de la Academia en Aragón y pidió a las instituciones que crean en estos profesionales, para dar paso a la embajadora de los Simón 2021, la actriz Miriam Díaz Aroca, que llegó bailando y haciendo bailar al presi.
Miriam Díaz Aroca, divertidísima durante toda la gala, se parte la caja con estos premios aragoneses. Foto Josian Pastor
VALIENTES
“Somos una raza de valientes, gente resolutiva, siempre con alegría”, manifestó la artista sobre los profesionales del sector, defendiendo que el mejor premio “es seguir trabajando y que seamos visibles a pesar de la edad”. “Los cincuenter y sesenter tenemos un potencial maravilloso que dar en el cine; los veteranos tenemos tanto que decir y una vivencia inmensa para dar vida a personajes maravillosos”, remarcó. Elogió también la capacidad de la Academia aragonesa para reorganizar la ceremonia, observando que “si esto pasa en Hollywood o en los Goya, aplazan la gala”, y abandonó el escenario de nuevo bailando, reconociendo estar “feliz” por ser embajadora del evento y por representar “una profesión que es maravillosa, a pesar de la incertidumbre».
La presentado, Ana Roche, animó la gala con sus intervenciones entre premio y premio, con guion de Roberto Malo y Daniel Tejero. Foto Josian Pastor
Entre los momentazos de la gala, además de la gran labor de la presentadora, la actriz Ana Roche, hubo apariciones estelares, como las de las actrices María José Moreno y Luisa Gavasa, divertidísimas sobre el escenario. Ambas recordaron a quienes no habían podido asistir al evento por los cambios de última hora causados por el tiempo, y que obligaron a reducir aforos, y felicitaron a la ACA por su capacidad de respuesta. Presentaron el premio a mejor dirección y aprovecharon la ocasión para bromear porque “¿qué pasa si no entiendes al director, si no sabes lo que te quiere decir o eres un error de casting?”, planteó entre risas María José Moreno.
La actriz María José Moreno atendiendo la charrada de su compi Luisa Gavasa.Foto Josian Pastor
Igual de enérgico y eufórico se mostró el actor y productor Jaime García Machín, que recogió el premio a mejor cortometraje para ‘En racha’, de Ignacio Estaregui, y el de mejor actor, para su compañero Saúl Blasco, por este mismo trabajo. Muy emocionada logró Andrea Fandos su Simón a mejor actriz por ‘Las niñas’, dedicando el premio a la directora Pilar Palomero, a sus compañeras de reparto y a su familia; mismas sensaciones que tuvo Germán Roda, director de ‘Marcelino, el mejor payaso del mundo’, docu con el que ganó tres galardones que quiso dedicar al productor, y su amigo, Jaime Fontán, recientemente fallecido, y a su hermana y compañera de oficio, Patricia.
Nosotras le daríamos el premio a mejor discurso a la actriz polifacética Ana Esteban, voz en off de la gala y que se marcó un speech digno de Pedro Almodóvar en los Oscars al recoger su Simón a mejor dirección de producción por ‘La mujer que soñaba con números’, de Mirella R. Abrisqueta. Ana, emocionada, ¡no se dejó a nadie en los agradecimientos! Y mención especial, también, para el equipo del corto ‘Souvenir’, animando la gala con sus vítores y su alegría.
Ana Esteban, ganadora de la mejor dirección de producción, viniéndose muy arriba con el Simón en la mano. ¡Viva el rock and roll! Foto Josian Pastor
‘LAS NIÑAS’ Y SUS SIMONES
‘Las niñas’ fueron las grandes triunfadoras de la noche, con seis ‘Simones’ y su directora, Pilar Palomero, no dejó pasar la oportunidad de agradecer a sus padres el apoyo que siempre le han dado en “esta aventura de hacer cine”. “Mi padre es ingeniero agrónomo, mi madre venía de la física, profesora de matemáticas, y el cine me quedaba muy lejos”, pero en su camino se cruzó también el cineasta Bigas Luna, “por quien seguramente terminé haciendo cine y que nos inició y marcó (con el taller que el director impartía) a muchos de los que estamos aquí”, indicó.
Afirmó sentirse “muy feliz” de haber podido crear una película en Aragón, en Zaragoza, con la mayor parte del equipo de esta tierra y mencionó a todo el equipo y las personas que ayudaron en el rodaje.
La productora, Valérie Delpierre (Inicia Films), que la acompañó para recoger el galardón a mejor película, recordó también al productor de Aragón TV, Jaime Fontán, y el apoyo que prestaron a este proyecto instituciones como la Film Commission o el Ayuntamiento de Zaragoza, “que nos abrió las puertas y las calles”, los zaragozanos y las personas que se presentaron al casting. “Encontramos perlas, pero hay una cantera de actores y actrices maravillosos en Aragón”, dijo.
Valérie Delpierre y Pilar Palomero, recogiendo el Simón a mejor largometraje por ‘Las niñas’. ¡Ya han perdido la cuenta de los premios que llevan!Foto Josian Pastor
Los tambores de los nueve pueblos que conforman la Ruta del Tambor y el Bombo del Bajo Aragón resonaron en la sala para recordar en el homenaje in memoriam al compositor Antón García Abril y al productor Jaime Fontán, fallecidos este año.
Y en esta gala, llena de emociones, el Simón de Honor 2021, Pedro Aguaviva, expresó su agradecimiento a la Academia a través de un videomensaje en el que manifestó que recibir este reconocimiento es “una de las cosas más estimulantes que me pueden suceder en la vida”. El cine es un trabajo que apasiona, “nuestra vida es un arrebato creador y eso no tiene precio”, indicó, asegurando: “yo no me retiraré de la vida nunca, aquí hemos venido a hacer cosas y hay que morir con las botas puestas”.
La Ruta del Tambor y el Bombo del Bajo Aragón hizo aparición al final de la gala, emocionando al público con sus golpes y resonando en Andorra entera. Foto Josian Pastor
PALMARÉS
La décima edición de los Simón fue una gala de matrícula de honor, de lucha contra los elementos para celebrar un año más con el sector el momento que vive el cine aragonés. Y, como en todas las ceremonias de premios, aquí vamos con el palmarés de 2021:
‘Las niñas’de Pilar Palomero – Seis premios ⭐⭐⭐⭐⭐⭐
Mejor Largometraje Mejor Dirección a Pilar Palomero Mejor Actriz a Andrea Fandos Mejor Guion a Pilar Palomero Mejor Banda Sonora Original a Carlos Naya Mejor Vestuario a Arantxa Ezquerro
Este año se han hecho esperar, debían celebrarse en mayo y el bicho lo impidió. Pero el coronavirus no sabe bien con quién se mete, porque al audiovisual aragonés no hay quien lo pare. Así, todos con ganas de fiesta y de reconocer el talento, este domingo 20 de septiembre se celebró la novena gala de los Premios Simón que concede la Academia del Cine Aragonés. Una ceremonia en la que brilló la actriz Luisa Gavasa, Simón de Honor por su trayectoria profesional. ¡¡Olé tú, maña!!
Luisa Gavasa, estrella aragonesa en la gala de los premios Simón 2020. Foto de Isabel Aparicio
A los mandos de la nave estuvo Alejandro Aísa, quien comenzó recordando a los profesionales sanitarios que combaten el COVID, a las administraciones que trabajan cada día para recuperar la normalidad y a todas las familias que lo están pasando mal. Desplegó durante la noche todo su buen hacer y talento, recordó las protestas del mundo del espectáculo y su Alerta Roja, citó los filmes de Luis Buñuel como si estuviera en la EGB hasta detenerse en Simón del Desierto y ofreció buenas dosis de humor en su guión. Alex, nosotras te contrataríamos para la próxima comedia de Nacho García Velilla, ¡ahí dejamos el poso!
Alejandro Aisa, con su chaqueta de alerta roja derrochando buen humor durante la entrega de premios. Foto de Lorenzo Izquierdo.
Otra sorpresa magnífica fue escuchar a Viky (Lafuente) and the wild, abriendo la gala con su potente voz y sus pies descalzos para iniciar una noche en la que hubo emoción, risas, y un momento Oscar: qué sería de una entrega de premios sin equivocación en los sobres de nominados. Ana Bruned supo con antelación que lograría su Simón en maquillaje y peluquería al mencionarse su nombre cuando era el turno de la tarjeta de vestuario, pero se lo tomó con humor y desparpajo. Fue un momentazo y nos alegramos millones por el premio a su trabajo en ‘Leonardo muere’.
Ana Bruned recogiendo entre risas el galardón por el maquillaje de ‘Leonardo Muere’. Foto de Lorenzo Izquierdo
“El cine es vida”, subrayó Luisa Gavasa en su discurso tras recibir el Simón de Honor 2020, para agradecer a la Academia del Cine Aragonés su esfuerzo por organizar este acto en tiempos difíciles para la cultura y el arte. Este premio, según dijo, “te obliga a mirar hacia atrás” aunque ella es más “de mirar hacia adelante”. «He llegado hasta aquí con una carrera profesional y nunca nadie me ha regalado nada, lo he hecho con trabajo y estoy muy orgullosa”, resaltó, indicando que, además, en ese trabajo no ha estado sola.
Recordó entonces al director de teatro aragonés Mariano Cariñena, quien inculcó en Luisa Gavasa el amor por el teatro, pero también a su manager Alberto Bongiorno, que le ha llevado “de la mano” durante 25 años, convirtiéndose en su “hermano, confidente, complice, amigo y amor” y que “se ha ido de manera rápida y cruel”, dijo muy emocionada, para dedicarle este premio a su amigo porque “seguro que desde algún lugar del universo me sigue apoyando”. La Sala Mozart en pie dio a la actriz una sonora y merecida ovación.
Luisa Gavasa alzando al aire su merecido premio Simón, el tercero, pero esta vez el de honor. Foto de Lorenzo Izquierdo
SELLO DE CALIDAD
Por su parte el presidente de la ACA, Jesús Marco, consideró que “algo estaremos haciendo bien cuando están aquí los cuatro pilares que hacen que el cine aragonés suene cada vez más” y se descubra que en esta comunidad “hacemos un cine que merece el sello de denominación de origen”.
Esos cuatro pilares, enumeró, son la cantera y el talento de los profesionales; las academias, institutos y escuelas que promueven la formación; las instituciones que “poco a poco se creen que en Aragón tenemos un gran talento y gente capaz de hacer lo que estamos haciendo”, como la directora Pilar Palomero que ha ganado la Biznaga en Málaga con su primera película; y, por último, las empresas que han comprobado que “invertir en cine es invertir en riqueza”. Apostó por trabajar todos unidos y finalizó su discurso citando a Calderón de la Barca. ¡Qué tiemblen en los Nobel!
PREMIADOS
Y una gala de entrega de premios no es nada sin sus premiados, así que vamos al lío. El mejor largometraje este año es ‘Planeta 5000’, del director Carlos Val y producido por José Ángel Delgado, película que también ganó el premio a mejor sonido para Vicente Bordonaba y Steve Miller. Ya sabéis lo que dice la peli: unos quieren entrar y otros salir, pero está claro que en los Simón todos nos quedamos a vivir en este planeta.
José Ángel Delgado, productor y Carlos Val, director, disfrutando del premio Simón a mejor largo por ‘Planeta 5000’. Foto de Lorenzo Izquierdo
Como mejor documental encontramos ‘Aute Retrato’, el trabajo de Gaizka Urresti sobre Luis Eduardo Aute; mientras que el mejor corto de los Simón 2020 es ‘Gastos incluidos’, de Javier Macipe. Como mejor directora, la reivindicativa Nata Moreno por su trabajo detrás de las cámaras en ‘Una vida entre las cuerdas’.
Nata Moreno, felicísima, con su premio SImón a mejor dirección. Foto de Lorenzo Izquierdo
Carla Pérez de Albéniz se llevó el Simón a mejor dirección de producción por la peli ‘Mientras dure la guerra’, de Alejandro Amenábar; Javier Macipe repitió en el escenario al recoger el galardón a mejor guión por ‘Gastos incluidos’; Carmen Barrantes ganó en la categoría de mejor actriz por ‘Cardelinas’ y Alfonso Desentre logró su estatuilla como mejor actor por ‘Intimidad’.
Alfonso Desentre saltó al escenario a agarrar su premio Simón a mejor actor. Foto de Lorenzo Izquierdo
La mejor fotografía fue para los dos cracks Beltrán García Valiente y Adrián Barcelona por el docu ‘The rise of de synths’, un trabajo que también consiguió el premio a mejor montaje, para Iván Castell, su director . ¡Arriba esos sintetizadores!
La mejor banda sonora original se la llevó La Ronda de Boltaña por el corto ‘Mermelada de moras’; el Simón a mejor dirección artística fue para el gran Pablo Lagartos por ‘Leonardo muere’, un corto que, como ya os hemos avanzado, también consiguió el reconocimiento a maquillaje y peluquería, para nuestra (la de todos) querida @Abrumada, y el galardón de vestuario, para Ana Sanasgustín.
Pablo Largatos con chaleco de Emidio Tuzzi sostiene su Simón a mejor dirección artística por ‘Leonardo muere’. Foto de Lorenzo Izquierdo
El Simón a mejores efectos especiales fue para Juan Remacha por su labor en ‘Ofra & Khalil’ y en la categoría de mejor obra por su contribución social arrasó ‘Esta no soy yo. Autorretrato de una anoréxica’, de Mónica Callejo, quien emocionó al público al recoger este premio y desear que esta dura experiencia personal pueda servir de ayuda a personas que están pasando por lo mismo. ¡Brava Mónica!
Una emocionada Mónica Callejo, directora de ‘Esta no soy yo’, sostiene su premio a mejor obra por su contribución social. Foto de Isabel Aparicio.
En un año complicado, los Simón han podido realizar de nuevo con éxito su travesía por el desierto. Enhorabuena a la organización de la gala por esta noche emocionante y de reencuentros para el audiovisual aragonés. Nosotras ya estamos esperando con ansia viva la próxima edición…
Desde hace nueve años, el audiovisual aragonés tiene una cita ineludible para reconocer los trabajos de los profesionales del sector: los Premios Simón que organiza la Academia del Cine Aragonés (ACA). Sabemos de sobra que nuestros creadores tienen talento a raudales y que son muy guerreros, así que este año el coronavirus no va a impedir que celebren su gran fiesta anual para distinguir la calidad de un arte con denominación de origen propia en Aragón.
El cine hay que vivirlo, sentirlo y celebrarlo como la parte esencial de nuestras vidas que es. “Esto del COVID ha demostrado la importancia de la cultura en nuestras vidas, sin ella no se vive igual y aunque ha sido el patito feo para los gobiernos, cuando pasan cosas como esta pandemia vemos lo importante que es ver una obra de teatro, una película, asistir al cine”, subraya el presidente de la ACA, Jesús Marco.
La gala del cine aragonés debía haberse celebrado el pasado 23 de mayo, en pleno confinamiento, y tuvo que suspenderse. “Pensamos en realizar una entrega virtual de premios, pero eso no era lo ideal, preferimos esperar”, detalla a Secuenciadas.
Como buenos aragoneses, cabezonería a tope y en el buen sentido, este próximo 20 de septiembre la sala Mozart del Auditorio de Zaragoza acogerá a las 20:00 horas una ceremonia “totalmente condicionada por el protocolo para prevenir el COVID”, con un aforo reducido al 35 por ciento, la prohibición de realizar fotos de grupo, de instalar el photocall en el interior, la obligatoriedad de llevar mascarilla, de desinfectar y mantener las distancias. “Será una gala muy rara y atípica”, reconoce, pero lo importante es que se llevará a cabo.
La dirección artística correrá a cargo de la propia Academia, presentará el periodista Alejandro Aísa, quien también ha realizado el guión, y dirigirá la ceremonia Raúl Ortega. El equipo tendrá el reto de cumplir con el tiempo límite que se ha fijado en hora y media, por lo que ha sido necesario “recortar muchísimas cosas para que sea más ligera”. “No será una súper gala, pero la intención es que los nominados y los premiados reciban sus premios y se reconozca su trabajo y mérito”.
Como sorpresa, se han programado dos actuaciones musicales que serán top secret hasta ese mismo día. Y la ceremonia se emitirá en directo en Aragón Cultura desde las 20:00 horas y en diferido en Aragón Televisión.
ACTOS PREVIOS
Como actos previos, el pasado julio pudimos disfrutar de talento aragonés al aire libre con la proyección de los dos únicos largometrajes de ficción nominados este año ‘Planeta 5000’ y ‘Ojos negros’una re conversión de la Filmoteca de Zaragoza que abrió sus puertas para trasladarse a la plaza del Centro de Historias de la ciudad.
Este mismo miércoles ha continuado este ciclo, ya en la sede original de la Filmoteca de Zaragoza, con entrada libre, pero aforo limitado, con los documentales nominados a los premios este año, ‘Esta no soy yo. Autorretrato de una anoréxica’, de Mónica Callejo, y ‘Los cielos españoles’, de Isabel Soria y José Manuel Herraiz; mientras que el jueves 10 el público ha disfrutado de ‘Auterretrato’, el largometraje documental de Gaizka Urresti.
Las secuenciadas nos quedamos perplejas con las palabras de Mónica Callejo y su docu más personal ‘ ‘Esta no soy yo. Autorretrato de una anoréxica‘. Foto Comunicación ACA
Las sesiones continuarán el miércoles 16, con el largo ‘Zaragoza vil’, de Antonio Tausiet; el día 18, con los cortometrajes nominados a los Simón: ‘Cardelinas’, de Tomás Generelo, ‘Gastos incluidos’, de Javier Macipe, ‘Intimidad’, de Alfonso Desentre, ‘Leonardo muere’, de José Luis Galar, y ‘Ofra & Khalil’, de José Alberto Andrés Lacasta. Por último, el sábado 19 se proyectará el largo documental ‘The rise of the synths’, de Iván Castell. ¡No tenéis excusa para no disfrutar de todos ellos!
Además, este sábado, día 12, la Academia ha organizado un acto al aire libre para proceder a la entrega de diplomas acreditativos de las nominaciones a todos los nominados de esta novena edición de los premios. “Ha sido un acto más íntimo, para pasar un rato agradable con todos ellos como antesala de los Simón”, indica Marco. Este acto ha contado con Jorge Aparicio como presentador y se ha entregado también una estatuilla de la ACA a José Ángel Delgado, anterior presidente, Antonio Tausiet y Jesús Aparicio en reconocimiento a sus años de dedicación a la Academia y a su trabajo en anteriores ediciones de los premios Simón.
Foto de final de carrera de varios de los nominados a los Premios Simón 2020 que han asistido a la recogida de diplomas. Foto Comunicación ACA
LUISA, WE LOVE YOU
La Academia del Cine Aragonés rendirá homenaje en esta edición a la actriz Luisa Gavasa, a quien nosotras concederíamos más Simones, Goyas, la tira de Oscars… y, tras su aparición en la serie ‘El último show’, otra cita con Armando del Río a ver si solucionan lo suyo. “Luisa está encantandísima y muy emocionada”, asegura el dire de la ACA, porque ya se sabe que lo que más puede llenar a un profesional es sentir el reconocimiento y el cariño de su tierra.
“Desde que ganó el Goya (mejor interpretación femenina de reparto en 2016 por ‘La novia’, de la también aragonesa Paula Ortiz) no ha parado de recibir homenajes y de trabajar aún más” y en la ACA están “encantadísimos” de dedicarle esta distinción. “Queremos que su protagonismo en la gala sea absoluto”, subraya. La actriz acudirá a Zaragoza para recibir los aplausos de sus compañeros y abanderar esta cita con el audiovisual aragonés.
La actriz Luisa Gavasa cuando le comunicaron la noti de su Simón de Honor este año.
CALIDAD CON DENOMINACIÓN DE ORIGEN
De nuevo los Simón se proponen reivindicar que en Aragón “se hace cine de primera calidad”, algo que está quedando demostrado estas mismas semanas con la película ‘Las niñas’. La zaragozana Pilar Palomero triunfó en Málaga y ahora en los cines, recuerda Marco. “Tenemos una denominación de origen de calidad en el cine aragonés, los profesionales que se forman aquí no tienen nada que envidiar a otros y, además, en los últimos años las abanderadas del cine aragonés están siendo mujeres y eso nos llena de más orgullo todavía”, resalta, para mencionar los trabajos de Paula Ortiz, Pila Palomero, Luisa Gavasa, Nata Moreno, la labor de la guionista Isabel Peña o Carla Pérez de Albéniz que ganó un Goya este mismo año como directora de producción de la película ‘Mientras dure la guerra’, de Alejandro Amenábar y que también está nominada en nuestros premios este año.
En los propios nominados a los Simón se demuestra cada año “que los trabajos que se presentan son de mayor calidad y profesionales”, manifiesta, si bien advierte de que para la próxima edición sobrevuela la incógnita de cuántos largos, cortos y docus podrán competir si el COVID sigue afectando a los estrenos este año, dado que muchos proyectos se han tenido que suspender o retrasar.
CANTERA Y TALENTO INNATO
Mientras que hace algunos años para hablar del cine aragonés “siempre había que remontarse a Segundo de Chomón, Luis Buñuel o Carlos Saura, ahora ya tenemos una cantera de gente joven que es una realidad en el cine español y de la que estamos orgullosos”.
Este despertar y la época de oro que vive el audiovisual aragonés responde, en su opinión, a tres factores: el apoyo de las instituciones, la labor de los centros de formación públicos y privados y, especialmente, “al talento innato de nuestros profesionales” que han permitido que el nombre de Aragón en el cine nacional resuene cada día con más fuerza.
También esta comunidad tiene un gran potencial como escenario de rodajes. “Pocos sitios en España pueden presumir de que se puede hacer cualquier cosa en cualquier paisaje, tenemos montañas, desiertos, ciudades grandes, pequeños pueblos, se puede recrear cualquier ambiente y ese es un gran valor aún poco explotado”, considera, para agregar que a la labor de la Aragón Film Commission, “a la que la ACA siempre ha apoyado”, aún le queda “camino” para mejorar en este sentido.
Con música de banda sonora de película de fondo, porque para hablar del séptimo arte, como os decíamos, hay que vivirlo a tope, ya estamos living esperando que llegue el día 20 para celebrar la fiesta del cine aragonés.
Nos situamos en los años 50: una joven de un pueblo crece sufriendo los abusos de un marqués hasta que, sin darse cuenta, acaba asumiéndolos como algo a lo que se encuentra atada con una cuerdas invisibles. Después de años de vivir sometida a esta situación, un hecho ocurre que le hace cambiar el chip y planear su gran venganza, implicando en ella al hijo del marqués. Este podría ser el principio de un culebrón venezolano de las sobremesas de Nova, pero no lo es. Su guionista Isabel Lahuerta se atreve con esta historia en su primer cortometraje como directora, ‘Sí, quiero’, donde una boda es la revancha de la protagonista de este relato. Ojito, Juego de Tronos, que en Aragón no nos quedamos cortos.
Precisamente en un relato está basado el corto ‘Sí, quiero’. Lahuerta presentó esta narración a un concurso y fue seleccionada. Se publicó dentro del libro ‘Tengo algo que decirte’, de la editorial Almuzara, junto a otros autores como Alfredo Conde o Lorenzo Silva, ganadores del premio Planeta. Con esta ficción ha querido dar unas pinceladas oportunas para que la gente se posicione en aquellos tiempos y los jóvenes vean que eso ha existido, descubran la falta de libertad que había y la moral que tenían que preservar las mujeres en aquella época. «Todavía tiene que marcarse más la esencia de lo que existía para ver lo que hemos avanzado en el camino las mujeres y que todavía nos queda mucho por hacer».
TRES EN UNA
«Me gustaba mucho la idea de llevarlo al cine, entonces lo guionicé y a partir de allí preparé un proyecto«, cuenta Lahuerta a Secuenciadas sobre cómo quiso llevarlo a la gran pantalla. «Lo dirigí, lo interpreté y lo produje», asegura, ya que no contenta con ser la guionista, Isabel Lahuerta se ha atrevido a interpretar la obra, dirigirla y producirla, un tres en uno que le ha deparado muchas alegrías. «Para mí ha sido un gustazo, porque yo nunca lo había hecho, había interpretado, pero lo que es dirigir no».
Isabel Lahuerta, Jesús Marco, el realizador, y Jesús Aparicio, que ha compuesto la música original, durante la presentación de ‘Sí, quiero’ en Zaragoza
Isabel, que es abogada de profesión, compagina el cine con un despacho que regenta. «Realmente intento compaginar las dos actividades porque una es mi pasión y la otra es mi profesión». Protagoniza ‘Sí, quiero’ poniéndose en la piel de Valentina, pero antes ya había interpretado a otros muchos personajes. «En la compañía de teatro del colegio de abogados y luego en cine estuve en Madrid, con Gracia Querejeta, con Álvaro Fernández Armedo, con Javier Luna, con Santiago Meléndez también estuve aquí y también he estado con Cristina Rota, formándome». Casi ná.
El otro protagonista que completa esta boda, el novio, es el actor Pablo Gimeno Sáez que aguanta estoicamente las idas de olla de la pobre Valentina, que ve en el hijo del marqués el instrumento perfecto para llevar a cabo su maquiavélico plan. Pero también aparecen más intérpretes, María Conte Mercader y Amparo Baró Gonzalo en una divertida escena que contrasta con el dramatismo de lo que se está contando, Rafael Ariza Guillén como cura casamentero y Paula Pintos Lahuerta, hija real de la propia directora, a la que engañaron vilmente para interpretar en una escena a Valentina de adolescente. Aprovecharon así el parecido físico de ambas al ser madre e hija en la realidad.
Pablo Gimeno Sáez, en un momento del rodaje, en la capilla del Monasterio de Veruela de Zaragoza, caracterizado como su personaje. Isabel Lahuerta de espaldas y Rafael Ariza Guillén ejerciendo de cómplice en la historia.
PROFESIONALES DE LOS PIES A LA CABEZA
Un gran equipo técnico ha dado forma a este cortometraje, encabezado por Jesús Marco el realizador de este audiovisual aragonés. «Está contado en primera persona, son todo pensamientos de la protagonista que va contando un poco toda la historia, lo que es más complicado que si se va contando todo en tercera persona», explica. Trabajó el story board y el guión técnico para poder reflejar en imágenes esta compleja historia que tenía que ser contada en 15 minutos. «Cambié la estructura del propio guion, el corto empieza por el final, digamos más o menos, para darle un poco de más intriga, de que la gente pensara qué está pasando». Y así se quedó el público al principio de la proyección, en suspense y con la boca abierta.
La trayectoria de Jesús Marco en el audiovisual abarca más de 20 años desde que allá por el 2000, que parece cerca, pero no lo está tanto, estrenó su primer trabajo como guionista y director, un audiovisual de 28 minutos que se llamaba ‘El pañuelo’, protagonizado por David Lozano, el escritor sí, estamos hablando de historia del audiovisual aragonés. Después le siguieron ‘Al, uno de tantos’ (2001), ‘Al límite’ (2004), ‘Muñequitas rotas’ (2005) y más. Creó junto a Jesús Galipienzo la Muestra de Cortometrajes Aragoneses que tiene lugar en el barrio zaragozano de Delicias y actualmente es presidente de laAcademia de Cine Aragonés.
Jesús Marco, ejerciendo de maestro de ceremonias en la presentación en Zaragoza, presenta a parte del equipo técnico. En esta ocasión a Gabriel Orte, director de fotografía de ‘Sí, quiero’.
Volviendo a nuestra historia de revenge destacan los escenarios elegidos para plasmar esta historia, el Monasterio de Veruela y Ainzón, lugares aragoneses con los que mostrar y promocionar localizaciones perfectas para cine, en este caso con un intenso rodaje que duró 2 días. «El primer día lo hicimos en Ainzón (Zaragoza), en una casa vacía propiedad del ayuntamiento y fuimos a tope desde el principio de la mañana y al día siguiente en el Monasterio de Veruela donde nos dieron todas las facilidades del mundo y es un entorno muy cinematográfico», resaltaMarco.
«Yo estoy muy orgulloso del resto del equipo, todo el equipo estuvo volcado en hacer cada uno lo mejor posible dentro de su parcela de responsabilidad». The Aragon’s power: dirección de actores, Natalia Gómara; dirección de producción, Ana Belén Andrés Rutia; dirección de fotografía, Gabriel Orte Teruel; operador de cámara, Roberto Torrado Ezquerra; sonido directo, Álvaro Pérez Periote; peluquería y maquillaje, Lucía Sanz Bautista; música original y postproducción de sonido, Jesús Aparicio.
Sónido, cámara y acción. Salida de misa de Isabel Lahuerta y Pablo Gimeno Sáez. Ana Belén Andrés a la claqueta, Álvaro Pérez Periote con la pértiga, registrando el sonido directo, y Natalia Gómara en la dirección de actores.
¿Y AHORA QUÉ?
«El primer pase fue en mi pueblo Ainzón, luego en Zaragoza y esperamos estrenarlo también en Madrid«, detalla Isabel Lahuerta. El 24 de Marzo tendrá su estreno en la capital madrileña por todo lo alto, en Fundación FIDE. Enhorabuena a todo el equipo de ‘Si, quiero’ y nosotras queremos lanzarlo digitalmente con toda la fuerza del mundo y que llegue muy lejos.
Parte del equipo de ‘Sí, quiero’ posando al final de la proyección del cortometraje en Ibercaja Patio de la Infanta (Zaragoza). Guapis todos.